martes, 15 de noviembre de 2011

La despenalización del aborto no reduce la tasa de mortalidad materna

Habitualmente se repite con insistencia que es necesario despenalizar el aborto para que disminuya la mortalidad de las mujeres embarazadas. Si bien a primera vista esta premisa puede parecer lógica, cabe preguntarse si es comprobable en la realidad. Para eso comparamos la tasa  de  mortalidad materna de 181 países con las legislaciones respectivas en lo referente a la penalización y despenalización del aborto, y observamos que no sólo no puede comprobarse que la despenalización del aborto signifique una reducción en la mortalidad materna, sino que en gran cantidad de casos se observa justamente lo contrario.
• EUROPA: Así, haciendo un rápido muestreo  podemos observar en Europa que tanto Malta como Irlanda tienen tasas de mortalidad materna de 8 y 6 muertes por cada 100.000  nacidos vivos respectivamente -tasas de las más bajas del mundo-, siendo países en los que el aborto está totalmente penalizado. Polonia a su vez con leyes y políticas muy restrictivas (recordemos que en ese país el aborto es penalizado en el año 1993) ostenta una tasa de mortalidad materna de 6 por cada 100.000 nacidos vivos,  disminuyendo las muertes maternas desde  1990  a 1996 de 70 a 21. De  1993 a 2005, por otra parte, las muertes fetales disminuyeron un 49,6%.
En el otro extremo del arco, países como Noruega y Dinamarca, que tienen despenalizado el aborto en todas las situaciones, hace más de dos décadas que luchan infructuosamente por reducir la mortalidad materna, la cual incluso se ha incrementado en la última década. El Reino Unido y Finlandia tampoco han logrado bajar la mortalidad materna en los últimos 18 años a pesar de  tener leyes no restrictivas en cuanto al aborto.
• La situación en ÁFRICA: Podemos observar esta misma relación en todos los continentes. Así por ejemplo, en África tenemos a países como Mauricio que tiene el aborto penalizado prácticamente en todos los casos y una tasa de mortalidad materna de 36 por cada 100.000 nacidos vivos, muy inferior a países de la región como Nigeria, que ha despenalizado ampliamente el aborto y su tasa de mortalidad materna ronda las 840 muertes de madres por cada 100.000 nacidos vivos. O Liberia, con legislación semejante a Nigeria y una tasa de  mortalidad materna de  859 /100.000.
• ASIA: En Asia podemos observar un fenómeno similar. Países como los Emiratos Árabes Unidos, Brunei u Omán, tienen una tasa de mortalidad materna de 10, 21 y 20 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, al tiempo que su legislación penaliza el aborto. En cambio, La India,  Nepal o Bangladesh tienen tasas de mortalidad materna de respectivamente 230, 380 y 338 muertes de mujeres por cada 100.000 nacidos vivos, y políticas de amplia permisividad del aborto.
• AMÉRICA LATINA: Por otro lado en América Latina el menor índice de mortalidad materna se encuentra en Chile -26/100.000- disminuyendo un 87,9% la tasa de mortalidad materna desde que el aborto fue penalizado en el año 1989, desde 13,72 a 1,65 por 100.000 nacidos vivos.  El riesgo  absoluto de muerte por aborto en Chile, excluyendo el embarazo ectópico, es de una en dos millones de mujeres en edad fértil, 0,045 por 100.000 nacidos vivos, una cifra mínima, comparable a la de los países desarrollados. En tanto Cuba, con una política de aborto sin restricciones desde hace décadas, tiene una tasa de mortalidad materna de 53 defunciones por cada 100.000 nacidos vivos, doblando la de Chile. Podemos también observar que Guyana, que ha liberalizado el aborto  desde el año 1996, tiene una tasa de mortalidad materna 30 veces superior a la de Chile
• NORTEAMÉRICA: A su vez, EEUU con el aborto prácticamente despenalizado, ha mantenido durante la década de 1980 y de 1990 los mismos índices de mortalidad materna, sin poder reducirlos pese a las políticas liberatorias del aborto aumentadas en el año 2000. A partir de entonces, viene duplicándose en ese país la mortalidad materna durante el embarazo y el puerperio, según la investigación “Maternidad: peligro de muerte”. Canadá, país que tiene el aborto despenalizado en todos los casos, después de dos décadas de no haber podido bajar sus índices de mortalidad materna, ha aumentado sus índices en la última década.
• Conclusiones:
Es éste un rápido análisis de la relación entre disminución de la mortalidad materna y despenalización del aborto. Intentamos verificar si se daba efectivamente esta relación  y observamos, en base al estudio de los datos obtenidos de la base de datos de la OMS, Banco Mundial, Unicef y The Lancet, que efectivamente esta relación no se cumple sino que lo que caracteriza a los países que tienen una baja tasa de mortalidad materna es un incremento de la educación integral tanto del varón como de la mujer, acceso a las facilidades de salud materna, atención médica del parto, cobertura de agua potable  junto con una legislación que protege al mismo tiempo a la madre y a la vida del niño por nacer, prohibiendo o restringiendo fuertemente el aborto inducido.
La relación entre aborto y mortalidad materna se debería a estos factores:
a)   Las clínicas abortivas LEGALES tienen pésimas condiciones de higiene y causan severos daños y problemas a las mujeres (incluso muerte). ¿Qué otra cosa se puede esperar de los mercaderes de la muerte?:
b)   Está demostrado científicamente que las mujeres que han tenido un aborto quirúrgico (en países donde es legal) lleva a que el siguiente embarazo BUSCADO tenga severas complicaciones para ella y el niño (incluso prematurez, abortos espontáneos, etc.).
Fuente:  
http://www.centrodebioetica.org/ 
A continuación se ofrece un video ilustrativo de un aborto, con imágenes muy crudas y reales que pueden herir la sensibilidad de algunos (por eso hacemos la advertencia).

Meditación breve
“Una sociedad que no asegura la vida de los no nacidos es una sociedad que vive en una seria violencia interna respecto de su misión fundamental: proteger y promover la vida de todos”. Expresó el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino.
“El aborto provocado es un acto intrínsecamente malo que viola muy gravemente la dignidad de un ser humano inocente, quitándole la vida”, dijo. Asimismo hiere gravemente la dignidad de quienes lo cometen, dejando profundos traumas psicológicos y morales.
Ninguna circunstancia, por dramática que sea, puede justificarlo. No se soluciona una situación difícil con la comisión de un crimen. Hemos de reaccionar frente a la propaganda que nos presenta el aborto engañosamente como una intervención quirúrgica o farmacológica más, higiénica y segura; o como una mera “interrupción” de un embarazo no deseado, cuya ejecución legal constituiría una “conquista” de libertad que permitiría el ejercicio de un supuesto derecho a la autodeterminación por parte de la mujer.
Estas falsas argumentaciones nunca podrán ocultar la cruda realidad del aborto procurado que, aun siendo higiénico y legal, constituye siempre un detestable acto de violencia que elimina la vida de un ser humano. La Iglesia, como experimentada pedagoga, ante este crimen, maquillado como un supuesto logro moderno y oculto bajo eufemismos y en ámbitos privados, alerta acerca de su gravedad determinando la excomunión para todos aquellos que colaboren como cómplices necesarios en su realización efectiva.

(Recibido de un grupo pro vida salteño)

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