Hacemos nuestras las palabras de la presente declaración, emanada de católicos brasileños del Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y tomada del blog Acción Familia, de Chile - BASTION del NORTE por la FAMILIA y la VIDA
La Moral católica y el combate al Sida
En las últimas semanas, los medios de comunicación dieron gran importancia a las repercusiones de las palabras de Benedicto XVI, en su libro-entrevista Luz del Mundo, sobre el uso de preservativos en ciertas circunstancias [1].
- 1. Prejuicios ideológicos desdeñan lo que la ciencia y la experiencia demuestran acerca de la supuesta lucha contra el SIDA mediante el uso de “preservativos”
- A. La promiscuidad sexual es la principal causa de la epidemia del SIDA
- B. El uso de preservativos puede reducir pero no eliminar el riesgo de contagio
- C. Campañas de prevención que van a la raíz del problema
- D. Prejuicios ideológicos distorsionan el comportamiento sexual de los adolescentes y jóvenes
- E. La cultura erótica rechaza la castidad como solución y afirma que el placer sexual es un “derecho humano”
- 2. La moral católica y la ley natural condenan el uso del preservativo como “intrínsecamente malo”
- A. El uso del preservativo es “intrínsecamente deshonesto”
- B. Falsa aplicación de los principios del “doble efecto” y del “mal menor”
- C. Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe confirma la enseñanza tradicional
- 3. Pedido filial a S. S. Benedicto XVI
El pronunciamiento más importante en este sentido vino del Cardenal Georges Cottier, que fue teólogo de
En el mismo sentido se pronunció el subsecretario del Consejo Pontificio para
Probablemente inspirado en principios similares, el párroco de
Obviamente, estas declaraciones y acciones son injustificables desde el punto de vista de la moral natural y de la doctrina católica.
En las semanas transcurridas desde el 20 de noviembre –cuando L’Osservatore Romano, publicó las declaraciones del Papa [4]– se pudo observar el júbilo de los católicos progresistas, así como la sorpresa y perplejidad de muchos católicos comprometidos en la lucha por la vida y la familia. En particular, aquellos que visitan nuestro sitio web y acompañan nuestras actividades.
El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira –IPCO– es una organización cívica que se encarga de asuntos temporales, especialmente la defensa de los valores básicos de la civilización cristiana, a los cuales dedicó su vida a la ilustre líder católico brasileño que le da su nombre. Por lo tanto, el IPCO no se siente llamado, normalmente, a pronunciarse sobre cuestiones teológicas, morales y pastorales que, por su propia naturaleza, están fuera de sus fines. Sin embargo, en la actual situación, si las ideas y los comportamientos erróneos antes mencionados siguen diseminándose, vacilará en el espíritu de los brasileños toda la doctrina moral que es el fundamento de nuestra acción, inspirada en la doctrina social de
El IPCO, por lo tanto, se ve obligado a tratar de esas cuestiones con carácter excepcional, reconociendo que sus miembros no tienen las calificaciones académicas ni la gracia de estado para resolver todas las complejísimas cuestiones teológicas, morales y pastorales involucradas en el caso. Sin embargo, como se sabe, un buen número de los discípulos de Plinio Corrêa de Oliveira son católicos cultos e instruidos, y como muchos otros católicos perplejos, han tratado de seguir los debates que surgen en la esfera eclesiástica sobre estos temas. Y saben discernir, en los antiguos manuales y en los escritos recientes, los ecos del magisterio tradicional de
Basados en los principios tradicionales de
* * *
1. Prejuicios ideológicos desdeñan lo que la ciencia y la experiencia demuestran acerca de la supuesta lucha contra el SIDA mediante el uso de “preservativos”
A. La promiscuidad sexual es la principal causa de la epidemia del SIDA
Se sabe que la principal causa de la epidemia del SIDA es la infección con el virus VIH, que se propaga principalmente a través de las relaciones sexuales promiscuas o sodomíticas. De modo secundario, se propaga mediante el uso de jeringas compartidas entre los adictos a las drogas o por contacto con sangre contaminada en transfusiones, cirugías, etc., además de la transmisión a los bebés por madres infectadas [6].A pesar de los grandes avances logrados en el aumento de la esperanza de vida de las personas infectadas, por el uso adecuado de los medicamentos antirretrovirales, todavía no existe una vacuna o medicamento para prevenir el contagio en caso de contacto con sangre, semen u otros fluidos corporales infectados.
B. El uso de preservativos puede reducir pero no eliminar el riesgo de contagio
El uso de “profilácticos” puede disminuir el riesgo de la transmisión sexual del VIH, pero no la elimina. El tan publicitado “sexo seguro” en las relaciones promiscuas o anti–naturales, es por lo tanto un mito.Incluso los organismos del gobierno de los EE.UU. que recomiendan el uso de preservativos reconoce que la abstinencia sexual o la fidelidad a una única pareja no contaminada y estable, son la única vías efectivas para evitar la transmisión de enfermedades sexualmente transmisibles, incluido el virus de VIH [7].
Por la tanto, la única manera eficaz de eliminar la epidemia de SIDA es promover la moralización de las costumbres.
C. Campañas de prevención que van a la raíz del problema
Las campañas contra el SIDA por lo general no buscan denunciar la principal causa de la propagación de la enfermedad –la promiscuidad sexual– y ofrecen un mero paliativo: el uso de “profilácticos”.Muchas de estas campañas llegan a explotar el miedo al SIDA para desvirtuar la sexualidad, legitimando la promiscuidad sexual y las prácticas aberrantes contra la naturaleza, a condición que se use el preservativo. Se pasa así de un juicio moral de las acciones humanas –en el caso, de la sexualidad– a una evaluación pragmático–científica de las mismas: bueno es lo que “funciona” de un punto de vista científico. Sin embargo, esta opinión se contradice con los datos científicos y empíricos, ya que los preservativos no “funcionan” al cien por cien.
D. Prejuicios ideológicos distorsionan el comportamiento sexual de los adolescentes y jóvenes
Estas campañas, basadas en prejuicios ideológicos, han llevado a la ruptura del patrón moral de la población y ha facilitado la propagación de la pandemia, prometiendo la falsa garantía de un sexo promiscuo, pero “seguro”. Y a pesar de que la promiscuidad sexual es, indiscutiblemente, el principal vector para la propagación del SIDA, tales campañas difunden el mito del “sexo seguro”, en vez de predicar la moralización de las costumbres [8].En la perspectiva errónea de estas campañas, se da como cierto de que, siendo los seres humanos dotados con el instinto sexual, es lícito utilizarlo sin ningún tipo de barrera moral; aún más, no dar rienda suelta a ese apetito natural produciría trastornos físicos y psicológicos. Esto no es más que un prejuicio ideológico, porque el hombre debe regirse en todo por la razón, lo que lo distingue de los animales irracionales. Y la razón lleva a los hombres a la formación de la familia, única institución en la que el instinto sexual puede ser ejercido de acuerdo con su fin natural, que es la propagación de la especie humana.
La negación de esta verdad y la adopción del prejuicio ideológico que se acaba de mencionar distorsionan el comportamiento sexual de los adolescentes y los jóvenes, un grupo demográfico con un número creciente de personas infectadas con el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual [9].
Una comparación entre estas iniciativas y las campañas contra el tabaquismo es instructiva.
A partir del momento en que las autoridades de numerosos países concluyeron que el consumo de cigarrillos es peligroso para la salud, los gobiernos comenzaron a adoptar todo tipo de medidas, incluida la jurídica, como la prohibición de fumar en lugares públicos, para desalentar el hábito. No existe, sin embargo, ninguna campaña, nacional o internacional, para promover el “cigarrillo seguro” y fomentar el uso de filtros para reducir el riesgo de cáncer de las vías respiratorias, insuficiencia cardiaca u otras enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco. Nadie organiza la distribución masiva de filtros en las escuelas, prisiones, etc., como se hace en el caso de los preservativos. La razón es simple: la mayoría de los principales impulsores de las campañas contra el tabaco están convencidos de que la abstinencia de fumar es la forma más eficaz para reducir los problemas de salud relacionados con el tabaquismo [10].
¿Por qué, entonces, en el caso del SIDA, se insiste tanto en la promoción del “sexo seguro”, en lugar de abogar por la abstinencia y la fidelidad conyugal, desalentando toda promiscuidad?
E. La cultura erótica rechaza la castidad como solución y afirma que el placer sexual es un “derecho humano”
Conviene insistir en este punto fundamental. La castidad, dentro y fuera del matrimonio está de acuerdo conEl ambiente cultural erotizado de nuestros días presenta la práctica de la castidad como imposible o incluso como antinatural, mientras que defiende como “normales” las relaciones homosexuales. Más aún, el placer sexual es considerado un “derecho humano” que cada persona puede ejercer, cualquiera que sea el objeto, las circunstancias o los medios para satisfacerlo, sin tener en cuenta cualquier riesgo de propagación de enfermedades de venéreas, particularmente el SIDA [12].
Por tanto, estamos ante una verdadera Revolución sexual de efectos catastróficos.
2. La moral católica y la ley natural condenan el uso del preservativo como “intrínsecamente malo”
En el contexto de esa Revolución sexual, la afirmación constante del Magisterio deA. El uso del preservativo es “intrínsecamente deshonesto”
Santo Tomás de Aquino enseña que “en materia de lujuria se dice que es un acto contra la naturaleza cuando no puede dar lugar a la generación, de acuerdo a su especie común” [16].Sin embargo, el uso del preservativo impide que el acto conyugal llegue a su fin natural, y por eso es mecánicamente anticonceptivo. Por lo tanto, su uso es contrario a la naturaleza e intrínsecamente deshonesto [17].
Cuando se utiliza en las relaciones heterosexuales, el preservativo es un anticonceptivo, por lo que no se puede utilizar entre marido y mujer, aún en los períodos infecundos de ella o cuando uno de los cónyuges es estéril debido a la edad o la enfermedad [18]. La intención de la persona que utiliza el preservativo no cambia su naturaleza, que es impedir el curso natural del acto conyugal, y por eso su uso es moralmente ilícito.
Los preservativos pueden reducir el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual, pero este efecto se obtiene simplemente distorsionando la naturaleza reproductiva del acto conyugal, es decir, por un acto contra la naturaleza. Por eso, tampoco se puede utilizar como profilácticos.
¿Qué decir del uso de preservativos en relaciones sodomíticas, contrarias a la naturaleza, tales como las relaciones homosexuales? ¿Sería legítimo que los empleen en tales relaciones que no pueden ser fructíferas?
Lo que es malo en una relación heterosexual, por desnaturalizar el acto conyugal no puede ser bueno cuando se utiliza en una relación homosexual. De lo contrario, se caería en el absurdo de admitir que lo que es antinatural e intrínsecamente malo (sodomía) podría convertir en bueno otro acto igualmente antinatural e intrínsecamente malo (el uso del preservativo) [19]. De hecho, el bien siempre proviene de una causa íntegra [20], de modo que el bien y el mal se oponen entre sí [21].
Por lo tanto, el uso de preservativos en las relaciones homosexuales también es ilegítimo. El hecho de que sean irremediablemente estériles no cambia la característica intrínseca del preservativo, que consiste en alterar el curso natural del acto sexual, por lo que su uso sigue siendo ilícito [22].
Desde el punto de vista subjetivo, el uso de preservativos en las relaciones homosexuales, en el intento frustrado de prevenir la propagación del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, revela un endurecimiento en el mal, porque expresa la voluntad de dar curso a la pasión pecaminosa a pesar del peligro de contraer una enfermedad mortal.
Y como tal uso no elimina el riesgo de contagio, su uso en las relaciones homosexuales, por otra parte, constituye un pecado contra la justicia en relación con otros (riesgo de contaminación de los mismos) y un pecado contra la prudencia en relación consigo mismo (riesgo de contaminarse).
Por último, desde el punto de vista objetivo, el uso de preservativos alimenta una industria perniciosa y fomenta la propagación del mito del “sexo seguro”, así como la cultura hedonista que promueve una falsa doctrina acerca de la finalidad de las relaciones sexuales, que pasan a ser vistas como un mero placer egoísta e irresponsable, en lugar de una participación humana en la obra divina de la perpetuación de la especie en el estado matrimonial [23].
B. Falsa aplicación de los principios del “doble efecto” y del “mal menor”
Los moralistas presentan una serie de condiciones que justifican el empleo de estos dos principios, pero la regla básica es que nunca se permite que se desee el mal o usar un medio inmoral para conseguir un bien [24]. Aplicadas al uso del preservativo, en el primer caso se escogería el mal por el mal y, en el segundo, se aceptaría maquiavélicamente que “el fin justifica los medios”.En ambos casos, se estaría violando el principio primero de
Monseñor Michel Schooyans, miembro de
El principio de “doble efecto” [28] o “voluntario indirecto”, tampoco es aplicable al caso de los preservativos. Debido a que presupone, en primer lugar, que la acción sea, en sí misma, buena o neutra, por otro lado, que no exista otra alternativa libre de efectos negativos. Como ya se señaló, el uso del preservativo es intrínsecamente malo en sí mismo y siempre existe la alternativa, para evitar el contagio, de abstenerse de tener relaciones sexuales.
C. Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe confirma la enseñanza tradicional
Todo lo anterior fue, afortunadamente, reafirmó una Nota aclaratoria difundida, el 21 de diciembre pp, por Según
Por el contrario, de acuerdo con
En cuanto al uso del preservativo como anticonceptivo, dice
En cuanto al uso del preservativo como profiláctico, el párrafo principal de la nota reafirma la doctrina tradicional, en los siguientes términos: “Algunos han interpretado las palabras de Benedicto XVI, utilizando la teoría del llamado “mal menor”. Sin embargo, esta teoría es capaz de interpretaciones engañosas de matriz proporcionalista (cf. Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, párrafos 75-77). Toda acción que por su objeto sea un mal, aunque un mal menor, no puede ser querido lícitamente. El Santo Padre no dijo que la prostitución, haciendo uso del preservativo, puede ser lícitamente escogida como el mal menor, como alguien ha sustentado”. [31].
3. Pedido filial a S. S. Benedicto XVI
En vista de lo anterior, pedimos filialmente al Papa que, en continuidad conTambién pedimos que ordene una investigación sobre las responsabilidades en el escándalo –un verdadero sacrilegio– que tuvo lugar en la catedral de Goiás Velho, tomando medidas severas contra todos los responsables. Y que reitere, del modo más categórico, la prohibición de toda y cualquier participación de las organizaciones católicas en programas y eventos, públicos o privados, en los que se haga publicidad y/o se distribuyan preservativos y manuales sobre cómo usarlos.
* * *
Al concluir esta declaración, expresamos nuestro pleno acatamiento al Papa y a En medio de la invasión desenfrenada de la inmoralidad y la creciente confusión de los espíritus, que también alcanzaron a sectores de
28 de diciembre, Fiesta de los Santos Inocentes.
Notas
:Peter Seewald: ¿Significa esto que, en principio,
Papa Benedicto XVI: Es evidente que ella no la considera como una solución verdadera y moral. En algún caso, aunque se usa para disminuir el riesgo de infección, el preservativo puede ser un primer paso hacia una sexualidad vivida de manera diferente, más humano. “
[2] Cfr. Questions à … Cardinal Georges Cottier, ancien théologien du Pape, propos recueillis par Jean-Marie Guénois, Le Figaro, 22 de noviembre de 2010.
En 2005, el cardenal Cottier defendió esta posición (ver Luis Sergio Solimeo y Raymond Drake, The Church’s Infallible and Immutable Doctrine on Contraception Stands Amid Growing Opposition, 18 de marzo de 2005, http://www.tfp.org/tfp -home/books-and-statements-online/the-churchs-infallible-and-immutable-doctrine-on-contraception-stands-amid-growing-opposition.html).
[3] Cfr. entrevista con Darío Menor,
En 2004, el cardenal belga Godfried Danneels había ido incluso más lejos, convirtiendo esta supuesta autorización en una obligación positiva, al declarar a la televisión holandesa que “cuando una persona que vive con el VIH dice a su pareja: “Quiero tener relaciones sexuales, debe usar el preservativo . (…) La persona debe usar el preservativo para evitar violar el mandamiento que condena el asesinato, además de violar la prohibición del adulterio.” (http://archive.indymedia.be/news/2004/01/79642.html).
[4] El portavoz de
En la presentación del libro a la prensa, el arzobispo Rino Fisichella hizo hincapié en que las opiniones allí expresadas no requieren el asentimiento de los fieles, pero sólo el respeto. (Cindy Wooden, Pope’s teaching in new book deserves respect, says Vatican official, The Catholic Telegraph, 23 de noviembre de 2010, http://www.thecatholictelegraph.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1864:popes-teaching-in-new-book-deserves-respect-says-vatican-official&catid=3:world&Itemid=2 ).
[5] En la encíclica Sollicitudo Rei Socialis, el Papa Juan Pablo II insistió en que la doctrina social de
[6] Véase Cfr. Centers for Disease Control and Prevention, How is HIV passed from one person to another?, http://www.cdc.gov/hiv/resources/qa/transmission.htm; HIV and AIDS among Gay and Bisexual Men, http://www.cdc.gov/nchhstp/newsroom/docs/FastFacts-MSM-FINAL508COMP.pdf.
[7] Cfr. Centers for Disease Control and Prevention, Condoms and STDs: Fact Sheet for Public Health Personnel, http://www.cdc.gov/condomeffectiveness/latex.htm.
[8] En lo que respecta al aspecto ideológico de estas campañas, ver el excelente estudio de Monseñor Michel Schooyans [profesor emérito de
[9] Cfr. Centers for Disease Control and Prevention, Sexual and Reproductive Health of Persons Aged 10–24 Years — United States, 2002–2007, http://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/ss5806a1.htm; Study: Half of Young Americans to Get Sex Diseases, Maggie Fox, Health and Science Correspondent, http://story.news.yahoo.com/news?tmpl=story&cid=571&nci…; Nastasya Tay, UN says AIDS epidemic slows, infections dropping, http://www.ajc.com/health/un-says-aids-epidemic-751864.html.
[10] Cfr. Tara Parker-Pope, “Safer” Cigarettes: A History, http://www.pbs.org/wgbh/nova/cigarette/history.html.
[11] Sirve para contrastar el hecho de que en lugares como Uganda, donde la castidad es promovida como un medio de lucha contra el SIDA, los resultados han sido excelentes. En sus campañas para prevenir el SIDA, los funcionarios de Uganda hacen hincapié en evitar el riesgo, no sólo reducir el riesgo. En otras palabras, el foco central de las campañas es la abstinencia sexual y la fidelidad matrimonial, y no la distribución y el uso de preservativos. Los resultados han sido muy beneficiosas y estimulantes, especialmente entre los jóvenes (cfr. Edward C. Green, Moving Toward Evidence-Based AIDS Prevention, in Thickstun and Hendricks, eds., Evidence that Demands Action, p. 18).
[12] Véase
[13] Véase la respuesta del Santo Oficio de 06 de abril 1853: Pregunta 1: ¿Es lícito el uso imperfecto del matrimonio, practicado, de acuerdo al caso, de modo onanístico o condomístico (a través del uso de ese instrumento abominable comúnmente llamado ‘condón ? [...] Respuesta (Decreto 6, publ 19 de abril..): A 1) Negativo, porque es intrínsecamente malo “. Resp. S. Officii (bajo Pío IX), 06 de abril (19), 1853; De usu onanistico matrimonii (Denzinger 2795, Enchiridion Symbolorum, http://catho.org/9.php?d=byg # c4z).
[14] A ese respecto, Juan Pablo II dijo: “De tal norma [moral]
[15] En lo que respecta, específicamente, a la condena de la contracepción artificial, que “data de los primeros siglos. Son incontestables los textos de Clemente de Alejandría, de San Epifanio, de San Jerónimo, de San Agustín, de San Cesáreo de Arles, de San Martín de Braga, de San Gregorio el Grande, de los Penitenciales, del antiguo Derecho Canónico, de Santo Tomás Santo Tomás de Aquino y otros doctores medievales, del Catecismo Romano, de Sixto V y Gregorio XIV, de San Alfonso María de Ligorio. En el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, la doctrina que condena la anticoncepción artificial es también firme y sin oposición entre los teólogos y, sobre todo, es sancionada por una veintena de documentos del Santo Oficio y de
[16] Véase Aquino, De Malo, XV, a.2 ad.14
[17] Es lo que enseña Pío XI: “Ningún motivo, aún gravísimo, pueden hacer que lo que es intrínsecamente contrario a la naturaleza puede llegar a ser honesto y coherente con la misma naturaleza. Y como el acto conyugal, por su propia naturaleza, está destinado a generar descendencia, aquellos que deliberadamente lo privan de su fuerza y eficacia, actúan contra la naturaleza y cometen una acción torpe e intrínsecamente deshonesta”(Encíclica Casti connubii, nº 20) .
Lo mismo afirma Juan Pablo II: “Pablo VI quiso enseñar, al describir el acto anticonceptivo como intrínsecamente ilícito, que la norma moral es tal que no admite excepciones. Ninguna circunstancia personal o social puede o podrá jamás hacer que tal acto sea lícito.”(cf. Discurso de Juan Pablo II de 12 de noviembre de 1988 en II Congreso Internacional de Teología Moral reunido en Roma para celebrar el vigésimo aniversario de la publicación de Humanae Vitae, nº 5).
[18] Tal es la enseñanza de Pablo VI en su encíclica Humanae Vitae (nº 11): “Estos actos, con los cuales los esposos se unen en casta intimidad y a través de los cuales se transmite la vida humana, son, como recordó el reciente Concilio, “honestos y dignos” (cf. Const. Past. Gaudium et Spes, N ° 49); y no dejan de ser legítimos si, por causas ajenas a la voluntad de los cónyuges, se prevé que serán infecundos, porque quedan ordenados a expresar y a consolidar su unión. De hecho, como lo demuestra la experiencia, no siempre se genera una nueva vida en cada acto conyugal. Dios ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos naturales de fecundidad que, por sí mismos distancian los nacimientos. Pero llamando la atención de los hombres a la observancia de las normas de
[19] Véase Antonio Lanza, Pietro Palazzini, Principios de Teología Moral, II, Las Virtudes: “De hecho, es inconcebible que una acción ilícita en sí puede ser accidentalmente lícita debido a circunstancias particulares” (Madrid: Ediciones Rialp, 1958, p. 195).
[20] Véase Santo Tomás de Aquino, Summa I-II, q.
[21] Véase Santo Tomás de Aquino, De Malo, Cuestión I, ad 2 arg 3.
[22] “El uso de preservativos en las relaciones sodomíticas participa de la especie que los actos desordenados malos y no es moralmente bueno, sino moralmente malo –no por que introduzca una nueva especie [de pecado], ya que no hay anticoncepción, sino porque el uso de preservativos es entera y formalmente incluido en la voluntad del acto malo, y está por lo tanto contenido en la especie de tal acto”(Steven A. Long, Remarks of Benedict XVI Regarding Condoms, http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1345782) .
A pesar de que intrínsecamente los pecados de sodomía, con o sin preservativos, son moralmente equivalentes, desde el punto de vista extrínseco, el uso del preservativo agrega un nuevo mal: obtener y poseer preservativos causa escándalo, alimenta la industria de la perversión e incita acometer nuevos pecados (Ver Mons. Vincent Foym, A response to Fr. Michael Prieur’s defence of the Winnipeg Statemen, C.I., septiembre de 2005, p. 37, http://catholicinsight.com/online/church/family/article_624.shtml).
[23] Véase Pío XI, Encíclica Casti connubii, N º 6, Juan Pablo II, Familiaris Consortio, n º 14.
[24] Véase San Pablo, Epístola a los Romanos 3.8.
[25] Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, I-II, q.
[26] “La elección del mal menor no es lícita sino cuando no hay ninguna otra alternativa posible y donde los males producidos son inevitables; sólo entonces está permitido elegir entre ellos el mal menor” (cf. Conseil Pontifical Pour
[27] Véase Michel Schooyans et Anne-Marie Libert, Le terrorisme à visage humain, Paris: F.-X. de Guibert, 2a ed., 2008, pp. 173-179.
[28] Se trata de una acción voluntaria que tiene dos efectos, uno bueno y otro malo (desde el punto de vista moral). A veces, sin desear el efecto malo, se puede tolerarlo; como en el caso de los sedantes que se utilizan para aliviar a los enfermos terminales (efecto bueno), a pesar de que disminuyan la conciencia y aceleren la muerte (efecto malo). Cuatro son las condiciones requeridas por
[29] El carácter coloquial de la libro– entrevista se prestó, hasta cierto punto, para dicha confusión al no utilizar el lenguaje técnico de los manuales de teología moral, un hecho que fue puesto de relieve por el portavoz del Vaticano, durante la presentación de Luz del Mundo a la prensa: “La contribución que el Papa quiso dar no es la de una discusión técnica, con el lenguaje científico de los problemas de moral. Ese no es el objetivo de un libro de este tipo: no quiere obstaculizar la labor de
[30] Es clásica la distinción en
[31] Lamentamos que
3 Ene 2011 | por Acción Familia | Tema: Anticoncepción, Destacados
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