SOCIEDAD CULTURAL COVADONGA
Madrid, Enero de 1974
|
MATERIAL RECOPILADO POR LA COMISIÓN DE ESTUDIOS DE LASOCIEDAD CULTURAL COVADONGA
TERCERA EDICIÓN POPULAR - Enero de 1974
SOCIEDAD CULTURAL COVADONGA
Reg. Nac. Ass. núm. 10.610
Lagasca, 127, 1° dcha. Madrid-6 Tel. 2 62 94 75 — Paseo Gral. Mola, 19, 3º izda. Zaragoza Tel. 23 43 79
Presidente: JOSE MARIA RIVOIR Secretario: JOSE LUIS DE ZAYAS
ÍNDICE
LA RAZÓN DE ESTE TRABAJOLA IGLESIA CATÓLICA INFILTRADAPOR ADVERSARIOS OCULTOSPlinio Corrêa de Oliveira
EL IDO-C Y EL “CATHOLIC ESTABLISHMENT”
El documento de “Approaches” (ver aquí) informa que existe un grupo u organismo un tanto enigmático, el “International Catholic Establishment”, oficialmente independiente de cualquier institución religiosa o estatal, y bajo cuya orientación actúa una gigantesca máquina de propaganda, el IDO-C, o sea, Centro Internacional de Información y Documentación sobre la Iglesia Conciliar. Esa máquina está destinada a inocular, en los medios católicos, más o menos veladamente, a través de la prensa, de la radio, de la televisión y de conferencias en auditorios públicos, una doctrina que es lo opuesto de la Religión Católica. El documento hace ver que la máquina forma un inmenso pulpo, cuyos tentáculos se extienden ampliamente por Europa y Estados Unidos, además de tener ramificaciones en América del Sur y en otras regiones de la tierra. A él está sujeto el grueso de los instrumentos de publicidad católicos de Europa y de América del Norte, y así su poder dentro de la Iglesia parece —humanamente, claro está— no contrarrestable.
Tal hecho crea para la Iglesia una situación muy semejante a la de un país en guerra, en el que la gran mayoría de las emisoras de televisión y radio y de los órganos de prensa estuviesen a sueldo del adversario. Y no de un adversario cualquiera, sino, como verán los lectores, de un adversario con intenciones de destrucción radicales e implacables, eximio en el uso de métodos de acción sumamente sutiles y eficientes, y dotado de recursos materiales prácticamente inagotables.
LOS “GRUPOS PROFÉTICOS”
El artículo publicado en “Ecclesia” (ver aquí) refuerza fuertemente la trágica impresión de que la Iglesia es, hoy en día, como un inmenso país socavado por el adversario. El nos pone al corriente del esfuerzo sistemático de un movimiento que se generaliza cada vez más en los medios católicos de numerosos países, el de los “grupos proféticos”.
Muy semejantes en su estructura semi-clandestina y en sus métodos de iniciación a ciertos organismos de agitación masónica de los siglos XVIII y XIX, como los carbonarios, ese movimiento está formado por miríadas de pequeños grupos esparcidos. Resalta en seguida, a primera vista, la unidad de esos organismos, de la ideología, de las metas y de los métodos de acción que todos tienen en común, así como la notable colaboración que mutuamente se prestan estos corpúsculos sin dirección central aparente. Ellos constituyen células de activistas que se incrustan en los más variados organismos católicos —seminarios, universidades, colegios, obras sociales, etc.—, y allí hacen propaganda, más o menos oculta, de un sistema ideológico que, como en el caso del IDO-C, representa lo contrario de la Religión Católica. No sólo por su gran número, sino también por las sutilísimas técnicas de iniciación de miembros, presión sobre la opinión pública y agitación que usan, los grupos proféticos son una verdadera potencia. Forman dentro de la Iglesia una inmensa red semi-secreta de propaganda acatólica, hecha sobre todo verbalmente de persona a persona.
DEDOS DE UNA MISMA MANO
Teniendo delante de los ojos ambos documentos estremecedores, es natural que el lector se pregunte qué puntos de semejanza y de contraste existen entre el IDO-C y los “grupos proféticos”. A esto respondemos:
a) Destrucción por medio de la infiltración semi-clandestina;
b) Aprovechamiento de personas eclesiásticas, de católicos militantes, de obras e instituciones católicas para la realización de esa obra demoledora.
Resumiendo, el IDO-C y los “grupos proféticos” se ayudan entre sí y se completan en lo que tienen de análogo y distinto; como los dedos de una misma mano o los tentáculos de un mismo pulpo.
FRENTE A LA AGITACIÓN PROGRESISTA EN ESPAÑA [1]
Es natural que el lector, llegando a esta conclusión, se pregunte qué relación hay entre el IDO-C y los “grupos proféticos”, de una parte, y de la otra, el progresismo [2], embebido de comunismo, que impregna a tal punto nuestro ambiente que hacer una relación detallada de todos los escándalos conocidos, nos llevaría a proporciones tales que extravasaría el tamaño de este folleto. Nos limitaremos a enseñar algunos sucesos más característicos y recientes que han merecido la atención de la prensa, si bien que no con la orientación que la gravedad de la materia exigía.
Este incendio comuno-progresista no es exclusivo de nuestra Patria. En todo el mundo cristiano él se viene extendiendo, con mayor o menor intensidad, conforme las resistencias populares que encuentra. En Iberoamérica, donde actúan núcleos como los del “Tercer Mundo”, en Argentina; “Sacerdotes de Golconda”, en Colombia; “Cristianos para el socialismo”, en Chile; los favorables a Mons. Helder Cámara, en Brasil, etc. —y que son proyectados mundialmente por la potencia propagandística del IDO-C—, la acción desarrollada por ellos fue frenada por dos millones de católicos. Estos firmaron un mensaje, promovido por las Sociedades Brasileña, Argentina, Chilena y Uruguaya de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP), en 1968, pidiendo a Pablo VI que tomase medidas para acabar con la infiltración comunista en los medios católicos, en el documento firmado más impresionante de la historia de nuestros días.
Con esto no queremos decir que el peligro haya desaparecido, pues una minoría bien organizada, que controla los principales medios de comunicación social, puede, en cualquier momento, lanzar nuevas ofensivas psico-ideológicas sobre la opinión pública de un país, produciendo el desanimo y dando la impresión de que cualquier resistencia es inútil. Queremos probar, eso sí, con documentos del propio monseñor Helder Cámara, el Arzobispo Rojo, que las masas “oprimidas” que los progresistas quieren “liberar” permanecen indiferentes e insensibles a su predicación revolucionaria. (“Sábado Gráfico”, Madrid. Artículo del P. González Ruiz, 2-VI-73).
NO ALIENACIÓN Y SUBVERSIÓN
No hay desiderátum del progresismo que no redunde en favorecer la “no alienación” —vocablo cuyo significado y alcance el lector conocerá aquí—, la cual es, a su vez, el sentido profundo de la transformación que el pulpo instalado en la Iglesia quiere imponer.
Ejemplo palpable del poderío de esta subversión eclesiástica es la abierta existencia, en España, de sectores religiosos que pregonan la lucha de clases, la demolición de las instituciones y estructuras sociales, la alianza con el marxismo, etc. Son cada día más numerosos los sacerdotes que afirman o muestran públicamente haber optado por apoyar, incluso en el terreno puramente político, a las fuerzas socialistas o comunistas, o que iniciaron un “diálogo” [3], lo cual, en el fondo, no es otra cosa sino aceptar, en amplia medida, doctrinas contrarias al pensamiento católico.
En este sentido conviene recordar la importancia de un extenso y documentado folleto editado por Ediciones Acción Católica (Madrid, 1971), sobre las “Comunidades de base y Nueva Iglesia”, que reproduce un estudio realizado por la revista “Iglesia-Mundo” (Madrid, número 7, 9-VII-71). En esta publicación se puede comprobar que los “grupos proféticos”, denunciados en el ensayo de “Ecclesia”, encontraron en las “comunidades de base” una forma más radical de su propia realización.
• El 11 de mayo de 1966, un grupo de sacerdotes se rebeló en Barcelona y promovió una manifestación religiosa. Fue el punto culminante de la malograda “Operación Moisés”. Uno de aquellos sacerdotes concedió una entrevista a la revista alemana “Stern” (19-VI-1966), en la que declaraba “Somos socialistas, pero no como Willy Brandt, sino mucho más a fondo; buscamos el diálogo con los marxistas... Somos la Nueva Iglesia, la cual va a dar un salto adelante que políticamente la llevará mucho más allá de lo que se acepta en otros países europeos occidentales... Pietro Ingreo, miembro del C. C. del P. C. italiano, es, naturalmente, un hombre de nuestro gusto... Consideramos la Jerarquía española como cismática...”.
• El Rvdo. J. M. Setién publico en 1968 un artículo titulado “Los cristianos en la evolución actual de la Iglesia en España”, donde hacía un diagnóstico sobre la “Iglesia innovadora” en España. Entre otras cosas, afirmaba: “Se tiene además la persuasión de que la desobediencia es un motor que impulsa el progreso dinámico de la Iglesia. Lo que hoy se considera desobediencia mañana será asumido por la ley; con lo que se pone de manifiesto que la ley de nada sirve y se ha de prescindir de ella”, (“Iglesia Viva”, núm. 17-18, pág. 424). No es difícil prever que esta afirmación resulte profética, pues posteriormente, el 26 de septiembre de 1972, se hizo público el nombramiento del Rvdo. José María Setién para Obispo auxiliar de San Sebastián.
• La revista “Lumen”, editada por los profesores del Seminario de Vitoria (volumen XX, núm. 2, marzo-abril 1971, páginas 119, 120), publicó un amplio trabajo de Francisco Loidi titulado “Hablan las comunidades”. Entre los numerosos testimonios que podrían ser citados, éste nos parece bastante demostrativo de la labor de los “grupos proféticos”: “Es un hecho que el ingreso en partidos de izquierda ha supuesto para unos cuantos el abandono de la fe. (...) Para hacer frente a ese ataque es importante que las primeras ideas políticas las reciban en la comunidad. (...) No se trata de explicar simplemente la doctrina social de la Iglesia. Te hemos dicho que “partimos de un análisis marxista” de la sociedad y de una aceptación de la lucha de clases. Y por tanto, la formación política que aquí ofrecemos es de signo marxista. (...) Hemos pasado a la identificación entre fe y política.”
• El sacerdote Manuel Unciti, periodista, colaborador religioso del diario “Ya” y de otras numerosas publicaciones clericales de índole renovador, nos informa que en las VI Conversaciones de Pastoral Misionera, “el debate ha puesto de relieve el peso que en muchos ambientes tiene la ideología marxista” (“Vida Nueva”, Madrid, 27-XI-71, pág. 7). Es muy comprensible, por tanto, y la prensa diaria así nos lo ha confirmado repetidas ocasiones, que en los movimientos terroristas iberoamericanos haya sacerdotes españoles.
• Entre el 8 y 15 de Julio de 1972, tuvo lugar en el Seminario de los PP. de los Sagrados Corazones, en El Escorial, una Semana Latinoamericana sobre “Fe y Liberación”. Participaron de la misma casi toda la plana mayor de la agitación clerical iberoamericana, con intención de “mentalizar” a los asistentes españoles.
“En El Escorial había una clara opción “comunista”. Hecha desde una actitud plenamente católica y desde una vivencia espiritual profunda. (...) En realidad tendría que haber dicho “una opción socialista”. La palabra comunista nunca salió en este contexto”. Por eso, nos dice José I. González Faus, Profesor de Teología en la Facultad de S. Cugat del Vallés (Barcelona), “lo que ocurrió en El Escorial es posible que tenga una repercusión insospechada en la vida de nuestra Iglesia” (“Hechos y Dichos”, número 432, agosto - septiembre 1972, página 19).
• Posteriormente, el conocido miembro del IDO-C español y canónigo malagueño, Rvdo. D. José María González Ruiz, escribía en la revista italiana “COM” (24 de junio de 1973), que “recientemente se han reunido en una localidad de España, “que no puedo revelar”, unas 300 personas para estudiar el problema de “Cristianos para el socialismo”. Y añade: “nosotros, cristianos, nos encontramos también en los movimientos socialistas de inspiración marxista, y hemos comprobado que nuestra fe, lejos por esto de perderse, incluso se ha acrecentado y reforzado... Naturalmente, sabemos muy bien que no existe el socialismo cristiano, pero sabemos también que, como cristianos, debemos buscar la liberación del hombre y hemos aprendido que hoy esta liberación se hace a través de una opción socialista, adoptando incluso los métodos marxistas”.
130 ejemplares de este documento, enviado a los Obispos que forman parte de la Comisión para el Apostolado de los Laicos y que lo acogieron “favorablemente y han pedido alguna aclaración” (Rvdo. J. M. González Ruiz), fueron encontrados, y recogidos por la policía, en poder de los sacerdotes de la Parroquia de Santa Maria de Portugalete, de la Diócesis de Bilbao. En Nota del Obispado de Bilbao se decía que este documento fue elaborado en una reunión realizada en Ávila, consecuencia de la Asamblea de El Escorial.
• Como ya dijimos al principio, la relación se haría interminable y no disponemos de espacio para ello. Con esta selección hemos querido hacer notar que las convulsiones existentes actualmente en la sociedad española son consecuencias, en gran medida, del proceso de auto-demolición que se viene produciendo dentro de la Iglesia. Pero la acción del IDO-C y de los “grupos proféticos” no es exclusiva, ni principalmente, política. Como verá el lector en el resumen analítico aquí, su acción abarca todos los campos de la vida de la Iglesia.
En España, su explosión más propagandística se dio durante la “Asamblea Conjunta de los Obispos-Sacerdotes”, en septiembre de 1971. En la imposibilidad de repetir lo que allí se dijo, baste decir que la Sagrada Congregación del Clero se vio obligada a publicar un amplio documento señalando que alguna de sus ponencias y proposiciones “no parecen aceptables tanto doctrinal como pastoralmente” (Roma, 9 de febrero de 1972).
Todos estos hechos ilustran claramente hasta qué punto se va imponiendo, en los medios católicos de España, el pensamiento que los “grupos proféticos” tuvieron desde su inicio, como programa para llevar a la victoria.
Entonces es el caso de preguntarse: ¿Cuántos siguieron el mismo camino silenciosa y cautelosamente, en vez de hacerlo de la forma escandalosa y desafiante que ya es común? Para unos y otros hay, por detrás de los bastidores, los “teólogos de 1a liberación”, los expertos que dan testimonio”, los “profetas de la doctrina del futuro”, que se ocupan de elaborar sofismas para tranquilizar las conciencias de unos, para radicalizar a los revolucionarios exaltados, para apaciguar a los conservadores moderados, para amedrentar a los conservadores más inquietos; es decir, quienes cumplen en España el papel que el IDO-C cumple en el mundo.
¿Serán ellos ajenos a la trama internacional del IDO-C? Parece muy poco probable.
Como se ve, se trata del renacimiento de la herejía modernista también en el territorio español —en el cual, dígase de paso, aparecen viviendo varios miembros del IDO-C según los documentos de ellos mismos— lo cual significa la difusión de esa doctrina relativista y evolucionista, condenada para siempre por San Pío X.
TRES PREGUNTAS DRAMÁTICAS
Dado que, por una parte, en Europa y en América del Norte arde el incendio ideológico encendido por el IDO-C y por los “grupos proféticos”, y dado que, por otra parte, análogo incendio se extiende por toda Iberoamérica, en la cual también están presentes tentáculos del IDO-C y presumiblemente del “movimiento profético”, no se puede dejar de levantar tres cuestiones de Importancia absolutamente fundamental para nuestra patria.
1.¿Tienen responsabilidad, el IDO-C y los “grupos proféticos”, por ese incendio religioso que va tomando proporciones apocalípticas?
2. Además del IDO-C y de los “grupos proféticos”, ¿habrá otros organismos empeñados en la misma tarea?
3. Dado que el comunismo obviamente se beneficia, y en amplísima escala, por este incendio religioso, así como por la actuación del IDO-C y los “grupos proféticos”; y dado que entre las actuaciones favorables al comunismo, algunas son directamente suscitadas, dirigidas y pagadas por él, y otras son ayudadas, aconsejadas, y por fin infiltradas y conducidas por él: ¿Hasta qué punto está bajo el mando de Moscú y Pekín el incendio religioso en nuestro país (y en el orbe católico entero, se podría agregar)?
Quien negase la pertinencia, la oportunidad y la gravedad evidente de estas cuestiones —que son estudiadas más pormenorizadamente en el artículo de aquí— atraería inevitablemente sobre si otra pregunta: ¿no tiene en vista tal persona el evitar que el problema despierte la atención general, y sea objeto de incómodas investigaciones? En tal caso o será ella un comparsa en el juego subversivo?
* * *
EL ENTUSIASMO DE LOS JÓVENES DE LA SOCIEDAD CULTURAL COVADONGA
Por fin, es necesario recordar una vez más que, si este incendio es eclesiástico, él afecta en su raíz a la Civilización Cristiana y al orden temporal. Razón por la cual se comprende la entusiástica participación en la difusión de esta publicación de los jóvenes que, socios y militantes de la Sociedad Cultural Covadonga, se dedican a la defensa de los principios básicos del orden cristiano en la esfera temporal.
EN ASCENSIÓN TRIUNFAL
LA HEREJÍA MODERNISTAMons. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos
El Cardenal Ruffini, sin duda una de las figuras más expresivas del Concilio Vaticano II, por la solidez de la argumentación y por la elegancia del lenguaje, decía, en una de esas conversaciones de corredor, que el modernismo está hoy entronizado en Iglesia.
El eminente Purpurado conoció de cerca la persona y la obra del mayor Pontífice de este siglo. Sabía muy bien, por lo tanto, lo que afirmaba.
Y, realmente, a pesar de haber sido aplastado por el vigor apostólico de San Pio X, el modernismo jamás dejó de proseguir su empresa nefasta. Condenado, se refugió en sociedades secretas, según el testimonio del mismo San Pio X (Motu Proprio “Sacrorum Antistitum” del 1° de septiembre de 1910), y desde sus antros continuó diseminando en los medios católicos, cautelosa y perseverantemente, el veneno de su espíritu destructivo.
Así, todos los sucesores de San Pio X tuvieron que renovar ante los fieles las advertencias contra el modernismo. Y esto hasta Pablo VI, que lo hizo en su primera Encíclica, “Ecclesiam Suam”.
Por eso mismo, y como eco de las enseñanzas del Magisterio, surgieron entre los fieles resistencias al espíritu innovador de sabor modernista, que por aquí y por allá, por todas partes iba infectando las almas. En este número debe colocarse la inestimable obra del Prof. Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, “Em Defesa da Ação Católica”, que no procuraba otra cosa sino prevenir a los núcleos del apostolado laico oficial, contra una modernización que, en el fondo, constituía una nueva iglesia.
Aún Nos, en el gobierno de Nuestra Diócesis, sentimos la obligación de alertar a Nuestras ovejas contra una serie de tesis que, en la expresión de la Sagrada Congregación de los Seminarios, serpenteaban entre los fieles y que condensaban en si todo el espíritu modernista.
Actualmente, abusando de la longanimidad del Santo Padre, la empresa de conciliación de la Iglesia con el mundo moderno, evolucionista y sensual, dejó los escondrijos de las sectas secretas y aparece a la luz del día, encarnada en la que llaman Iglesia “post-conciliar”.
Los dos documentos que “Catolicismo” ofrece a sus lectores atestiguan lo que acabamos de afirmar. Ellos muestran en qué sentido entienden los innovadores el munus profético que, según el Concilio, compete al pueblo de Dios. En realidad, como los modernistas, lo que pretenden los “grupos proféticos” que pululan por toda la Iglesia es la construcción de una nueva religión, la religión del hombre que se endiosa y prescinde del Creador. Como infraestructura, para sustentar y diseminar por todo el mundo todas las ideas de los “grupos proféticos”, el IDO-C, cual inmenso pulpo, extiende sus tentáculos sobre los cinco continentes.
Corno en la guerra es de suma importancia conocer los planes del enemigo, “Catolicismo” presta un inmenso servicio a la salvación de las almas, publicando las intenciones e indicando los órganos de propaganda de aquellos que, en una tentativa audaz, pero destinada al fracaso, intentan construir una nueva religión sobre los escombros de la Iglesia tradicional, de Aquella que Jesucristo legó a los hombres como medio de honrar a Dios y salvar el alma.
Juzgamos obra benemérita de apostolado divulgar lo más ampliamente posible los estudios que “Catolicismo” ahora presenta al público brasileño. Por eso recomendamos calurosamente su lectura.
ESPAÑA: ¿QUE FUTURO TE ESPERA?
España enfrenta hoy, junto con todos los países iberoamericanos —de gloriosa tradición católica—, una alternativa histórica que no puede eludir y que la coloca, así, delante de una opción fundamental:
- o continúa fiel a sí misma, identificada con los valores que le dieron origen, para que sirvan de guía al progreso español;
- o se dejará arrastrar por la onda revolucionaria y anticristiana que barre el mundo, cuyos ímpetus destructores alcanzaron a la propia Iglesia Católica. que hierve en su interior de agitaciones, de críticas y reclamaciones de tal magnitud que, en expresión de Pablo VI, se halla en estado de “auto-demolición” e invadida por el “humo de Satanás”.
La doctrina, los sacramentos, la constitución divina y perenne de la Iglesia, fundada por Nuestro Seriar Jesucristo para todos los tiempos, toda su legislación y disciplina, casi nada hay que no sea calificado de decrépito, anticuado, inaceptable a la mentalidad del hombre de hoy. El prurito de reformar y derribar lleva —por etapas— al ansia de implantar un estado de cosas exactamente contrario a lo que fue; es decir, a la anarquía comunista.
LO QUE EL COMUNISMO NO CONSIGUIÓ EN EL ALCÁZAR DE TOLEDO ¿LO CONSEGUIRÁ EN LA PRISIÓN DE ZAMORA?
Este precipitarse de la opinión pública hacia el error completo solo es posible lograrlo cuando se le disfraza de medias verdades. Como el pueblo español es profundamente religioso, el comunismo, abiertamente ateo, que ya fracasó en el intento de dominar nuestro país, precisaba cambiar de ropaje. Lo encontró a medida en la llamada “Iglesia Nueva”. Desde allí, utilizándose del IDO-C y de los “grupos proféticos” comenzó a realizar esta metamorfosis ideológica sobre las victimas inadvertidas que son los católicos poco instruidos.
Así es como, para asombro de todos, aparece en el panorama español el “clericalismo de izquierdas”, que tiene nefastas y profundas repercusiones incluso en el orden civil.
No somos quijotes en lucha contra molinos de viento. Para comprobar esto, es oportuno aducir que la revista doctrinal comunista “La Nouvelle Revue Internationale”, versión francesa de la “World Marxist Review”, de la que se editan 32 ediciones en 25 idiomas, publica en su número 176 (abril 1973, pág. 72), la siguiente afirmación: “La crítica de las taras de la sociedad burguesa... por los (católicos) renovadores tiene una gran significación social y política; ella contribuye objetivamente a la evolución hacia la lucha de la masa de los creyentes. Es la razón por la cual el conflicto entre los conservadores y los renovadores ultrapasa el marco de los asuntos puramente eclesiásticos”.
Al advertir sobre este incendio eclesiástico, la “SOCIEDAD CULTURAL COVADONGA” juzga prestar un valioso servicio, pues entrega importantes elementos de análisis para esclarecer al público sobre la manipulación de estos “grupos proféticos”.
DOS “DOCUMENTOS-BOMBA”
El boletín católico “Approaches”, de Londres (nº 10-11, de enero 1968) y la revista “Ecclesia”, de Madrid (número 1.423, de 11 de enero de 1969), órgano oficial de la Acción Católica Española, publicaron sendos artículos titulados, respectivamente, “Dossier respecto al IDO-C” y “Los pequeños grupos y la corriente profética”. Ambos trabajos fueron distribuidos en España y son de fácil adquisición [N.R.: Pueden accederse a los textos, en portugués, pinchando aquí]. Por eso, y para mejor comprensión de los lectores de este folleto, reproducimos un estudio analítico de estos dos auténticos “documentos-bomba”, conteniendo densos resúmenes de los mismos, elaborados por la redacción del periódico “Catolicismo” [4] y traducidos al castellano por la revista “Tradición, Familia, Propiedad”, de Buenos Aires (Argentina).
A la introducción general, escrita por el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, hemos añadido un apartado sobre la “Agitación progresista en España”, elaborado por la Comisión de Estudios de la Sociedad Cultural Covadonga. No podíamos tampoco omitir la nota inicial de su excelencia Mons. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos, relacionando la trama que hoy existe en la Iglesia con el movimiento modernista de principios de siglo.
Alguien se podrá preguntar a qué propósito viene, con un atraso de tantos años, la reedición de este estudio monumental, que tanta repercusión tuvo en toda Iberoamérica. La respuesta es fácil: Tantas cosas están pasando en España, en plena coherencia con lo que estos estudios presentaban como siendo el programa de organismos clandestinos infiltrados en medios católicos, que ellos prueban por si solos que estos organismos existen y que éstas son sus metas.
UNA LLAMA JOVEN Y NUEVA, DOTADA DE POTENCIA
Alertando, esclareciendo y orientando, la “Sociedad Cultural Covadonga” colabora con su pujante juventud y desde el campo cívico-cultural para que España alcance, junto con Portugal y los pueblos iberoamericanos, después de las convulsiones por que pasa la Humanidad, el destino de grandeza que la Providencia ciertamente les reserva en el futuro, tras la derrota del comunismo, conforme a la promesa hecha por Nuestra Señora en Fátima: “POR FIN MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ”.
Madrid, enero de 1974
Sociedad Cultural Covadonga
José Maria RIVOIR José Luis de ZAYAS
Presidente Secretario
LA SUPERPOTENCIA PUBLICITARIA DELOS ILUMINADOS DEL PROGRESISMO
El católico común, que ve en los diferentes diarios, revistas, libros, emisoras de radio y TV de todo el mundo servir estrepitosamente de vehículo de propaganda progresista, naturalmente es llevado a creer que esa portentosa propaganda es fruto exclusivo y espontáneo de las tendencias ideológicas de gran parte de los hombres de pensamiento y acción de nuestro tiempo.
Sin embargo, un observador más atento sabría distinguir, por detrás de lo que parece un fuego desencontrado de francotiradores, una hábil articulación que explicaría la resultante innegablemente lograda de ese bombardeo publicitario.
Unos y otros —lectores inadvertidos u observadores sagaces— nunca, hasta hoy, habían podido echar mano a esa organización misteriosa que manipula la máquina de la propaganda progresista.
Puede considerarse sensacional, por lo tanto, la revelación hecha por el conceptuado boletín católico Inglés “Approaches” en su número de enero de 1968, denunciando, con exuberancia de datos, la existencia de un núcleo central muy discreto, cuyo objetivo es dirigir, en materia esencialmente religiosa, la opinión católica del mundo entero. Contando con altos apoyos comunistas, disponiendo de agentes en treinta países, y asesorado por 120 especialistas —teólogos, miembros de Institutos de investigaciones y corresponsales religiosos—, el IDO-C, es decir, el Centro Internacional de Información y Documentación sobre la Iglesia Conciliar, es un órgano que va mucho más allá de lo que su nombre, aparentemente inocente, haría suponer.
En realidad se trata de una organización Moloch, que engloba o tiene a su servicio grandes editoriales e importantes diarios y revistas, en los principales países de la Europa libre y de América del Norte, e inclusive en algunas naciones del otro lado del telón de acero, y que de este modo controla la propaganda del llamado progresismo católico en varias partes del mundo.
La importancia del artículo de “Approaches”, es tanto mayor cuanto que deja entrever con suficiente claridad, por detrás del IDO-C, una verdadera “masonería” progresista —en el caso de los Estados Unidos su existencia incluso es confesada por un miembro de la secta— para dominar la vida católica de diversos países, y con tendencia a extender a otros su influencia. Es lo que, en el artículo, se llama “Catholic Establishment”.
De este modo se verifica que la propaganda progresista, en lo más potente y dinámico que tiene, es perfectamente artificial. “Approaches” muestra como, omnipresente, ella es hábil en crear popularidades demagógicas, en hacer sofismas, en seducir y difamar, constituyéndose así en una poderosa palanca de la revolución progresista, que hoy pretende destruir por dentro la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, edificando en su lugar una Iglesia-Nueva, la iglesia de los “pequeños grupos proféticos”, de que se trata en el artículo de “Ecclesia” que resumimos aquí.
La importancia y seriedad del estudio de “Approaches” resaltan por el hecho de haber sido reproducido en destacados órganos católicos, como “Permanences”, de Francia; “Nunc et Semper”, de Alemania; “Roma”, de Buenos Aires, además de haber sido publicado en forma de folleto por la Editorial “CIO”, de Madrid.
Tratándose de un trabajo bastante extenso, juzgamos oportuno presentar aquí un resumen del mismo, destacando sus partes más importantes.
QUE ES EL IDO-C SEGÚN EL MISMO
El IDO-C se presenta a sí mismo como “un grupo internacional, con cuartel general en Roma, y con una creciente red de ramificaciones que abarcan al mundo entero”.
Su función específica, según la define él mismo, “consiste en recopilar y distribuir” a los especialistas interesados “documentación acerca de los efectos estructurales y teológicos de la incesante puesta en práctica de los decretos y del espíritu del Concilio Vaticano II”.
El IDO-C informa haber nacido en diciembre de 1965, de la fusión del DO-C, Centro de Informaciones que servía al Episcopado holandés durante el Concilio, con el Centro de Coordinación de Comunicaciones Conciliares (CCCC), que en la misma oportunidad promovía el intercambio de noticias entre periodistas progresistas.
Proclamándose “independiente de cualquier institución religiosa o estatal”, el IDO-C es, pues, un organismo no católico que, sin embargo, se propone —muy sospechosamente, como dijimos— el objetivo de dirigir en materia propiamente religiosa, la opinión católica mundial.
A este propósito. él mismo se encarga de aclarar: “Aunque su contenido [de la documentación distribuida] se refiera principalmente al “aggiornamento” de la Iglesia Católica, cada vez se orienta más y más en un sentido ecuménico, pues como los problemas de nuestros días no quedan circunscritos a una u otra Iglesia, nuestro servicio no es tan sólo para los católicos”.
“Entre sus suscriptores se encuentran Obispos, profesores de Teología, [...], estudiantes adelantados de seminarios católicos, protestantes y judíos, directores de publicaciones católicas, protestantes y judaicas y encargados de las secciones religiosas de los grandes diarios y revistas de información general”. Es una circular del IDO-C quien nos lo informa.
QUIEN LO DIRIGE
El presidente del Comité Ejecutivo Internacional del IDO-C es el dominico R. P. Rafael Van Kets, profesor del Angélicum Roma; el secretario general es el sacerdote holandés R. P. Leo Alting von Geusau. Participan de este Comité, entre otros, un sacerdote norteamericano de Radio Vaticano, un dirigente del Movimiento Familiar Cristiano de México, un elemento de la conocidísima revista francesa “Informations Catholiques Internationales”, y otro del grupo “católico-comunista” “Znak”, de Polonia. También forma parte del Comité Ejecutivo Internacional del IDO-C el director de la revista “Slant”, de Inglaterra, la cual mantiene buenas relaciones con otro conocido movimiento “católico” comunista polaco, “Pax”. Al IDO-C inglés no le repugna incluir en su máximo órgano directivo al líder comunista Jack Dunmman, varias veces candidato a diputado por el PC británico, director de la revista agraria del partido, y especialista en el diálogo entre católicos y comunistas.
DINOSAURIO PUBLICITARIO
Comentando en un diario de São Paulo el trabajo de “Approaches” el profesor Plinio Corrêa de Oliveira clasificó muy sugestivamente al IDO-C como “dinosaurio publicitario”. En efecto, ese extraño organismo tiene a su disposición editoriales católicas de las mayores del mundo, como la conocidísima “Herder” Internacional; la “Paulist Press”, que es la editorial católica más importante de los Estados Unidos; la “Burnes & Oates”, de Inglaterra, que se jacta del título de “Editores de la Santa Sede”, etc.
En cuanto a los diarios y revistas directamente representados en el IDO-C, se cuentan, entre los principales, “The Guardian”, “Slant” y “The Tablet”, en Inglaterra; en Francia, “Informations Catholiques Internationales” (cuya identidad ideológica con el IDO-C francés es tal que se puede decir que este ultimo viene a ser la expresión internacional de I.C.I.); “St. Louis Review”, en los Estados Unidos; “Criterio”, en Buenos Aires, etc.
Entre los diarios no directamente representados en el IDO-C, pero en los cuales se hace sentir su influencia, son citados el “National Catholic Reporter” y el “Long Island Catholic” (diarios auto-titulados católicos), el “Time”, “New York Times” y “Chicago Sunday Times” (periódicos laicos de repercusión internacional), en los Estados Unidos y Canadá; “La Croix” y “Temoignage Chretien”, en Francia, etc.
Hay que destacar que el IDO-C controla las secciones religiosas de diarios de in-fluencia mundial, como “Le Monde” y “Le Figaro”, de Paris, y el “New York Times”, en los Estados Unidos, sin hablar de su influencia en centros católicos de información importantes, como la “Catholic Press Union”, la NCWC, el “National Catholic Comunications Centre”, la “Religious News Writers Association”, etc.
Finalmente, agrega “Approaches” que las noticias del IDO-C y sus puntos de vista son difundidos, a través de personas claves, en la misma Radio Vaticano y en Radio Canadá.
Así, aunque proclamándose una entidad acatólica, el IDO-C, efectivamente, dispone de inmensos medios para cumplir con su objetivo declarado de dirigir la opinión católica en materia genuinamente religiosa.
RELACIONES CON EL COMUNISMO EN INGLATERRA Y DETRAS DEL TELÓN DE ACERO
Es muy significativo que el funcionamiento del IDO-C sea aceptado sin la menor preocupación en países dominados por gobiernos comunistas, tales como Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia.
Por otra parte, aun sin considerar el servicio que presta el IDO-C a la causa comunista, o el provecho que el comunismo obtiene del IDO-C, como observa “Approaches”, no deja de consternar la simple constatación de que la Sección del IDO-C de Inglaterra, totalmente compuesta de progresistas, está internamente controlada por un núcleo marxista que actúa bajo la dirección de uno de los lideres con más experiencia del PC de Gran Bretaña, el ya citado Jack Dunman.
“INTERNATIONAL CATHOLIC ESTABLISHMENT”
En inglés, el término “establishment” es empleado con frecuencia en sentido peyorativo para designar a una camarilla influyente que impone su ideología, sus formas y, sobre todo, su voluntad a una sociedad determinada. La Editorial “CIO”, al traducir al castellano el artículo de “Approaches”, traduce “establishment” por “grupo de influencia o presión”.
La designación de “Establishment” era usual para las camarillas laicas existentes en todo el mundo. Sin embargo, en el campo católico, sólo muy recientemente, en los Estados Unidos, la conspiración progresista se auto-tituló descaradamente “Catholic Establishment”. “Approaches” aclara que fue John Leo, en un artículo publicado en diciembre de 1966-enero de 1967, en “The Critic”, quien usó por primera vez la expresión “Catholic Establishment”. Tanto el articulista como el periódico, confiesan pertenecer al grupo de influencia así llamado.
“Approaches” —sacando la palabra de la propia boca de los conspiradores progresistas— muestra cómo se puede hablar de un verdadero “International Catholic Establishment”, que se compone de los iniciados, los iluminados del área progresista, y es el núcleo que orienta a ésta, tanto dentro de la Iglesia cuanto en sus relaciones con el mundo exterior. “Approaches” lo califica de “Jerarquía paralela” instalada en el seno. de la Iglesia.
El cerebro de ese poderoso grupo internacional católico parece estar en Francia. Sin embargo, focalizando su rama de los Estados Unidos —la cual actúa más al descubierto— es cuando se tiene una idea más precisa de cómo funciona en todo el mundo. De las relaciones del “Catholic Establishment” con el IDO-C hablaremos en seguida.
EL “AMERICAN CATHOLIC ESTABLISHMENT”
El citado artículo de John Leo en “The Critic” constituye un testimonio muy significativo al respecto de cómo actúa el grupo de presión católico norteamericano.
“El ‘Establishment’ es quien decide lo que los católicos deben discutir, no sólo por medio de las publicaciones que le pertenecen, sino que, desde hace un cierto tiempo, por medio de casi todos los periódicos y círculos católicos de estudio, de una a otra costa”, escribe John Leo. Y ejemplifica: “La discusión en los Estados Unidos de Norteamérica sobre el control de natalidad fue totalmente una producción” del “Catholic Establishment”. El se Jacta de gobernar hoy en día el pensamiento de los católicos norteamericanos.
• Una correa de transmisión de ideas. Esto se consigue a través de una técnica eficientísima y bien definida de divulgación ideológica. Al principio los grandes órganos ligados al “Catholic Establishment” lanzan una palabra de orden, que va siendo difundida fielmente por la prensa católica de mayor calibre. En seguida, esta palabra de orden va encontrando eco en los periódicos y revistas de porte medio, y obtiene su última repercusión en los órganos de prensa menores. Así, por una verdadera “correa de transmisión de ideas”, el “Catholic Establishment” domina toda la prensa según la cual se modela la opinión católica norte-americana.
Como consecuencia de este influjo indirecto del “Establishment”, sobre los periódicos que no le pertenecen, son muy pocos los periódicos católicos de los Estados Unidos de Norteamérica que hoy no sirvan para hacer eco, en amplia medida, a los puntos de vista del “Establishment” y para amplificarlos. Como estos periódicos son aún razonablemente ortodoxos, se ejerce sobre ellos una constante y creciente presión para que se “actualicen” y se vuelvan progresistas. En cuanto a los periódicos y revistas de ámbito nacional, sólo dos son los que aún militan contra el “Establishment”: “The Wanderer”, semanario católico nacional que se publica en Saint Paul, Minnessota, y “Triumph”, revista mensual recientemente fundada y publicada por Brent Bozzel [5].
Entre los principales periódicos del “Catholic Establishment” están el “National Catholic Reporter”, “Cross Currents”, “Jubilee”, “Commenweal”, “Continuum” y “The Critic”. Merece destacarse el control que el “Establishment” adquirió recientemente sobre la importantísima “Catholic Press Association”.
• “Propaganda mutua de los “ladrones de micrófonos”. En su afán de dominar la opinión católica, el “Establishment” constituyó una verdadera cofradía —abierta, pero exclusiva— de decenas de eruditos, periodistas, activistas y editores, la cual se “apoderó de todos los micrófonos en su determinación de hablarle en nombre de la Iglesia”. Estos “ladrones [sizers] de micrófonos” obran de común acuerdo y practican el método que se podría llamar de “incensarse mutuamente”: “Escriben para los periódicos católicos más influyentes y los editan... Unos publican los manuscritos de los otros, se hacen recíprocas y calurosas reseñas de sus respectivos libros, se citan mutuamente en las conferencias que unos a otros se convidan a dar, reúnen esas conferencias y artículos en libros para un nuevo turno de discusiones favorables”. John Leo es quien refiere todo esto.
Si aún agregamos que el “Catholic Establishment”, de los Estados Unidos, controla “la mayoría de las grandes series de conferencias”, como lo confiesa John Leo, y esto sobre todo a través de dos agencias destinadas a organizar conferencias —la “University Speakers” y el “National Lecture Service”—, entenderemos claramente el significado del término “ladrones de micrófonos”.
• Simulaciones. Para evitar la impresión de que los intelectuales orquestados por el dinosaurio discreto no tienen autonomía y obedecen a la misma batuta, son organizados entre ellos algunos debates sobre puntos secundarios, creando así la ilusión de libres debates. (Cfr. John Leo, artículo citado.)
• Conspiración. Aplicando el método de incensarse mutuamente, los integrantes del “Establishment” consiguen fabricar artificialmente la reputación de sus cofrades, inclusive de miembros del Episcopado. alineados a su ideología, los cuales son convertidos, repentinamente, en figuras populares. A los Prelados que no se ajustan a la línea del “Establishment”, éste trata inmediatamente de desacreditarlos, lo que representa un medio eficacísimo de disuadir a sus colegas de proceder de la misma manera.
Así pues, queda claro que estamos en presencia de una verdadera conspiración. Es lo que reconoce John Leo, refiriéndose en estos términos al “Catholic Establishment” de los Estados Unidos: “Aunque sea difícil titularía de conspiración en el sentido político moderno de la palabra, lo es en el sentido dado por John Courtney Murray, de ‘respirar juntos’. En el ‘Establishment’ todos respiran juntos”.
“ESTABLISHMENT” CATÓLICO Y “ESTABLISHMENT” LAICO
Como era fácil de prever, en seguida se estableció una relación entre el “American Catholic Establishment” y el análogo grupo de presión laico de los Estados Unidos. Esta relación se detecta a partir del Centro de Estudios de las Instituciones Democráticas, que “Approaches” presenta como el máximo pilar del “Secular Establishment”. Cuatro miembros importantes del “Catholic Establishment” tienen parte activa en los trabajos de ese Centro.
El Centro de Estudios de las Instituciones Democráticas, está constituido por elementos de todos los matices: católicos, progresistas, protestantes, masones, judíos, comunistas, angustiados peritos en demografía, ardientes planificadores de familia, caballeros ultra humanitarios, pacifistas irreductibles, existencialistas frenéticos, etcétera. “Approaches” señala entre sus objetivos el intento de promover una fusión del comunismo y el capitalismo, bajo los auspicias de “algún sistema de gobierno mundial”. Como metas “prácticas”, el Centro propugna, en este momento, la admisión de China Comunista en la ONU y la retirada de los Estados Unidos de Norteamérica de Vietnam, además de una revisión radical de la política exterior de Occidente, considerada muy recalcitrantemente anticomunista.
“Approaches” se detiene a enseñar la importancia fundamental que tiene para el “Catholic Establishment” su relación con el “Secular Establishment”. Gracias a éste último fue como el grupo de presión católico consiguió que su voz fuese difundida a través de la poderosa “mass media” laica. Así le fue posible dar la impresión de que, mientras la Iglesia “pre-conciliar” era un “ghetto” cerrado, completamente apartado de los asuntos de la sociedad humana, la Iglesia encabezada por el “Establishment” es capaz de decir una palabra decisiva en los consejos y asambleas humanas, y quien quiera que se interponga en el camino de su marcha hacia adelante, no puede ser amigo de Dios.
En el caso particular del “Catholic Establihsment” francés, por causa de sus relaciones con el “Establishment” laico (masónico y comunista), tiene sus puntos de vista reflejados fielmente en “Le Monde” (por Henri Fesquet), en “Le Figaro” (por el R. P. Laurentin) e incluso en “L'Humanité” (órgano del Partido Comunista francés).
DONDE ENTRA EL IDO-C
La ligazón entre el IDO-C y el “Catholic Establishment” queda suficientemente a la vista cuando se considera que cinco personas de las 21 que componen el Comité Internacional para el Desarrollo de la Documentación e Información Religiosa (del IDO-C), son figuras clave del “Establishment”. En Inglaterra esa vinculación se manifiesta, más que nada, a través del ciertamente pro-comunista Neil Middleton, del “Slant”, el cual es, al mismo tiempo, del “Establishment” inglés y del Comité Ejecutivo Internacional dei IDO-C. “Approaches” cita otros ejemplos de ligazones de ese género.
Teniendo su centro de Roma y extendiendo sus ramificaciones por el mundo entero, el IDO-C viene a ser para el “Catholic Establishment”, una organización inapreciable para reforzar sus pretensiones de subsistir al Magisterio de la Iglesia. Por otra parte, el IDO-C puede “mostrar su cara” en cuanto el grupo de presión internacional queda en la sombra.
Gracias al IDO-C, se hizo posible la infiltración de la ideología del “Catholic Establishment” en ciertas zonas de la comunidad católica, que hasta entonces se le habían mostrado impermeables.
En los Estados Unidos fue también a través del IDO-C como el “Catholic Establishment” consiguió establecer relaciones directas y casi institucionales con el poderoso “Establishment” laico, cuyas tendencias izquierdizantes ya hemos apuntado.
RAMIFICACIONES DEL IDO-C POR EL MUNDO ENTERO
“Approaches” termina su informe sobre el IDO-C, presentando una lista de miembros del Comité Internacional para el Desarrollo de la Información y Documentación Religiosa perteneciente al IDO-C. En esa lista —procedente del mismo IDO-C— hay nombres de países iberoamericanos y europeos [6]. Es interesante recorrer esa lista para tener una idea de la extensión en el mundo entero, de la conjuración progresista a cargo del IDO-C.
UNA SALVEDAD
Es evidente que, dado el carácter subrepticio de la actuación del IDO-C, no se puede afirmar que cada una de las personas que se afiliaron, sirva consciente e intencionalmente a su causa. Es una salvedad de “Approaches” que hasta parece innecesaria en vista de la propia índole del IDO-C...
DOCTRINA INTEGRAL
¿Cuál será el “credo integral” que el IDO-C infiltra en los medios católicos?
Las informaciones de “Approaches” no dan mayores datos al respecto. Para tener una respuesta completa es preciso leer el artículo de “Ecclesia”.
De cualquier manera, es incontestable la enorme importancia de las revelaciones de “Approaches”, que registramos para el análisis de todos los interesados.
Redacción de “Catolicismo”
INSUBORDINACIÓN, “NO ALIENACIÓN”, HILOCONDUCTOR DE LOS MISTERIOS “PROFÉTICOS”
En el artículo de presentación de este trabajo está descrita la interrelación del IDO-C con los “grupos proféticos”. Se ve fácilmente que aquél y éstos constituyen, en su conjunto, una inmensa máquina semi-secreta, enquistada en la Iglesia, para la realización del designio maléfico de transformarla en lo contrario de lo que ha sido en estos dos mil años de existencia.
Deseamos, ahora, ayudar al lector en el estudio del artículo de “Ecclesia” sobre los “grupos proféticos” (“Los pequeños grupos y la corriente profética”, 11 de enero de 1969), poniendo de relieve especialmente los aspectos, de esa especie de sociedades iniciáticas, que nos parecen más profundos y esclarecedores.
En este comentario no procuramos profundizar propiamente la doctrina de los “grupos proféticos”, la coherencia interna de las diversas tesis que la integran, sus maestros, sus precursores, sus afinidades o discordancias con otros sistemas de pensamiento.
Ni tampoco pretendemos analizar las condiciones culturales, políticas, sociales, económicas u otras, que favorecen o contrarían la génesis y el desarrollo de esos grupos.
Nuestro objetivo es más circunscrito y, también, de una utilidad más inmediata. Puestos delante del crecimiento tangible de los “grupos proféticos”, de su nocividad evidente, de la necesidad, pues, de atajarles el paso, nos preguntamos cuál es su programa, si ellos reposan sobre una estructura definida de dirección y propaganda, cómo es esa estructura, como actúa, como ven los “grupos proféticos” las transformaciones por las que pasó recientemente la Iglesia, y continúa pasando, cuáles son las técnicas de reclutamiento, formación y subversión usadas por los “grupos proféticos” y, por fin, cuáles son sus relaciones con el comunismo.
DOS MODOS DE SER Y PENSAR
En el artículo de “Ecclesia” buscaremos respuesta a esas preguntas.
I. No alienación: rebelión contra toda superioridad, toda desigualdad.
El concepto clave de la doctrina de los “grupos proféticos”, es, a nuestro parecer, la alienación. Así, lo tomamos como punto de partida y como hilo conductor de esta exposición. El lector verá cómo, de esta manera, el asunto se vuelve límpido y accesible.
Alienus es un vocablo latino que equivale a la palabra castellana “ajeno”. Alienado es el que no se pertenece a sí mismo, sino a otro.
En la perspectiva comunista, toda autoridad, toda superioridad social, económica, religiosa u otra cualquiera, de una clase sobre otra, comporta una alienación. Alienante es la clase social que ejerce la autoridad, o posee la superioridad sea a través de un rey, un jefe de Estado, un Papa, un Obispo, un Sacerdote, un General, un profesor o un patrón. Alienada es la clase que presta obediencia a la alienante. La clase alienada, por el propio hecho de estar sujeta a otra clase en mayor o menor medida, en esa exacta medida no se pertenece a sí misma, y está alienada a esa otra.
Transpuesto el concepto de alienación a las relaciones de persona a persona en la esfera religiosa, se puede decir que un Papa, un Obispo o un Sacerdote, en cuanto participa en la clase dirigente, que es el clero, es alienante en relación a un simple fiel, que es miembro de la clase dirigida es decir, el laicado
Toda alienación es una explotación del alienado por el alienante. Y, como toda explotación es odiosa, es necesario que la evolución de la humanidad conduzca a la supresión de todas las alienaciones y, por lo tanto, de todas las autoridades y desigualdades. Pues toda desigualdad crea de algún modo una autoridad. La fórmula más conocida y popular de la total no alienación está en el lema de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. La aplicación absolutamente radical de ese lema significa la implantación de una “anarquía” sin caos. La dictadura del proletariado no es más que una etapa hacia la realización del anarquismo.
El igualitarismo radical es la condición para que haya libertad, y para que, cesadas las explotaciones y las consiguientes luchas de clase, reine entre los hombres la fraternidad.
Esa es la quimera criminal de los comunistas.
II. El supremo objetivo “profético”: una Iglesia no alienante ni alienada.
De lo que expone el articulo de “Ecclesia”, deducimos que los “grupos proféticos” desean transformar la Iglesia Católica, de alienante y alienada que es, en una Iglesia Nueva, sin ninguna forma de alienación.
1º. No alienación de la Iglesia: en relación a Dios
2°. no alienación de la Iglesia: en relación a lo sobrenatural y a lo sagrado
La Religión Católica “constantiniana”, coherente con su doctrina sobre la trascendencia de Dios, admite lo sobrenatural y con ello lo sacral. Ahora bien, el concepto de un orden sobrenatural superior al orden natural, de una esfera religiosa y sagrada superior a la esfera temporal, conduce a evidentes desigualdades. De ahí provienen, ipso facto, múltiples alienaciones. En la Iglesia-Nueva, no alienante y no alienada, sólo se admite como realidad lo natural, lo temporal, lo profano. Es una Iglesia desacralizada. De ahí provienen múltiples consecuencias:
3º. No alienación de la Iglesia: en relación a la Fe, a la Moral, al Magisterio, y a la acción evangelizadora
4º. No alienación de la Iglesia: en relación a la Jerarquía Eclesiástica
Puesto que toda autoridad es siempre alienante, es menester que no exista. Y si existe, será solamente en la medida en que haga la voluntad de los alienados, que así escapan —por lo menos en amplia medida— al yugo de la alienación.
En la Iglesia “constantiniana”, la Jerarquía estaba investida del triple poder de orden, de magisterio y de jurisdicción. La Iglesia-Nueva, vaciando de contenido sobrenatural los Sacramentos, que están bajo el poder de la Jerarquía de Orden, negando el Magisterio, tenía en rigor de lógica que atentar contra la Jerarquía de jurisdicción.
Así, la existencia de un Papa, Monarca espiritual rodeado del Colegio de los Príncipes eclesiásticos, que son los Obispos —de los cuales cada uno es, en la respectiva Diócesis, como que un monarca sujeto al Papa— no es compatible con la Iglesia-Nueva. Como tampoco pueden subsistir los Párrocos, que rigen, bajo las órdenes del Obispo, parcelas del rebaño diocesano.
Es necesario, para no alienar enteramente a la Iglesia de la Jerarquía, democratizarla. Es preciso constituir, en la Iglesia, un órgano representativo de los fieles, que exprese lo que los carismas dicen en lo más intimo de la conciencia de éstos. Órgano electivo, claro está, y que represente a la multitud. Órgano que haga pesar decisivamente su voluntad sobre los jerarcas de la Iglesia, los cuales, claro está, también, deberán, de aquí en adelante, ser electivos. A nuestro entender, en rigor de lógica, esta reforma de la estructura de la Iglesia pedida por el “movimiento profético” sólo puede ser vista como una etapa en la realización cabal de sus objetivos. Pues la no alienación completa traería consigo, en un estadio ulterior, la abolición de toda la Jerarquía.
Sin embargo, considerando tan sólo la reforma que los “grupos proféticos” piden ahora explícitamente, podemos decir que ella transformaría a la Iglesia en una monarquía como la de Inglaterra, es decir, un régimen efectivamente democrático, dirigido fundamentalmente por una Cámara popular electiva, omnipotente, en el cual se conserva “pro forma” un Rey decorativo (en el caso de la Iglesia-Nueva, el Papa), Lores sin poder efectivo (los Obispos y Párrocos), y una Cámara de los Lores de aparato (el Colegio Episcopal). E incluso, para que la analogía entre el régimen de Inglaterra y la Iglesia-Nueva fuese completa, sería preciso imaginar un Rey y Lores electivos (es decir, Papa y Obispos elegidos por el pueblo).
Para completar el cuadro de la democratización, es preciso agregar que, en la Iglesia-Nueva, las parroquias serían grupos fluidos e inestables, y no circunscripciones territoriales definidas como suelen ser hoy. Esta fluidez, pensamos, también se extendería lógicamente, a las Diócesis. La Jerarquía ya no sería en la Iglesia más que un nombre vano.
5º. no alienación de la Iglesia: en relación al Poder Público
Esta forma de no alienación ya está incluida, a títulos diferentes, en los “ítems” anteriores. La Iglesia “constantiniana”, que tiene un gobierno propio y soberano en su esfera, desea la unión y la colaboración con el Poder Temporal. En esto, de algún modo, Se alienaría a él, y de algún modo lo alienaría a Si.
La Iglesia-Nueva, por todos los motivos expuestos, declara no necesitar del Poder Público, ni desear con él relaciones de Poder a Poder. De este modo la mutua alienación habrá cesado.
Conclusión
Así concluimos que, la Iglesia-Nueva será enteramente no alienada, y dejará enteramente de ser alienante.
III. Solo la lucha de clases conseguirá la no alienación dentro de la Iglesia.
1. La Jerarquía ayudó a la ejecución del programa profético de no alienación. Sin embargo, no puede dar el paso final.
La no alienación total, por medio de la cual la Iglesia “constantiniana” se debe metamorfosear en la Iglesia-Nueva, ¿podrán los “grupos proféticos” esperarla de la Jerarquía?
Teniendo en cuenta que miembros de ésta han apoyado muchas medidas no alienantes, se diría que sí. Tanto más cuanto que los “grupos proféticos” afirman que la obra del Concilio Vaticano tuvo un carácter no alienante, es decir, desacralizante e igualitaria, que representa un primer paso —aunque tímido— en el camino de transformaciones más radicales.
Sin embargo, sin desdeñar el provecho que afirman extraer de la explotación de actitudes de ciertos Jerarcas y de las decisiones del Concilio Vaticano II, los “grupos proféticos” juzgan que la no alienación completa sólo podrá resultar de una lucha de clases entre el Episcopado y Clero de un lado, y los laicos de otro.
La razón de esto, alegan ellos, está en que de un jerarca simpatizante de la no alienación, se pueden esperar concesiones que le reduzcan los poderes; pero, por más simpatizante que sea, no se puede esperar de él una renuncia completa que equivaldría a un suicido.
2. El medio para llegar a la victoria de la revolución no alienante en la Iglesia: la insurrección del laicado.
Así pues, hay que concientizar al laicado para que, en lucha con los Jerarcas, exija la reforma de estructuras en la Iglesia, que la democraticen. En suma, el remedio está en la lucha de clases dentro de la Iglesia.
Esa lucha debe ser hecha por etapas:
IV. Los “grupos proféticos, artífices de la lucha de clases en pro de la no alienación de la Iglesia.
Los nuevos carismas de cuya vida vivirá la Iglesia-Nueva, no los recibe ya la Jerarquía, sino el pueblo fiel. Así pues, cabe a la Jerarquía, como hemos visto, obedecer al pueblo.
¿A todo el pueblo? Este debe ser, si no gobernado, por lo menos iluminado y liderado por los grupos carismáticos y proféticos que el Espíritu suscita en la Iglesia para dar testimonio.
Entonces, el conjunto de esos grupos formará, dentro de la Iglesia invertebrada con que sueñan, una red de influencias a la que corresponderá el verdadero poder.
Esto aumenta el interés del estudio sobre la estructura y los métodos de los “grupos proféticos”, que más adelante haremos.
Además, entre sus miembros, representantes naturales del laicado, es donde se deberá reclutar la Cámara popular dentro de la Iglesia-Nueva.
¿Cuáles son los medios de que dispone el “movimiento profético” para promover la subversión reformista en la Iglesia?
1. La extensión del “movimiento profético”
Los “grupos proféticos” son muy numerosos. Existen en muchos países. Responden —por la convivencia íntima que proporcionan— a las ansias profundas de sociabilidad del hombre contemporáneo, perdido y aislado en el anonimato de las grandes multitudes. Por éste y otros motivos, su número tiende a multiplicarse indefinidamente.
2. La estructura secreta del “movimiento profético”
Esa estructura es flexible y muy adecuada para promover la subversión en la Iglesia.
Los “grupos proféticos” son verdaderas células de número variable de personas. En todo caso, tal número nunca llega a ser grande. De esas personas, no todas están al corriente, con la misma profundidad, de los fines, de los métodos y las conexiones del grupo. Cada una de las células es así una minúscula sociedad secreta.
Cada célula tiene contacto habitual con otras del mismo género, lo que hace del movimiento un inmenso engranaje de una miríada de pequeñas piezas.
A esa unidad funcional se suma otra, más preciosa: todas procuran el mismo fin, o sea, la lucha de clases para imponer en la Iglesia una reforma no alienante.
Además hay que mencionar la uniformidad con que emplean, sea para el reclutamiento, sea para la subversión, los mismos métodos complicados y sutiles. De estos métodos hablaremos más adelante.
Todos estos factores hacen de los “grupos proféticos”, vistos en su conjunto, un movimiento impresionantemente uno.
¿Tendrán como expresión de esa unidad una dirección central suprema? El estudio de “Ecclesia” no lo dice explícitamente. Pero los datos facilitados por la revista hacen imposible no responder afirmativamente. Pues no se ve cómo conservar fieles a una doctrina compleja, mantener uniformes en su estructuración interna delicada, en sus métodos refinadamente especializados, tal miríada de corpúsculos existentes en países diversos y distantes. Cuanto mayor es la multiplicidad y la variedad de un todo, tanto es mayor la necesidad de un vinculo estructural inerte para mantenerlo unido. Así pues, también en su dirección central, los “grupos proféticos” son —concluimos nosotros— una organización clandestina.
¿De qué modo mantiene efectivo e ignorado su poder sobre las células, esa dirección central? Las apariencias, respondemos, hacen pensar en un compromiso asumido por elementos más graduados que, ellos sí, serían puestos al corriente de la existencia de la dirección central.
¿Cuál es el motivo de mantener esto en el misterio? La razón es simple. Los “grupos proféticos” se presentan como fruto espontáneo de una lluvia de carismas para animar a un laicado al que una evolución profundamente natural, y también espontanea, volvió adulto. Ellos no pueden, pues, tomar aires de un movimiento organizado por una pequeña cúpula, astuta y eficiente.
3. Los métodos de reclutamiento y formación: la iniciación “profética”
Un “grupo profético” penetra, vive y se multiplica siempre en un ambiente o una institución católica, como la bacteria penetra y vive en el cuerpo. El nace, en general, de la acción de uno o algunos agitadores discretos, que hacen reuniones sobre temas simpáticos y muy genéricos —la paz por ejemplo—. Entre los oyentes de esas reuniones, se recluta el primer puñado de adeptos.
Para no despertar desconfianzas, los agitadores invitan, una u otra reunión, a algún Sacerdote u Obispo que —ingenuo o cómplice, suponemos— apruebe y bendiga.
Reclutado paulatinamente un número mayor de miembros, comienza la inoculación subversiva.
Esa inoculación tiene dos fases. En la primera se procede a la difamación gradual de la Iglesia “constantiniana”. En la segunda, se prende fuego a los espíritus, haciéndoles desear las reformas que transformen a la Iglesia “constantiniana” en Iglesia-Nueva.
Ese trabajo comienza lentamente, con pequeños sarcasmos lanzados aquí y allá, con frases sueltas, con slogans cuidadosos. Los miembros que corresponden favorablemente a esos estímulos subversivos irán siendo promovidos al conocimiento de mayores horizontes revolucionarios. Los otros serán paralizados, enmudecidos o arrojados por la borda.
V. Cómo hacen los “grupos proféticos” la lucha de clases en la Iglesia.
Formada así una red suficientemente amplia de “grupos proféticos”, el movimiento está apto para salir de la sombra y entrar estrepitosamente en acción. Está a los ojos de todos como se hace una agitación eclesiástica. Nos limitamos a resumir lo que todos ven.
Ayudados habitualmente por una fuerte publicidad, a lo que todo lleva a creer que el IDO-C no sea ajeno, ciertos activistas comienzan a promover huelgas de fieles de parroquias contra algún Obispo o Sacerdote que, de pronto, no acepte reivindicaciones descabelladas. Si no son huelgas, son manifestaciones, ocupaciones de iglesias, manifiestos por la prensa, etc. En suma, siempre una lucha de clases para llevar al laicado a destruir las alienaciones de que el Clero seria el beneficiado alienante y explotador.
La publicidad que alcanzan tales actos es evidentemente muy apropiada para atraer, hacia la agitación, a nuevos reclutas impresionables, o deseosos de aparecer. El movimiento aumenta, y así se torna apto para actos de subversión más osados.
El conjunto de estos hechos crea un clima de terrorismo publicitario contra los recalcitrantes, que los aísla respecto de amigos e incluso de familiares, y así reduce al mutismo a casi todos los que estarían dispuestos a reaccionar.
Ese terror —en los lugares donde hay “grupos proféticos”— es preparado con gran antecedencia por medio de estadísticas y encuestas sociales tendenciosas, elaboradas y divulgadas por los “grupos proféticos”. Así, estos consiguen hacer creer que la inmensa masa de los fieles desea las reformas en la Iglesia, que tal es el espíritu imparable de los tiempos, y que oponerse a las reformas es lo mismo que querer detener la marea creciente con las manos. Los síntomas, reales o forjados, de las tendencias revolucionarias de las multitudes son los “signos de los tiempos”. Los captan con perspicacia especial los que poseen “carismas proféticos”. Gracias al alarido de los “grupos proféticos”, la subversión eclesiástica, obra de una minoría, parece corresponder así a las ansias mal contenidas de multitudes enteras enfurecidas por juzgarse alienadas.
El espíritu de la época, percibido “proféticamente” en los “signos de los tiempos” es la norma suprema, enseñan los “grupos proféticos”. No hay mayor locura que el intentar resistirle: es ser anacrónico, ridículo, despreciable. La Iglesia “constantiniana” tenía la pretensión de modelar los tiempos: la Iglesia-Nueva sabe que, por el contrario, debe dejarse modelar por ellos.
Así, la Iglesia, o acepta las reformas impuestas por la evolución y se transforma en Iglesia-Nueva, o muere.
A esta presión, hecha, en tantos países, en el interior mismo de la Iglesia por boca de todos los miembros de los “grupos proféticos” y por las grandes máquinas publicitarias del IDO-C, es dificilísimo resistir.
La resistencia sólo es posible a espíritus muy selectos, de una firmeza de principios inquebrantable, dispuestos a cargar con los mayores sinsabores. Y los más inesperados...
VI. Relaciones entre el “movimiento profético” y el progresismo.
El lector conoce de sobra el conjunto de aspiraciones, doctrinas, transformaciones y tumultos que caracterizan en el orden del pensamiento y de la acción, al llamado progresismo católico. Y es tal la afinidad de los “grupos proféticos” —como también del IDO-C— con el progresismo, que nuestros lectores se habrán preguntado en todo momento qué relación hay entre éste y aquéllos.
La pregunta es de las más procedentes, pues no hay un solo rasgo característico del progresismo que no esté explícita o implícita, próxima o remotamente relacionado con los “grupos proféticos”.
La acción del progresismo es tan amplia, y tan variada la gama de sus matices —que van desde el “moderado” y “conservador” hasta el revolucionario comunista— que nos parece exagerado atribuir al movimiento profético” y al IDO-C la causalidad de la corriente progresista en todo el mundo. Sin embargo, es cierto que las “minorías proféticas” merecen ser calificadas de progresistas.
Esta observación alerta el espíritu hacia otro problema. Si contrariamente a lo que a primera vista se puede suponer, el “movimiento profético” tiene su causa en una organización semiclandestina definidamente estructurada, ¿no habrá también una entidad más vasta, que sea la causante del progresismo en toda la Iglesia? La respuesta a esta importante pregunta rebasa los límites del presente comentario.
VII. Los “grupos proféticos” están al servicio del comunismo.
Por lo que se ha expuesto hasta aquí, consideramos que existe una grave sospecha de que los “grupos proféticos” están al servicio del comunismo. Para esto, basta considerar que:
Detengámonos un poco en el asunto.
Las afinidades entre los objetivos de los “grupos proféticos” y los del comunismo, son evidentes: los primeros procuran no alienar, y por lo tanto desacralizar y tornar rigurosamente igualitaria la Sociedad espiritual, que es la Iglesia, e incitan a los católicos a favor de las desalienaciones en la sociedad temporal; el comunismo procura no alienar y tornar rigurosamente igualitaria la misma sociedad temporal. Se puede decir así, que los “grupos proféticos” hacen la revolución comunista dentro de la Iglesia.
¿Qué ventaja obtiene con esto el comunismo? La Iglesia-Nueva, resultante de la acción del movimiento profético, no cree en un Dios personal, sino en un Dios difuso e impersonal, que es inmanente y omnipresente en la naturaleza. Ella cree en la evolución, en el progreso y en la técnica como las grandes fuerzas invencibles que animan el movimiento universal, remedian la desdicha del hombre y dan el rumbo a la Historia. Con un solo golpe de vista es fácil ver que esa doctrina significa afirmar la divinización de la evolución, del progreso y de la técnica. Lo que es extraordinariamente parecido, si no idéntico, al concepto evolucionista y materialista de Marx. La Iglesia-Nueva no tiene, para oponerse al comunismo, los mismos motivos religiosos invencibles que han llevado a la Iglesia “constantiniana” a oponerse a éste como a su peor adversario. Por el contrario, la teología de la Iglesia-Nueva prepara los espíritus para adherirse a él.
En otros términos, en la medida que hace adeptos, la Iglesia-Nueva forma simpatizantes del comunismo, o incluso comunistas militantes.
También frente a los aspectos sociales y económicos del marxismo, la actitud de la Iglesia-Nueva difiere de la posición tradicional de la Iglesia “constantiniana”. En efecto, esta última —basada en los 7° y 10° mandamientos— condena el régimen social y económico comunista como inmoral, y afirma la legitimidad de la propiedad individual, del capitalismo y del régimen de asalariado, de manera que, aún cuando un régimen comunista reconociera a la Iglesia existencia legal y libertad de culto, Ella seria irreductiblemente anticomunista [7]. Por el contrario, la Iglesia-Nueva, contraria a todas las alienaciones, sólo tiene motivos para ver con buenos ojos la supresión de situaciones patrimoniales y relaciones de trabajo que el comunismo tacha de alienantes.
Así, la victoria de la Iglesia-Nueva tendría como consecuencia fatal la transformación de la Religión Católica —también en materia social— de fuerza irreductiblemente contraria al comunismo, en fuerza auxiliar o incluso propulsora de éste.
¿Cuál es el alcance concreto de esa eventual transformación?
Hay en el mundo cerca de 500 millones de católicos [N.R.: en los años 70. Hoy día — 2013 — ya pasan de los 1.200 millones]; transformados de enemigos inflexibles en auxiliares o militantes del comunismo, ¡qué estupenda conquista para éste!
Lo que el comunismo, no ha conseguido hasta ahora, y jamás conseguiría por las persecuciones más atroces, lo alcanzaría sin ninguna violencia y sin ningún riesgo de suscitar peligrosas reacciones, por la simple metamorfosis incruenta de la Iglesia Católica en Iglesia-Nueva.
Ante esta perspectiva, las graves sospechas que, basados en el estudio de “Ecclesia”, levantábamos inicialmente, sobre la posición del movimiento comunista frente al movimiento “profético”, mudan de color. Ellas se transforman en certeza moral. Quien conozca la suma habilidad del comunismo internacional en infiltrar y neutralizar las fuerzas adversarias, y en apoyar todos los movimientos subversivos favorables no puede admitir que los dirigentes comunistas estén indiferentes, inertes y ajenos frente al éxito táctico incomparable que podrían obtener de la infiltración de los “grupos proféticos”, entre los 500 millones (actualmente son 1.200 millones) de católicos, de la neutralización de esa fuerza inmensa, e incluso de su aprovechamiento en favor de la causa marxista.
Nadie con sentido común puede admitir que, favoreciendo en tan gran escala al comunismo, la Iglesia-Nueva, a su vez, no sea ampliamente ayudada por él. Dado in concreto el proselitismo terrible y el incontable acoplo de recursos del comunismo, tiene plena aplicación en esta temática el raciocinio: puede, quiso, luego hizo (“potuit plane; si igitur voluit, fecit”). Apliquémosle a los hechos:
En el estudio de “Ecclesia” hay más de un dato concreto que habla en favor de esta conclusión.
Uno de ellos es que los “grupos proféticos” aconsejan a sus miembros a rehusar toda colaboración con los regímenes no comunistas por considerarlos alienantes. Sin embargo, aconsejan que sus miembros colaboren con los regímenes comunistas, pues los consideran no alienantes.
Otro hecho de que se informa en la última parte del artículo de “Ecclesia” es que los “grupos proféticos” se han desarrollado muy bien en Alemania Oriental, lo que jamás sería posible sin el agrado de las autoridades comunistas.
No sería por demás recordar las afinidades del IDO-C con el movimiento comunista. Siendo el IDO-C también afín con los “grupos proféticos”, de ahí se deduce igualmente una afinidad entre éstos y el movimiento comunista. Pues dos entidades afines, bajo el mismo título, a una tercera, son afines entre sí.
VIII. Viabilidad del plan comunista acerca de la Iglesia-Nueva.
Aún nos queda por formular una última pregunta de alcance estratégico. ¿Los “grupos proféticos” y sus comparsas marxistas esperan seriamente conseguir la metamorfosis de toda la Iglesia “constantiniana” en Iglesia-Nueva? El estudio de “Ecclesia” nos facilita algunos datos sobre este punto que sirven de materia para conjeturas.
A pesar de inculcar su programa reformista como un imperativo de los tiempos, dictado por el clamor indignado de inmensas multitudes de alienados en rebelión, los líderes del movimiento “profético” confiesan que, una vez impuestas íntegramente sus reformas en la Iglesia, éstas acarrearán tantas dispersiones y apostasías, que la Iglesia-Nueva quedará reducida, probablemente, a un pequeño número de fieles.
Siendo así, cabe preguntarse: ¿qué beneficio obtendría el comunismo en tal caso?
Imaginemos verificadas las esperanzas de los reformadores. Unos tantos Jerarcas y Sacerdotes cómplices, y otros tantos débiles y atemorizados, irían cediendo a las presiones, cada vez más violentas, de los “grupos proféticos”. La ola reformista iría aumentando de volumen, amenazadoramente. La herejía se iría tornando entonces más patente. La reacción legítima de los fieles también crecería. Y, a medida que creciera, comenzarían los actos persecutorios de los malos Pastores contra éstos: censuras de aquí, excomuniones de allá, interdictos de acullá. Un foso se abriría entre ambos lados. Nadie sabe qué proporciones alarmantes podría tomar la crisis en tal caso. Basta pensar en la herejía arriana del siglo IV, que conquistó casi toda la cristiandad. En aquella coyuntura, qué confusiones terribles, qué probaciones tremendas permitió la Providencia para castigo de los hombres.
Confusión también estremecedora ocurrió bajo el pontificado de Honorio I.
Los teólogos afirman que ese Papa, por sus omisiones y su ambigüedad, favoreció la herejía del monotelismo. Como es sabido, él escribió una carta al Patriarca Sergio, de Constantinopla, basada en tales términos, que llegó a ser condenada por el VI Concilio Ecuménico, aprobado por el Papa San León II. La confusión creada por esta carta fue tal, que hasta hoy, gran número de teólogos aún consideran oscuro el problema.
Será suficiente que los comunistas abran cualquier compendio de Historia Eclesiástica para ver qué desgracias de esas son posibles. En consecuencia, está en la lógica de las cosas que intenten todo para reproducirlas en nuestros días.
Es lo que, ciertamente, procuran con los “grupos proféticos”, y eso aunque éstos no consigan reunir en torno de sí más que a unos pocos católicos, o mejor, “ex-católicos”. Qué inmenso beneficio tendría el comunismo si esta hipotética reminiscencia del pasado se transformase en realidad...
Claro está que, aún en tal caso, el Espíritu Santo velaría por la integridad del depósito de la Fe. La infalibilidad papal jamás dejaría de existir. La Iglesia inmortal no moriría y, en su constitución divina, habría remedio para tas calamitosa situación [8].
Pidamos a la Providencia que libre de esto a la Esposa de Cristo. Pero, aunque Ella permitiese esta prueba, la Iglesia acabaría por triunfar. Le asiste la promesa divina, y Le reconfortan las palabras de Nuestra Señora de Fátima: “¡Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará!”.
Redacción de “Catolicismo”
NOTAS
[1] Este apartado ha sido preparado por la Comisión de Estudios de la “Sociedad Cultural Covadonga”
[2] En 1907, San Pio X condenó la herejía modernista. Tal herejía recibía ese nombre por pretender que la Iglesia se adaptara a las tendencias revolucionarias del mundo moderno, en lugar de luchar por la vigencia de los principios eternos de la Doctrina Católica. Hoy en día, se llama «progresista» a la corriente ideológica que, en el fondo, quiere, so pretexto del progreso material del mundo contemporáneo, que la Iglesia se ciña a los principios provenientes de él y abandone la doctrina tradicional. Tal corriente, es innecesario decirlo, incurre en un grave error de relativismo evolucionista, y, por su propia naturaleza, se encuentra en constante riesgo de admitir, como verdades, errores crasos, y de hecho con mucha frecuencia los admite.
[3] Para conocer a fondo el verdadero significado que los comunistas dan a la palabra talismán «Diálogo», le recomendamos leer el ensayo «Transbordo Ideológico Inadvertido y Diálogo», del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. (Pedidos al Apartado 8.182. Madrid. Pueden enviar el importe, 50 ptas., en sellos de correo).
[4] Revista mensual de cultura, editada bajo los auspicios y con el “Imprimatur” de Mons. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos (Brasil).
[5] N. DE LA R.—En el año 1971 fue fundada la revista “Crusade for a Christian Civilization”, órgano de expresión de la TFP norteamericana, que por su valor y coraje se hizo inmediatamente conocida en todo el país (303 W. 42 St. New York N. Y. 10.036, Estados Unidos).
[6] EL IDO-C EN ESPAÑA
Relación de los miembros españoles pertenecientes al “Comité Internacional para el Desarrollo de la Documentación Religiosa e Información” del IDO-C tal y como la publicó la revista “Approaches”:
[7] La defensa de esta tesis ha sido hecha de forma irrefutable por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su libro “La Libertad de Ia Iglesia en el Estado Comunista”, que acaba de alcanzar su 6ª edición en España. Divulgado por la “Sociedad Cultural Covadonga”, se puede solicitar en el Apartado 8.182, de Madrid, enviando su importe (25 pesetas) en sellos de correo.
[8] Sobre esas complejas materias, es interesante estudiar, por ejemplo: Papa Adriano II (All. 3 Conc. VIII Act. 7); Papa Inocencio III (Sermo IV in cons. Pont.); S. Antonino (S. Th. III, 23-24); San Roberto Bellarmino (De R. Pont. 2, 30; 4, 6 ss.); Suárez (De Fide, X, 6; De Leg., IV, 7); San Alfonso (Th. Mor., I, nn. 121-135); Bouix (Tr. de Papa, II, pp. 635-673; Wernz-Vidal (I. Can., II, pp. 517 ss.); Card. Billot (De Eccl. Chr., pp. 609 ss.); Vermeersch-Creusen (Ep. J. Can., I, n. 340); Card. Journet (L'Egl. du Verbe Inc., I, pp. 625 ss.; II, pp. 821, 1063 ss.). Ver también Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira, artículos: “¿Cuál es la Aut. Doct. de los Doc. Pont. y Conc.?”, “No solo la herejía puede ser condenada por la Aut. Ecl.”, “Actos, gestos, actitudes y omisiones pueden caracterizar al hereje” y “Respondiendo a objeciones de un imaginario lector progresista”, en Catolicismo, núms. 202, 203, 204 y 206 de octubre, noviembre y diciembre de 1967 y febrero de 1968.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario