Los relámpagos de San Simón y San Judas en San Miguel de Tucumán – Proeza de Gaspar de Medina
Otro memorable hecho milagroso salvó a San Miguel de Tucumán. Se debió
a la intercesión de San Simón y San Judas.
El 28 de octubre de 1578, día de la fiesta de dichos Apóstoles, se
produce una brutal acometida de los aborígenes, liderados por el cacique
Gualán, indio de talla descomunal, quien en horas de la noche “mató parte de
los habitantes, pegó fuego a las casas, que todas hubieran quedado reducidas a
cenizas a no haberse aparecido…los Apóstoles San Simón y San Judas, cuya fiesta
se celebraba aquel día, en un torbellino de relámpagos que espantó a los
bárbaros y los obligó a huir precipitadamente”.
A la acción de los Santos se sumó el coraje del
Teniente de Gobernador Gaspar de Medina. La ciudad estaba sin sus vecinos, que
habían salido en expedición con Abreu. Prácticamente solo, se abre paso entre
la indiada enardecida y mata a Gualán.
Los apóstoles
fueron reconocidos solemnemente por patronos de la ciudad. El cronista, P.
Francisco Charlevoix, agrega que ‘más tarde, trataron varias veces los
Calchaquíes de arruinarla, pero siempre inútilmente; y la piedad de los
habitantes les ha hecho atribuir perpetuamente su conservación a la asistencia
de sus santos protectores’ (cf. Celia Terán, Arte y Patrimonio en Tucumán: Siglos XVI y XVII, cit. por
L.Mesquita Errea in Devisadero de luces doradas en aquel reino del Tucumán.
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