sábado, 7 de diciembre de 2019

Capítulo IX: Tercera aparición de Nuestra Señora: 13 de julio de 1917 - El Secreto de Fátima


Capítulo IX: Tercera aparición de Nuestra Señora: 13 de julio de 1917 - El Secreto de Fátima

Al ocurrir esta aparición, varios fenómenos indicaron la presencia de la Madre de Dios. El Señor Marto, padre de Jacinta y de Francisco, escuchaba un susurro, como un zumbido fuera de lo común.
LUCIA: «¿Vuestra Merced qué desea de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que volváis el 13 del mes que viene y que continuéis rezando el rosario todos los días, en honra de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella les podrá socorrer».
LUCIA: “Quería pedirle que nos dijera quién es y que hiciera un milagro con el que todos crean que Vuestra Merced se nos aparece”.
NUESTRA SEÑORA: “Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver, para que crean”.
A los pedidos de gracias y curaciones, Nuestra Señora responde recomendando el rezo del rosario para alcanzarlas. A un joven inválido, Nuestra Señora hace decir que no lo curará ni lo sacará de la pobreza, pero que si rezase el rosario todos los días en familia le daría los medios para ganarse la vida.
Luego continuó: «Sacrificáos por los pecadores y decid muchas veces, sobre todo cuando hagáis algún sacrificio: ¡Oh! Jesús, es por Vuestro amor; por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María».

Primera parte del Secreto: la visión del infierno
Al decir estas últimas palabras -cuenta Lucía- abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) pareció penetrar la tierra y vimos como un gran mar negro de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que flotaban en el incendio llevados por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados -semejante al caer de las chispas en los grandes incendios- sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa.
La visión duró apenas un instante, durante el cual Lucía soltó un «¡ay!». Ella comentó que, si no fuese por la promesa de Nuestra Señora de llevarles al cielo, los videntes se habrían muerto de susto y pavor.

Segunda parte del Secreto:
El anuncio del castigo y de los medios para evitarlo
Asustados, pues, y como pidiendo socorro, los videntes levantaron los ojos hacia Nuestra Señora, que les dijo con bondad y tristeza:
NUESTRA SEÑORA: «Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
«Si hacen lo que Yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz.
«La guerra va a acabar, pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.

Medios de impedirlo; castigos que sobrevendrán si no se atienden las palabras de Nuestra Señora
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora en los Primeros Sábados.
Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
“El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
“En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc.
“Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo''.
Pasados algunos instantes:
«Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh! Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, principalmente a las que más lo necesiten».
LUCIA: « ¿Vuestra Merced no quiere nada más de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hoy no quiero nada más de ti».
Y como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este, desapareciendo en la inmensa lejanía del firmamento.

Nota: Este mensaje permaneció secreto por mucho tiempo y es lo que se conoce como el Secreto de Fátima. Las dos primeras partes son la visión del infierno y la visión del castigo. Con relación a la tercera parte del Secreto, que continuaría a partir de la frase:

«... en Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc».

la Santa Sede publicó el texto que transcribimos en el cap. XlV. Dicha frase, que se refiere al problema de la conservación del dogma de la Fe, hace pensar a ciertos estudiosos del Mensaje de Fátima que podría relacionarse con la crisis interna de Fe en la Santa Iglesia. En el texto revelado, no aparece la continuación de ese "etcétera", circunstancia difícil de explicar.

Nota de febrero de 2006: al revisar este trabajo, cinco años después, la crisis de la Santa Iglesia se ha agravado de tal manera, que nos quedamos sumidos en una profunda perplejidad. Nos limitamos a decir que, de acuerdo a los hechos, la hipótesis de que la tercera parte del Secreto se refiera “a la crisis interna de la Fe en la Santa Iglesia”, parecería tornarse cada vez más plausible.

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