SUMA ELEMENTAL
CONTRA ABORTISTAS
“Esperanza:
Te mando un barco de papel del cual te nombro capitana”.
(T.I.G.P)
21
de febrero del 2019
“En
su mano está el alma de todo viviente” (Job. 12, 10).
“Jamás daré a nadie medicamento mortal, por
mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco
administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi
arte de forma santa y pura.” (Juramento Hipocrático)
“La debilidad intelectual y moral de los
jefes y su ignorancia ponen en peligro nuestra civilización.” (Dr. Carrel)
“La ciencia responde que, en la continuidad
del ciclo vital, no hay más que un principio: la concepción (…); y desde ese
momento, se puede hablar de aborto de un ser humano.” (Dr. Paul Chauchard)
“Un psiquiatra inteligente dijo una vez que
es más fácil sacar a un niño del útero de la madre, que sacarlo de su
pensamiento.” (Dr. Willke)
“Todo hombre que no tenga ablandado el
corazón, terminará con el cerebro reblandecido.” (G.K. Chesterton)
“El huevo de la gallina -no fecundado- es
simplemente un óvulo.” (Dra. Biología) 4
INTRODUCCIÓN
Muchos,
muy probablemente, al leer un título como el que le he dado a este libro, se
muevan a pensar que mi propósito ha sido abarcar una suerte de totalidad sobre
lo que al aborto respecta. Lamento si los desilusiono, pero está lejos de mí
esa finalidad, tanto lejos de mi intención como lejísimo de mis capacidades. Si
bien se repara, hablo de “Suma Elemental Contra Abortistas”, con lo que ya
estoy limitando el horizonte básicamente a los propugnadores de la maniobra que
tiende a lograr el fin de la vida del ser humano en el lapso de tiempo que
corre desde su concepción hasta su nacimiento. Una “Suma sobre el Aborto” ya
implicaría un mundo mucho más extenso; pero, insisto, esto último no ha sido mi
objetivo.
Dicho
lo anterior, hay una segunda aclaración que considero necesaria hacer en orden
a lo que en este modesto escrito entiendo por “Suma”. Aquí “Suma” lo tomo en un
sentido demasiado matemático: se trata de una sumatoria de artículos que han
ido apareciendo casi con una frecuencia diaria en mi periódico virtual “Sol de
Noche”, y que presentaban la finalidad de contrarrestar la cantidad de engaños
enseñados por los favorecedores del aborto. En otras palabras, se trata de una
suma de escritos contra las falacias lanzadas por los abortistas. Tal vez en
esa sumatoria de uno más uno, de dos más cinco, de diez más veinte, como se van
atacando distintas propuestas de la patraña mortal, se alcance la obtención,
vía accidental y no como propósito directo mío, de un cuerpo más o menos
acabado dirigido al desarme de las argucias lanzadas por quienes defienden las
prácticas abortivas.
Hay
una tercera razón que justifica el nombre de este libro, y es que un apartado
específico se titula “Suma Elemental Contra Abortistas”. En él se dan
refutaciones a distintos impulsores del aborto provenientes de diferentes
profesiones y funciones.
En
todos los casos en que expongo nombres de personas favorecedoras de las
prácticas cercenadoras de vidas, lo hago por la sencilla razón de que las tales
han salido públicamente haciendo alarde de sus posiciones. Y si se ve cierta
dureza en alguno que otro pasaje, aún tal fuerza, concebida con las mejores
intenciones, está dirigida a quitar del error a quien en él se halla.
Hay
cosas realmente indefendibles y el aborto intencional es una de ellas. Ante
ello repito con Chesterton: “No conozco nada tan despreciable como una mera
defensa ingeniosa de lo indefendible”. 5
Verá el lector al pasar las páginas
un arsenal de razonamientos tendientes a desarmar las proposiciones lanzadas
del lado contrario. Verá también que no me limito a una puesta en escena de
cuestiones relativas a ciencias humanas y de aquellos aportes que proceden del
sentido común. Siempre tuve una sencilla razón para no quedar anclado en la
exclusividad de esos espacios: mal que les pese, los abortistas juegan a ser
Dios; ellos quieren disputarle algo que no les pertenece. Los defensores del
aborto utilizan de cuanta astucia pueden a los efectos de llevar agua para su
molino, aunque esa astucia sea irrisoria. Son ellos los que a los cuatro viento
solicitan que en el tema aborto no se hable de religión, pero bien que les
encanta asirse de ella si la pueden presentar tergiversada. Bien que para
someter a legisladores a cursos dictados por grupos que usan la amaña
denominación “Católicos por el derecho a decidir”, ahí sí se permiten lo
“religioso”. Si es por confundir; si es por engañar, bienvenida sea la denominación
“católico”.
De
modo que, completando lo dicho en el párrafo anterior, no me quedo con la
cuestión de: solo ciencia. Hallarán ciencia, así lo espero, en el recorrido que
puedan hacer los que deseen leer esta obra. Pero será hallada en una
cosmovisión más amplia, pues: ¿acaso, finalmente, deberemos responder de
nosotros mismos ante tal o cual ciencia? Alguien podrá decir que se trata de
“un punto de vista”; pero, por mi parte, pienso que ante todas las visiones ese
debería ser el punto. Cómo será que ese es el punto, que fue por un hipotético
‘punto explosivo’ que algunas eminencias tenidas por superdotadas en nuestra
modernidad, le dieron la espalda al verdadero punto del asunto. Porque el punto
de reflexión a abrazar no era la nada sino el Ser. Y es frente a otro punto
llamado “ser humano recién concebido”, donde explota en luz radiante una
inteligencia fuera de serie que lleva sí o sí, una vez más, a considerar la
íntima unión con el punto trascendente para todo ser, y, de manera
especialísima, para el ser humano.
Algunos
artículos los he dejado tal como aparecieron ante un momento histórico
determinado y no he modificado nada de ellos; por caso, en un escrito se habla
de la presidente de Chile, Bachelet. Como sabemos dejó de serlo hace tiempo.
Aclarado lo anterior, lo que cuenta son los contenidos esenciales.
Van
mis anticipadas disculpas por si resulto algunas veces reiterativo con ciertos
planteos. Las más de las veces es debido a que los engaños vienen presentados
bajo nuevos vestidos, pero que, en el fondo, el cuerpo de la trampa es el
mismo. 6
Muchos defensores del aborto saben
muy bien cuáles son nuestras advertencias e indicaciones. Frente a ellos no
preguntaré como Aliosha a su hermano Ivan en “Los Hermanos Karamazov”: “¿Qué
significa que no te faltaron advertencias e indicaciones?” Y no preguntaré,
porque veo la respuesta -la contestación más escondida- en el humo invasor
ganador de mentes y corazones, hallado en palabras de Mefistófeles en el
“Fausto” de Goethe: “Es la sangre un fluido muy singular”. 7
UNA
“SILLA” MARAVILLOSA
Ahora
en Argentina los “menores de diez años de todo el país, deberán viajar en el
asiento trasero con una silla de seguridad”. La medida fue adoptada por el
Gobierno y es obligatoria. Es muy bueno repetir la disposición: “Todo menor de
diez años que se encuentre en el interior de un automóvil, debe viajar en el
asiento trasero ajustado a su sillita, hecho que es obligatorio según dispuso
el Gobierno, y todo para evitar que el niño sufra daños”.
Tomado
lo anterior y unido a la foto de la noticia en donde se puede ver a un bebito
sentado en su silla y a la madre sonriente que lo mira desde afuera, se me
ocurren un par de reflexiones.
La
ley, en el caso que tratamos, no deja lugar a escapatorias: obliga sin vueltas,
y todo por el bien de la criatura. No dice por ejemplo: use sillita, pero si el
llanto del bebe produce en la madre una neurosis mientras viaja o le causa
algún otro inconveniente psíquico, dele una buena bofetada y arrójelo por la
ventanilla. Sin embargo, hay doctrina penal que justifica algo mucho peor que
eso. Hay doctrinarios que aprueban el aborto en caso de que el embarazo esté
produciéndole una neurosis a la señora mamá. No se trata ya de lanzar a un
menor por la ventanilla de un auto (aún si eso pasase y siendo el riesgo de
muerte muy alto, quedan chances de que el pequeño viva); se trata de
descuartizarlo para sacarlo por otra “ventanilla”.
Nadie
se opone a que menores de diez años sean máximamente protegidos, pero muchos se
oponen a que menores de nueve meses sean debidamente defendidos. Nadie se opone
a que se deba evitar los mínimos daños en criaturas menores de diez años, pero
muchos buscan con fervor la producción de un daño irremediable, esto es, la
muerte, en seres humanos que se están gestando. Nadie se opone a que una ley
obligue a proteger a menores que tengan entre diez meses de vida y diez años,
pero muchos se oponen a que una ley obligue a proteger a menores que tengan
entre un instante de vida y nueve meses. Nadie quiere ver morir en un automóvil,
pero muchos quieren ver morir en el vientre materno. Nadie quiere una silla
trasera peligrosa, pero muchos quieren un vientre mortal. Nadie se opone a que
haya sillas artificiales para que todos los viajes ordinarios sean seguros,
pero muchos se oponen a que la única silla natural diseñada para el único viaje
extraordinario sea un cobijo vital. Lo más loco de las contradicciones
anteriores es que suelen darse en una misma persona o entidad. 8
Hay cosas opinables que válidamente
se pueden tornar obligatorias; pero hay cosas obligatorias que jamás deberían
dar lugar a la opinión. El respeto por la vida del más indefenso ser humano es
una obligación, y no es materia de opinión. Lo que se opine sobre la seguridad
de una silla vehicular puede o no ser obligatorio; pero la seguridad que debe
brindar al bebito intrauterino la “silla” llamada vientre, es sí o sí
obligatoria. 9
DE
LA EXPLOSIÓN DEL
BIG BANG A LA
EXPLOSIÓN MENTAL : NO EXPLOTE
(LA VIDA HUMANA DESDE LA CONCEPCIÓN )
Como
si fuera un argumento de fondo y contundente, ciertos abortistas manifiestan:
“Ya sé tus razones. ¿No tenés nada nuevo?” Como si en la reiteración de las
buenas razones hubiera algún mal o como si el mal radicase en el hecho de que
no se den nuevos argumentos. No se trata de nuevas razones, se trata de las
razones eternas, que, como tales, atraviesan el tiempo. De algún modo son
siempre viejas y de algún modo son siempre nuevas. No matar al ser humano en
gestación no es algo nuevo. Basta saber que no debe liquidarse a un nasciturus
porque no corresponde asesinar, no porque ahora contemos con el ADN. El ADN
viene a confirmar lo bueno del respeto de siempre, no a proponer un respeto
recién ahora. Quiero repetirlo: el ADN solo viene a reforzar el respeto que
siempre se tuvo por el ser que se está gestando. Ciertamente el ADN es un dato
científico nuevo: pero el ADN existe no porque la ciencia lo haya descubierto,
sino que la ciencia lo ha descubierto porque siempre existió. Ni la biología ni
la genética inventaron el ADN, simplemente lo hallaron.
Tratándose
de un embarazo, el hombre común espera con ansias transcurran los nueves meses
pues nacerá un ser humano; no hace cálculos mortales, solo considera el tiempo
en orden a una alegría mayor. El abortista, en cambio, es un malabarista de la
muerte, que considera con obsesión el tiempo para ponerlo al servicio de la
destrucción humana.
Se lo
ha tenido (y se lo tiene) a Stephen Hawking como un científico riguroso al que
jamás le gustó mezclar su pensamiento con la fe, y me temo que aquí hay un gran
engaño. Stephen Hawking fue el padre de un impresionante acto de fe, nada más
que del acto de fe más absurdo que puede emanar de quien ha sido considerado
una lumbrera científica: literalmente, solo es posible sostener lo del Big Bang
de Stephen, haciendo un acto de fe en un postulado irracional, y que, por ser
tal, no tiene prueba (es imposible que la irracionalidad encuentre prueba);
solo se sostiene en esa creencia circunscripta al absurdo. La teoría del Big
Bang tal como fue ideada por Hawking, solo puede probar una sola cosa: que se
trata de una creencia irracional en un dogma irracional, cuestión que aleja al
astrofísico del riguroso científico por el que se lo tenía. La teoría
anti-orden del Big Bang pergeñada por el astrofísico mencionado hizo delirar al
mundo, el cual no dudó en consagrarlo como el summum de la inteligencia, y a su
teoría 10
como un dogma incuestionable, tan
incuestionable que es enseñado en los colegios como si fuera una verdad
indiscutible.1
1
Hasta el hartazgo leemos a cada rato “teoría de”, “teoría de” y “teoría de”. Se
trata de una teoría. Ya en su obra “El Gran Diseño” (ed. Crtítica, Barcelona,
2015), el astrofísico habla incluso de la “Teoría M” (p. 14), que si alguien se
pregunta qué significa la “M”, el mismo Hawking nos dice que “nadie parece
saber qué significa” (p. 134). Lo grave es esto: que aun reconociendo de qué se
trata todo, lo dan como si fuera una verdad incuestionable.
3
“El concepto de multiverso puede explicar el ajuste fino de las leyes físicas
sin necesidad de un Creador” (Ob. Cit. p. 187). “No hace falta invocar a Dios
para encender las ecuaciones y poner el universo en marcha” (ob. cit. p. 204).
“El inicio del universo fue regido por las leyes de la ciencia y (…) no hay
necesidad de que sea puesto en marcha por algún Dios” (ob. cit. p. 155).
Respecto a la cuestión con Dios, se puede ver en el astrofísico de marras,
digamos, una gradualidad en la negación, pues todavía en su obra “Historia del
Tiempo” se aprecia cierta aceptación, lo que marca una diferencia respecto de
su obra “El Gran Diseño”, donde el dejar de lado a Dios es algo rotundo.
4 Hay quienes
niegan que el Big Bang de Hawking tenga algo que ver con una explosión. En
contra, les ofrezco las propias palabras de él: “La inflación explica el
estallido o ‘bang’ del Big Bang” (ob. cit. p. 149). Me pregunto qué otra cosa
puede significar el ‘bang’ sino un ‘pummm’, o, en palabra más apropiada, una
“explosión”. Hawking se cansa de hablar de “inicio, principio”, o ese ‘bang’,
cosa que también puede observarse en su otro libro “Historia del Tiempo”: “En
aquel instante que llamamos Big Bang” (p. 73, ed. Crítica, Barcelona, 1988).
“El tiempo tiene su principio en el Big Bang” (ob. cit. p. 74). “El espacio-tiempo
tendría una frontera, un comienzo en el Big Bang” (ob. cit. p. 164). Puede
también confrontarse con la obra “Somos Polvo de Estrellas” del astrofísico
José María Maza Sancho, en donde concretamente se dice: “El tiempo, el espacio
y la materia se originaron en una gran explosión inicial llamada Big Bang” (p.
66. Ed. Paidos, Buenos Aires, 2018).
No se
trata de cualquier Big Bang, se trata de uno que se justifica a sí mismo; que
viene de la nada;2 autoproducido; y que niega a Dios como Creador.3 Pero me
quiero centrar ahora en lo siguiente: se trata de un punto que explotó (caos)4
y del cual no solo pretende hacerse creer que vino una vida, sino todas las
vidas. En resumen, con el Big Bang de Hawking tenemos a una parte importante
del mundo que cree como dogma de fe que de un punto caótico salió toda vida,
todo orden. Ahora, si a esa gran porción de ese mundo se le dice que hay vida
humana desde la concepción, vida humana en un pequeñísimo ser al que con total
desprecio se lo llama célula insignificante, se niega a adherir a esa realidad.
Cree que de un punto sin orden salió toda vida, mas no admite que en un
pequeñísimo ser haya vida humana.
Stephen
Hawking no ha probado nada (tampoco habrá jamás prueba del absurdo) sobre su
Big Bang, pero gran parte del mundo cree en su creencia. La ciencia realmente
probó que hay vida humana desde la concepción, y gran parte del mundo rechaza
esa rigurosidad científica.
Cuando
usted luche por la defensa de la vida del nasciturus, encontrará a personas
contrarias a su posición, las que, entre otras cosas, le harán saber que ellos
son “muy serios”. Le dirán cosas como: “Hablando en serio, médicamente una
persona deja de existir como tal cuando se produce su muerte cerebral. Allí esa
persona deja de existir. ¿Entonces cuando una 11
persona comenzaría a existir como
tal? En el momento en que se forma el sistema nervioso central. Y eso es a los
120 días de su concepción. Esto más allá de las creencias religiosas recibidas
durante la infancia que condicionan el razonamiento científico.” A esta clase
de seriedad como la transcripta le encanta encuadrarse siempre en el marco del
“razonamiento científico”. Son “extremadamente serios” porque dicen fundarse en
la ciencia. Pero su seriedad es de lo más poco seria. Su seriedad consiste en
que aprueban una muerte cerebral porque ciertos científicos así lo han
determinado, pero rechazan que haya vida humana desde la concepción siendo que
la ciencia (la genética) lo ha probado. Vale decir que es el tipo de “seriedad”
a la que le encanta acogerse a la ciencia pero solo “cuando me conviene”.
Gracias
a que hay vida humana se puede llegar al desarrollo de un sistema nervioso; y
no es que gracias a un sistema nervioso se puede llegar a tener vida humana; en
otras palabras, el indicado sistema se da gracias al compuesto humano, y no
viceversa. En el momento de la concepción se encuentra primeramente la
actividad de la forma sustancial humana, y no, un sistema nervioso desarrollado
que vendrá después. El dato dado es reconocido involuntariamente por nuestros
opositores. Dicen que: el sistema nervioso se forma a los 120 días, cosa que
incluso es errónea, pues el desarrollo formativo de todo el ser empieza desde
la concepción. El alma es el principio vital del organismo, principio que
unifica y que da movimiento inmanente, y es quien informa a todo el ser. El
cientificismo de nuestros expertos atacados los hace comprometerse a rajatabla
con una fecha, esto es, 120 días, la cual corresponde a un desarrollo material.
¿Y qué tiene que ver esto? Que como eso presenta cierta relatividad propia del
desarrollo corporal, se daría el caso de que, si se produjera la completa
formación del sistema nervioso a los 121 días, o a los 122 días, o a los 123
días, entonces, ¿no habría ser humano? La comparación con la llamada muerte
cerebral les cae en su contra de manera completamente destructiva: es el
proceso vital el que subyace en los desarrollos, y gracias a él se dan esas
formaciones. El poder del proceso vital concede oportunamente acabamiento al
sistema nervioso. Reitero: dado que ya hay vida humana, es que más luego se
puede producir una formación orgánica determinada. Para colmo de maravillas el
ADN presenta una organización desde el inicio, a la que solo resta ir
desarrollándose.
No me
espanta cuando escucho del adversario que no debo trascender la ciencia humana.
Como si la ciencia debiera desligarse de la inscripción eterna de “no matar”.
La ley eterna que pide respetar la vida del más indefenso de los seres humanos,
es, paradójicamente, hasta lo más científico que existe. 12
¿VERDE?
Hay
una imagen en donde aparece una multitud de mujeres, todas eufóricas y con
distintivos verdes, festejando la media sanción alcanzada en la Cámara de Diputados de la Nación Argentina
para el proyecto asesino del aborto. El centro de la fotografía está dominado
por una señora de edad avanzada, cuyo rostro expresa una algarabía
descontrolada en apoyo de la invención legislativa. Se ve a la señora
acompañada de otras mujeres notablemente más jóvenes. Pero esas son tan solo
las apariencias. Solo se aprecia una informe masa ahogada en una vana alegría
que es un grito de muerte y expresión de olvido de quienes fueron en algún
momento.
El
desequilibrio adornado de verde, usa el verde como simbología de su lucha
mortal. Pero así como para alcanzar sus metas no han temido tergiversar todo,
también hasta el color indicado ha sufrido de alteración inadmisible.
Fuera
del mundo de la señorita fantasía, el verde, en la realidad, es expresión de
belleza y de vida. Pienso en la esmeralda y su belleza; menos conocida pero
igualmente preciosa, es la piedra verde llamada peridoto; otra hermosura en
verde es el diópsido; verde deslumbrante es el granate tsavorita; bellezas
también son la turmalina verde, la fluorita esperanza, la apatita de cromo, la
prehnita, el jade y la malaquita, por nombrar algunas. Y en el mundo vegetal el
verde no solo arroja belleza sino también vida; en los árboles, en las plantas,
en el pasto, todo es verde vida. De hecho, generalmente, cuando muere el
vegetal adquiere un color amarillento o grisáceo. Se despoja del verde que
indicaba vitalidad. Las abortistas usurparon el verde. En sus ideas asesinas no
hay belleza no hay vida; hay sí, todo lo contrario: hay fealdad, maldad,
horror, caos, sangre y muerte. No es el verde un color para ellas. Como han
hecho con otras cosas y como es propio de sus planes turbios, han usado el
verde para camuflarse, dando una apariencia que no tienen. No está en la
mentalidad abortista la frescura de la vida ni su belleza: a ella, a esa
mentalidad, le es dada por compañía la monstruosidad. Siquiera podrían haber
elegido el rojo, hubieran significado su deseo por el derramamiento de sangre o
su gusto, confeso hace poco, por desayunar fetos. El rojo hubiera sido más a
tono con una de sus vertientes alimenticias de sus desvaríos mentales, (¡una
entre otras!) a saber, su marxismo. Rojo con la hoz y el martillo, ahora
reemplazados por la cánula, la cureta, la jeringa con aguja espinal y el
forcéps para hacer abortos. Y en el mundo de fantasía quisieron algunas
equipararse al Increíble Hulk, 13
cuando esas Increíbles Hulkas del
feminismo están más cerca de semejarse a la maldad del Acertijo (Riddler).
Hasta
un cantante llamado Diego Torres, usa el verde para hablar de “color esperanza”
apareciendo en la tapa de su álbum rodeado de pasto, y luego se proclama
acérrimo defensor del aborto, en donde, como lo enseña la crudísima realidad,
no queda para el pobrecito e indefenso ser humano abortado, más que el rojo
sanguinario y el oscuro negro de la muerte.
Debajo
de la fotografía a la que aludí en el párrafo primero, una leyenda dice: “Luz
verde para el proyecto de despenalización que habilitó Macri”. Lo dice Clarín,
con total claridad: “lo habilitó Macri”. Pero una vez más aparece el verde.
Confusión con lenguaje simbólico. Siempre la luz verde dio paso a lo permitido
no a lo prohibido. Ahora con la luz verde tiene paso lo prohibido, ahora la luz
verde es para asesinar, y la luz roja para quienes están a favor de la vida. 14
“SÁQUELO
RÁPIDO"
Un
niño estuvo encerrado por casi dos horas en una camioneta, en donde además
hacían 36 grados. Según cuentan, casi muere. Los medios de comunicación nos
deslumbran con su lógica, y afirman que "habría que haberlo sacado
antes". Luego, lo esperable: el padre fue detenido.
Respecto
de unos niños, hay quienes piden se los saque rápido de dónde están, y eso para
que no mueran, y respecto de otros niños, esos mismos que antes pidieron una
cosa, ahora piden que se los saque rápido pero para matarlos. Para unos niños
piden se eviten encierros de 36 grados asfixiantes que podrían llevar a morir,
y, respecto de otros, piden que se evite la continuidad de las temperaturas
adecuadas para el desarrollo vital dadas en un proceso llamado embarazo, y todo
para llevar a la muerte.
Hay
quienes se alarman si un niño de tres años casi muere con altas temperaturas
porque no se lo sacó prontamente de dónde estaba, pero se alegran si una bebita
de cinco meses de gestación muere, porque se la sacó prontamente de donde
debería haber permanecido.
El
jefe de la Policía
le hizo saber a la prensa que "cualquier padre lo primero que hubiera
hecho es tomar al niño, pero él no lo hizo. Parecía que no fuere el
padre". Lo haré más extensivo. Me pregunto: ¿cuántos no solo no parecen lo
que deberían ser, sino que, más grave, de algún modo son como lo peor a lo que
no deberían parecerse? 15
LAS
FEMINISTAS Y SU “DERECHO AL ABORTO TARDÍO”
Una
expresión feminista dice la siguiente sinrazón: “La mujer que tira su bebé a la
basura solo ejerce su derecho al aborto tardío. Un hetero la llamaría asesina”.
Siguiendo lo anterior, las feministas no deberían hablar de “violación”, porque
los violadores dirán, usando la lógica de ellas, que están ejerciendo su
“derecho a comer carne”.
Y se
les complica mucho el tema cuando matan a una mujer nacida. No dicen que el
hombre ejerció su “derecho a un desquite tardío”. Ni siquiera les cuadra el
término homicida para aplicarlo a quien mató, razón por la cual inventaron el
término “femicida”, en el intento de aumentar la gravedad del hecho.
De
modo que para la insensatez feminista un homicida es mucho más que un homicida,
es un femicida; pero una feminista abortista es mucho menos que una asesina, es
una víctima.
Quienes
sostienen fríamente lo criticado, sostienen un rejunte de monstruosidades. 16
NO
SALVE EL PLANETA
Mi
propuesta inicial puede resultar muy chocante, pero la dejaré asentada:
desconfíe de todos los slogan de la modernidad. En lo posible no los mire con
una lupa sino con un microscopio, aunque, a decir verdad, a veces no hace falta
más que la simple vista para apreciar todo lo que son.
Sin
temor a equivocarnos, si queremos llegar en auto a una casa que se encuentra a
cien metros por delante, mal haríamos en pensar que lo lograríamos poniendo la reversa
y yendo doscientos metros para atrás. No se salva una paloma proponiendo
extirparle el corazón. Nos cuentan ahora que debemos salvar el planeta
extinguiendo al hombre. Pero el planeta no se salva matando gente, seguramente
porque se llegaría a un punto en donde ya no habría nadie que compruebe si el
planeta se ha salvado. Puedo proponer que para evitar la “contaminación
ambiental” no debemos respirar; pero al morir todos, nadie comprobaría si se
logró la moderna “obra de beneficencia”.
El
principio que mantienen los mentores del exterminio humano, es el siguiente:
que para procurar una rica mermelada de manzana, es muy conveniente liquidar a
los manzanos; para ellos lo conveniente no es enseñar un recto cuidado, sino
que en un tiempo no muy lejano ya no haya cuidadores.
Están
intentando modificar de raíz los pilares constitutivos del universo; están
queriendo que se vean a las destrucciones y a las muertes como cosas impensadas
para estos tiempos, aunque, paradójicamente, invitan a la destrucción camuflada
y a la muerte. Decir: “Salve el planeta, no tenga hijos”, me trae a la memoria
aquello que Orwell dejó estampado en su obra 1984 sobre el pensamiento del
perverso Hermano Grande, pensamiento que quería dominarlo todo: «El poder
consiste (…) en desgarrar en pedazos el entendimiento humano para volverlo a
reconstruir conforme a nuestros propósitos (…). El progreso en nuestro mundo
consistirá en evolucionar hacia padecimientos más perfeccionados»; y hablando
de ese progreso expresa que se tratará de una civilización que no tendrá por
base «la caridad», sino «el odio».
Quien
pretende que no haya hijos, tiene tanto interés en la salvación del planeta,
como interés tengo yo de que Obama sea presidente del Club de Peluqueros; vale
decir: ninguno. Tal pretensor está buscando un momentáneo llenado de buche sin
contratiempos mayores; pero horas más horas menos también deberá partir; la
muerte le golpeará la puerta y será 17
el último mensaje para ver si se da
cuenta que lo que había que salvar era otra cosa.
Es
mentira que no quieren muertes: quieren las que ellos proponen, con lo cual
están destruyendo la sana regla de la destrucción. Pues hay en el mundo un
equilibrio de destrucciones no solo permitido sino necesario. La pantera
seguirá matando para comer; el volcán no le pedirá permiso a Greenpeace cuando
se le ocurra descargar su furia de lava y polvo; y el trueno y el relámpago
–aunque les pese a los puritanos congresistas que levantan sus manos contra los
fuegos artificiales porque sus perritos llorarán un poco más de lo común para
Navidad o Año Nuevo-, seguirán dando su espectáculo casi todos los días en
distintos lugares de la Tierra ,
espectáculo que no discrimina a los perros de esos mismos legisladores.
Para
salvar al mundo, la moderna mentalidad no nos propone simplemente un castigo
para el cazador que caza indiscriminadamente y por el solo deleite de matar:
nos propone que erradiquemos al género humano. Algo así como si una persona
llegase a robar un alfajor, y por tal hecho metiéramos preso hasta a su
bisabuelo.
Ni
siquiera sabrían decirnos a ciencia cierta qué sería salvar el planeta, pues si
a éste lo componen un montón de cosas, ¿cómo puedo matar a alguna de ellas y
que no lo perjudique? ¿Cómo puede alguien matar a una cucaracha y decir que no perjudica
a la salvación planetaria? O, ¿cómo puede alguien conducir sobre un pastizal y
decir que matar al pasto no atenta contra la salvación en cuestión?
La
pregunta sin rodeos es: ¿alguien debe salvar el planeta? Y la respuesta sin
rodeos es: Nadie está llamado a salvarlo. Nadie tiene ese deber, y el sentido
común se encarga de darnos esa lección. No pude salvar a la señora que estando
a diez casas de distancia de la mía fue asesinada a la madrugada. Mucho menos
pude salvar al niño africano que fue devorado por un cocodrilo. No pude salvar
a la familia Pérez que vivía a un kilómetro del lago Titicaca y murió por
asfixia debido a una liberación de gas. No pude salvar a los que se estrellaron
en cualquier viaje aéreo. No pude evitar que un bosque se quemara completo en
cualquier lado que fuere porque un objeto que hacía las veces de lupa en
contacto con los rayos solares generó el fuego inicial. Tengo un deber de
cuidado racional respecto de los seres del planeta con los que tomo contacto,
pero no un deber de “salvar al planeta”. Debe entenderse la expresión en toda
su magnitud para que se descubra la falsedad de la misma. No existe una orden
impresa que me impela como fuerza interna a salvar el mundo. En todo caso,
descubro un deber de darle una mano a mi hermano que está en peligro, pero
nadie fue conminado a la 18
increíble misión de darle salvación
al orbe. Hoy invierten todo: enseñan que tengo el deber de salvar la Tierra despreciando a los
hijos.
Asistimos
a la estupidez de dejar que todas las especies se reproduzcan, al tiempo que se
lucha con denuedo por limitar a la especie humana. Se ve como cosa buena a una
superpoblación de todas las especies, pero la única población que debe
eliminarse es la nuestra. Hace millones de años el planeta viene dando sobradas
pruebas de que está hecho para el humano, pero ahora parece que es el humano el
que debe estar al servicio del planeta. Para los salvadores planetarios ya no
se trata de salvar el alma, se trata de salvar todos los tigres de bengala
existentes. No se trata de los Diez Mandamientos, sino de la Carta de la Tierra que, al decir de
Mikhail Gorbachov en 1992, es el documento que debería reemplazar a aquellos.
No me
cabe ninguna duda: la Tierra
estaría muchísimo mejor sin los modernos “salvadores”.
Admitiendo
de momento la existencia de hombres llamados a salvar el planeta, confiaría
mucho más en el cazador furtivo de leones, y no, en el cazador sanguinario de
humanos. Al menos el primero tiene un rifle y apunta a una bestia, en cambio el
segundo es algo más que una bestia apuntando con bisturí a un humano. 19
LECCIONES
DE UN WHISKY SOBRE LA VIDA
HUMANA EN GESTACIÓN
Además
de los conocidos beneficios aportados por una medida de whisky, no imaginé que
me iba a encontrar con un bien espiritual, derivado no solo del tubo donde
venía colocada la botella de la espirituosa bebida, sino también de su
etiqueta.
Al
invertir el recipiente, observé un pequeño signo en donde se indica a la mujer
embarazada la no conveniencia de beber alcohol. Si tiene una botella a mano,
fíjese, seguramente encuentro lo que estamos comentando. Queda claro la
protección al ser humano en gestación. Si –tal como dicen los abortistas- la
mujer solo tuviera un “conjunto de células”: ¿a cuenta de qué viene la
indicación de que la madre gestante no beba alcohol, si solo se trataría de una
parte más del cuerpo de la mujer?
Una
razón más para alegría del corazón. 20
EL
NIÑO Y LOS CONEJOS
Una
escultura presenta a cinco conejos, digamos, preocupados: cuatro intentan
ayudar a un quinto que se encuentra fuera de la plataforma superior, como que
se ha caído y quiere subir. Los cuatro de arriba, a su vez, se toman entre
ellos, contribuyendo tanto a una maniobra de fuerza como también de seguridad.
Una obra de arte que muestra a una especie animal que se brinda ayuda mutua;
todos ayudándose, y todos ayudando, principalmente, al que está en desventaja.
Seguramente la formación artística puede significar otras cosas, pero se me
hace asaz sobresaliente el significado expuesto.
Un
pequeño niño, acaso de unos dos años, fue fotografiado cuando estaba intentado
alzar por detrás al conejo en problemas. Probablemente, lo que primero venga a
la mente, es que el pequeño estaba queriendo contribuir a darle fin a la
“desdicha” del animal, y, probablemente, esa haya sido la intención del
infante. Puede también que lo haya querido alzar simplemente para cargarlo en
sus brazos un rato. Sea lo que fuere, la situación en la que se ve inmerso el
niño es de una maravillosa ingenuidad y de una ternura exquisita. Muchos
consideran a la dicción “ingenuo” como un sinónimo de estúpido, vale decir, le
dan un exclusivo uso peyorativo. Pero lejos de eso, la palabra significa: “que
es sincero, candoroso y sin doblez y actúa sin tener en cuenta la posible
maldad de una persona o la complejidad de una situación”. Otra definición
aporta: “falta de malicia y de experiencia; deficiente comprensión o
inteligencia y la ausencia de sofisticación; así como presencia de sinceridad,
inocencia, sencillez, candor, pureza o candidez”. Como se ve, todas cosas que
se dan en un chiquitín.
Tenemos
a un niño ayudando a cinco conejos, y aquí usaremos cinco conejos para defender
al niño, al niño por nacer. Utilizo comparaciones del reino animal, en aquello
que está permitido usar esas comparaciones; y aunque parece innecesaria e
incluso idiota hacer esta aclaración, debo hacerla, atento a que nos
encontramos en tiempos en donde si un perro intenta su sexo con el palo de una
mesa, algunos, realmente deslumbrantes, inventarán y justificarán para los
humanos, algo que podría llamarse la palofilia. Son los que, sin embargo, al
momento de imitar el regreso animal sobre el estiércol, se guardan bien de
hacer esas imitaciones.
No
solo los conejos se reproducen, sino que no se dedican a exterminarse; incluso
cuando están “en su salsa” se la pasan haciendo binky. Se dice que cuando el
conejo anda contento se pone a saltar y girar inquietamente (binky). Y se me
hace que cuando el bebito patea en la panza lo hace de 21
contento. Vemos el binky y lo referimos
a un conejo, pero parte de la prensa abortera se entera de que un niño de meses
de gestación fue sacado de la panza, operado (padecía espina bífida), y vuelto
a poner en las entrañas maternas para que continúe el embarazo, y prefieren
llamarlo feto. Ven a un niño afuera, pero no le dicen niño lo llaman feto;
patea un niño de contento, pero, insisto, lo llaman feto. Hacen lo que sea para
negar la humanidad que ven. El abortista procede contra la especie humana, en
clara demostración de sinrazón y práctica contranatural. Santo Tomás de Aquino,
comentando los Diez Mandamientos y hablando sobre el homicida (5°), dice que no
solo peca contra la caridad, “sino que peca también contra la naturaleza”, pues
el asesino se torna “más cruel que el lobo, del cual se dice en el Libro IV ‘De
los Animales’ (De Aristóteles) que si al lobo se le da carne de lobo no la
come”.
Estamos
en sociedades que se jactan de haber abolido la esclavitud, al tiempo que están
predicando en favor de la abolición del hombre. Espero que la ayuda del niño
valga no para quedar en una escultura de hierro inanimada, sino para trascender
hacia la criatura de barro animada, y que hoy ciegamente busca la destrucción
del semejante. 22
ABORTO
Y TIBIEZA
Piense
por un momento en algún ser que usted quiera mucho; piense que lo han
secuestrado, o que está en un gran peligro; y también piense: ¿no haría todo lo
que pueda por ayudar a esa persona, aunque sea una lucha de todos los días?
Ahora con el aborto estamos en una situación peor: no se trata de un secuestro
ni de un peligro cualquiera. Se trata ni más ni menos de la desaparición vital
de miles y millones de seres humanos, deseada por quienes quieren abrirles las
puertas al aborto.
Quien
por mal interpretar el “no juzguéis para no ser juzgado” guarda silencio
debiendo hablar, yerra; pues no es que no esté juzgando, dado que su callar sí
implica hacer un juicio; juzga que debe guardar silencio, y, por tanto, será
juzgado por su silencio. Y como su silencio es silencio de complicidad y
aprobatorio del aborto, será medido con vara rigurosa.
Ciertamente
no hay que juzgar al modo farisaico, pero sí hay que juzgar al modo de Cristo,
y guste o no guste, Su parecer sobre la protección de los niños fue terrible:
“Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen
al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo
profundo del mar” (Mt, 18,6 ss). ¡Qué escándalo para los que mueren por el
aborto promovido por los políticos y otros abortistas! ¡Qué escándalo para los
niños a los que en las escuelas se les enseña la perversidad asesina! Lo
repetiré nuevamente: si creen que por guardar silencio cuando se debe hablar no
serán alcanzados por el “no juzguéis para no ser juzgados”, se equivocan
fieramente, pues es ese silencio deliberado un silencio aprobado previamente
por un juicio mental, por un juzgar, y, por tanto, merecerá ser juzgado.
Se da
algo curioso. Los deformantes del “no juzguéis”, generalmente le escriben a los
defensores de la vida por hacer sentencias rigurosas, ¡juzgando! Que a ellos se
les aplica el “no juzguéis para no ser juzgados”. Y son los mismos los que
también ¡juzgan! Que no deben decirles ni una palabra a los defensores de la
muerte tornándose cómplices con ellos, alterando la rectitud del “no juzguéis
para no ser juzgados”.
Nadie
está dedicándose a descubrir faltas ocultas, a proponer venganzas, a condenar
pecadores que se confiesan pecadores o a realizar juicios reservados solo a
Dios. Pero sí se nos pide que frente a males tremendos, públicos y
escandalosos, ¡y encima de todo pasados como derechos y cuestiones legales y
lícitas!, alcemos la voz contra los que quieren hacer pasar al veneno por dulce
miel. 23
Se nos juzgará por cómo hemos
defendido la vida de nuestro prójimo: ese prójimo que para algunos se
presentará como hijo y para otros se nos presenta como un hermano, el más
pequeñín; el hermanito, ese que no tiene voz; ese que no ha hecho mal a nadie;
ese que te pide protección; ese que con su crecimiento le canta a la vida
segundo a segundo; ese que también es destinatario de las palabras del Divino
Maestro: “dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis”; ese que te
arroja el reflejo de lo que alguna vez fuiste; ese que es obsequio y criatura
de Dios; ese que se chupa el dedo para regalarte amor; ese que requiere de
nosotros el máximo cuidado y el máximo respeto; ese que indiscutiblemente es el
más indefenso ser humano; ese cuyas mejillas esperan tus besos y no tu abandono
y cooperación para que se tiñan de sangre; ese que te pide lo defiendas
denunciando cuando es preciso a quienes no les importa verlo nacer y que desean
hacer del exterminio de él una política de Estado.
Cristo
se puso del lado de la pecadora para defenderla físicamente y ayudarla
espiritualmente, no del lado de los fariseos que querían destruirla física y
espiritualmente. Ahora se trata no de una pecadora voluntaria, sino de un
bebito que no ha cometido mal voluntario alguno y al que pretenden poder
destrozar. ¿De qué lado estaremos? ¿Defenderemos la debilidad, o apoyaremos el
fariseísmo político de turno que ya empuñó en su mente las herramientas
mortales que, como piedras, ya se lanzan sin alarmarse contra la pobre criatura
humana?
Estamos
asistiendo al espectáculo de una cobardía sin precedentes: el proponer al
asesinato del más indefenso como un derecho. No haya tibiezas. 24
DE
RIDDLER (ACERTIJO) A LOS PAÑUELOS VERDE-SANGRE (ABORTO)
Un
grupo de mujeres con un pañuelo verde atado a su cuello, bien podrían ser las
representantes de una mina de esmeraldas, o acaso de la asociación vegana
“Lechuga para todos y todas”. Si le preguntase a un menor qué cree que puedan
llegar a significar, en una de esas me diga que son seguidoras de Riddler, más
conocido como Acertijo, ese personaje de ficción que tenía el signo de
interrogación para confundir y que le gustaba cometer crímenes. De las opciones
dadas, la expuesta por el menor se acerca más a lo que son las mujeres que el
día de ayer se reunieron en el Congreso de la Nación Argentina
para solicitar sea legalizado el asesinato de los seres humanos en gestación.
La diferencia es que no representan a un desquiciado personaje de ficción, sino
que representan a un desquiciado personaje de la realidad: a ellas mismas.
Tanto
como Riddler, a las congregadas les gusta jugar con palabras para confundir, y
así dicen que están para pedir “la interrupción voluntaria del embarazo,
entendiendo que es una cuestión de salud pública”. Puros eufemismos.
Una de
las abortistas dijo: “Es un debate instalado en la sociedad, una sociedad que
en su mayoría ha madurado y comprendió que el aborto clandestino solo garantiza
la muerte de cientos de pibas al año, por el delito de ser pobres”. Como verán,
son las mismas exposiciones falaces que siempre escuchamos hasta el hartazgo.
Son ellas que quieren instalar el tema, pues a la gente común no le interesa
matar seres humanos que aún no han sido dados a luz; son ellas quienes no han
madurado y no han comprendido que el aborto sí mata sin lugar a dudas a cientos
de niñas que se están gestando: ¿o acaso no son niñas las mujeres que están en
el seno de una madre? Nunca fue un delito ser pobre; el delito está en los que
enriqueciéndose injustamente hacen que otros caigan en la pobreza.
Tenemos
la voz de Ana, de la agrupación Amigas Feministas: “Acá interviene todo el
mundo menos las mujeres, porque interviene el Estado, la Iglesia , y hasta las
familias de carácter patriarcal, obviando que son nuestros cuerpos, que somos
nosotras las que damos vida”. Una vez más el cuentito del tío repetido millón
de veces. Por supuesto que intervienen las mujeres, pues miles y millones de
ellas, comportándose como tales, defienden la vida y tienen el sentido común
calibrado. La conocida y seguida feminista Jenny McDermott ya hizo viral su
pedido: “matar a los hombres y bebés varones”. Es un honor que el Estado, la Iglesia y las familias 25
“patriarcales” no pidan sangre de los
más indefensos. No es buen síntoma tener sed por la sangre humana, y encima
sangre humana de los más débiles.
Contamos
con lo dicho por la diputada Natalia González (del Frente de Izquierda) que
sale con que hay “300 mujeres que mueren al año en las estadísticas que se
conocen”. Se ve que no anda bien en matemáticas: a sus cifras (Bernard
Náthanson ya nos advirtió de esa estrategia farsa de aumentar las cifras)
debería sumar las mujeres que se abortan, a no ser que, contra toda ciencia y
evidencia, diga que no lo son.
Por
último, lo infaltable para llenar el rompecabezas al mejor estilo Riddler:
apoyar la abominación sodomita. No podía faltar eso en una marcha a favor del
aborto: “Implantación real y efectiva en las escuelas del Programa Nacional de
Educación Sexual Integral con perspectiva de género y laica”. Para los LGBT se
pide que puedan adoptar, se pide que la mujer sea el objeto de alquiler para
que luego ellos se queden con la criatura.
Póngase
un segundo en la cabeza de Riddler. El verde es una buena excusa para disimular
el rojo: el rojo sangre, demasiado indicador de la real intención sanguinaria.
Y ahora yo le dejo un acertijo para resolver, sirviéndome de las palabras de la
feminista que organizó la marcha, una tal Vanina Biasi. Ella dijo: “El espíritu
que nos mueve a las mujeres es que falta que el Congreso debata sobre el
aborto”. ¿Sabe usted cuál es el real espíritu que las mueve? 26
IMAGÍNESE
Imagínese
que nombran jefe de seguridad del tesoro de un banco al ladrón más
experimentado de su ciudad. Imagínese que nombran instructor de manejo a un
ciego. “¡Oh, qué está pasando con la humanidad!”, dirá usted muy
razonablemente.
Ahora
no imagine, solo miré la siguiente realidad, frente a la cual, lo anterior, aun
si en verdad se diese, pasaría a ser una broma de chicos.
En
Santa Rosa (La Pampa ),
el Defensor de los Ninos, un tal Meaca, usa como logo de su cargo el pañuelo
verde abortista. Pongamos “Defensor de Niños” entre comillas. ¿Defensor de
niños alguien que favorece su matanza? Un “Defensor” que está anunciando con su
pañuelito pertenecer al bando de quienes son los peores enemigos de los niños,
que hasta no temen mandarlos a matar. “¡Oh, qué está pasando con la humanidad”,
dirá usted muy razonablemente! 27
EL
CUENTO DE LA “NO OBLIGACIÓN”
Les
contaré el cuentito más corto que tal vez hayan leído, pero que tal vez les sea
sumamente útil y fácil de recordar:
“Había
una vez un pueblo gobernado por un hombre muy dañino. El tirano impuso una ley
por la cual todas las personas mayores de doce años que se encontraban bajo su
régimen tiránico, podían envenenar a los demás si así lo querían. La gran
mayoría de los súbditos se opuso a la medida tiránica. Pero el perverso
gobernante, ni lerdo ni perezoso, mando a sus más incondicionales seguidores a
repetir por todo el poblado la siguiente frase tramposa: ‘la ley de
envenenamiento no obliga a nadie a envenenar, pero no se le puede impedir ese
derecho a quien quiera valerse de él’. Y así hicieron los obsecuentes del
tirano; salieron del palacio y se encargaron de difundir la falacia
confundiendo así a muchos desprevenidos. Fin”.
Hagamos
ahora la aplicación del cuentito. Varios modernos han impuesto –más bien con
gradualidad- medidas a las que pretenden llamarlas leyes y que están destinadas
a fulminar a la familia. Muchísimas personas se opusieron y se siguen oponiendo
a tales maldades denominadas leyes. Pero para intentar que muchos crean que
esas disposiciones adoptadas son buenas, se ha generado el siguiente engaño,
difundido por todos lados y repetido sin cesar: “La ley del aborto no obliga a
nadie a abortar. La ley del divorcio no obliga a nadie a divorciarse. La ley
del matrimonio homosexual no te obliga a ser gay. Las leyes que otorgan
derechos no hacen daño. Lo que hacen daño son las prohibiciones de derechos”.
¿Qué subyace dentro de tanta falacia? Esto: que han pretendido obligar a que
todos vean a lo dañino como ley. Y como bien saben que no es correcto que
alguien se oponga a la ley pues estaría quebrando el orden, la primera
obligación deseada, entonces, es que se respete y no se ataque a esa “ley”.
Entonces claro, al hacer pasar a la aberración por ley, se llega a expresar que
“las leyes que otorgan derechos no hacen daños”.
Como
enseñaba Santo Tomás, la perversión que atenta contra la ley eterna y la ley
natural, sencillamente no es ley, y, por tanto, no debe ser obedecida.
Larga
podría ser la lista de imposiciones traídas de la mano de la mentira. En el
caso concreto de la aprobación del aborto, cualquier bebito intrauterino está
obligado a morir cuando alguien así lo disponga. Esa llamada “ley” apunta
directamente contra todo ser humano en gestación.
Al
menos en las cuestiones esenciales, no está bien sostener que las leyes otorgan
derechos. Ese lenguaje es propio de una forma de hablar 28
revolucionaria. Yo tengo derecho a
vivir no porque me lo otorgue una ley humana, sino porque así me es concedido
por un orden superior. En tal caso, la ley no me otorga un derecho a vivir, se
limita a reconocerme ese derecho. Pero como han tergiversado lo esencial de
toda ley, resulta fácil para ellos hacer derivar supuestos derechos a través de
clarísimas perversiones.
Finalizan
la mentira expresando: “lo que hacen daño son las prohibiciones de derechos”.
Eso es verdad, pero bajo una condición: de que realmente se trate de derechos;
no de lo que los ideólogos nos quieren presentar como tales, y que, en verdad,
son cosas de lo más torcidas. Ellos han despreciado los verdaderos derechos y
han ensalzado la iniquidad. 29
EL
PEZ POR LA BOCA MUERE
Parece
ser que los ideólogos de la muerte han estado tomando clases de lanzamiento de
bumerang, y, por fin, puedo decir que me dan un motivo para hacerles un elogio.
En efecto, una buena persona me ha hecho llegar un cuadrito tipo caricaturesco,
hecho por el nombrado bando favorecedor del quite de vidas, imagen cuyo mensaje
intenta ser un golpe a los amantes de la vida, pero no pasa de ser un terrible golpe
que se les vuelve en contra. Va entonces mi elogio: ¡Felicito a los abortistas
por la precisión con la que se autogolpean!
La
hechura muestra a tres personas mayores defendiendo la vida del bebito en
gestación, al tiempo que también intenta reflejar una suerte de desprecio de
esas mismas personas para con dos niños pobres que, a un costado, se encuentran
en condiciones deplorables. En definitiva, lo que quiere transmitirse con la
fotografía artística, es que los que luchan por la vida son unos malvados e
hipócritas, pues al mismo tiempo que se las dan de defensores de la vida, no
son capaces de ayudar a los pobres.
Como
les dije, lo anterior es el lanzamiento de bumerang de la patota mortal. Un
lanzamiento de no mucho alcance, que hace un recorrido bien torcido, para
volvérseles prontamente sobre sus propios rostros. Veamos ahora el golpe de
regreso.
Por lo
pronto: ¿quiénes son, en verdad, los que siempre han invocado a la pobreza como
excusa para tornar procedente el aborto? Precisamente los abortistas. Son ellos
que se acuerdan de los pobres para hacerles abortar. Son ellos los que no
quieren erradicar la pobreza, pero si quieren erradicar al ser humano en
gestación. Ellos directamente no permitirían la pobreza, porque primeramente no
permitirían vivir. Su solución es “deslumbrante”: como la pobreza es un mal, el
bien estaría sencillamente en el asesinato; y para que no haya pobres
sufrientes por la vida, es mejor que haya bebitos sufrientes por la muerte.
La
imagen consabida trae otras lecciones dignas de rescatarse. En el cartel
sostenido por una de las personas que se ven defendiendo a la vida, se ve un
dibujo de un ser humano en gestación. De modo que, una vez más, se aprecia a
las claras que ellos saben que dentro de la panza hay un bebito, pero, aún así,
no temen proponer que pasarlo a degüello es un derecho.
¡Fíjense
la propuesta abortista, por favor: de aprobarse el aborto, habrá mucho dinero
puesto por el Estado, es decir, dinero que saldrá de nuestros pagos de
impuestos, para que el asesinato sea posible! Esto es, que en vez 30
de que sea un dinero que vaya para
ayudar a los más pobres, es un dinero que se pondrá para ayudar a que haya más
muertes.
Con
todo, quiero reivindicar y limpiar la imagen de los favorecedores de la vida,
que se ha visto ensuciada por la mala intención de quienes favorecen la muerte.
Puedo decir con conocimiento de causa que las personas que me ha tocado conocer
y que favorecen la vida tienen un corazón grande, y que, en razón de ello,
siempre las he visto generosas con el más necesitado. No es un pobre llamado
Ignacio quien abrió la puerta al aborto, es un rico llamado Macri; no fue el
comedor de su barrio y que alimenta a miles de gente pobre quien se presentó
pidiendo por el aborto, pero sí está detrás de la maniobra asesina la mega
empresa monstruosa internacional Planned Parenthood, que factura miles de
millones de dólares ¿con qué?: ¡precisamente con el negocio diabólico del
aborto!
Considero
que aún hay un argumento más claro que los anteriores y que se vuelve contra la
imagen pervertida diseñada por los pro asesinato, a saber: que son los mismos
pobres quienes aman la vida y desprecian el aborto. El pobre, por ejemplo,
quiere dinero para alimentar y vestir a sus hijos; no lo quiere para ir a pagar
a un médico asesino, ni para comprar pañuelos verdes, ni aerosoles para
arruinar paredes, ni pinturas verdes para pintarse de Hulkas, ni para hacer
afiches con invitación a brujerías hulkicidas, ni para hacer cartillas o libros
corruptores de la educación de los niños y jóvenes y ofrecidos en las escuelas
como cosas buenas. 31
¿PERSONAS
CON CAPACIDAD DE GESTAR?
Una
mujer que ahora se hace llamar Diego Watkins sale diciendo: “Los hombres trans
podemos querer gestar y podemos necesitar abortar”. A ver… Una mujer se “transforma”
en varón, precisamente para “ser varón”. Pero frente al aborto, muestra sus
dientes, no teme el día de mañana usar lo que tiene de mujer para gestar
gracias a lo que ella es, mujer, para, finalmente, matar. Es un deseo de muerte
por la muerte; una necesidad futura imaginada, no vivida, pero que en nombre de
ella y por un deseo actual de asesinato, muestra su apoyo al asesinato.
En
razón de lo anterior es que ahora se está utilizando la denominación “persona
con capacidad de gestar”. Ya se dejará de hablar de “mujer gestante”, como
única con esa capacidad; esto ya es considerado “discriminatorio” de la
ideología LGBT. Hoy la sinrazón consiste en esto: que liquidar a un niño es un
derecho de la “persona con capacidad de gestar”, e impedirle hacerlo es un acto
de discriminación. De modo que, para toda esta corriente, abortar al indefenso
bebito no es algo discriminatorio.
Pero
ahí no queda el tema. El diccionario de la Real Academia
Española define a la transexualidad como: ‘la convicción y sentimiento de la
pertenencia al sexo opuesto al biológico’. De modo que también tenemos la
inversa. Que un hombre se crea mujer. Seguramente usará debajo de su remera una
almohada que simule un embarazo, y a medida que vayan pasando los meses (hasta
llegar al noveno) irá metiendo más goma espuma a su almohada. Finalmente, podrá
entretenerse descuartizando alguna muñeca, para así haber probado que “las
personas trans” apoyan el aborto. 32
EL
DESAYUNO DE LAS HULKAS
Circuló
una foto en donde aparecen unas hulkicidas y una pared en la que se lee: “Hoy
desayuné feto”. Como si fuera algo fuera de lo común, muchos se vieron
sorprendidos.
La
bestialidad de ellas es expresión de contento y consecuencia de la bestialidad
democrática que ayer con la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto abortista,
desayunó, almorzó, merendó, cenó e hizo extensa sobremesa, todo para dejar
servido el “desayuno” del día después a las Hulkas.
Pero,
¿qué puede esperarse de la bestialidad sino más bestialidad? ¿O alguien, por
ventura, alguna vez vio salir agua pura del veneno?
La
frase es resumen de una verdad inconcusa: el aborto es algo fuera de lo
racional.
Toda
la insensatez abortista, tanto la de quienes se dan aires de científicos y
profesionales serios (por supuesto, políticos incluidos), como la de quienes
hulkean de cualquier manera, se cifra en una expresión que aglutina a los
seguidores de la muerte: “hoy desayuné feto”. Es el cartel significativo de
toda la tiniebla mental que acarrea el asesinato. 33
LAS
CHORIPANERAS DE LA MUERTE
Relacionar
un choripán con el aborto, es obra exclusiva de unas “sujetas o sujetes”,
identificados con un colectivo feminista llamado “Choripán y Vino”. Aún no se
ha determinado si fue por una extrañísima indigestión choripanera o por los
efectos del excesivo vino, pero el referido grupo ha dejado estampado que: “No
pueden salvarse las dos vidas. Un aborto interrumpe el embarazo sea este
clandestino o despenalizado. Pero el aborto clandestino pone en peligro la vida
de la mujer. No es la realidad que nos gusta pero es la realidad. La
despenalización permitirá sacar al aborto de la clandestinidad y dar seguridad
y protección a la vida de la mujer”. Con la obviedad, puedo dar una primera
respuesta: “No pueden salvarse las dos vidas. Un homicidio termina con la vida
de una persona, sea que se haga clandestinamente o que esté despenalizado. Pero
el homicidio clandestino pone en peligro la vida del homicida. No es la
realidad que nos gusta pero es la realidad. La despenalización permitirá sacar
al homicidio de la clandestinidad y dar seguridad y protección al homicida.
Algo
notable que reconocen las “choripaneras de la muerte” cuando dicen que: “No
pueden salvarse las dos vidas”, es precisamente que hay “dos vidas”. Asumen
conscientemente que están a favor de que se haga desaparecer una de ellas.
Y eso
que manifiestan de que “no es la realidad que nos guste, pero es la realidad”,
no es así. Se las ha visto festejarla. Nos han hecho saber tras la medida
asesina adoptada en la Cámara
de Diputados que: “hoy desayuné feto”. Al parecer tanto les gusta esa realidad,
que hasta son capaces de relacionarla con “choripán y vino”. 34
NO
TENGA RESPETO AL MAL
Hasta
el cansancio he escuchado por parte de los abortistas y, lo que es peor, por
parte de los que dicen estar a favor de la vida, que siempre tienen respeto por
las ideas del otro. Mutuamente se brindan “respetos” a sus posiciones. Los
primeros dicen estar a favor del aborto al tiempo que sostienen respetar la
postura contraria. Y los segundos, dicen estar a favor de la vida, pero
también, como siguiendo la etiqueta de moda de no salirse de la línea
democrática, expresan respetar la idea contraria. Para unos y otros, en el
fondo, prima, entre otras cosas, un ideal democrático bestial. Sea lo que sea
que el otro piense, lo importante, en nombre de la democracia, es que “nos
respetemos”. En verdad, tanto unos como otros de los indicados anteriormente,
están parados en la irrespetuosidad, solo que presentan una levísima
diferencia: los primeros, más bien se revisten de hipocresía, los segundos, en
cambio, de cobardía.
¿Qué
les puedo decir sobre el “respeto” que dicen tener los abortistas (es decir, el
primer bando de los mencionados)? ¿Hace falta decir algo sobre tamaña mentira?
¿Hace falta seguir probando que es el colmo de las irrespetuosidades como ya
tantas veces los hemos marcado? ¿Qué respeto puede tener el pensamiento del que
no teme llamar derecho al asesinato de un ser humano indefenso? ¿”Derecho”?
“Aborrece el Señor (…): las manos derramadoras de sangre inocente (Prov, 6,
16-19).
Pero
digamos algo sobre el “respeto” que algunos favorecedores de la vida conceden a
los abortistas. Con falsa prudencia y manteniendo una engañosa diplomacia,
admiten, tras hacerse los defensores de la vida, que también respetan la
postura de un abortista. Digo: ¡no debe respetarse las ideas abortistas de un
abortista! La mejor manera que tengo para explicar lo anterior, es mostrando en
qué consiste ese “respeto”.
¿Cómo
ve lo siguiente? Usted dice que está en contra de que a su hijo lo cuelguen de
una soga en el colegio al que concurre. Un profesor desequilibrado enseña que
ante la menor indisciplina el educando debe ser ahorcado. Claro, si usted es de
los “modernos respetuosos”, dirá: “Me opongo a que cuelguen a mi hijo, pero respeto
también la idea del profesor”. Entonces, sabe, usted no tiene respeto por su
hijo. Alguien dice que está en contra de las violaciones. Pero un grupo de
violadores se reúne para proclamar su derecho a violar, dado el nuevo
constructo social ideado por ellos, en base a que la naturaleza animal presenta
tendencia a una libertad sexual muy antojada. Desde luego, como contamos con
los actuales “respetuosos”, dirán: “No compartimos que haya derecho a violar,
pero 35
respetamos a los que se oponen a nuestra
idea”. Exactamente lo mismo pasa con el aborto. Es una locura eso de “estoy a
favor de la vida, pero respeto a los que manifiestan ideas contrarias”. Esa
idea contraria es un mal mental que no merece respeto. Lo dijimos ya: el mal no
debe ser respetado. Debe abandonarse esa posición.
Quien
dice tener un mínimo de amor, un mínimo de empatía por el bebito intrauterino,
jamás puede decir que “respeta la idea abortista de un abortista”. ¡Jamás!
Póngase en el lugar de ese bebito que ahora está en la panza de una madre (¡fue
usted mismo alguna vez!), y piense si realmente consideraría muy respetuoso el
enterarse que lo liquidarán. Eso del “respeto” es la hipocresía abyecta que vi
en un fragmento que me hicieron llegar aparecido en un programa televisivo y perteneciente
a una conductora famosa llamada Mirtha Legrand (tristemente seguida por miles
de televidentes), en donde se manifiesta a favor de la vida, pero muy
respetuosa de las posiciones abortistas, prácticamente al punto que ya
festejaba las decisiones nacidas de la “santísima democracia”.
No
tenga respeto al mal, jamás. El que no respeta el mal, ese, en verdad, es el
humano ciertamente respetuoso. 36
«PONER
LA OTRA MEJILLA »,
BIEN: PERO, ¿EN VERDAD CUÁL PONE? ¿LA DE USTED O LA DEL BEBITO ?
Días
atrás publiqué un artículo titulado «No tenga respeto al mal», y algunos han
tenido a bien aconsejarme que me dedique a la oración. Otros me dijeron cobarde
por decir lo que pienso valiéndome de la pluma, la palabra, a la que vieron
como opuesta a las obras. Otros me pidieron que recuerde el pasaje de la mujer
adúltera que no fue apedreada, y otros me han invitado a “poner la otra
mejilla”. Muchísimos estuvieron de acuerdo con mi escrito, entre otras cosas
porque bien leyeron que se trataba de no tener respeto al mal: ¡al mal!
Siempre
agradezco de todo corazón –y ahora una vez más- a las personas bien
intencionadas que hacen subir al cielo sus oraciones por mí; realmente me hacen
mucha falta. Igualmente quedo agradecido por los buenos consejos que me hacen
llegar, y también por aquellas palabras que, aún sin que llegue a compartirlas,
se nota a las claras que han pretendido hacer bien.
Sentado
lo anterior quiero hacer algunas aclaraciones que considero de suma
importancia, en la lucha contra el escandaloso y tremendo mal que hoy se pasea
frente a nuestros ojos. Calculo que nadie por muy perfecto que sea se quedará
tranquilo en un rincón de su casa a elevar suplicas al cielo, sabiendo que unos
ladrones están haciendo lo posible para forzar una ventana de la casa para así
ingresar a robar. En todo caso, podrá pedirse a Dios por la frustración del
plan pergeñado por los malvivientes, pero, según me lo indica el sentido común,
se hará todo lo posible para impedir la fechoría. Imagino que si un hombre va
por la calle y ve que una mujer está siendo agredida, no caerá de rodillas en
la acera para elevar oraciones al cielo pidiendo por el alma del agresor, y, en
cambio, saltará en pronta ayuda de la agredida.
Hay
plumas y plumas, y aquí solo diré pocas palabras sobre la pluma puesta al
servicio de la verdad. ¡Qué llamativo que algunos la traten de cobarde! Me
pregunto: ¿Cuántos son los que escriben defendiendo la verdad, el bien, el
orden? Más bien: ¿por qué tantos que deberían hablar enmudecen? ¿Cuántos
sabiendo cómo son las cosas, prefieren pasar silbando bajito para así vivir una
vida sin problemas? Con todo, ¿es justo tratar de pluma cobarde al que se
atreve a hablar frente a tanto silencio? La pluma puesta al servicio de la
verdad no es precisamente aquella que será borrada por el viento; ella,
paradójicamente, siendo palabra también es obra, y obra de 37
eternidad; ella se construye en la
verdad y por ella se construye con verdad. Y he aquí algo demasiado olvidado.
Con la referida pluma también se enseña al que no sabe; se da buen consejo al
que lo necesita; se corrige al que se equivoca. Tres cosas que figuran entre
las llamadas obras de misericordia. ¡Sí, obras!
Sobre
el caso de la adultera y el poner la otra mejilla, conviene hacer algunas
aclaraciones, pues, sino, se cae en deformaciones que pueden acarrear graves
consecuencias.
Sobre
la mujer a la que quería apedreársela, a muchos les encanta recordar el no
tirar piedras, para olvidar con mucha facilidad el “vete y no peques más” (Jn.
8, 11). Por lo pronto, Cristo no se quedó mudo, dijo algo, algo que es muy
contrario a lo que la sensiblería ofrece ahora tergiversando la Palabra Divina.
Pues, Jesús no dijo: “Mira, mujer, yo estoy en contra del pecado, pero si tú
quieres seguir pecando porque crees que eso es algo muy bueno, tranquila, está
todo okey; Yo respeto esos pecados que deseas, así que dale duro, dale rienda
suelta”.
La
diferencia entre Cristo y los fariseos radica en que estos querían destruir a
la persona, mientras que Cristo quería destruir el pecado, para que el pecado
no quiebre la amistad con Dios y termine por destruir al hombre. Haciendo una
analogía, hoy pasa lo mismo: muchos legisladores, las hulkicidas y especímenes
de igual calaña, quieren destruir al ser humano en gestación. No tiran piedras,
pero clavan instrumentos y trozan al bebito hasta matarlo, con el agravante que
aquí, el pequeño, a diferencia de la mujer adúltera, no ha cometido pecado
voluntario alguno. Es matar por matar, es un hambre de muerte indescriptible.
Y ya
que saltó a escena el tema de la mujer pecadora, quiero poner de relieve algo.
La mujer en cuestión, no propuso jamás como algo bueno lo que ella hacía; ella
sabía que actuaba mal y por eso dócilmente acepta el “no peques más”. Ella no
llamaba al mal bien ni al bien mal. En cambio, por ejemplo ahora con el aborto,
se está enseñando que eso es un derecho de la mujer, que eso es algo muy bueno;
no se trata de una cuestión meramente personal, sino que se trata ya de algo
que compromete a todo un Estado. Les pido a nuestros “exegetas” que expliquen
por qué callan el hecho de que Cristo uso del látigo para echar a los
mercaderes del templo: no les tiró piedras, pero les pegó con el látigo.
Entonces hay que ver cómo se usa de misericordia pero también cómo se usa de
justicia; hay que ver cómo se entrelazan ambas sin desfigurarlas; porque vemos
ahora quienes nos salen con el cuento de que, al parecer, todo juicio es malo.
Hoy se desconoce que esa acción de Cristo con su látigo fue una santa
irritación, lo que se llama 38
la santa ira, algo demasiado olvidado
en esta época, en donde conforme a la predica de algunos debemos actuar solo
como ositos pandas apapachadores. Ya en el siglo IV, el gran Padre de la Iglesia , San Juan
Crisóstomo, enseñó: «El que con motivo no se irrita, peca; pues la paciencia
irracional siembra vicios, nutre la negligencia, y no solo invita al mal a los
malos, sino también a los buenos» Sí: reclamo justicia para que se respete al
ser humano en gestación, y eso es juzgar; y lo hago oponiéndome a las
ideologías funestas y a sus defensores, y eso es juzgar con justicia. Eso no
solo es lícito sino que es un deber.
«Poner
la otra mejilla». Bien. ¿Pero qué es en ello lo recto? Pues al parecer hay
quienes piensan que Cristo hizo referencia a que nuestras mejillas sean una
suerte de botones de fleppers (pinball, petacos o milloncete) en que se da
parejamente a uno y otro, al de la izquierda y al de la derecha, para que la
bola sea lanzada. Esa interpretación deformada llevaría a que una persona que
tiene dos hijas, piense que, si un degenerado abuso de una de ellas, como el
texto bíblico habla de poner la “otra mejilla”, también deberá tranquilamente
ofrecer la segunda si así el degenerado lo dispone. En el caso del aborto, que
fácil es hacerse el perfecto diciendo que “hay que poner la otra mejilla”,
total las mejillas que un aborto destroza –entre otras partes del cuerpo de la
indefensa criatura- no son precisamente las de quien lanza frases bíblicas mal
interpretándolas. Una cosa es que soporte pacientemente una injuria que se me
hace, y otra muy distinta que me haga cómplice de un crimen, al permitir, tras
un vil e inadmisible silencio y despreciando la justicia para que reine la
injusticia, que el engaño de los embusteros crezca serenamente. 39
LEGÍTIMA
DEFENSA Y ABORTO
Suelen
invocar el caso de la legítima defensa, en la cual matar al agresor probaría
que la vida no es un derecho absoluto, y de ahí se agarran para hacer pasar al
aborto como algo válido y bueno. Hemos entrado ya en una zona de máxima
estupidez, razón por la cual debemos soportar proposiciones como la formulada.
Ahora resulta que para algunos, la legítima defensa, en realidad, viene a ser
un legítimo ataque contra el inocente. Ya no es más para defenderse de un
agresor, ahora es para defenderse del inocente.
La
legítima defensa es para defender la vida atacada injustamente por un
malhechor, no para acabar con una vida vivida inocentemente por un inocente.
Lo que
no les gusta explicar es que si uno mata a un agresor es porque se está
defendiendo la vida de uno mismo como un derecho absolutamente respetable. Si
un hombre desea matarme para robarme la servilleta en la cual dejé escrito mi
último artículo, y, en mi defensa, termino por matar al malviviente, es claro
que fue porque quiero conservar mi vida absolutamente, quiero que quede ilesa
ante ese hecho. En tal sentido sostengo que la vida inocente, esto es, la del
bebito intrauterino que voluntariamente no ha cometido ningún mal, es
totalmente digna de respeto. Eso es sentido común, y por eso mismo insisto, la
vida inocente exige el máximo respeto, la máxima defensa contra la injusticia.
No se
deje envolver con falsedades. Que no le modifiquen el buen juicio. Es la
legítima defensa la que también nos impele a defender al bebito por nacer, el
cual está siendo injustamente atacado por ideólogos de la perversión que
quieren arrasarlo.
Usemos
la legítima y buena defensa en favor del más indefenso. 40
VIGILIA
SATÁNICA HULKICIDA
Un
afiche hulkicida anuncia: “Llegó el momento. Las brujas esperamos la media
sanción. Vigilia por el aborto legal”. El dibujo central es una cacerola grande
que porta una sustancia verdosa que no tiene nada que ver con espaguetis verdes
ni sopa de arvejas.
Sabemos
ahora que hacen vigilias. Para los que no lo saben –nada está hecho al azar-,
una acepción de vigilia significa: “víspera, especialmente de una festividad
religiosa.” No tengo dudas entonces que lo de la despenalización del aborto
está signado, en su fuente más tenebrosa y profunda, por una vinculación negra,
demoníaca.
Aunque
algunos –erradamente según considero- creen que solo debe recurrirse al solo
dato científico para luchar contra el aborto, del bando contrario y con el
jueguito falaz de “religión no, religión no”, precisamente han estado
recurriendo a ella. Han recurrido y recurren a ella para desacreditarla cuanto
pueden. Insultos y ofendas al por mayor contra lo sacro; dicterios, calumnias,
y mentiras contra la
Iglesia Católica ; destrozos varios de cosas sagradas;
deformación de textos de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino; blasfemias;
tergiversaciones de la Biblia
atribuyendo a Cristo cosas inadmisibles. Tocante a esto último, el filósofo
Juan Carlos Monedero ha salido al paso a Tenembaum y a Cecilia Ousset, con un
escrito que no tiene desperdicio, intitulado «Manipulación de Nuestro Señor
Jesucristo y el aborto». Vale decir, fíjense ustedes cómo toda la patota
abortera, del color que quieran (verde, rojo, negro, morado, etc., etc.),
recurren permanentemente a lo religioso, sea para hacer vinculaciones prohibidas,
sea para atacar lo bueno.
La
ciencia sirve pero no es suficiente. La ciencia no va a solucionar los males
que estamos viendo. Aquél que ha despreciado a Dios, no va a tener problemas si
así lo quiere -¡las pruebas sobran!- en despreciar un aporte científico. Al
final de todo, no estamos llamados a rendirle cuentas a la ciencia. 41
14
SEMANAS, IGUAL A: NUEVE MESES PARA MATAR
Algunas
palabras para que se conozca el proyecto abortista que se presenta como
“científico, recto y bondadoso”, y que es todo lo contrario a eso. Se lo conoce
como el proyecto de las 14 semanas. Adelanto que las 14 semanas son tan solo la
concesión total de 9 meses para matar.
El
proyecto dice “garantizar el derecho de las mujeres o personas gestantes al
acceso de la interrupción voluntaria del embarazo” (igual sinrazón se repite en
el artículo 5º). ¡Qquién, sino la mujer es la única que puede gestar? Por
tanto, ¿qué tipo de seres habrá además de ellas para que, bajo la denominación
de “personas gestantes”, deba pensarse que también pueden gestar? Sucede que la
ideología de género no pudo esconderse del todo, y deja ver por algún lado su
cola. En otras palabras, quieren decir que si una mujer embarazada se cree
hombre, la sociedad será obligada como tonta a admitir, contra toda evidencia,
que es un “hombre” el que está gestando.
¿A
quién se le ocurre pensar que el médico que practica abortos hasta las 14
semanas, pasado un solo segundo de tal fecha dirá a alguna mujer: “¡No, no, qué
pretendes; ¿no sabes que abortar está mal y es un crimen aberrante, luego de
trascurrido el tiempo fijado por nuestros omnipotentes legisladores?”
Igualmente, ¿cree alguien por ventura que el legislador que favoreció la
maniobra abortiva hasta las 14 semanas, se le inmutará un pelo una vez que haya
abortos luego de pasados esos tiempos? Pero, dejada las preguntas retóricas, la
realidad habla por sí sola. Veamos cómo el proyecto de legislación, permite
abortar tranquilamente por nueve meses.
El
artículo 3º trae excepciones a esas 14 semanas, las que, en su calidad de
tales, habilitan para abortar por lo que resta del embarazo. Esas excepciones
son: violación, peligro para la vida o salud de la madre, y la tercera, por lo
inviabilidad de la vida extrauterina del bebito. Ahora con solo que una mujer
invoque que padece una neurosis (salud psíquica) procede un aborto. Y desde
luego la mujer que quiere abortar padece algo más que una neurosis. Por eso el
legislador abortista está diciendo: “-Tiempo abierto por nueve meses, chicas.
Todo suyo.”
Para
los que no lo saben, los “eruditos” de la muerte hicieron un cambio al proyecto
inicial: antes la letra decía que se podía abortar en casos de “malformaciones
fetales graves”, lo que, como usted puede muy bien imaginar, tenía por
finalidad el exterminio del ser humano que presentase 42
alguna falencia física. Caro lector,
¿se da cuenta usted de la calaña abortista que ocupando una banca va a
introducir la muerte? Ahora vienen a efectuar correcciones como si se tratase
de borrar con una goma una palabra mal escrita. Y esos mismos son los que se
rasgan las vestiduras hablando de Hitler, o hablando contra los militares, o
hablando contra la Iglesia.
Recuérdelo
bien: el legislador abortista tiene un reloj sumamente preciso, el cual, pasado
un segundo de la semana 14, determina que en el ser que se gesta ya hay vida
humana, dependiente de un desarrollo material. 43
Horas
atrás, y casi al llegar a una subida considerable de un cerro, me siento sobre
una piedra a descansar, y, aún algo agitado por el esfuerzo, escucho cercana
una voz que me dijo:
“Atento,
paisano, hermano,
veo
que andás liquidao,
mucha
mano a tu teclao
pero
al deporte le esquivas,
no es
la actividad cognitiva
raíz
pa estar enterrao.”
Volteo
mi cara para el lado de donde provenía la voz, y veo a un gaucho montado en su
caballo. Lo expresado y el modo repentino en que se produjo me causó inquietud,
sumado al hecho de que me dijera “mucha mano a tu teclao”, o sea, no entendí
cómo es que sabía que de tiempo en tiempo escribo algunas cosas. Fue tal mi
sorpresa, que me llevó a preguntar “cuál era su nombre” y “cómo es que sabía
que por ahí me dedicaba a escribir”. Sin rodeos me expresó: “me llamo Martín
Fierro, y tengo especial permiso”, agregando en tono seco: “no importa cómo sé
de tus cosas, vamos al grano”. Aflojo riendas a su bello tobiano para que pueda
pastar, y me dijo: “ando muy apenao por la Patria , y el asesinato de niños que ahora quieren
aprobar. Además, estoy muy indignado por el hecho de que los faranduleros de la
muerte usen mi nombre para ponérselo a una estatuilla, la cual entregan como
premio de sus obras en una gala llamada ‘La entrega de los Martín Fierro’.”
El
gaucho también me expresó: “Toma, amigo mío, esta hoja que te entrego. Esta es
la verdadera entrega de Martín Fierro”. Acto seguido y estirando su brazo
derecho, me hizo entrega de una hoja doblada, y, literalmente se esfumó.
Sin
pérdida de tiempo desdoblé la hoja y leí lo que les comparto: 44
MARTÍN FIERRO DEFIENDE A TODOS LOS
NIÑOS POR NACER
Aquí
yo vuelvo a cantar,
con
voz firme y segura,
mi
palabra está en cordura
y a
tono con la piedad,
es su
hontanar la verdad,
aunque
les parezca dura.
Quedó
invadida la Patria
con
personas sin dignidad,
hablan
mucho de libertad
como
si en ella vivieran,
son
embusteros que alteran,
viviendo
en la necedad.
La
cabeza sanguinaria
hoy
usa pañuelo verde.
Son
caterva rebelde
demoledora
del orden,
y
viven en el desorden
del
que su orgullo hace alarde.
Usaron
mi nombre en gala
festejando
un crimen atroz,
si
estoy como oso feroz
ante
el satánico encuentro,
es
porque llevo muy dentro
el “no
matar” del buen Dios. 45
Rufianes y asesinos
deambulan
por nuestra Patria,
al
bien le hacen la guerra
y su
código es la mentira,
tienen
por guía a la ira
y todo
lo que ella encierra.
Proponen
matar al más débil
y a
esto lo llaman derecho,
pero
el aborto es un hecho
que
clama justicia al cielo,
cuando
lo pienso me hielo
y se
me comprime el pecho.
No hay
cobardía más grande
ni
accionar más inhumano,
que
eso de usar de la mano
pa
cercenar vida ajena,
al que
el aborto no apena
es del
infierno villano.
Para
avalar el aborto
traen
a cuenta violaciones,
y cuan
sirenas con canciones
despistan
al más sencillo,
ocultan
con falso brillo
al dolor,
las frustraciones.
Más
pequeña que la pequeña,
es la
criatura engendrada, 46
y si una mujer fue violada
del
violador fue la culpa,
esto
el abortista lo tapa
y mata
al que no hizo nada.
No
está a favor de la vida
el que
avala algún aborto,
y sepan
que no soporto
esa
tibieza tramposa,
que
apoyando la muerte, osa,
estar
a la vida abierto.
Época
de los seudosabios,
de los
seudosprofetas;
de
quienes tienen recetas
macabras
bajo la manga,
siendo
el encono su daga
para
pelear por sus metas.
Cuando
terminé de leer me quedé muy pensativo. La porquería que se organizó y conocida
como “Entrega de los Martín Fierro”, fue un evento pergeñado malignamente para
favorecer la matanza del bebito en gestación, e intentar inocular ese mensaje
de muerte en quienes vieron esa entrega.
Guardé
cuidadosamente en uno de mis bolsillos la hoja que me dio Fierro. No quería
perderla. Luego bajé cavilando en esos nuevos versos que no pertenecen al
original.
Ya de
regreso a mi casa, tomé el libro de José Hernández, lo abrí al azar para dejar
entre sus hojas el misterioso poema que había llegado a mis manos, y mis ojos
leyeron del original:
“La
sangre que se redama,
no se
olvida hasta la muerte; 47
la impresión es de tal suerte,
que a
mi pesar, no lo niego,
cai
como gotas de fuego
en el
alma del que la vierte”. 48
TRATADO
ELEMENTAL SOBRE LA PATADA
Por
ahí, cuando se habla de «tratado», suele asociarse la palabra a una obra muy
extensa, voluminosa, a un material que dentro de lo que se pueda, agote de
alguna manera la materia que aborda. Hay algunas excepciones como la que ahora
abordaré aquí, que, por ser tan corta y precisa, agota prontamente el contenido
del que versa; pero no por eso deja de ser un tratado, aunque, bien le cabe el
calificativo de «elemental».
Como
se verá, el tratado elemental aquí considerado y calculadamente denominado
«Tratado elemental sobre la patada», puede ser de suma utilidad para los
legisladores favorecedores del aborto y demás personas segadoras de vida. Goza
de ser algo facilísimo de entender y completamente comprobable, lo que hace que
no se tenga que invertir tanto tiempo en estudios y cavilaciones profundas,
cosas todas que, como sabemos, no son faena deseada de la mayoría de los
políticos. Con todo, me parece que ya, mayores oportunidades de ver lo
evidente, es difícil de hallar.
Ayer,
hojeando un periódico, al llegar a la parte de los chistes me topo con uno
titulado “¡¡Ya patea!!”, cuyo autor es un tal Crist, y en donde una mujer
expresa a una señora embarazada: “-¡Qué divino! ¡Así que ya sentís que patea!”
A lo que la mujer encinta le responde: “¡Con decirte que tengo miedo de que se
enteren en algún club grande y me lo lleven!”
La
patada aludida se constituye en un curso magistral sobre vida humana, curso
contundente e irrefutable. Contra el grito irresponsable que proclama “aborto
libre, legal y gratuito”; contra esa expresión que solo ve células en donde
debería ver a un ser humano; contra el capricho que se alza contra el orden y
la rectitud; tenemos la elevadísima lección aportada por la patada
intrauterina. Un conjunto de células no es capaz de patear; un vegetal no es
capaz de patear; solo un animal es capaz de patear, sea un animal irracional o
sea un animal racional. Como las mujeres conciben animales racionales, se sigue
que el que está pateando en su vientre es un ser humano. El aborto libre
permite de todo, deformando, claro está, la palabra libertad; y es quien corta
la patada humana reveladora del hombre, bajo el engaño de: “tranquila, eso no
es nada, es una bolsa de células”. Déjese al pequeño llegar desde la concepción
a la patada, y déjese al niño llegar desde la patada al nacimiento.
Pero
el «Tratado elemental sobre la patada» permite hacer un descenso argumentativo
y enrostrar incoherencias. En caso de que alguno de los favorecedores del
aborto para no entrar en choque con la evidencia 49
manifestada por quien patea, pretenda
alegar que solo se trata de un animalito irracional y no de un ser humano: ¿no
es que acaso defienden con leyes y períodos de veda la cría de animales? ¿Cómo
es que entonces no defienden al que ven pateando? Un ADN les presenta
información humana desde la concepción, y quien más luego patea tras alcanzar
un desarrollo es uno de nuestra propia especie, es un prójimo cuyos pies festejan
la vida, y vida que los favorecedores del asesinato desean truncar para
siempre, cortando, entre otras partes, a esos mismos piececitos con los que
puede patear.
El
sentido común de la mujer bien intencionada encuentra acogida en la referencia
humorística que expresa un temor de que “un club grande me lo lleve”, puesto
que ya patea. Pero, ¿a quiénes llevan los clubes de fútbol para patear, sino a
seres humanos?
Se
puede patear por una cuestión defensiva; se lo puede hacer por diversión; y la
patada más encantadora es la del bebito en gestación: patea dando pruebas de
vida.
Para
defender la vida humana desde la concepción hay argumentos verdaderos «a
patadas», incluido el de la patada; pero para defender la muerte desde la
concepción no hay ningún argumento verdadero, y se lo probé en esta nota «en
dos patadas». 50
EL
NÚMERO NO CAMBIARÁ LA
NATURALEZA DE LAS COSAS
Supongamos
que el mundo tuviera 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de
habitantes, y de todos esos uno solo estuviera en contra del aborto: ese solo
tendría la razón. Es que la razón no depende del número. Un puñado de
abortistas no pueden transformar en bueno lo que es malo, y, por tanto, no es
posible que un bebito destrozado pase a ser algo loable.
Sentado
lo anterior, simplemente diré pocas palabras sobre un hecho que me resultó
llamativo. Leo en el diario que en San Luis se han juntado 1500 firmas a favor
del aborto, y que se las enviarán al Congreso de la Nación (como si se tratase
de enviar tarjetas navideñas); y muy orgullosas salen las de pañuelo verde.
Fuera de lo anecdótico y de la cifra referida, me vino un pensamiento: si,
conforme difunden a los cuatro vientos, en la Argentina hay más de
500.000 abortos clandestinos, ¿dónde están esas quinientas mil personas haciendo
el reclamo? Ni con marchas, ni con firmas por todo el país llegan a ese número.
Es una prueba más de cómo les encanta mentir inflando, modificando,
tergiversando cifras.
En
Argentina hay aproximadamente 44.660.000 de personas. Insisto: aún cuando 44.659.999
individuos llegasen a firmar en favor de la maniobra abortiva, y uno solo
dijera que es un terrible crimen que clama justicia al cielo, éste último es
quien estará fundado en el bien. 51
¡ATENCIÓN:
QUE NO LO ENGAÑEN!
Como
si a los abortistas no les bastase con intentar hacer creer que el aborto es un
derecho, no teme incluso hacer creer que hasta es algo católico.
Hay
estocadas para ingenuos, preparadas para congresistas. Una asociación oscura y
fementida llamada Catholics for choice (Católicos por el derecho a decidir),
dará una suerte de curso para legisladores en donde proponen que se tocará
aspectos éticos sobre la maniobra abortiva. La cuestión no está en decir que el
temario no tocará aspectos éticos, la cuestión es que apuntarán a inocular lo
malo, éticamente hablando. Yendo al punto: están a favor del aborto, no son
católicos, y, por tanto, se oponen a la Iglesia Católica.
Su
propaganda vende lo siguiente: “Talleres sobre valores para legisladores”. En
el moderno “ordenamiento” mundial el aborto es un valor.
El
grupo aclara que le pagará todo a los congresistas: pasaje, alojamiento, cena
(bueno… creo que incluye caramelos de bienvenida). ¡Cuánto dinero, ¿no?!
Llamativo.
Las
cosas por su nombre. No son Catholics for choice, son Satanic deceivers. No
caiga en engaños. 52
¿ALCOHOL
NO, ASESINATO SÍ?
Diario
Clarín se preocupa por la ingesta de alcohol por parte de los jóvenes. Quiere
cuidarlos y dice a los padres: “no dejes que tome alcohol”. Muy bien, Hasta se
preocupa por el bien de las células: “El consumo precoz altera el desarrollo de
células y áreas del cerebro de forma irreversible”. Por esto, va mi segundo muy
bien. Pero también tenemos lo siguiente. Ahora para Clarín, a las células se
las quiere cuidar, pero al ser humano concebido se lo manda liquidar. ¿Cómo es
posible que sí llamen irreversible a un deterioro celular, y al irreversible
asesinato del más indefenso ser humano lo llamen interrupción?! ¿Alcohol no,
asesinato sí? 53
LOS
VERDADEROS FUNDAMENTALISTAS SON LOS PRO ABORTO
Alguien
puede defender con constancia un “derecho a la estafa”, y pedir a sus
opositores que valoren “la razón por sobre los dogmas”. Hoy, tiempo en que el
Congreso de la Nación
Argentina –con Macri a la cabeza- le abre la puerta al
aborto, los pro abortistas que piden la despenalización del asesinato de los
más indefensos, piden valorar “la razón por sobre los dogmas”.
Intentan
corrernos con términos que no les favorecen. Son los menos indicados para
hablar de «razón». No es para nada razonable asesinar al bebito. Por eso
recurren a “dogmas absurdos”, y, por eso mismo, son fundamentalistas. Algunos
de sus principales insostenibles dogmas se cifran en: el cuento de la pobreza;
el derecho sobre su propio cuerpo; derecho a decidir; neurosis; violaciones.
Todas cuestiones que esquivan bebito. Lo demás es distracción.
Razonable
es no creerse más que la ciencia, y venir a borrar la genética que dice que hay
vida humana desde la concepción. Razonable es no oponerse al “no matarás”.
Razonable es respetar la ley natural que trae inscripto el no asesinar.
Razonable es respetar la ley eterna, alcanzable hasta con la luz de la razón, y
que, aunque invisible, deja ver a la inteligencia la orden escrita e
inalterable comprensiva del no matar. Razonable es no jugar a creerse Dios, y
respetar sus derechos y disposiciones. Razonable es que, si un preámbulo
constitucional habla de que se invoca a «Dios, fuente de toda razón y
justicia», no se escupa la fuente que dice invocarse.
He
aquí entonces a los verdaderos fundamentalistas: los pro abortistas 54
TODO
ABORTO SIEMPRE ES CLANDESTINO. SÍ A LA PENALIZACIÓN
(LA VERDAD QUE NO SE DICE)
Pensar
que el tema del aborto pasa por una cuestión de clandestinidad o no
clandestinidad, y eso en orden a lo que sucede con la mujer, es no haber
entendido bien el punto central del aborto; pues la clave no pasa por lo
anterior, sino por tener presente que se trata de un delito en donde se está
matando al ser humano en gestación.
Para
no perder la costumbre de desencajar a los abortistas, dedico unas líneas al
tema de la “clandestinidad”, de modo que quede menos clandestina la argucia de
lo que se pretende hacer no clandestino.
“Muchas
mujeres mueren por abortos clandestinos”, hemos escuchado decir innúmeras
veces, y la frase se repite hasta el hartazgo en estos días de tinieblas. Se
centra la discusión entre abortos clandestinos y no clandestinos. Y se piensa
así en que uno afecta a la mujer y el otro no. Y cientos de personas debatiendo
sobre que debe evitarse el daño a la mujer. Para los favorecedores del aborto,
el “no al aborto clandestino” es igual a “sí al aborto”, pero hecho en clínicas
“bien” preparadas. Hay un grave error: ningún aborto se dirige a matar a una
mujer, mas –como llevo dicho- todo aborto está dirigido a matar al niño. Que
sea hecho en una clínica lujosa o en una menos lujosa, no evitará el asesinato
de aquél al cual se aborta. No existe un aborto no clandestino, por más que se
llegue a una despenalización. En razón de lo anterior, afirmo que el aborto
siempre es un hecho clandestino, y daré las razones de mi aseveración.
La
visita al galeno abortista podrá ser o no ser clandestina, según el Estado del
que se trate, vale decir, si se trata de sociedades que tienen penalizado o
despenalizado el aborto. Repito para que quede bien claro: solo es la visita lo
que será algo secreto o algo no oculto. Pero la maniobra asesina, el aborto que
siempre recae sobre un ser humano en gestación, siempre es clandestino,
clandestinidad que queda determinada por quien la padece, y 55
quien la padece no es otra que la
pobre criatura humana en gestación. Para él siempre será una maniobra oculta,
secreta, de la que no sabe nada en absoluto. Por más que la madre esté siendo
televisada y vista por millones de televidentes mientras se lleva a cabo la
bestialidad, y por más que todo el mundo apruebe lo que se hace, el acto
sanguinario se realiza en la oscuridad y el secreto total para la víctima.
Debo
machacar en lo anterior. Lo volveré a repetir con otras palabras, pues a fuerza
de machaque se logra desterrar un engaño tan repetido. Teniendo en cuenta que
quien en verdad sufre la maniobra abortiva es un ser humano indefenso, que no
ve venir ni puede saber ni imaginar que se lo matará de la peor manera, y todo
eso ¡siempre y sin excepción! Estando enclaustrado en el vientre materno, fácil
es ver que todo aborto es clandestino, cuando, repito se tiene en cuenta quién
es en realidad la víctima. Es una falsía medir la clandestinidad del aborto a
partir de si se llevó a cabo en una clínica de lujo y avalada por “ley”, o en
un sucucho antihigiénico en donde se opera en violación de la norma: porque la
víctima del aborto no es la madre que decide abortar, sino su hijo, el cual,
¡seré hartante pero insistiré!, siempre sufrirá una muerte que le será
absolutamente ocultada, esto es, clandestina: sin excepción alguna. Siempre
para el abortado la muerte será secreta y enteramente perversa.
Si
alguien quiere entender por clandestinidad lo que se hace al margen de la ley,
entonces también aquí el aborto es totalmente clandestino. Y con lo dicho
efectúo una doble consideración: primera, si tenemos en cuenta la ley humana
positiva que sanciona a la maniobra asesina, quien comete un aborto lo hace en
clara eludida de la ley. Pero, en segundo lugar, queda el caso de que alguien
argumente que, si se despenaliza el aborto, luego el accionar abortista no estaría
al margen de la ley. Ciertamente con la despenalización del aborto se intenta
hacer cambiar la visión moral que hay sobre la maniobra, al presentarla como
permitida, incluso buena. Pero por más que se despenalice, el acto siempre
seguirá siendo intrínsecamente malo, pues la pretensa despenalización no puede
cambiar la realidad de un asesinato que recae sobre la total indefensión de
quien está viviendo temporalmente en el interior de su madre, esto es, no
visible a simple vista. Y en razón de lo dicho, en tanto que la voluntad del
hombre no puede hacer que lo que es malo sea bueno (por ejemplo, violar nunca
será algo bueno por más que haya un grupo de legisladores que así lo pretenda),
en caso de que un grupo de legisladores llegue a despenalizar el aborto, la
maniobra abortiva seguirá siempre eludiendo una ley, y en este caso se tratará
de la ley divina y de la ley natural que prohíbe el matar al inocente. Y aunque
sé que no me faltará el seguidor detractor que se burle de este último
postulado 56
en defensa de una exclusiva y
absoluta valoración de un positivismo legal mal entendido, lo dejamos
reflexionando: ¿la violación está mal porque lo dice una ley humana, o una ley
humana sanciona la violación porque está mal? Apreciado detractor: el sentido común
nos va conduciendo a otras leyes más allá de la humana. Lo último es inamovible
por más que aparezcan hombres de testas oscuras que, invocando que han
evolucionado, sostengan que hay que adaptarse a los cambios (caso del
periodista Jorge Rial que, luego de haber agradecido llorando que sus hijas no
hayan sido abortadas, luego, con el tiempo, cambió su visión sobre la maniobra
asesina viniendo a apoyarla, pasando a sostener que: “Hoy soy esto. Ayer fui
otra cosa. Se llama evolución. Molesta. Perdón”). El mal, el delito, sujeto a
evolución.
Es un
engaño entonces sostener que la despenalización quita la clandestinidad, pues
ni cambia la forma secreta en que muere la real víctima, a saber, el ser humano
que se gesta, ni tampoco se deja de eludir la ley, pues se sigue la violación
de la ley eterna y de la ley natural, y hasta incluso de la ley humana en su
composición esencial: la racionalidad, su teleología hacia el bien común, y la
autoridad.
Si,
tal como quedó probado, en verdad y en el fondo todo aborto es clandestino,
cuando se dice no al aborto clandestino, se está diciendo directamente: no a la
maniobra abortiva intencionada (a cualquiera). 57
FALSA
DISYUNTIVA
“A
favor de la vida o evitar muertes de mujeres, el debate que arranca hoy en el
Congreso”, titula una noticia el diario Clarín. No hay con qué darle: el mal es
mal por muchas vueltas que quieran darle. El asesinato es asesinato, y por más
vueltas que Clarín intente darle al asunto para camuflar la maniobra
sanguinaria, no logrará hacer de un mal un bien.
Veamos
la disyuntiva que propone: “A favor de la vida” o “evitar muertes de mujeres”.
¿Perdón? ¿Son esos los extremos en disputa? Los que estamos a favor de la vida,
estamos a favor de ambas vidas, y, por tanto, lógicamente, con total obviedad
se quiere también evitar la muerte de mujeres. No es una guerra entre la madre
y el hijo –como lo quieren hacer ver los favorecedores de los asesinatos-, la
guerra es entre la vida y la muerte. Favorecer la vida es favorecer dos vidas;
favorecer la muerte es favorecer ¡paradójicamente! dos muertes: una segura, la
del nasciturs, y otra posible, la de la mujer (el aborto es una operación
contranatural y, de por sí, de altísimo riesgo, se haga donde se haga). Pero
los que dicen estar a favor de “evitar muertes de mujeres” tal como
capciosamente lo propone la prensa aludida, están a favor del asesinato del más
indefenso. No tienen escapatoria. Bien saben que el punto es: a favor de la
vida o a favor de los asesinatos. Claro que si lo pusieran de ese modo se les
vendría abajo el plan. 58
EL
APURO ABORTERO “X”
Alguno
de los que dan vueltas libremente por el mundo, ha hecho una imagen en donde
puede leerse: “Tengo seis semanas quiero que me aborten. Y estoy apuradx. Ayudá
a que los fetos que no queremos nacer, también seamos escuchados”. Quien ideó
mensaje tan antinatural, parece que no se ha dado cuenta que hasta él mismo
haciendo hablar al ser humano en gestación está probando precisamente que bien
reconoce que se trata de: un ser humano.
La
publicidad que usa la “x”, demuestra contra los revolucionarios que ya desde el
vientre materno puede determinarse biológicamente si se trata de un hombre o de
una mujer. ¡Cómo les molesta la ciencia cuando se trata de ciencia en serio!
“Ayudá
a que los fetos que no queremos nacer, también seamos escuchados”, dicen. La
naturaleza misma, el avance de vida segundo a segundo del ser humano en
gestación, dan prueba acabada de que se quiere vivir. Por ahora, y para
desgracia de los impulsores de las maniobras abortivas, no se conoce en la
historia de la humanidad un solo caso de un nasciturus que se haya suicidado en
el vientre materno.
Al
parecer, quien hizo la expresión objeto de crítica, tampoco se dio cuenta que
no puede ser escuchado quien antes fuera dado a la muerte. 59
¿BAJA
LA DELINCUENCIA SI
SE ABORTA?
Me han
hecho llegar el siguiente argumento favorable al aborto: “la delincuencia baja
si se permite el aborto, sube si lo prohibimos.” Leído lo que me enviaron y por
una curiosa investigación, veo que el argumento tiene su origen en dos
personajes de los EE. UU: Steven Levitt y Stephen Dubner. Podrán imaginarse
que, antes de que uno se vaya a dormir, leer semejante afirmación es una
fuertísima tentación a la ironía. Y si le dedico aunque sea dos palabras a
proposición tan “fantástica”, no es porque la sandez lo merezca, sino porque
acaso sea de luz para alguien y para que se vea hasta dónde llega la
irracionalidad.
El
aborto entonces no sería un delito, sino que sería un remedio para la
delincuencia. Algo así como si propusiéramos que la delincuencia bajará si se
permite la benigna bomba atómica.
Parece
que sí o sí entonces debe quedar fuera de la delincuencia los asesinatos, pues,
de otra manera, ¿cómo explicar que a mayor número de asesinatos menor número de
asesinatos? Muy absurdo. Dicho de otro modo: al ser el aborto el asesinato del
más indefenso, a mayor número de asesinatos, lógicamente tendremos un
incremento de la delincuencia asesina, y no una disminución.
Llevado
al extremo el atropello propuesto, llegaríamos a lo siguiente: que la
delincuencia bajaría debido a los abortos sencillamente porque se estaría
liquidando a la humanidad, la que también iría bajando. Finalmente, cuando ya
no quede nadie, los abortistas constatarán que efectivamente bajó la delincuencia,
pero lo constatarán del otro lado de la vida.
Si la
cuestión pasa por reducir delincuentes, entonces ¿por qué no se empieza matando
a los delincuentes actuales, entre ellos a los abortistas, y no a seres humanos
de quienes nada se sabe sobre su futuro? Hay quienes, contra todo sano
racioncinio, también sostienen que, como tal vez la madre gestante no quiere al
hijo o lo maltrate el día de mañana, bajo tal situación crecerá un vástago
encaminado a la delincuencia. O sea: el niño debe pagar con la muerte los males
de su madre. El argumento está diciendo: en vez de acabar con los males de la
madre, acabemos mejor con la vida del niño.
Ahora:
¿Cómo saber que seres humanos serán delincuentes siendo que aún ni han nacido
ni ejecutado acción alguna deliberada y voluntaria? Por ahora, hasta donde se
tiene noticias, no se han registrado actos vandálicos perpetrados por niños en
el vientre materno. 60
Como el aborto es el asesinato del
ser humano más indefenso, la ecuación lógica queda así: a mayor aborto mayor el
número de delincuentes asesinos; a menor aborto, disminuyen los delincuentes
asesinos. 61
EN
DEFENSA DEL DR. ABEL ALBINO
El Dr.
Abel Albino es uno de los médicos más entendidos a nivel mundial sobre la
cuestión “desnutrición infantil”. Famoso y reconocido internacionalmente, hoy
debe soportar nuevamente que en Argentina se lo esté desprestigiando de manera
infame y torpe. En el 2015 también se trató a Abel de cavernario por oponerse
al aborto, y salimos en su defensa publicando un artículo en el diario UNO de
Mendoza. Ahora, una vez más, la razón de fondo por la que se lo zahiere
injustamente es la misma: que está en contra del aborto. Las diatribas le
llueven, incluso desde sus propios pares.
“Médico”,
qué palabra, cuánto contenido. Si hay alguien en este país al que la palabra
médico le cabe como anillo al dedo, es precisamente al Dr. Abel Albino. No solo
es un profesional de la salud, sino que es una suerte de apóstol de la salud.
Es de esas pocas personas cuya vocación le emana por todo su ser. Abel es un
hombre de honor, y es ese honor el que le ha permitido siempre honrar a la
medicina. Abel no viola juramentos, ni traiciona a la salud, ni juega a ser
Dios, ni apoya el asesinato del ser humano en gestación. Otros sí: y otros que
dicen ser médicos.
¿Pero
qué pasó? ¿De qué se cuelgan ahora para fustigar al galeno honrado y de fama
mundial? De que dio un discurso defendiendo al ser humano contra la maniobra
abortiva, y en una parte hablando contra los preservativos sostuvo que “el
virus del sida atraviesa la porcelana”. Entonces sucedió lo esperable: los
enemigos de la vida humana en gestación se centraron en eso para ignorar todo
lo demás, todo lo referente al aborto. Incluso, lo más triste, desde sectores
que se dicen defensores de la vida humana del bebito intrauterino, se alzaron
voces contra Albino.
Pero
vamos a exponer claramente algunas cuestiones que no se están diciendo. Debemos
centrar las cosas. Preservativo inseguro o con escudo impenetrable de
“criptonita”, el tema del aborto va más allá de ese asunto; no es reductible a
quienes usan o no usan. El tema estriba sencillamente en que cualquier embarazo
no puede ser eliminado intencionalmente por el hombre. No corramos la mirada de
foco. En otras palabras: ¿puede una mujer abortar? No. Punto. La vida humana
del nasciturs es inviolable, merece ser respetada por el hombre.
Amén
de lo aclarado anteriormente, diré solo unas pocas palabras sobre “la porcelana
penetrada por el virus”. Aun en el hipotético caso de que Abel se hubiera
equivocado con esa información, quienes critican a la eminencia 62
son unos cínicos. Porque la
comparación era en relación al material del preservativo. De modo que buscan
correr la mira desde el plástico a la porcelana, como si lo que se usase fueran
protecciones de porcelana. En resumen, está reconocido científicamente que el
material del preservativo, látex y poliuretano (¡ya sabemos que no es
porcelana!), no es seguro contra el sida.
Lo de
Abel me invita a dar rienda suelta al látigo contra la malicia de los hipócritas
que quieren fustigar al doctor. Va entonces este párrafo con dedicación
especial para los «hipocrecidas» con corazón de piedra, que me hacen sospechar
-¡ahora sí!- que es más fácil que el virus del sida penetre un diamante a que
la verdad penetre en sus mentes. Lo dicho por Abel, en el fondo, me prueba algo
maravilloso, y es esto: que tenemos un grupo inescrupuloso que intenta
demostrar gustoso toda su “sapiencia científica” sobre preservativos, pero
escupen a los datos científicos cuando se trata de ver que en el seno materno
hay una persona que no debe ser abortada. Tenemos a una pandilla que nos habla
con lustre de erudición sobre rigorismo científico, al tiempo que hacen la
vista gorda sobre el rigor científico que prueba que hay vida humana desde la
concepción. Tenemos a una banda ruin que enseña a defender el látex y a
despreciar el latido: para los tales, vale más un plástico que un corazón. El
equipo de la patraña abortista es de lo más “académico” y “deslumbrante”: son
capaces de saber sobre la vida del sida y su tamaño en micras (de menos a 0.03
micras), pero se hacen los desentendidos a la hora de reconocer humanidad al
ser humano desde la concepción, mucho más grande que ese virus. Defienden al
preservativo contra la penetración del VIH, pero apoyan con fervor la
penetración de pinzas que destrozan a un bebito en el vientre materno. En
resumen, las hordas de la muerte prueban lo siguiente: que al plástico
descartable no quieren descartarlo, y al humano no descartable lo quieren
descartar.
Tengo
ganas de imaginar. Imaginaré entonces. Imagino al Dr. Albino imitando a Cristo.
Lo veo al doctor delante de una mujer embarazada que está llorando, y frente a
ellos veo a los abortistas con pinzas filosas en las manos, gritando: “abortá,
abortá, abortá”. Y el galeno les dice a eso hipócritas: “Quien de ustedes tenga
derecho sobre la vida y la muerte, clávese esas pinzas, mátese, y vuelva luego
a vivir”. Y uno a uno se fueron retirando los hipócritas del aborto, porque
ninguno se quiso matar, porque ninguno tampoco podría volver a vivir por su
propia cuenta.
Caín
mató a Abel, y hoy los caines del aborto quieren matar en el vientre materno a
miles y miles de «abeles». Quieren matar también la verdad de Abel Albino, y la
verdad de quienes como él defendemos la vida. La escritura 63
dice: “Caín se levantó contra su
hermano Abel y lo Mató. Entonces Yahvé preguntó a Caín: ¿Dónde Está tu hermano
Abel? Y Respondió: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? Entonces Yahvé
le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la
tierra” (Gen. 4, 8-10). Los hipócritas caines actuales repiten lo mismo: “¿Soy
yo acaso el guarda de mi hermano?”. Sabemos que no les interesa ser el guarda
del más indefenso, y sabemos que se han vuelto los guardas del látex. 64
NO
SE TRATA DE LOS CHOCOLATES CABSHA
Con el
ya conocido color verde, se hace una propaganda abortista que dice “aborto
legal justicia social”, en la cual también puede leerse: “Lo que humaniza al
embrión es el deseo materno que anhela que ese embrión sea un hijo/a”. También
se ve un monstruito que aparenta ser una persona de sexo femenino, y que, de
cintura para abajo, podría recordar a la señorita de los chocolates Cabsha.
Pero, lamentablemente, no se trata de los chocolates Cabsha.
El rostro
y la melena de la supuesta mujer, presentados en formato que aparenta un pez,
es verdaderamente espantoso, con lo cual en eso le dieron en la tecla: es la
representación de una asesina. Unido a una cara expuesta en triangulo invertido
con el ojo al centro; unido al triple seis formado en las ondulaciones verde,
negro, verde (cualquier influencia masónica es pura coincidencia); unido al
brazo todo verde que manifiesta el ejecutor del asesinato; unido a una falda
usurpada pues no se identifican con ella; unido a todo eso, vemos una suerte de
bufanda de un verde más vivo, que desde el cuello desciende, pasa por la panza,
y es distanciada de la misma como envolviendo algo. Ligada la hechura gráfica
con la frase, entiendo que es un intento de representar a lo último (el texto)
con lo primero (el dibujo). Pero lo envuelto está apartado ya de la madre, lo
que implica el aborto cometido. Y eso, entendido, a la luz de la proposición,
está arrojando a quien hace un aborto lo siguiente: “que ese aborto producido no
te pese, pues todo depende del deseo. Y si no tienes deseo de humanizar,
quédate tranquila que eso abortado no es un hijo o una hija.”
Dejando
de lado la interpretación anterior, diré unas palabras sobre la frase en sí. Lo
que humaniza al ser humano concebido no es un deseo de una criatura, lo que lo
humaniza es su humanidad. En otras palabras, lo que torna en humano a un ser
humano, es que en esencia es un ser humano. Invierta la frase hulkicida o haga
la aplicación que quiera, y verá con facilidad hasta donde llega la falacia.
Podríamos decir que “lo que humaniza a una madre es el deseo filial que anhela
que ese ser que lo trajo al mundo sea una madre”. Podríamos decir que “lo que
‘elefantiza’ a un elefante es mi deseo merliniano que anhela junto a mis
poderes mágicos, que ese gigante cuadrúpedo sea un elefante.” He aquí
nuevamente el conocido “constructo social”, muy propio de la ideología de
género. “Ingeniería” del mal.
Aprovechando
las frases de las mismas criticadas, muy a su pesar, quedan obligadas a
reconocer que solo puede haber hijos o hijas. Están faltando a su
“inclusividad”. Porque si solo hay hijos e hijas, ellas mismas 65
admiten, de ahí para adelante, que no
solo no existen los hijexs, sino que de una madre solo pueden salir hombres o mujeres.
66
UNA
LECCIÓN DE LAS ABEJAS
Apareció
una nota en «The New York Time», cuyo título expresó: “Las abejas entienden el
concepto de cero”. Muchas cosas podría decirse sobre el artículo, comenzando
por la imposibilidad de que el referido insecto, en virtud de su propia
esencia, sea capaz de elaborar conceptos; como todo sensitivo irracional, tiene
un fin prefijado al que responde invariablemente. Pero no me referiré a esa
cuestión. Solo quería dejar la siguiente y muy sencilla reflexión:
Hay
quienes pretenden hacer inteligente a los demás animales, y menos que animal al
hombre inteligente, para así poder borrar a este último de la existencia. Es
muy notable que vivimos tiempos en donde no se escatiman “esfuerzos” por
intentar asemejar hasta a los más diminutos insectos con el hombre, al mismo
tiempo que no se escatiman “esfuerzos” por negar entidad humana al más diminuto
ser humano hasta llegar a identificarlo con una larva. Esto último, por
ejemplo, fue lo que sostuvo el escritor Juan José Sebreli en su apoyo a las
maniobras abortivas: “el feto no es un vida humana, es una larva”.
Ninguna
abeja jamás ideará un plan junto a una ‘pandilla’ del enjambre, para ir a
robarle a su casa; nunca llegarán a ser humanos. Pero hay hombres que idean
ciertos planes para asesinar a sus semejantes, y quieren hacer pasar a eso como
saludable miel; hay quienes llegan a lo infrahumano. 67
Seguramente
todo el mundo está al tanto de lo acontecido con los niños que quedaron
atrapados en una cueva de Tailandia, la cueva Tham Luang. A pesar de ello,
conviene hacer un brevísimo repaso, para el fin que más luego me propongo
desarrollar.
La
cueva de Tham Luang es un conjunto de oquedades angostas y de estrechos
pasillos de unos 10
kilómetros bajo la montaña de Doi Nang Non. Si bien es
una zona turística, en su entrada se encuentra un cartel que prohíbe ingresar
en períodos de lluvia, períodos que sorprendieron a los pequeños junto a su
profesor de fútbol, imposibilitándoles luego la salida. Hasta la entrada de la
cueva todos llegaron andando en bicicleta. Por un plazo de diez días, a saber,
del 23 de junio al 2 de julio, nada su supo de los desaparecidos. Fue gracias a
un guarda parque que vio todas las bicicletas de los niños junto a la entrada
de la cavidad subterránea, cuando comenzó a sospecharse sobre el paradero de
todos ellos. Con ayuda de tres expertos buzos británicos que se adentraron por
los canales inundados, el 2 de julio logra darse con los desaparecidos, los que
se encontraban todos juntos sobre una roca y a una distancia de 4 kilómetros de la
entrada. Recién el 8 de julio comenzó el rescate. En todo el trabajo
participaron más de 1300 personas. La operación de rescate duró tres días, y
cada niño fue conducido por dos buzos a través de los pasillos y canales
inundados. En el intento de evitar el menor buceo de los atrapados, se
perforaron más de 100 orificios por donde se bombeó el agua, de modo que, según
informaciones, un 80% del escape se logró hacer caminando y un 20% buceando.
Para que tengamos una idea de lo realizado en esta última actividad, nos
obsequian el siguiente dato: “Bombearon cerca de 243 mil litros de agua; una
cantidad suficiente para sumergir por completo la Estatua de la Libertad.” Algunos
de los países involucrados en el rescato fueron: Tailandia, China, Estados
Unidos, Japón y Australia. Fueron 18 días en donde el mundo estaba en vilo
sobre lo que sucedería en el interior oscuro de Tailandia, allí donde en una
cavidad subterránea estuvieron demorados una docena de personas, sin saber si
finalmente continuarían con sus vidas, cosa que fue el deseo de todos. No todo
fue satisfactorio: uno de los buzos rescatistas murió mientras transportaba
víveres para los niños, debido a que quedó sin oxígeno. Se trató del tailandés
Samam Gunan de 38 años.
He
visto que algún medio de comunicación se refirió a lo sucedido como “La Cueva del Terror”. Lo cierto
es que no uno, sino todos los medios de 68
comunicación, se vieron consternados
frente al hecho comentado, y todos intentaron presentar la más acabada
cobertura sobre los angustiantes minutos que allí se vivían. Por supuesto que
todos querían la salvación de todos. Lo sé. Usted dirá: “Esa última aclaración
es innecesaria. Es una perogrullada. ¡Por supuesto que todos estaban a favor de
que vivieran los atrapados”. Debo probar entonces por qué sí es muy necesaria
mi última aclaración. Diría que en estos tiempos que corren deviene en extremo
muy necesaria.
Con la
‘cueva del terror’ podemos idear una gran analogía, no solo referida a la actualidad
local, sino del resto del mundo “civilizado” al que la Argentina quiere
adaptarse.
Les
dejo mi analogía en preguntas: ¿Por qué a la inmensa mayoría de la prensa
favorecedora del aborto le interesa tanto que trece hombres en las garras de
las profundidades de una tierra desconocida se salven? ¿Por qué ese interés tan
humanitario para con lejanos hombres, cuando bregan con denuedo por la matanza
de otro ser humano escondido en la cavidad amorosa llamada vientre materno y
que les es tan cercano? Los mismos que piden la salvación de personas que están
a millones de kilómetros, son los mismos que piden la muerte de humanos que
están, posiblemente, a un metro de distancia. Miran con buenos ojos una ‘cueva
del terror’ y con ojos de asesinato a la ‘cueva’ del amor.
Podría
incluso decirles que esos 13 seres atrapados no son humanos. ¿Qué me dirán?
“Son un loco del remate;” “es innegable su existencia, podés verlos en fotos e
incluso televisados, hablando en vivo y en directo”. Principalmente me dirán
que soy el único delirante en todo el orbe terráqueo en negar esa realidad. Les
agradezco la consideración y asumiré momentáneamente la calificación, solo a
los efectos de probar con mi posición de loco ocasional, la posición díscola y
persistente de esa prensa que clama por el aborto. Porque me imputan lo que
debería servirles de espejo. Porque si me mandan fotos e imágenes televisadas
de humanos hallados en una caverna distante de mi país unos 17.081 km , yo les opongo
la foto y las imágenes ecográficas de quienes tienen a diez centímetros de sus
ojos probando toda la humanidad pero a quienes con ceguera niegan su
existencia.
¿Por
qué ante la dificultad en que se encontraban los 13 hombres en la cueva
tailandesa, la prensa y muchos países están de acuerdo en que se los salve
agotando cuantos recursos se tengan, al tiempo que hasta por nimiedades (por
caso una neurosis) avalan que se liquide al más pequeñín de los humanos? Se
hacen los héroes salvadores de unos pocos, y son fervientes defensores de la
matanza de millones. Incoherencia total. 69
¿Por qué están de acuerdo en que unos
hombres arriesguen sus vidas por esos 12 niños y un entrenador? ¿Por qué mejor
no dejarlos morir, así no corren riesgos otros? ¿Por qué? ¿Por qué tantísimo
esfuerzo en salvar, incluso asumiendo riesgos gravísimos, si hacen lo imposible
para que se pueda abortar al ser humano en todo el espacio de los nueve meses
con tan solo desearlo?
¿Cuántas
feministas luchadoras de la “igualdad” y el aborto, se han quejado de que en la
difícil misión no participaron mujeres? ¿Alguien las vio desaforadas pidiendo
en nombre de la igualdad ir en rescate de los atrapados arriesgando sus vidas
en las cavidades subterráneas? En esos casos: ¿no les interesa igualarse a los
hombres? ¡Pero bien que están dispuestas para alistarse en la “misión” de matar
al ser humano encerrado en la tierna cueva llamada panza! 70
EL
DISPOSITIVO INTRAVAGINAL MUSICAL
He
leído una nota que habla sobre cómo la música puede dañar al ser humano que se
gesta en la panza de la madre. Un especialista en neonatología, advierte que el
bebito “está protegido por diversas capas que le aíslan del mundo exterior, ya
que, no le llega el sonido en toda su potencia. Por eso han creado un
dispositivo intravaginal. Pero atención, estos ruidos no deberían superar los
45 decibelios. Los ‘Babypod’ son 53 o 54 decibelios, supera las recomendaciones
de la Sociedad
Americana de Pediatría’.” Vayamos primero a un punto
positivo: la nota reconoce, contra absurdas pretensiones de muchos, que lo que
se gesta es el vientre materno es un humano y no un conjunto de células. De ahí
que la noticia intente advertir sobre posibles daños que puedan causarse al
bebito intrauterino mediante el uso de la música. Bajo una lógica abortera,
queda claro que ellos férreamente deben creer que las “células” se entretienen
en demasía escuchando música; así son. Lo negativo, es esa novedad del
“dispositivo intravaginal”, al menos novedad para mí. Me pregunto qué cruzará
por la mente de algunas madres para introducirse cosas en su órgano genital, a
los efectos de transformar el apacible claustro materno en un boliche. No sería
de extrañar que alguna, incluso, se meta luces psicodélicas y le ofrezca al
pequeño mediante introducción de cánula algunas dosis de whisky.
Bajo
el nombre de “estimulación temprana” quieren invadir todo, perturbar el orden
creado. Dejen que las cosas transcurran tranquilas, como son dadas por
naturaleza.
Si
explica el experto que el pequeñito “está protegido por diversas capas que le
aíslan del mundo exterior, ya que, no le llega el sonido en toda su potencia”,
debe ser por algo. Debe ser por algo que el magnífico orden natural creado por
Dios tiene tamaña fineza, que protege de ese modo al bebito. Y muchos, yendo
contra esa protección, allí van, a meter música intravaginalmente, para
reventar la paz que el niño allí goza. Lo aquí dicho me lleva a otra reflexión,
profunda pero dolorosísima: noten ustedes la delicadeza hermosísima de un orden
que protege máximamente al ser humano encerrado en el vientre materno,
recurriendo también a esas ‘capas’ referidas; y los abortistas, por su parte,
en la antípodas, no temen recurrir a la maniobra destructiva y mortal.
También
ha comentado el especialista que “hay estudios en animales y en niños que
certifican que una exposición al ruido en etapas prenatales tiene riesgo de
sordera. Igualmente puede producir malformaciones si además tiene lugar en el
primer trimestre de gestación.” 71
Como decía el sabio, Petit de Murat,
en su grandioso libro “El amanecer de los niños”: “El niño es una cera
blandísima en manos de la madre. La mayor parte de las veces que la madre
lamenta algo del niño, es la madre la que se lo ha comunicado”. 72
BUENO…
LO RECONOCE CLARÍN
Una
hija del conocido farandulero abortista, Jorge Rial, ahora está embarazada.
Morena Rial festeja su embarazo, y hasta muestra la ecografía de su bebé. La
feliz mamá, al parecer, siempre estuvo en contra del aborto. La joven ha
expresado que es la “mamá más feliz del mundo”. Habla en presente: sostiene que
“es” mamá, y habla con verdad. Pues desde la concepción, momento en que
comienza la existencia de un nuevo ser humano, ya se es madre. Me pregunto: ¿le
mostrará su papá, Jorge, el pañuelo verde, y le llenará la cabeza con mentiras
sobre el aborto, como lo hizo por televisión ante miles y miles de personas?
Fíjense
ustedes el titular de un periódico tan decadente y favorecedor del aborto como
Clarín: “Morena Rial confirmó su embarazo y mostró la ecografía del bebé”.
¿Cómo? ¿Ahora sí reconocen que la ecografía muestra a un bebé? Durante meses
estuvieron haciendo campaña y apoyando al aborto (y lo seguirán haciendo); han
compartido cosas como que el ser humano en gestación es solo un conjunto de
células, ¿y ahora, repito, dicen que una ecografía muestra a un bebé?
Una
vez más digamos lo obvio contra Clarín y Jorge: si hay un bebé, entonces es un
ser humano; y si hay ser humano y se favorece el aborto, se apoya un asesinato.
Ahora: ¿qué clase de privilegios tienen las hijas embarazadas pertenecientes al
mundo de la farándula, para que, ante el embarazo de ellas, sí se reconozca que
gestan hijos, y que las ecografías que ellas se hacen ¡obviamente! muestran un
bebé? 73
LO
QUE TE PUEDE ENSEÑAR TU PULGAR
Nunca
el tamaño de un dedo me enseñó algo digno de ser tenido en cuenta. Pero la
experiencia vivida con una singular fotografía en donde dos dedos se juntan,
marcó de modo particular mi mente. Cuando vi la imagen, observé que el dedo
menique de una bebita que aún no alcanzaba dos meses de nacida, tenía casi el
tamaño de la uña de mi dedo pulgar.
Cuando
me refiero a algo que me marcó de modo especial, me refiero a que, para pesar
de mi espíritu, de algún modo percibí aún más la falta de razón abortista. Algo
así como ver la fragilidad de una criatura contenida en su dedo más pequeño; y
algo así como ver toda la fuerza de un adulto contenida en la uña de su dedo
pulgar. Una diferencia que pasma. No hay comparación para describir el grado de
cobardía de un ser adulto y poderoso que procede a liquidar a un niño
máximamente indefenso.
Si el
aborto ya no es un crimen sino un derecho que procede contra un ser humano en
gestación, éste último es el nuevo criminal. La ecuación que se quiere ocultar
es la siguiente: el aborto intencional siempre fue un delito, en donde una
persona adulta asesina a un bebito en gestación; de ahí la sanción que la ley
reserva contra el que practica el crimen; pero como ahora algunos consideran a
la maniobra abortiva como un derecho, se ha invertido la cuestión, y resulta
ser que el delincuente al que debe castigarse es al ser humano en gestación, el
cual viene a estorbar, de algún modo y en calidad de nuevo victimario, a una
nueva víctima llamada madre. Entonces la pena contra ese nuevo delincuente que
comete el delito de existir, es la muerte. ¿Y acaso todo lo dicho en este
párrafo no cuadra a la perfección con las medidas tejidas por los mandamás del
Nuevo Orden Mundial y su control de la natalidad?
Pienso
en estos momentos en el ser humano en gestación que fue abortado horas atrás en
el Hospital Rivadavia, en Buenos Aires. Tenía cinco meses. Su dedito menique
era aún más pequeño. Una fementida frase invocada, “cuestión de salud”, fue
suficiente para que se proceda a matar. ¿El plazo? Lo que se desee. Cinco meses
tenía. ¿Quién es el distraído que dirá que no era un humano? ¡Hasta Clarín ya
reconoce que una ecografía muestra a un bebé!
¡En un
ambiente médico, se vio la irracionalidad triunfando sobre la fuerza de la
razón y del corazón!
Cinco
meses: el dato no es menor. Queda completamente probado que nunca les interesó
el comienzo de la vida humana; ni la mitad del tiempo de 74
gestación; ni el período último de un
embarazo. Solo les ha interesado siempre saberse con un ficticio derecho para
poner fin a una vida humana intrauterina cuando así se quiera.
¿Sabes?
Los estudios obstétricos de avanzada arrojan, entre otras cosas, esto: que un
bebito hacia su quinto mes de gestación “ya está muy desarrollado (…); su
cerebro produce una media de cien neuronas por segundo. En esa etapa, él es
capaz de distinguir la voz de su madre (…); empieza a dar patadas; se chupa los
dedos, da vueltas sobre sí mismo, los latidos de su corazón pueden ser
escuchados, le crecen las uñas, las cejas y las pestaña”.
Es mi
deseo que la fragilidad de un ‘dedo menique’, sea la fuerza que toque a muchos
para que abandonen un camino de muerte. 75
UN
MÉDICO VA A JUICIO POR NO MATAR A UNA BEBITA
La
situación ahora es esta: que un médico en el hospital Rivadavia de Buenos Aires
puede matar a un bebé de cinco meses y no le pasa nada, pero si un médico como
Leandro Rodríguez Lastra, impide el aborto de una bebita de cinco meses,
haciendo todo lo posible por la mamá y por su hijita, ahora va a juicio.
Una
noticia dice: “El tribunal cipoleño presidido por Julio Sueldo tomó la decisión
de llevar a juicio la causa contra el ginecólogo cipoleño Leandro Rodríguez
Lastra por impedir un aborto legal a una joven víctima de violación. La
denuncia por incumplimiento de los deberes de funcionario público la realizó la
legisladora, Marta Milesi, quien estuvo presente en la audiencia.”
¿Realmente
un “juez” que se llama Julio Sueldo, cobra un “sueldo” para estar a la
vanguardia de las corrientes aborteras atropellando la justicia y todo orden?
¿Ahora el violador de los deberes de un funcionario público es quien no mata?!
¡Ahora en la Argentina
tenemos “jueces” para quienes matar a una indefensa criatura encerrada en el
vientre materno es un deber!
No
existe el “aborto legal”. Todo aborto intencionado es ilegal.
Los
fiscales Santiago Márquez Gauna, Rita Lucía y Anabella Camporessi invocaron
ante el juez Julio Sueldo, que el médico con “su accionar, habría incumplido
con lo normado por la
Ley Provincial 4796 y el decreto provincial 182/2016, entre
otras normativas que regulan el derecho de las víctimas de abusos sexuales que
resultaran embarazadas producto de la violación a acceder a la interrupción
legal de su embarazo, y su no acatamiento encuadraría en la figura de
incumplimiento de los deberes de funcionario público”. ¡Ni cinco meses de vida
les dice nada; ni la formación les dice nada! ¡Carentes de empatía que hablan
de derechos de la mujer, pero si se trata de los derechos de una mujer aún no
nacida, ahí no cuentan, ahí vale todo, hasta matarla!
Dicen
oponerse a una violación, pero no solo no mandan a matar al violador, sino que,
ordenan bajo sanción de quien no cumpla, que sea matada por método violatorio
una indefensa mujer que se está gestando. Porque al abortarla se la viola
introduciéndole elementos mortales por todo su cuerpo.
Las
cartas que se reparten son estas: que tanto lo del Hospital Rivadavia, esto es,
el aborto de la bebita de cinco meses de gestación, como el juicio 76
contra el médico Rodríguez Lastra que
se opuso a un aborto salvando a la bebita, son lecciones que se quieren dar,
para intentar que todo el mundo se vaya acomodando a las pretensiones
contranaturales, para quienes, claro está, el verdadero ordenamiento legal (en
toda su jerarquía) importa un bledo.
Un
país prospera con médicos como el señor y doctor Rodríguez Lastra. En ese
orden. Porque muchos pueden tener título de médico y carecer del honorífico
título de señor, título que no te lo da una universidad, sino el bien vivir, el
tener principios forjados en la rectitud de la verdad, y un corazón pulido para
servir al prójimo. Recuerdo aquello que dejó sentado desde aquél lejano siglo
V, Hípocrates, en su juramento: “jamás daré a nadie medicamento mortal, por
mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco
administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi
arte de forma santa y pura”. 77
ESCARPINES
ROSAS
Quedaste
embarazada. “Quisiera que sea un varón”, comentabas a tus allegados.
“Quisiera”, fue tu deseo, pero en una ecografía el médico te dijo: “Es una
mujercita, señora. ¡Felicitaciones!” Y te fuiste de la clínica con la nueva
noticia y desbordante de alegría. Comprobaste que más allá de tu “quisiera”,
Dios tenía su “quiero”, y la naturaleza obró un “quiero” distinto a tu
“quisiera”. Hay cosas que ningún deseo humano puede cambiar. Y se impuso algo
que no fue tu deseo, y concebiste una niña.
Llena
de regocijo por saberte madre de una mujer que en meses nacería, leíste en un
periódico la aberración de que algunos querían legalizar el aborto. Leíste
“aborto libre, seguro y gratuito”. Leíste que algunos querían permitir el
asesinato de la criatura humana hasta las 14 semanas a partir de la concepción.
Un frío recorrió todo tu ser. Se te conmovieron las entrañas al pensar en el
fruto que llevabas dentro de ti. Abrazaste tu panza con fuerza, como queriendo
con ese gesto abrazar a todos los bebitos y bebitas aun no nacidos, y
protegerlos contra los abortistas. Dos lágrimas rodaron por tus mejillas y
cayeron sobre tu vientre. Lágrimas dolorosas. El amor maternal es lluvia que se
derrama para contribuir a la vida. Pensaste: “El seno es tierra donde Dios
siembra vida, en miras a poder cosechar a su tiempo un invitado al cielo”. Y
una tercera lágrima rodó por tu mejilla al pensar en tantas personas que
truncan ese destino.
Desde
tiempos inmemoriales, los padres ante un embarazo, conversaron sobre el nombre
de sus hijos aun no nacidos. “Si es varón, me gustaría que se llame Ignacio”
–sostuvo el papá-. “A mí me gustaría que se llame José” –afirmó la mamá-. “Si
es mujer me encantaría que se llame María Lourdes”- dijo ella-. “Sí, mi vida,
hermoso nombre” –dijo él. Desde tiempos inmemoriales los progenitores no se
volcaban frenéticamente a la ciencia confiando en cuándo ella determinaba el
momento de la vida, para haber si la respetaban o no. Pasa que desde esos
lejanísimos tiempos bastaba el sentido común. Pensar en qué nombre ponerle a un
hijo: ¿qué otra cosa (¡vamos!) puede significar, sino que ahí, en la panza de
mamá, hay un hijo? Y bien, te enteraste de que era una nena. La llamaron
entonces María Lourdes.
Pasó
un tiempo. Una amiga tuya te dijo muy alegremente que pronto te festejarían un
“baby showers”, y, con igual emoción, te dijo: “Futura mamá, querida”. Tu
rostro se mostró algo sorprendido. Entonces te pronunciaste: “No. No soy una
futura mamá. Soy mamá desde que he concebido. Futura mamá es la mujer que aún
no tiene un hijo. Pero si un hijo aparece en el 78
momento de la concepción, entonces
soy mamá desde ese momento”. Y tu amiga te abrazó de alegría porque tus
palabras le llegaron al alma.
Pocos
días antes del nacimiento, tu madre te regaló unos escarpines rosas para que le
pongas a tu hijita luego de que nazca. Y volvió a aflorar en tu mente el tema
del “deseo”. Te acordaste cuando deseabas que sea “varón” pero fue “mujer”. Y
ahora, ante los escarpines, vuelve el tema de los deseos, pero bajo otra
óptica. Pues escuchaste en un programa televisivo la magna estupidez que dice:
“Lo que se gesta en la panza materna no será un hijo si así se desea. Si deseas
que sea hijo, será hijo, si deseas que no lo sea, no lo será. Puedes abortar
tranquila bajo esa directiva”. Y te valiste de los escarpines rosas para tu
reflexión. Porque ante un próximo nacimiento solo se regalan cosas para
humanos. No se escuchará jamás una conversación entre mujeres en la cual una le
dice a la otra: “como deseaste que darías a luz un tarro de perfume, aquí te
regalo una tapa para que le pongas”; o: “como deseaste dar a luz a un potrillo,
aquí tienes una montura”; o: “toma, espero que te agraden estos cordones para
el par de zapatillas que deseaste traer al mundo”.
Te
enteraste que el escarpín es un calzado pequeño hecho de una sola costura, y
quisiste establecer un signo a partir del objeto. Porque el hombre desde su
concepción es de una sola “pieza”, de una sola naturaleza: la humana. Al hombre
común le bastó siempre con un escarpín para probar la existencia humana del
hijo que nacería. Y jamás se equivocó. Le importó siempre la llegada, y por eso
no le preocupaba la partida: como pensaba en recibir y no en descartar, no se
turbaba con cavilaciones sobre el comienzo de una vida. Hoy la ciencia con el
ADN paradójicamente hace hincapié en la partida, porque a muchos, como no les
importa la llegada, pretenden ver cómo niegan entidad humana durante el embarazo,
para así intentar aquietar su conciencia y desligarse de responsabilidades. 79
QUE
LA «FUNDACIÓN HUÉSPED» NO SE HOSPEDE EN TU MENTE
Un
video, menores, el aborto. Dos momentos: A) Lo que «Fundación Huésped» le hace
decir a una menor: “Siento mucha emoción porque siento que hoy estamos haciendo
historia. Todas juntas nos estamos revolucionando, para poder ser mujeres
libres y con muchos más derechos. Vine con mi mamá hoy. Cuando sea grande podré
decir que he peleado por el derecho de las mujeres. Es muy alegre saber que
estamos peleando para el presente o quien sabe para el futuro”. B) Lo que
«Fundación Huésped» dice de la menor y de todas las mujeres: “Son ellas. Es de
ellas”.
¿Impacta
que una organización que anhela el aborto use a menores de, tal vez, unos diez
años, para hacerlas ayudantes de sus planes? Quien pide la muerte de ciertos
menores, lógicamente no tendrá problemas en usar de ciertos menores para hacer
difusivo su deseo abortista.
Y la
«Fundación» canaliza todas sus falacias a través de una niña. Dos veces dice
“siento”: “siento mucha emoción”, “siento que hoy estamos haciendo historia”.
¿Qué arroja la expresión? Que no se ve con la luz de la inteligencia, sino que
solo se siente con la pasión descontrolada. Solo cuando la pasión sublevada
contra la inteligencia recta toma el control del ser humano, puede darse la
“alegría” ante un asesinato. Es verdad que “todas juntas nos estamos
revolucionando”, pues, unido a lo anterior, dan prueba cabal de una rebeldía
irracional. Por eso mismo es falso que tras ello logren ser “mujeres libres y
con muchos más derechos”. Se tornan esclavas de un mundo donde prima la
sinrazón, y donde la mentira, ensalzada y glorificada, pretende ocupar el lugar
del derecho. Y manifiesta la pequeña que “hoy vine con mamá”, pero el video
termina con la firma que dice «Fundación Huésped», de modo que más bien la niña
autorizada por mamita, está diciendo “hoy vinimos con «Fundación Huésped»”.
Amén de lo referido, ¡qué terrible que quienes se dicen padres y que deberían
formar en el bien, usen a sus niños para inculcarles pestilentes ideas que no
hacen otra cosa que corromperlos! Un padre que enseña a su hijo que abortar
está bien, le está diciendo a ese mismísimo niño “dado el caso te hubiera
matado”. No pelean por un derecho sino que reniegan de varios.
Le
dejo el siguiente dato extraído de la página de la misma «Fundación» que aquí
ataco. Mire: “desde hace cuatro años Fundación Huésped es socio colaborador de la International Planned
Parenthood Federation (IPPF), una organización no gubernamental y sin fines de
lucro que trabaja no sólo en América latina y el Caribe sino en el mundo
entero, con el objetivo de 80
garantizar y promover derechos
sexuales y reproductivos.” Le dejo algo más: “En concordancia con nuestra
misión institucional, IPPF ha colaborado en el desarrollo de distintas
iniciativas tendientes a visibilizar y facilitar el acceso a la salud sexual y
reproductiva: el desarrollo de la
Webapp donde.huesped.org.ar que geolocaliza servicios de
salud sexual y reproductiva en Argentina; el desarrollo de una aplicación
similar para América Latina llamada vamoslac.org y la campaña
abortosinbarreras.org, que informa sobre las causales vigentes para la
interrupción legal del embarazo en nuestro país. Estos fondos implican menos
del 5% del presupuesto anual de Fundación Huésped y se encuentran debidamente
asentados en nuestros estados contables.” No son mis palabras, son las de ellos
mismos.
A
pesar de que estamos en un país en donde la joda hace tiempo se da el lujo
(literalmente: ¡el lujo!) de presentarse como seria, el aborto está penado, y
la «Fundación» consabida, en clara violación de la ley, hace con su nefasto
video apología del delito. 81
MÁS
ALLÁ DE LA PIEL
Mientras
hoy almorzaba, una chica de unos veinticinco años ocupó junto con su mamá, una
mesa cercana a la mía. La chica estaba embarazada, embarazo que, a juzgar por
la panza, cursaba ya el séptimo u octavo mes.
La
joven madre tenía puesto un pullover blanco. Y varias veces mientras comía,
observé que pasaba su mano una y otra vez por su panza.
Ante
lo contado y que puede resultar insignificante para algunos, pensé algunas
cosas. Nunca jamás he visto a una mujer de quince, o de veinte, o de
veinticinco, o de treinta, o de treinta y cinco, o de cuarenta, o de cincuenta,
que, no estando embarazada, se ponga a acariciar su panza tantas veces. En
situaciones de no embarazo, lo normal es que las mujeres no se acaricien la
panza, o sea, no es normal verlas acariciando su cuerpo (vientre). Reténgase
ese detalle: su cuerpo. Reitero: tratándose de su cuerpo, pienso que estaremos
todos de acuerdo, en que no es común esas acariciadas. Pero cuando hay un
embarazo, es común esas acariciadas maternales sobre la panza. ¿Por qué? Por
qué la mamá amorosamente no acaricia una panza, sino que sabe que está de algún
modo contactándose con su hijito, vale decir, alguien distinto de ella,
alguien, ¡oh sí!, distinto del cuerpo de la madre. El vástago en gestación es
alguien distinto de la madre, y los gestos nos aleccionan sobradamente sobre
ello.
La
madre acaricia amorosísimamente a su hijo que se está gestando, caricias que se
prodigan copiosamente desde la gestación. Los gestos enseñan una realidad, y
una realidad amorosa de una intimidad entrañable. 82
ME
TOCÓ UNA MAMÁ LOCA
Por
esas vueltas de la vida me he topado con una graciosa imagen, en donde sale un
bebito con su mano derecha sobre su rostro en expresión de paciencia y en unión
con la siguiente afirmación: «Me tocó una mamá loca… dice que es un avión y es
una cuchara con puré». Diré entonces, junto con el pequeño, que estoy
convencido que las madres en su inmensa mayoría pasaron por esa juguetona
“locura”, movidas por el intento de que el niño coma (o coma con más ganas).
Claro que, visto ahora el hecho desde estos años pasados y descendiendo en el
tiempo, pienso que daría lo mismo decir “aquí viene la cucharita con puré” que
decir “aquí viene el avioncito”, en tanto que, siendo uno bebito, no entiende
lo que es un avión ni una cuchara. Pero bueno… ahí está la ocurrencia materna
que se las ingenia bellamente para hacer más grato al pequeño el momento de la
ingesta alimenticia. Y si el bebito responde con agrado ante el juego escénico,
no es por una distinción conceptual entre cuchara y avión, sino por los
movimientos que ve, por las caras simpáticas que se le pone, y por los ruidos
que escucha. Sea como fuere, felicitamos a mamá por tan ingenioso y ya
“clásico” modo de alimentar.
Es
realmente hermosísimo poder poner en bocas de un bebito la ironía consabida;
saber que puede decir “me tocó una mamá loca… dice que es un avión y es una
cuchará con puré”, manifiesta, al fin de cuentas, un estado de alegría y que
tiende a darnos gracia. Pero es realmente dolorosísimo el imaginar que quien ya
no está porque se lo asesinó, diga: “me tocó una mamá loca… dijo que el aborto
era la interrupción del embarazo”; manifiesta, al fin de cuentas, un estado de
tristeza superlativa, que tiende a despedazar el alma de cualquier persona
normal. No hay problema en imaginar que una cuchara vuela como un avión y todo
para dar con la realidad sana de obtener la alimentación de un bebito; pero hay
un inmenso problema en pensar que quien debe “volar” hacia otro mundo es el
bebito, y todo por seguir el subjetivo engaño de lo que muchos prefieren llamar
interrupción.
Hacer
decir a un pequeño: “me tocó una mamá loca… dice que es un avión y es una
cuchara con puré”, es algo de lo más simpático. Pero si la madre dijera: “me
tocó un hijo loco… dice que el aborto es un asesinato y es solo la interrupción
del embarazo”, sería de lo más abyecto, por la mentira y el daño irreversible
que conlleva. 83
Llamar avioncito a la cuchara con
puré es una bella metáfora, que, principalmente, está fundada sobre algo bueno.
En cambio, como es sabido, llamar interrupción del embarazo al aborto, es un
deplorable eufemismo que está fundado sobre algo sumamente malo.
Dicen
haber evidencias de que nadie cree que un avión ingresa en la boca del bebé,
pero contra toda evidencia hay quienes creen que un asesinato implica
interrumpir ‘un poco’ la vida de alguien. Puedo incluso desafiar en cierta
medida lo primero, aseverando que humanamente hablando es posible que un avión
ingrese en la boca de un niño, para eso existen los aviones de chocolate; pero
jamás nadie podrá desafiar lo segundo, porque humanamente hablando es imposible
que tras una muerte, le sea dado a alguien un solo segundo más de vida.
Insistiré
más sobre el párrafo anterior. La gran locura no es pensar que de algún modo la
cuchara tiene semejanzas con un avión, sino creer que un asesinato es, lisa y
llanamente, lo mismo que una interrupción. Hoy nos topamos con esta gran
paradoja: mientras muchos creen y defienden el absurdo de lo último, rechazan
lo primero como un imposible. De algún modo un objeto puede hacerse volador,
pero de ningún modo un asesinato puede devenir en una interrupción. No hay
ningún inconveniente en imaginar a una cuchara viajando por el aire portando
comida; pero está lleno de inconvenientes pensar que se mata a alguien tan solo
por unos segundos. Una cuchara puede surcar el espacio por brevísimo tiempo,
pero un ser despedazado no puede jamás reanudar su vida.
La
metáfora de la cuchara hecha avioncito es alegría para todos. El eufemismo de
llamar al aborto interrupción del embarazo, es daño para todos, y, de manera
irreversible, para los bebitos que se están desarrollando en el vientre
materno.
Pone
muy contento saber que hay madres “locas” de alegría por manejar “aviones”. Y
causa profundo dolor saber que hay madres locas de la cabeza por creerse facultadas
para dar la muerte a su hijo, manejando un “reloj” sobre el que no se tiene
ningún poder. 84
EL
ÚLTIMO ESCALÓN
No es
que tengan deleite en algo que sostienen por no poder ver. Es algo mucho peor:
es que tienen deleite en llevar a cabo algo contra lo que es imposible no ver.
Ven al ser humano y sienten gozo en poder matarlo.
El
Gobernador de Nueva York, un tal Andrew Cuomo, firmó –el 22 de enero de este
año 2019- con muchísima alegría, una medida infernal aprobada por el senado,
medida a la que denominaron “Reproductive Health Act” (Ley de Salud
Reproductiva). Quedó así totalmente liberado el poder asesinar al bebito
intrauterino hasta el nacimiento incluido. Y riéndose en la cara de todos lo
llaman “ley de salud reproductiva”. Salvando diferencias y por analogía, como
si llamásemos a los atentados contra las Torres Gemelas, un “benevolente acto
de reducción espacial de edificios”. Cuomo afirmó: “las mujeres de Nueva York
siempre tendrán el derecho fundamental de controlar su propio cuerpo.” A esto
le llaman primer mundo, y encima mundo civilizado.
Cuando
el inigualable maestro G.K. Chesterton escribió su obra “Mi visión sobre
Estados Unidos”, al referirse estrictamente a Nueva York elogió su veta
artística de ese entonces, y expresó un elogio hacia la tradición social:
“tradición no significa una ciudad muerta; no significa que los vivos estén
muertos sino que los muertos están vivos”. No creo equivocarme si digo que, por
ambos motivos y, principalmente en lo relativo al último, esas consideraciones
chestertonianas hoy serían muy distintas. Porque de un modo espeluznante han
dado pruebas de que hay vivos, allí, que están muertos. Destrozaron la
tradición. Nueva York podría ser tan nueva como la vitalidad tradicional y
eterna del ‘no matar al inocente’, pero Nueva York ahora es tan solo una
horrorosa Vieja York, tan vieja como aquél “homicida desde el principio”.
Me
viene a la mente lo enseñado por la Academia Nacional
de Medicina: “El niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano
cuya existencia comienza al momento de su concepción (…). Destruir a un embrión
humano significa impedir el nacimiento de un ser humano (…). El pensamiento
médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como
condición inalienable desde la concepción.” Es bueno decirlo en reconocimiento
de la luz, por más que, insisto, hay quienes con total deliberación han dado
las espaldas a esa luz.
No es
nada casual que una ciudad de influencia mundial como Nueva York, haya dado un
paso como el que dio. De alguna manera es la 85
coronación de un deseo que hace
tiempo se viene tramando: poder presentar la posibilidad de matar al inocente
hasta su nacimiento y todo como si eso fuera bueno. Siempre han apuntado a eso
todos los intentos abortistas, sea la ciudad que fuere, sea el país que fuere.
Hasta alcanzar el último escalón, comienzan abriendo ora un poco la puerta, ora
otro poco. Cruzando ya la mitad de peldaños de la escalera, invocando una mera
dificultad anímica de la madre, el aborto se justificaría. Pero, primero, de
momento, se presentará algo llamado “causales no punibles”; se dirá que solo es
por violaciones; se lo propondrá como medida aceptable si se trata de embarazos
dificultosos. Lo que Nueva York está diciendo al mundo es: ¡vean, sí se puede!
Como lo he manifestado en otro artículo, el sanguinario proyecto argentino de
las 14 semanas para abortar, encubiertamente traía la posibilidad de abortar en
todo el embarazo.
Medios
de comunicación refieren: “Cuomo quiso que en la firma de la nueva ley tuviera
un asiento especial Sarah Weddington, la abogada del caso Roe v. Wade, que se
demostró que estaba basado en una mentira”. Mentiras puestas al descubierto en
la obra “La Mano
de Dios” escrita por el ex-abortista y converso, Dr. Bernard Nathanson,
mentiras que circulan por el mundo intentando que el mal reine en las
sociedades. “Casualidad”… hablando de Torres Gemelas, esos mismos medios
también comentan: “Incluso el nuevo World Trade Center se iluminó de rosa para
celebrar la aprobación de esta normativa abortista.” Sé que con facilidad y
guiados por el sentido común ustedes sabrán poner el color conveniente para lo
aprobado, ya que el rosa no es un color que convenga a los asesinos. “World
Trade Center” se traduce como “Centro Mundial del Comercio”. Cualquier relación
con la Planned
Parenthood es pura coincidencia, principalmente si uno tiene
en cuenta que tal empresa no solo asesina bebitos, sino que, incluso, trafica
luego con los restos de ellos.
En
Nueva York ha quedado bien expuesta y entrelazada la visión inexcusable con un
indescriptible placer no humano. 86
EL
LIBRO DE DOÑA PETRONA
Para
quienes no la conocen, doña Petrona fue una famosísima cocinera, más conocida
por su célebre libro de recetas de cocina llamado “El libro de Doña Petrona”.
Sorprende saber que su obra superó en ventas a Borges, a Sábato y hasta el
mismísimo Martín Fierro. Petrona es un claro ejemplo de cómo ser destacada sin
estar destruyendo paredes. Petrona trabajaba. Para mayor sorpresa, se dice que
en las librerías de Argentina “el único libro más vendido que el de doña
Petrona era la Biblia ”.
El escrito ha sido editado más de cien veces y traducido a varias lenguas.
Mi
madre posee un ejemplar del referido libro, razón por la cual me permito hacer
algunas memorias. Por caso, para hacer scones debe usarse: 150 gr manteca bien
fría; ½ kg harina; 4 cditas llenas de polvo de hornear; 100 gr azúcar; 1
poquito sal; 2 huevos; 1 taza leche tamaño te de leche fría; 1 huevo batido
para pintar los scones. Tratándose de la hechura de una Pasta Frola, Petrona
indica: 300 g
harina 0000; 150 g
manteca; 3 yemas; 4 cdas. Azúcar; ½ cdita. Bicarbonato; 1 cdita. de esencia de
vainilla; 400 gramos
dulce de membrillo. Podríamos seguir citando recetas de la famosa cocinera,
pero entiendo que a estas alturas usted se estará preguntando a qué viene todo
esto. Su deducción pronta y que yo compartiré, es que, casi con seguridad,
junto con la Biblia
y los libros de biología, si hay una obra que gustosas incendiarían las
feministas, es precisamente el de recetas para cocina escrito por la pujante
santiagueña consabida. Le aplicarían con gusto aquello de: “Estás al horno”.
Pero me apartaré ahora de esas consideraciones, pues quiero llegar a otro
lugar.
Usted
si quiere hacer scones debe seguir determinadas pautas. En otras palabras, si
quiere obtener un scon, no solo no puede usar cualquier medida, sino que no
puede meter cualquier materia. No le saldrá bien la comida mencionada si para
hacer 30 scones le mete 30 kilos de harina; tampoco si le mete pato con
naranja. No le saldrá bien la pasta frola si en vez de150 gramos de manteca le
mete cinco kilos, o si en vez de membrillo usa acelga. En definitiva, es bajo
ciertas medidas y bajo ciertas materias que obtendremos determinadas comidas.
Es bajo ciertas medidas que arroja mi cuerpo que el sastre podrá hacer bien el
traje que le encargo. Si usted destroza una rueda de su Ford Taunus, cuando va
a la gomería en busca de nuevo rodado que solucione el problema, lo lógico es
que le den un neumático con la medida exacta para su vehículo, y no una goma de
camión Scania. El oculista le soluciona el problema de visión determinando con
exactitud qué tiene, y recetándole determinados lentes. Nunca hemos visto 87
a una persona que en vez de anteojos
lleve dos telescopios en su rostro durante todo el día. Podríamos poner
infinidad de ejemplos, con los que podemos probar que hay una precisión para
cada cosa. Pero, con todo, una vez más se estará preguntando a dónde estamos
yendo.
Vamos
a esto. Que una abortista que va a comprar su pañuelo verde se indignará si el
vendedor le da un pañuelo celeste diciendo sarcásticamente “aquí tiene su
pañuelo verde”. Según la longitud de onda (color), la feminista abortista exige
total precisión para su trapo verdoso significativo del asesinato. Y vamos a
esto. Que para una feminista el color es completamente preciso, pero si se
trata de una precisión genética como que “los cromosomas sexuales pueden ser X
o Y,” y que “constituyen pares diferentes en función de que se trate de un hombre
o una mujer, pues, como su nombre indica, son los responsables del sexo y
marcan las diferencias entre el hombre y la mujer;” y que “la mujer posee dos
cromosomas sexuales X y el varón posee un cromosoma sexual X y un cromosoma
sexual Y”; para ello, digo, siguiendo a su ideología de género, lo que cuenta y
hacen valer es la pura invención subjetiva de cada uno. Y vamos a esto también:
que científicamente, con total precisión, tras la unión cromosomática, todo ser
humano “sólo puede heredar 23 cromosomas de cada progenitor en el momento de la
fecundación. Por lo tanto, si una mujer tiene 46 cromosomas y un hombre tiene
46 cromosomas, cada uno debe transferir a su hijo en el momento de la
fecundación la mitad de su dotación (23 cromosomas), para que éste tenga
finalmente 46 cromosomas (los 23 de la madre + los 23 del padre = 46)”. Vale
decir que, siguiendo esa “receta” de máxima precisión ideada por el más genial
Cocinero que existe, de esa formación compuesta de materia (espermatozoide y
ovulo) y forma (alma racional); de ese ser con su código genético (ADN) único e
irrepetible, solo puede obtenerse un ser humano, y no un producto
correspondiente a la fantasía de alguien.
Si el
libro de Petrona se posicionaba en ventas inmediatamente por debajo de la Biblia , quiere decir que
Petrona fue una líder “patriarcal” que merece un respetable monumento. Quiere
decir que, por lo que se ve, la cocina no fue tan mala para las mujeres. En
todo caso y en relación a lo último, quien piense de contrario modo, deberá
admitir que doña Petrona debe haber tenido una virtud especialísima para
hipnotizar con sus recetas a miles de señoras y señoritas, llevándolas a un
lugar al que muchas personas pretenden darle un rango inferior al de una cárcel
y que se llama: “cocina”. La doña sería la señora de las recetas alimentarias
que alimentaron a un “sistema opresor”. Ni que hablar de que la famosa obra con
fórmulas alimentarias consagra varias páginas a la preparación de carnes, cosas
que, como también sabemos, vienen, de forma medrosa, siendo atacadas por un 88
feminismo que defiende no se mate al
mosquito al tiempo que lucha encarnizadamente para matar al bebito. En
definitiva, tenemos esto: sociedades enteras; medios de comunicación;
editoriales; todos de consuno dando su aquiescencia para que una mujer haga
reinar al “malvadísimo patriarcado.”
La
primera edición apareció en 1933, y una de las últimas la hizo editorial
Planeta, en julio de 2018, es decir “ayer.” Planeta difunde textos feminsitas,
pero cuando se trata de dinero, al parecer, la cocina y el “régimen patriarcal”
traen suculentos réditos.
“El
Libro de Doña Petrona” enseña muchas cosas más que recetas para la elaboración
de alimentos. Por caso, refleja un orden superior olvidado, y, más que
olvidado, atacado. El escrito hornea invisiblemente una alegría especial solo
vivida en lo recóndito de los hogares. 89
SUMA
ELEMENTAL CONTRA ABORTISTAS
Bajo
el título expuesto haré desfilar las posiciones tomadas por personas
favorecedoras del aborto, las que, a su vez, serán refutadas. La mayoría de las
invenciones tendientes a dar apoyo a la maniobra asesina son muy conocidas.
Algunas otras son –contadísimas-, exclusivo patrimonio de estos días, como por
ejemplo aquella que identifica al ser humano en gestación con una larva, “descubrimiento”
efectuado por un escritor de renombre, y faena que aún lo debe tener desvelado,
principalmente por la cantidad de humanos que, desde tiempos inmemoriales,
vuelan como mariposas.
CONTRA
PRESIDENTES Y EX PRESIDENTES ABORTISTAS:
a)
DE CHILE
LOS
BACHELECIDAS
Cuando
decimos que una ley no admite excepciones, queremos decir que no admite más
validez de casos que ella misma: o el hombre respira oxigeno o muere, no existe
alguna excepción a la regla. No puede una persona (jamás) vivir respirando
monóxido de carbono. Otro tanto ocurre con la inviolabilidad de la vida de un
ser humano inocente. No hay excepción alguna que admita la validez de una
voluntad enderezada directamente a matar a un ser humano en el vientre materno.
Y es por tal razón que lo del Senado chileno –apoyado e impulsado por
Bachelet-, no aspira a una ley para excepciones, sino que aspira a ser una ley
contra otra ley; se trata por eso mismo de una medida inicua contra una ley de
vida.
Las
noticias nos dicen que «el Senado chileno aprobó este miércoles uno de los
proyectos de ley fundamentales del segundo Gobierno de Michelle Bachelet
(2014-2018): la despenalización del aborto en caso de riesgo de vida de la
madre, inviabilidad fetal y violación. Con esta resolución de la Cámara Alta , que se
someterá a votación en la
Cámara de Diputados este jueves, Chile se halla a un paso de
dejar el grupo de los siete países que persiguen las interrupciones del
embarazo en todas las circunstancias (Nicaragua, República Dominicana, El
Salvador, Haití, Malta y Honduras)». ¿Se han preguntado por qué esta muchachada
abortista nunca mostró por 90
los medios de comunicación en qué
consiste realmente lo que ellos llaman derecho al aborto?
Los
tres casos invocados para avalar la medida que han tomado, son simples pasos
para la introducción total (o más fácil) del aborto generalizado.
Michelle
Bachelet dijo: “Es una mañana histórica. Lo que permite esta ley es que seamos
un país donde las mujeres frente a diversas situaciones puedan tomar la mejor
decisión posible”. Que es un hecho histórico para los anales de las
aberraciones, no lo dudo. Para la presidente chilena, acabar con un pequeño
encerrado en el vientre materno, entra en lo que se denomina “mejor decisión
posible”.
Esta
gente bachelecida resalta que “seis meses antes de que terminara la dictadura
de Augusto Pinochet, en septiembre de 1989, el régimen dictaminó: ‘No podrá
ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto’”. ¡Lo que faltaba!
Ahora ver el bien en la defensa de los más indefensos pasa a ser algo muy mal
visto. Habrá momentos políticos discutibles; pero para mí es indiscutible el
sello de las dictaduras sanguinarias bachelecidas.
La
prensa suele deslizar casi todos los días chistes de muy mal gusto, no
precisamente en la sección humorística. Nos cuentan que “una búsqueda simple
por internet lleva a webs donde verdaderas mafias ofrecen por 100 dólares las
dosis de cuatro pastillas de misopostrol, el medicamento que ayuda a acelerar
el parto o a interrumpirlo hasta las 12 semanas de gestación.” De aquí deducen
que la medida abortista chilena es algo acertadísimo. No ven (o se hacen los
que no ven) que las mafias de la muerte tienen células en los poderes del
Estado, que tienen nombre y apellido, y que no hace falta escudarse en páginas
de internet.
La
autora de «La Casa
de los Espíritus», Isabel Allende, debe haber recibido la influencia de algún
espíritu, no precisamente bueno. En apoyo de la medida senatorial, expresó:
“Chile tiene una de las leyes más draconianas respecto al aborto”. El
pensamiento de la escritora referida es el siguiente: “es un exceso terrible no
permitir matar al inocente en algunos casos; y puesto que en Chile no se
permite, Chile es excesivamente severo”. Lo que es inadmisible –ni siquiera
puede llamarse excesivo- es matar en cualquier caso a un ser humano en
gestación. Draco impuso medidas severas, entre otras cosas, debido a los
homicidios que se daban. Lo que se intentaba, entonces, era disminuir las
muertes; de ahí viene aquello de “una medida draconiana”. Pero para Isabel
Allende, una “medida draconiana” es aquella 91
que no favorece la matanza del
indefenso; para Allende, el exceso es defender a la criatura en cualquier
circunstancia.
CELEBRANTES
DE ASESINATOS
Días
atrás, a propósito de la decisión adoptada por el Senado chileno respecto al
aborto, escribí un artículo titulado “Los Bachelecidas”, en donde expuse
algunas ideas sobre las famosas causales abortivas que al parecer desvelaron
durante tanto tiempo a Michelle Bachelet. Claro que ella también se desvela por
el denominado matrimonio igualitario, y vaya uno a saber por cuántas cosas por
el estilo la presidente chilena pierde su sueño. No sé si son sus intereses los
que la llevan a desvelarse, o si son sus desvelos los que la hacen tomar
decisiones tan macabras.
Lamento
profundamente lo que ha sucedido en Chile.
Bachelet
sostuvo: “Hoy las mujeres recuperamos un derecho básico que nunca debimos
perder: decidir cuándo vivimos momentos de dolor”. Aquí tienen ustedes una
prueba cabal de los desvelos dañinos por los que atraviesa Michelle.
Antes
de ir al engaño de fondo –y el daño más grave-, dos palabras sobre el tema del
sufrimiento en la mentalidad superpoderosa de Bachelet. La frase de ella
encierra la idea de que frente al dolor uno puede decidir desprenderse de él, y
a esto encima se lo llama derecho básico. Resulta que cuando muere un ser
querido, por más decisión que uno tome, el dolor seguirá ahí presente, y de
poco servirá manifestar: “Gracias a Bachelet recuperé el derecho básico a
decidir ahora ser feliz”. Sucede que si alguien va por la calle y padece un
terrible accidente que le acarrea sufrimientos indescriptibles, de nada le
servirá decir “¡dolor vete, decido no soportarte!”. Normalmente sufriremos, más
allá de nuestras decisiones. Las excepciones a la regla son dos: que se reciba
el don Supermichelle contra sufrimientos, o que se posea una mentalidad
transformers que, por ejemplo, ante una destrucción corporal vivida, se diga
así misma “aquí no pasó nada, me considero un ser completamente sano”.
Indiqué
anteriormente que había algo más profundo en la expresión de Bachellet, algo
más oscuro. Lo que ella está queriendo decir es que, antes de la aprobación del
aborto, una mujer no podía asesinar a su hijo si así lo deseaba. Este fenómeno
del engaño llamado Michelle, ha introducido un nuevo eufemismo para paliar
conciencias en caso de que deseen liquidar a criaturas humanas. En otras
palabras, la expresión “momentos de dolor” 92
equivale a “ser humano concebido”, y
sobre él se hace ahora caer la decisión de muerte, fundada en algo denominado
“derecho básico”. Insisto: un ser humano concebido es eso, y punto; no es “un
momento de dolor” sobre el que pueda decidirse su aniquilación.
NO
ABORTE: VIAJE EN LA «VOYAGE I»
(«Celebrantes
de asesinatos», Parte II)
Luego
de haber publicado “Celebrantes de asesinatos”, una abortista me hizo saber:
“fue lo peor que he leído”. Ojalá este escrito también sea lo “peor” que
alguien pueda leer, más cuando lo “mejor” que se tuvo en manos fueron premisas
abortistas.
Recuerdo
que un día escuché un audio cómico, en donde un chico llamaba a una empresa de
telefonía celular para hacer un reclamo, exponiendo que su teléfono no había
podido volar y se había destruido contra el suelo, luego de haber sido arrojado
desde un elevado piso de un edificio con la función “modo avión” activada.
Puede pensarse que el celular es un avión, puede que se lo llame aeronave, pero
el teléfono seguirá siendo un teléfono. Puedo llamar al veneno, manjar o decir
que es agua mineral, y no por eso dejará de ser una sustancia tóxica. Puede que
al ladrón le moleste que lo llamen ladrón; nadie niega que seguramente deseará
que lo llamen hombre honorable. Puede que al violador no le guste que le digan
violador; él deseará que lo llamen señor correcto. Puede que al que comete un
asesinato no le guste que lo llamen asesino; preferirá, sin duda, que lo
denominen persona justa. Se molestan conmigo cuando digo que el que aborta,
asesina, y que quien apoya abortos apoya asesinatos. Les gusta llamar a la
maniobra abortiva: derecho; interrupción del embarazo; medida de salud; acto de
justicia; y, en expresión «bachelecida», momento de dolor. Pero no es nada de
eso: liquidar al indefenso en el vientre materno es, lisa y llanamente,
asesinarlo. Nos piden que aceptemos serenos el lenguaje tergiversado, pero se
exasperan cuando se les expone el lenguaje preciso que no están dispuestos a
aceptar.
En
favor del aborto en casos de violación, peligro para la salud de la madre, y
mal formación del nasciturus, se sostiene que “la mujer no tiene porqué parir”
y que tiene derecho a abortar. Con tal pensamiento –muy usado por el
feminismo-, se intenta hacer quedar a quien no piense así como alguien que
convierte a la mujer en objeto de parición. Son los que avalan 93
las prácticas mortales quienes
degradan a la mujer. Ellos no quieren que ella dé a luz: prefieren que se saque
a la criatura triturada. Sucede que el ser indefenso (por caso si es fruto de
una violación) debe salir sí o sí del vientre de la madre. Saldrá dado a luz, o
saldrá dado a la oscuridad; o sea, saldrá a la vida, o saldrá a la muerte. Sea
como fuere, siempre, desde la concepción, será: dado. Es mejor sacar a un
bebito por un proceso natural, y no sacarlo por un proceso asesino.
No hay
que entrar en el juego de los abortistas que consiste en tomar partido por la
madre o por el hijo. No se trata de defender una vida contra la otra. Tal
maniobra es, lo repito, una posición adoptada por quienes defienden el aborto.
No querer el aborto no implica no querer a la madre: es querer a ambos
respetando la vida de ambos; es luchar por dos y no permitir que se hunda uno.
No se trata tampoco del jueguito de “ponete en el lugar de”. Que uno pueda
ponerse en el “lugar de…”, no equivale a tener que “justificar a…”. Me puedo
poner en el lugar de quien desea tener un Ferrari, pero eso no me puede llevar
a justificar que lo robe. Por no entender algo tan elemental se llega a decir
que “no es razonable dejar morir una mujer para que nazca un niño”. En otras
palabras, se sostiene como válido que debe matarse al niño para que viva la
mujer. La falsedad de tal concepción, lleva, entre otros engaños, el hecho de
que se “deja morir a la mujer”. Lo reitero: el galeno no pretende la muerte de
nadie y debe luchar por ambas vidas.
El
relativismo moral no tiene cabida.
Es
terrible lo que debe vivir una mujer violada, pero eso no puede llevar a
justificar que se mate a nadie. Igualmente no tiene lugar ese otro juego de:
“se trata de un ser en formación (que no es persona como tú o yo) que cuando es
abortado no es consciente de ello”. Esta estupidez, contraria al sentido común
y a la mismísima ciencia, está diciendo que cuando uno nace ya no se forma más.
También se deduce la posibilidad de matar a un deficiente mental que no es
consciente. Espero que la justicia no falle nunca a favor de la mujer que le
metió un tiro a su marido, en consideración de que la ebriedad en la que se
encontraba el hombre le hizo perder la conciencia. Es chocante leer que se
sostenga livianamente la licitud de matar a un ser humano que padece alguna
malformación estando en el vientre materno, agregando que “ni respirará al
nacer”. Se es humano desde la concepción, y no se pierde esa condición por más
que un estudio hecho cinco meses después detecte alguna anomalía física, sea la
que sea. Es de sentido común que el informe de anomalía no borra la humanidad
de nadie. Pero el atropello mental desecha a quien posiblemente no respirará al
nacer 94
por más que sea humano. Lo que no es
humano es el pretender hacer una purga de quienes presentan defectuosidades.
Se
jactan los que defienden el aborto de que somos ignorantes pues no sabemos
distinguir “un cigoto de un embrión, este de un feto y este último de un bebé”,
y llaman a tal distinción “biología básica.” Cuando la sonda espacial «Voyager
I» se encontraba a unos seis mil millones de kilómetros de nuestro orbe
terráqueo, fotografió la Tierra
y la presentó como un diminuto punto. Por tal razón, el astrofísico Carl Sagan,
denominó a nuestro planeta “un punto azul pálido”, expresión que la utilizó
también como título de uno de sus libros. Pienso que si muchos abortistas
nacieran en la nave y desde una distancia como la indicada les dijéramos
señalando al “punto pálido”: “ahí dentro está repleto de seres humanos”, exclamarían
con total escepticismo: “es imposible que en ese grano de arena haya algo”. Se
ve que se ha equivocado el genetista de fama mundial Jérôme Lejeune al decir
que hay vida humana desde la concepción, y esto por comprobación científica.
Igualmente se han equivocado Ruffie, Knudson, Blázquez, Gadow, Chauchard,
Giménez Vargas, López García, Beruti, Nombela Cano, Merchante y un numerosísimo
etcétera. Se ha equivocado también frente a nuestros “eminentes abortistas”, el
Dr. Bernard Nathanson, cuando afirmó: “su código genético y todos sus rasgos
son indiscutiblemente humanos. Como ser, no cabe duda de que existe, está vivo,
se autodirige y no es el mismo ser que la madre, siendo como es un todo
unificado”. Pero claro… es más fácil para los abortistas decir que estos
científicos son unos “payasos”. Harían bien en saber que Nathanson llegó a
decir en su famosísima obra «La
Mano de Dios», que conoce “lo referente al aborto como quizá
ningún otro”, y da la razón: manejó la clínica abortista más grande de los Estados
Unidos y dirigió 75.000 abortos incluyendo el de su hijo. Como sé que para
muchos este escrito será –sin duda alguna- lo “peor y más ignorante que hayan
leído”, les recomiendo la lectura del libro citado. Entre otras cosas
encontrarán la frase de que el aborto pertenece “al mundo satánico”. En fin: no
se trata de biología básica, se trata de biología compleja, pero, al parecer,
quienes favorecen el aborto carecen de ambas. Es lógico que no entenderá
biología compleja quien no entiende biología básica por no aceptar nociones
elementales de sentido común. La biología básica les permitiría ver algo
demasiado básico como es el hecho de que más allá del nombre que quiera dársele
al período vital por el que se está atravesando, siempre se trata de la presencia
de un ser humano: llamase zigoto, embrión, bebe, niño, adolescente, adulto o
anciano, en todo momento estamos en presencia de un ser humano. Y es la
biología compleja la que ha llegado al punto de decir que hay vida humana desde
la concepción, con la determinación de un ADN 95
tan impresionante, que descubre de
modo muy notorio a una inteligencia ordenadora fuera de serie.
Argumentará
el abortista que el nasciturus no es independiente, y que, por tanto, en eso
también se ve justificada la maniobra abortiva. Son tan omnipotentes los
abortistas que ellos no dependen del aire para respirar ni dependen de
alimentos para vivir. Seres de una notabilísima independencia. El abortista
padece la peor de las dependencias: son tan dependientes, que en ocasiones hacen
depender la vida del asesinato de un ser humano indefenso en gestación.
b)
DE ARGENTINA
MAURICIO
MACRI
Pasará
a la historia como el hombre que abrió las puertas al aborto porque “nos
debemos un debate maduro”. Pasará a la historia –entre otras cosas- como el
Presidente que con mucho deleite y decisión indeclinable, hizo saber que si se
aprobaba la “ley” de despenalización del aborto, no la vetaría. El caso se
resuelve así. Un padre reúne a sus cuatro hijos en el almuerzo y les dice:
-“Votemos para ver si hoy por la noche podemos finalmente incendiar la casa del
vecino (vecino incluido), hace tiempo nos debíamos esta charla. Es un tipo muy
molesto”. Uno de los hijos le dice: “Papá, eso está mal, no se puede hacer”. Y
el padre responde: “No más tabúes; importa solo lo que diga el número”.
Me
bastan las siguientes manifestaciones dichas por el presidente de Argentina,
Mauricio Macri, para dejar una vez más al descubierto los planes que desde las
altas esferas y los intereses privados más turbios se vienen tejiendo para que
sean aplicados a lo largo y a la ancho del mundo si posible fuere. Palabras de
Macri: “Buenos días a todos y a todas (…). Como saben cuando asumimos la
presidencia del G20, decidimos que la perspectiva de género sea transversal a
toda la agenda”. Suficiente. Fíjense: “…decidimos…”; vale decir, se trata de
acuerdos; de planes; nada librado al azar. ¿Decidieron qué cosa? Meter la
“…perspectiva de género…”. ¿A dónde? Por todos lados, en todas las sociedades.
Es algo “…transversal a toda la agenda”. La agenda misma, imagino, debe tener
las hojas dispuestas según los seis colores de la bandera LGBT. El espiral de
la agenda debe ser arcoíris. Es tan transversal que hay quienes, como Trudeau,
lo reflejan en sus medias. Y espero que, a estas alturas del partido, nadie me
salga diciendo 96
que solo cuando se habla de género se
hace referencia al “rol protagónico de la mujer”.
Corrupción
desde las más tiernas edades de la infancia, y ahora que lo pienso y si
pudieran, corrupción desde el nacimiento, pues ya hay lugares en donde a los
recién nacidos se les quiere negar su sexo, dejándolos en una indefinición
expresada con la letra “x”. Se les dice ya: género X. Otro mensaje es: “Padres
y médicos, ya ahórrense eso de andar haciendo ecografías para ver de qué sexo
es el bebito que se está gestando”. Nos quieren hacer ingresar a lo que podemos
llamar la generación X. Hasta el presidente se equivocó al saludar a los
asistentes diciendo “buenos días a todos y a todas”, pues debió agregar
“todex”, para probar así que realmente es un tipo transversal según su colorida
agenda. Ya lo señalé también: Sexo “x”. Y, ya que estaban, en vez de “G20”,
podrían haberle puesto “X Infinity”.
Ante
las mujeres del W20, Macri se jacta de lo siguiente: “Promovimos el debate por
la interrupción voluntaria del embarazo que hizo reflexionar a muchos
argentinos”.
Y por
si alguien imagina todavía una vía de escape de mano del presidente, el mismo
Mauricio Macri, muy orgulloso, anunció que de lo caminado ya “no hay marcha
atrás”.
CRISTINA
FERNÁNDEZ DE KIRCHNER
Actualmente
la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner es Senadora. Algunas de sus
palabras en el senado apoyando a la maniobra abortiva: “El problema es que este
cuerpo hoy va a rechazar lo que viene como media sanción y van a seguir
produciéndose abortos. No es una cuestión de convicciones, sino de respuestas a
un problema que existe (…). Con todas las convicciones de cada uno, pongámonos
a pensar si realmente es justo que en una sociedad que ha adquirido este nivel
de movilización y de comprensión sigámosle imponiendo unos la conducta a los
otros (…). Los pibes, una vez más, advierten el cambio de época y demandan ser
escuchados. Si quieren saber quiénes me hicieron cambiar de opinión, fueron las
miles y miles de chicas que se volcaron a la calle. Verlas abordar la cuestión
feminista, verlas criticar, pero también describir la realidad de una sociedad
patriarcal nos debe colocar a todos en un lugar distinto (…). Así como en
Estados Unidos Martin Luther King impuso que no se mencionara lo negro porque
significaba estigmatización, hablemos de interrupción voluntaria del embarazo”.
El mismo palabrerío de siempre, no 97
me extenderé en demasía. “Los pibes
(…) demandan ser escuchados”. ¿Será porque otros pibes y pibas más bien
llamados niños y niñas, bebes y bebas, no pueden ser escuchados? “Cambiar de
opinión”: ¿tenía una opinión? ¿Matar a alguien es algo opinable? “Sociedad
Patriarcal”: ¿la defensa de la vida del más indefenso es un “mal”, y un “mal
patriarcal”?
“¿Estigmatización?”
Se llama: ver de qué modo podemos aliviar nuestras conciencias.
c)
DE URUGUAY
MUJICA
LLEVA DE LA MANO AL
ABORTO
Según
advertencia del ex presidente de Uruguay, Mujica, los hombres que no entendemos
que el aborto debe ser legalizado, debemos callarnos la boca. Textualmente: “Si
son hombres que se callen la boca”. En realidad, quien no quiere ver la
evidencia es él, y es por ese motivo que precisamente habla en momentos que
debería callar, para así no hacer más difusiva la inhumanidad.
El
engaño camina de la siguiente manera: “A ninguna mujer le gusta tener que pasar
por el trance de abortar”. De ahí, luego, nos quieren proponer la legalización
del aborto como algo lícito. Si Mujica reconoce que a ninguna mujer le gusta
cometer un aborto, entonces que a ninguna le proponga algo que no le gusta. Eso
es algo perteneciente al catálogo del sentido común. Pero el quid de la
cuestión no es ni siquiera ese. No se trata de lo que le guste o no le guste a
una mujer. Se trata del deber ser, y ese deber indica que nadie está facultado
para arrancarle la vida a un ser humano indefenso.
Mujica
sostiene que: “Mujeres pobres, aisladas y en soledad, tienen que hacerle frente
a situaciones que no tienen salida y sufren un doble castigo. Un castigo de
clase. Y tienen que cargar con la irresponsabilidad de los hombres”. Les
encanta meter a los pobres para justificar el crimen del aborto, pasando bajo
silencio sepulcral, que, en cierto sentido y como ya he dicho en otros
escritos, el más pobre de los seres humanos es el bebito intrauterino. Mujica
dice lo que debería callar, y calla lo que debería decir: pues es notable que
jamás habla de ‘niño’. Y entonces soslaya que es la pobre criatura humana que
se gesta quien se destina a recibir el inmerecido castigo de la muerte. Y por
eso le invierto sus palabras: “son estos niños que aún no han nacido quienes
‘tienen que cargar con la irresponsabilidad de 98
los hombres’ como Mujica, que
teniendo el deber de defenderlos los mandan a morir.
A
todos los argentinos, el “conmovido” Mujica nos hace llegar su “solidaridad”:
“mi solidaridad por los que entienden estas cosas y la esperanza de que los que
no entienden, en primer término, si son hombres, que se callen la boca”. La
“solidaridad” entre los que favorecen la muerte, es solo una unión transitoria
para la comisión de un mal.
No es
que no entendamos, es precisamente el caso en que entendemos demasiado.
Entendemos que el asesinato nunca es una salida. Entendemos que la vida de un
ser humano en gestación debe ser respetada. Entendemos que el bebito
intrauterino tiene derecho a vivir. Entendemos que las vidas son de Dios y Él
dispone de ellas. Entendemos también como el zurdaje y el capitalismo salvaje
se dan la mano: porque Mujica le hace el caldo gordo, por caso, a la internacional
del aborto, la
Planned Parenthood.
CONTRA
GOBERNADORES:
¿PODEMOS
HACER A LA LUNA DE
PAPAS FRITAS?
Imagino
por unos segundos qué pasaría si someto a una consulta el hecho de cambiar la
constitución de la luna. Específicamente, qué pasaría si les preguntase: ¿les
parece que a partir de junio del corriente año, la luna empiece a ser de papas
fritas? Sé que alguien demasiado paciente me dirá que tenemos el inconveniente
que “al recibir los rayos de sol, todo acabará en aceite”. Claro… lo sabemos de
sobra: no podemos alterar el orden establecido en las cosas sin causar daño.
Pero
tenemos el caso del Gobernador de Salta, Urtubey, quien ahora quiere someter a
consulta popular, “si acaso matar a los más indefensos en el vientre materno,
es algo bueno”. Urtubey dice: “La gente debe decidir”. No se trata de decidir
si la luna puede ser hecha en los meses entrantes con papas fritas, sino que se
trata, según el político, de si una mayoría decide que un mal tremendo se
transforme en algo bueno. Verán ustedes que este tipo de prestidigitadores de
ideas, jamás de los jamases se le ocurrirá someter a consulta popular una
cuestión dineraria, como sería si queremos que sus sueldos sean más bajos que
los de un humilde docente. Cuestiones que no habría inconveniente en someter a
una consulta popular como lo es, reitero, si nos parece bien reducir el
elevadísimo sueldo de Urtubey, eso sí 99
que ni por asomo lo dejan librado a
una consulta. Ahora, si se trata de liquidar a bebitos intrauterinos, olvidando
que ellos mismos una vez estuvieron dentro de la panza de una mamá, ahí sí la
consulta vale; ahí sí la mayoría tiene “poder” para hacer que el mal sea algo
bueno.
La
demagogia de Urtubey ahora desciende a un terreno que pretende hacerse el
conciliador, el “amigo”, el “abierto”, el “atento con el pueblo”, el que está
dispuesto a oír qué quiere la gente. Urtubey hace rato tomó decidida posición a
favor del aborto; le importó nada las advertencias del prójimo. Él mismo fue
quien ha firmado el protocolo asesino para Salta, fundado en una medida
antijurídica como lo fue el fallo de una Corte Suprema.
Si a
Urtubey le quedase en mínimo de empatía, debería reflexionar y llevar a cabo la
real y legítima consulta popular. Si uno está medio perdido, la única “consulta
popular” lícita que puede hacerse frente al aborto es la siguiente: “¡Niños
intrauterinos de todo el mundo: ¿qué piensan? ¿Está bien si los matamos?!”
Entonces Urtubey obtendría de ellos la respuesta contundente. Obtendría un 100%
de “no”. Obtendría por respuesta: ¡Oye, sin vergüenza: ¿tú, acaso, no estuviste
antes donde ahora estamos? Obtendría por respuesta: ¡Nadie puede hacer que algo
malo sea bueno, ni que algo bueno sea malo!
La
consulta sobre una luna de papas fritas tiene dos ventajas: nunca se podrá
lograr, y, en pura fantasía, me hace imaginar lo que sería un gran cumpleaños.
La consulta sobre si matar al más indefenso está bien, es una canallada sin
nombre; o, me corrijo, es una canallada que me sugiere un sinfín de
calificativos.
UN
ASESINATO ANUNCIADO
(JUJUY)
Circuló
por ahí que “El Estado cometerá un asesinato”. El Estado es la sociedad
políticamente organizada, el Estado no irá preso, no irá a una cárcel. El
agente de un homicidio o los agentes, son, en concreto, seres humanos. Gerardo
Morales, Gobernador de Jujuy, ordenó que se proceda a la realización del aborto
(hasta vía twitter), porque, sostiene, es un derecho de la niña la interrupción
del embarazo y lo avala un fallo de la Corte. Unido a esos deseos promovidas por el
funcionario aludido, se suman estas otras palabras falaces de uno de los
miembros de su equipo: “El ministro de Salud de la provincia, Gustavo Bouhid,
ratificó que la interrupción del embarazo 100
de la niña de 12 años violada por un
vecino en San Pedro se realizará este viernes, y admitió que la nena corre
riesgo físico y psicológico. ‘Hay un fallo de la justicia que hay que respetar
y que nos obliga a proceder’.” Pero eso no obliga a nadie. Una letra execrable
como lo es la de ese fallo o la de cualquier “ley” que se tenga por tal
habilitando la matanza de un inocente, no tiene poder alguno para mandar lo que
manda. Bouhid se preocupa por si la niña corre riesgo físico o psicológico, ¿y
del niño? El niño no correrá riesgos, el niño va directo a la muerte. Ni los
riesgos de la niña, ni la muerte del pequeño se darían, si se respetase el
derecho a vivir.
El
Ministro Bouhid también expresó: “el fiscal pidió activar el protocolo de
interrupción del embarazo, aunque este caso es especial. La niña está de 24
semanas, y el protocolo dice que hasta las 22 se puede hacer la interrupción”.
No me cansaré de decirlo: los protocolos son un verso; han sido y son el
intento de una seudo-legalización para llevar a cabo abortos y no verse
perseguidos por la ley. Los protocolos deben ser rechazados de plano, no tienen
validez ni licitud. Eso de las semanas es una cantinela abyecta. Desde la
concepción hay vida humana. Bouhid remata su posición falaz, criticando los
dichos de un médico que se opuso al aborto, y expresa sobre los dichos del
galeno: “sus palabras fueron irresponsables, porque no tenía autorización y
opinó por él, cuando en el área se estaba en junta médica; (…) cuando se conoce
el informe y se detalla que la niña está el riesgo, la cosa cambia de color.
Por eso les digo a los pañuelos que medicina no es matemática y que no todos
los pacientes son iguales”. ¡No Bouhid, el irresponsable es usted: el médico
está para ayudar a las vidas; está para, dado el caso, salvar vidas; no está
para matar! ¡Bouhid: ¿no es eso matemático? Bien, es algo aún más serio: es
moral, pero con rigurosidad absoluta, diría, matemática, pues todo ser humano
que se gesta tiene el derecho inviolable a que se respete su vida.
Pasaron
unos días. Se aplicó el Protocolo. Se llevó a cabo la orden tiránica de Gerardo
Morales secundado por su ministro: se efectuó la denominada “interrupción”. Se
efectuó un parto prematuro. Una bebita, en vez de gozar del debido derecho a un
proceso natural, comenzó una agonía.
Mientras…
Unas femihulkas alborotadas, trastornadas porque su sed de destrucción humana
no se concretó en la forma más salvaje por ellas deseada, esto es, mediante
cuerpo pasado a rebanadas; y no es esto exageración, es realidad: feministas de
pañuelo verde, mente negra y manos rojas, quejosas de que la beba, mujercita indefensa,
no haya sido molida con objetos de corte y muerte. Transcribo sus palabras
extraídas de sus medios de difusión: 101
“Una nena de 12 años va a ser madre
producto de una violación y el movimiento próvida, festeja. La violó un tipo de
65 años. Ella quiere abortar, y esta manga de hijos de puta le niegan ese
derecho. Estoy harta, harta de la doble moral, harta de que se caguen en
nuestros derechos”. La proclama asesina amerita un breve análisis. Noten
ustedes lo siguiente: al violador lo trata simplemente como el “tipo de 65
años”. Nada más. Sobre el violador las femihulkas no piden lo que piden para la
indefensa criatura humana, encerrada en el vientre materno. Al violador se lo
trata como el “tipo de 65 años”, pero a los que defienden la vida se los trata
como a la “manga de hijos de puta”. Reconocen al delincuente, pero los “hijos
de” somos nosotros. Reconocen un delito llamado violación, pero para ese delito
nada dicen; y al delito clamado por ellas llamado aborto, lo presentan como un
derecho.
He
aquí el parecido (solo en algún aspecto) entre el violador y las femihulkas:
ambos agreden seres humanos, en el caso específico comentado, mujeres. El
violador, viola a una mujer; las femihulkas sanguinarias piden el destroce de
una mujercita de seis meses de vida.
Es
lógico que estén hartas de la doble moral, pues ellas la están viviendo
permanentemente. Las invito a adoptar la moral universal, la única, esa que,
inscripta en el alma humana, ordena el respeto de la vida del ser humano
inocente. Pero como han inventado nuevas (in)”moralidades”, por caso, llamar
derecho al asesinato, es comprensible que se harten y bestialicen.
Sobre
el tema de la defecación, diré simplemente que es una vil mentira. Nadie en su
sano juicio gasta tiempo en algo inexistente.
También
se lee: “Cesárea no es ile, es tortura obligar a parir a una niña víctima de
violación (…). Basta de violencia. Inmediato cumplimiento de la ile. Aborto
legal ya”. La crueldad y ceguera se comentan solas. Están deseosas de que se
haya llevado a la bebita a la tortura extrema seguida de muerte, con el
caradurismo incluido de decir “basta de violencia”.
Con
todo lo anterior quiero poner de relieve lo absurdo de las femihulkicidas.
Pasaron
las horas. La bebita en agonía murió. Se le había dado el nombre de: Esperanza.
Pagó como culpable siendo inocente, mientras que los que no son inocentes
siguen como no culpables. Siendo sana se la destinó al sufrimiento, y su normal
crecimiento fue trocado en anormal, por la anormalidad mental de quienes se creen
normales no siéndolo. Siendo mujercita con todos los derechos, fue objeto de
una rabia satánica por parte de infrahumanos que no tienen derecho alguno para
pedir lo que piden y hacer lo que hacen. 102
Me embarga un profundo pesar y una
espesa indignación. Soy parte de la sangre de Esperanza, y junto a ella clamo
al cielo.
Una
cosa es que una mujer por alguna excepción de la naturaleza tenga un parto
prematuro, otra, muy distinta, es que se violente a una mujer a tener un parto
prematuro cuando la naturaleza no ponía excepción alguna. Lo primero está
dentro de un orden natural, lo segundo dentro de la perversión. Notemos que los
médicos cuando se enteran de los primeros casos, hacen lo posible para ver si
pueden estirar el tiempo del nacimiento, todo en orden a que el bebito
intrauterino goce de los beneficios inigualables que proporciona el vientre
materno; pero los médicos, los ¡buenos médicos!, no ejecutan adelantos
intencionales rompiendo el proceso natural, pues saben que eso es contra la
salud y la vida del más indefenso.
Circularon
audios realizados por galenos en donde con su rigor científico hacían saber que
lo ejecutado con Esperanza –haberla hecho nacer no respetando su derecho a los
tiempos ordenados por la naturaleza- fue ponerla en un estado agónico.
Se
había aplicado ese instrumento asesino llamado Protocolo. Gracias a él se
quebró un proceso natural; gracias a su aplicación se impidió que la bebita
tenga un buen nacimiento como era su derecho y como perfectamente pudo haberse
dado. Alguno dirá: “¿Y si vivía? Habría implicado una burla al protocolo.” Si
vivía habría sido porque algo le salió mal a la aplicación protocolar, no
porque no se haya aplicado el protocolo. Siempre le iba a quedar a ese
instrumento el sabor agradable de haberse dado el gusto de hacer pasar por sus
garras a una víctima más. ¡No debe haber ninguna concesión con esa gran mentira
llamada protocolo! Y ninguna significa ninguna.
Algunos,
de cuya buena intención no dudo, en referencia al nacimiento prematuro, decían:
“Pero es el mal menor”; “es mejor aceptar lo que se hizo a que se la mate”.
Esas ideas implican automáticamente estar jugando el juego de los abortistas;
eso implica ir a su terreno, quedar a su merced y sometido a las propuestas que
hacen. ¿Debo aceptar eso llamado “mal menor”? O sea, una suerte de pacto con el
enemigo, en donde él pone las reglas; en donde da dos alternativas macabras y
yo debo aceptar sus condiciones conforme a las escalas que brindan. Les digo
que no. La única condición que acepto es la debida, y la debida es una sola,
tajante y sin excepciones: es el respeto íntegro (¡ÍNTEGRO!) de los derechos
del ser humano en gestación. Respeto a su derecho inviolable (¡INVIOLABLE!), lo
que quiere decir que no está sujeto a componendas de posibles resultados
mortales, resultados que, tristemente, se dieron en el caso de Esperanza. 103
Veamos. A ver mujeres… consulten a
cualquier hombre que se tenga por tal, y pregúntele: “Si viene un violador y te
dice. ‘Oye, tienes que aceptar o que la viole a ella un poco o que la viole
salvajemente, ¿qué aceptarías?”. ¡¿A quién se le ocurrirá decir “ah, bueno,
acepto el mal menor”?! ¡Qué mal menor ni qué diablos! Se lo muele a palos. No
hay componenda posible. La única condición aceptada es el respeto total a la
mujer. Si con la violación pasa de esa manera, ¿acaso no se ha de tener un celo
superior con la vida de una indefensa criatura? ¿Acaso es válido entregarla a
un llamado “mal menor”, cuando lo único que cabe es hacer valer su completo
derecho a vivir? Por eso se dice con total verdad que sus vidas son
completamente inviolables para el hombre.
Le
dieron a la bebita el nombre de Esperanza, y, según me enteré de buena fuente,
mientras vivía le fue dado algo literalmente divino: el bautismo. Esperanza
sufrió hasta morir. Esperanza es clamor de vida contra los monstruos de la
muerte. Esperanza es fuerza a pesar de la debilidad, para ayudar a nuestra
debilidad a ser fuertes. Esperanza es luz, porque la luz también viene de la
virtud de la esperanza. Esperanza es grito de amor, contra los epígonos del
odio. Esperanza es belleza, contra las hordas de la fealdad. Esperanza es mano
firme para ayudarnos en la lucha. Esperanza es rostro valiente que nos exige no
caer en la desesperanza.
NO
SE PUEDE HACER MALABARISMO
Alberto
Rodríguez Saa, gobernador de la provincia de San Luis, se expidió a favor de la
despenalización del aborto. Apoya la despenalización y a su vez se ataja, como
intentando aquietar su ánimo, agregando que eso no es estar en contra de la
vida, ni es ser abortista. Ahora, ¿cómo es que “nadie está en contra de la
vida”, que “todos estamos a favor de la vida”, pero a su vez se admite la
despenalización y la posibilidad de que se practiquen abortos, es decir, de que
se le quite la vida a los más indefensos? ¿Cómo es que se puede estar a favor
de la despenalización pretendiendo también hacer creer que se está a favor de
la vida, siendo que todos los que estamos a favor de la vida luchamos
rotundamente contra la despenalización, que, precisamente, es el visto bueno para
la muerte? Si todos estuviéramos a favor de la vida: ¿no resultaría absurdo que
los que realmente defendemos la vida levantemos nuestra voz? Pareceríamos locos
del remate. Pero si lo hacemos es precisamente porque los que dicen estar a
favor de la despenalización, dan pie a la muerte del más indefenso. No hay
escapatoria por más subterfugio mental que quiera buscarse. 104
El
Gobernador de la Provincia
de San Luis en un tiempo ha dicho que está a favor de la vida y, a su vez, de
la despenalización. Pasado el tiempo, se lo ve pañuelo verde en mano
compartiendo un video con quienes piden sin rodeos “aborto libre seguro y
gratuito”. Recuerdan: “estoy a favor de la vida”.
Alberto
Rodríguez Saa, en acto con tropas feministas, firmó un decreto en adhesión a
protocolos atentatorios de verdaderas leyes fundamentales. Sostiene que adhiere
al protocolo que regula casos especiales, pero en abierta manifestación apoya
todo tipo de abortos: “El mandatario estuvo rodeado de mujeres, entre ellas
funcionarias y referentes locales de la Campaña Nacional
por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, dijeron las noticias. Todo
lo cual, una vez más lo digo, es estar haciendo apología del delito, al
pisotear la recta ley y promover lo que está condenado. Dijo el mismísimo
Gobernador: “Es algo muy lindo lo que estamos haciendo, yo le doy una mirada
especial porque siento que lo que estamos firmando es una suerte de prenda de
unidad de todos los puntanos, puntanas y puntanes. Así lo siento, así quiero
transmitirlo”. ¿Llamar “muy lindo” al aborto? Y, ¿unidad? ¿Con quién? No hay
ninguna unidad. No hay unidad entre el bien y el mal, entre el error y la verdad.
El
razonamiento albertiano propone: “Existe una pena de muerte para una mujer
pobre que quiere interrumpir el embarazo. Pero, ¿qué hizo Macri? Abrió el tema,
nos dividió y no lo solucionó. ¿Pero, qué vimos todos? debates que duraban
horas y había un tema en común que nos unía a todos de alguna manera, que es la
educación sexual”. Fenomenales galimatías. Nadie debería concurrir para hacerse
un aborto. La real pena de muerte se la imponen a la criatura en gestación como
aconteció recientemente en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires, donde se mató
a una pequeña de cinco meses de vida. Macri y Alberto se dan la mano en mismos
puntos: aborto e ideología de género. Son dos temas que ellos y otros más
pueden realmente decir: “había un tema en común que nos unía”.
Sostuvo
Alberto: “En este ámbito tenemos que encontrar un camino para avanzar en la
legislación, y uno de ellos es lo que ya está en la ley. La legislación
nacional establece la
Educación Sexual Integral, el protocolo de 105
Alberto
quiere, según sus palabras, remover “las barreras que limitan el acceso a los
servicios médicos fácticas o administrativas. Estos temas son muy interesantes
porque a partir de ahora nos exige acciones de cumplimiento de la ley y un
seguimiento de que se cumpla y se haga real”. Él cree que por firmar su decreto
ya todos deben cumplir con lo que él ordena. No. No es así. Su apuro solo
prueba su atropello a la verdadera ley, y ahora pretenden corrernos con que
somos nosotros los que debemos cumplir sus “leyes”.
Nos
dice el propio medio de prensa del gobernador: “En cuanto al Programa de
Educación Sexual Integral explicó que la adhesión persigue la idea de implementar
la obligatoriedad de la educación sexual en todos los niveles y modalidades
educativas de la Provincia ”.
Qué paradójico: cuando quisieron despenalizar el aborto decían que era para que
no se obligue a nadie; y ahora, mediante lo que llaman ESI, quieren obligar a
todos a que se vea al aborto como un derecho. Otra: “El jefe del Ejecutivo
provincial mencionó que hay una enorme distancia entre el Estado provincial y
las ONGs que han tomado como bandera la defensa de los Derechos Humanos
esenciales. ‘Queremos que participen que se acerquen, que se comuniquen, que
propongan y que nos ayuden a controlar que se cumpla. A este espacio le pusimos
mesa de enlace y articulación, en la que debemos sentarnos a hablar’.”
¿Derechos humanos esenciales? ¿El aborto? ¡Ups…! Prendan la luz por favor.
¿Cuáles ONGs? ¿La
Planned Parenthood ? ¿Fundación Huésped? ¿Amnistía
Internacional? Todas abortistas.
Con
todo lo que viene apoyando el gobernador en los lineamientos de marras, se
atreve a encuadrarlo en lo que llama: “el parto humanizado”. Más bien debió
hablar de “partes” que se arrancan, pues eso implica la maniobra abortiva,
siendo algo de lo más deshumanizado que existe.
Hablando
de los objetores de conciencia, Alberto pretende: “Si alguien de salud no está
de acuerdo con el aborto puede decir tengo esta objeción de conciencia. Que es
individual, del plano íntimo, y se dice antes. No puede 106
decir después que tiene objeción de
conciencia y tiene que respetar la ley, sino está haciendo abandono de
persona”, y explicó que “la legislación provincial de objetores de conciencia
es amplia, porque permite la posibilidad de no realizar el aborto.” Parece que
alguien cree que estamos jugando al “Marco Polo” acuático y que debe explicarse
cómo se juega. Pero no estamos en un juego: se trata de vidas, de almas. Están
llevando a que los médicos ahora violen el juramento hipocrático, y, de
defensores de toda vida, se transformen, el que lo desee, en médico de muerte.
Algo inconcebible.
También
sostuvo el gobernador: “Tenemos que tener la cabeza abierta para entender este
mecanismo. Así como el Estado da esta posibilidad, hay personas que utilizan
este argumento para convertir a la institución como si fuera objetora de
conciencia. Los sanatorios, los hospitales y las escuelas no son objetores de
conciencia. Todos deben cumplir la ley. No hay instituciones con objeciones de
conciencia”. Quiere que no haya instituciones con objeciones de conciencia,
pero asienta camufladamente que ahora haya instituciones abiertas
conscientemente al asesinato. Le guste o no al gobernador: la Iglesia Católica ;
colegios católicos; y muchos colegios privados; conscientemente y férreamente
rechazan la maniobra abortiva y la nefasta “educación sexual integral”. No es
el Estado el que da la posibilidad de abortar; eso es puro camelo; el que está
otorgando como si fuera un legislador divino la permisión abortiva, es alguien
que cree ser él mismo el Estado, que cree ser la voz de toda una sociedad,
cuando, en verdad, encima de todo, la inmensa mayoría de la sociedad sanluiseña
ama la vida desde la concepción. Y una cuestión de fondo que se aprende en
Derecho, algo así como un “ABC” que debería saber un estudiante de abogacía, es
esta: que un buen Estado hace buenas leyes; y la sanción legal establecida para
los delitos, implica que ese Estado que pena, es consciente de lo que está bien
y de lo que está mal, y por eso lo hace.
Nos
pide el gobernador Alberto Rodríguez Saa, que interpretemos todo lo avalado por
él, “como una gran prenda de amor, de unidad, de diálogo, de abrir los temas,
de conversar y de encontrarles solución y sobre todo eliminar todos los
flagelos que atenten contra los Derechos Humanos”. Un médico con las manos
bañadas en sangre tras la maniobra abortiva: ¿podrá decirle a la mamá, “mire
señora, esto es la prenda de amor, de unidad y de diálogo, que nos enseñó un
gobernador llamado Alberto Rodríguez Saa”? 107
CONTRA
DIPUTADO:
CAMALEÓNICO
El
diputado José Luis Riccardo no solo pasará a la historia como alguien que ha
convalidado un escenario donde los hombres de la bestialidad democrática
jugaron a ser dioses, sino que añadió un condimento: se destacó por su posición
camaleónica. Riccardo es la clase de hombres para el que, en caso de que el mes
que viene un grupo mafioso le anuncie que lo hará volar en su casa, someterá a
un comité barrial si es o no un derecho de los malvivientes hacerlo volar. Y ya
sabemos que para él si el comité decide que los delincuentes tienen ese
derecho, entonces Riccardo estará muy de acuerdo en que lo hagan desaparecer
por los aires, en nombre del derecho y de la expresión democrática. Riccardo es
el típico caso que da pruebas que la vida vale o no vale dependiendo de una
votación.
Comenzó
el diputado diciendo que el debate por el aborto es un “debate extraordinario”.
Se debe haber sentido muy bien en notarse engañosamente más que humano, en
sentirse una suerte de deidad con poder sobre la vida. El humano,
ordinariamente, debate sobre la justicia o injusticia de subir el precio de la
polenta; pero pretender un debate sobre la posibilidad de matar o no a un ser
humano indefenso, no es algo humano. Tiene que ver con una prepotencia
infrahumana, y, por eso, es extraordinaria: está fuera del orden común.
Ciertamente Riccardo dio en la tecla: fue algo extraordinario, porque fue el
momento donde quedó probado que no se trató de algo humano.
El
político en cuestión habló de hipocresía, sosteniendo que no hemos sido capaces
de dar en cien años una respuesta a la clandestinidad del aborto. La respuesta
siempre estuvo para todo aborto. La respuesta siempre fue clara: debe
respetarse la vida del ser humano en gestación; no debe pasarse por alto la ley
natural y divina. Al menos para la gente no extraordinaria siempre existió una
orden cabal y tajante que expresa: No matarás. ¿Dónde está la hipocresía? Se
los cuento porque la mayoría no lo sabe: el diputado de marras es quien, por
caso, fue a un pueblo llamado Candelaria en busca de votos, y allí se hizo el
devoto de la Virgen María ;
es el mismo que visitó al ‘Cristo de la Quebrada ’, el día 2 de mayo en la provincia de
San Luis. Hipocresía es llenarse la boca a más no poder hablando de educación,
y venir a enseñar que abortar está bien. Hipocresía es esto: hacer creer a
muchos que se iba a abstener de votar, y en su propio discurso hizo público que
pidió “que se incorporará al plenario de las 108
comisiones, la incorporación de una
disposición para que la educación sexual integral (…) sea una parte
inescindible, un componente obligatorio del curriculum escolar de todas las
escuelas argentinas (…); que sea una disposición de orden pública a aplicar a
partir del próximo ciclo electivo”. Ya sabemos lo que se entiende por educación
sexual integral, lo que implica la permisión, el visto bueno al aborto. El
hombre que decía que se iba a abstener de votar, ya había hecho un pedido ante
la comisión indicando así de qué lado estaba.
¿Con
qué cara el congresista puede decir “les hablo a todos los argentinos”, si por
su culpa puede que haya, no uno, sino miles de argentinos que nunca podrán oír
nada, pues la maniobra abortiva los silenciará para siempre al arrancarles la
vida?
Riccardo
es un diputado que livianamente, como si se tratase de un partido de futbol,
exhortó que “mañana, independientemente del resultado que de aquí salga, pido a
los padres que hablen con sus hijos, compartiendo la mesa, compartiendo un
mate”. Como si estuvieran por matar a su hija, y serenamente dijera al resto de
la familia: en minutos tratemos el tema en un pelotero escuchando a Piñon Fijo.
Sí… ciertamente fue un “debate extraordinario”.
Dice
el legislador que la “política debe ser capaz de decir algo más que no”. Esto
sería para él algo superador, e, incluso, magnífico. Sucede que en temas
elementales y que exigen un eterno respeto, la política solo está capacitada
para decir “no” cuando alguien intenta violarlos, pues si pretende lo
contrario, esto es, decir “sí”, abusa de su capacidad, cae en incapacidad y
usurpación de ámbitos para los que no tiene competencia. La política está
capacitada solo para decirle “no” al aborto. Nuestro hombre extraordinario
quiere enseñar que ahora la política está capacitada para decir “sí” a la
muerte injusta, y, desde su banca progresista, se ufana de su prédica.
La
deslumbrante filosofía del político, sostiene que “lo perfecto es enemigo de lo
posible”; en base a eso, la conclusión es que el aborto debe ser permitido.
Arrojemos los códigos penales a la basura, dado que debemos dar lugar de una
vez por todas y en nombre de la avanzada democracia, a las cosas posibles, pues
lo más perfecto es enemigo de ello. ¡Vamos estafadores; vamos ladrones; vamos
violadores; vamos homicidas: vayan tras lo posible, pues lo más perfecto, el
orden, según doctrina riccardiana, es enemigo de ustedes y debe ser
despreciado!
Sostiene
el legislador que es una “barbaridad que no se haya resuelto ya la
descriminalización del aborto” y eso “por la mujer que ha tenido que pasar 109
por la tragedia de un aborto”. La
mamá tendrá una tragedia vital llamada cargo de conciencia, pero no por haber
sido víctima sino por haber sido victimaria.
Una de
las tomadas de pelo más descabelladas pronunciadas por un político, la hizo
Riccardo. Nos cuenta que “la hipocresía es una mala consejera de la política”.
Me pregunto: ¿acaso la hipocresía solo es mala consejera para la política? Me
pregunto también, ¿por qué el legislador se deja aconsejar tanto por ella? Así,
nos asevera tras su filosofía de la “honestidad”, que tenemos ahora “la
posibilidad de enterrar cien años de hipocresía”. El deseo de Riccardo sí dará
lugar a la posibilidad de que la hipocresía reine para el futuro llevándose
puestas vidas inocentes y haciendo creer que el aborto es un delito contra la
madre.
El
final del legislador me dio vergüenza ajena. Afirmó: “soy padre de cinco hijos,
con una madre, Cristina, ejemplar, que apostó por la vida. Tengo dos hijas. Una
de ellas madre adolescente (…) apostó por la vida. Tengo otra hija (…). Les
pregunté su opinión sobre el fondo de este debate. Me dijeron: ‘papá, nosotros
apostamos por la vida, pero el problema del aborto existe, y es responsabilidad
de la política darle una respuesta, no hacerlo es una hipocresía, no queremos
convivir con esa hipocresía. Por eso voy a apoyar a la mayoría”. Lo que le
atribuye a sus hijas sobre la “hipocresía”, huele más a su propia palabrería:
ya usó varias veces en su discurso esa misma expresión. Riccardo desciende a
escudarse en la opinión de unas adolescentes. Sospecho que si las hijas le
piden que se suicide, él las obedecerá. Quien ve muy bien que una medida
abortiva se charle tomando un mate, vaya a saber qué entiende por “apostar”:
¿creerá que es un juego de azar? Aprobar el “pero” abortivo indica que ya se
dejó de lado la vida humana del pequeñin concebido.
No
obstante lo anterior, como no le fue suficiente al diputado escudarse en su
familia, con un rostro llamativamente desfigurado y ante la indicación que se
le diera en el parlamento para que ya enmudezca puesto que se le había agotado
su tiempo de exposición, pretendió escudarse nuevamente y aligerar su
responsabilidad, involucrando: a todo su partido político; a las juventudes; a
la reforma universitaria; a Hipólito Irigoyen. Menos mal que no siguió, si no
seguro terminaba haciendo alguna vinculación con Goliat, Nerón, Atila y Gengis
Kan. Mirando a otros, seguía huyendo de su responsabilidad.
No se
puede jamás convalidar que en un Congreso se esté votando para ver si se puede
permitir liquidar a un ser humano, y para ver si encima de todo se libera de
sanción a quien osa cometer el crimen inhumano. 110
Lo más valioso que sucedió durante la
exposición de Riccardo, lo escuché cuando el Presidente de la Cámara le dijo: “Señor
diputado, tiene que cerrar”.
CONTRA
SENADORA:
CONSIDERACIONES
SOBRE LA EMPATÍA
Una
senadora escribió una nota intitulada “Reclamo Histórico del Aborto”. Nos dice
la política en cuestión, que “no hay peor vida y sufrimiento permanente que el
de un hijo no deseado o el de una madre que no pudo elegir cómo diagramar su
historia”. Terrible declaración. ¿Diagramar su historia? Me parece que algunos
confunden el juego del T.E.G. con al respeto total a la vida de un inocente. No
hay hijo que no quiera la vida. ¿Cuántos casos de hijos que hoy viven, y que,
estando por ser abortados no lo fueron, hoy cantan a la vida y agradecen que no
se los haya matado? Es que nadie quiere morir. El determinismo expuesto en la
nota ya dispone que ningún hijo no deseado podrá ser feliz, y, por tanto,
merece ser abortado. Tocante a la mujer, conozco muchas mamás que han quedado
embarazadas no deseando eso, y hoy aman a sus hijos que antes no desearon.
Entonces se propone que la solución a ese sufrimiento es extinguir la vida de
ese hijo. Como si el hecho del asesinato paliase el sufrimiento del ‘no deseo’.
La lógica es la siguiente: que si la madre no pudo elegir cómo diagramar su
historia (tan amplia la diagramación que hasta da lugar para elegir relaciones
irresponsables), le propone la “gran elección” de que su hijito no pueda
siquiera elegir en su diagrama histórico, poder decir ‘te amo’, porque la
“solución” fue el aborto. Carencia, como mínimo, de elemental empatía.
Las
personas favorecedoras del aborto suelen utilizar un engaño demasiado fácil de
desenmascarar. Suelen decir que ellas piden lo que piden porque tienen empatía
para con la mujer. Concurrente con lo anterior, viene el endilgar a quienes se
oponen a las propuestas abortistas, el hecho de que carecen de empatía. Pero,
¿quién, en verdad, carece de empatía? Los abortistas proponen una guerra entre
la madre y su hijo, en donde éste último pierde; por ende no respetan la vida
del hijo; determinan quien debe morir y quien debe vivir. En definitiva, no
saben ponerse en el lugar del otro dentro de los límites debidos. 111
La definición de empatía dice que es
la “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.” ¿Qué
clase de empatía puede ser esa que, dice tener sentimientos para con unos al
tiempo que desprecia a los otros? ¿Qué clase de empatía es esa que dice saber
ponerse en el lugar de los que elije, pero no sintiendo nada por quienes
rechaza? La empatía no funciona recortando realidades. No hay empatía en la
persona que está orgullosa de que haya una “ley” que permita acabar con la vida
de un ser humano en gestación.
La
“empatía” abortista no solo no se pone en el lugar de quien manda a matar, sino
que ni siquiera se pone en el lugar de la mujer a quien dice defender. Porque
no solo no la defiende, sino que la ataca; sí, dije que la ataca: porque en el
fondo su supuesta defensa en verdad oculta un ataque. La mujer que aborta
ingresa en un mundo en donde la destrucción buscada empezará a destruir lo que
no se buscó. Pues si la mujer no buscó destruirse en la destrucción que hizo de
otro, sabrá en carne propia, tarde o temprano, porqué al matar al hijo se hacía
un terrible daño a sí misma. El peso de la conciencia existe.
Ni
siquiera advierte que un título como el que ella elige: “Reclamos históricos de
las mujeres vienen de la mano de las nuevas generaciones”, podría ser posible,
porque el aborto impide precisamente nuevas generaciones.
Se
dice que el bebito usa chupete entre otras cosas para relajarse, para adquirir
mayor tranquilidad; y parece también que cuando nos chupábamos el dedo en la
panza, era por esas mismas razones. Me pongo en el lugar de los miles y miles
de bebitos intrauterinos que pronto se chuparan el dedo o que ya lo hacen, y
les digo: ¡Aquí cuentan con alguien que quiere su tranquilidad, su seguridad, y
brega por la defensa en conjunto de todos ustedes!
CONTRA
JUECES ABORTISTAS:
CARTA
ABIERTA SOBRE UNOS JUECES INICUOS 112
No es esta una ‘Carta’ para unos
jueces; es una ‘Carta’ sobre unos jueces: unos magistrados inicuos. O sea, unos
malos jueces. Quisieron dar la tecla y sentenciar que ahora el Estado debe
indemnizar a una mujer por habérsele impedido asesinar. Más preciso: si a usted
le impiden asesinar a la más indefensa criatura, usted merece ser indemnizada.
La
prensa relata: “La Justicia
ordenó a las autoridades de la provincia de Entre Ríos indemnizar a una mujer a
la que se le negó un aborto legal en 2011. En la sentencia, los jueces
consideraron que a la mujer se le impidió acceder a un derecho básico. En
Argentina el aborto es legal desde 1921 si una mujer embarazada fue violada o
su salud o su vida corren peligro. Es el artículo 86 del Código Penal. Este era
el caso, pero se lo negaron.” ¿Derecho básico? ¿Cuál? La normativa del Código
presentada como excepciones fue siempre una aberración legal, pero, ¿será eso
el derecho básico? ¿Qué clase de ojos tienen esos llamados Jueces para no ver
en el aborto una monstruosidad? ¿Derecho Básico? ¿Cuál? Que a partir de 1994
tiene jerarquía constitucional, por caso, la Convención sobre los
Derechos del Niño, respecto de la cual en la reserva Argentina con toda
precisión se ha dicho que niño es toda persona desde la concepción hasta los 18
años, dejando así destruida por completo la falsía legal que estaba en el
Código desde la década del 20. Pero, ¿Derecho Básico? ¿Cuál? Les agradecería a
esos inicuos que mirando un video (en Google no escasean) de lo que es el
aborto, me indiquen en cuál de todas las descuartizadas ven el “derecho
básico”. ¿Derecho básico? ¿Cuál? Si la Constitución de Enrtre Rios, Provincia a la que
pertenecen esos funcionarios que deberían ir presos, dice: Artículo 16: “La Provincia reconoce y
garantiza a las personas el derecho a la vida y, en general, desde la
concepción hasta la muerte digna. Nadie puede ser privado de ella
arbitrariamente. Artículo 18: “El Estado reconoce a la familia como el núcleo
fundamental de la sociedad a la que protege promoviendo su desarrollo y
afianzamiento. Brinda asistencia especial a la maternidad e infancia (…).
Establece la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, en
especial aquellos en situación de carencia, discriminación o ejercicio abusivo
de autoridad familiar o de terceros (…). Promueve la conciencia de respeto y
solidaridad entre las generaciones. Y los protege contra toda violencia.”
¿Dónde esos “jueces” cumplen con la protección integral?
Según
se cuenta, el caso fue así: “La mujer tenía 36 años y sufría una patología
cardíaca congénita, que le ocasionaba un cuadro de deficiencia de oxígeno
crónica (…). Queda embarazada; pide aborto; se le niega. “Tres meses más tarde,
en noviembre de 2011, la mujer fue trasladada de urgencia al Hospital Posadas,
en el conurbano bonaerense, donde le 113
hicieron una cesárea en la que nació
una beba. A la semana, sufrió un accidente cerebrovascular. La mujer, que
todavía estaba internada, sufrió la parálisis de la parte izquierda del cuerpo.
Con el tiempo, pudo recuperar la movilidad con tratamientos de rehabilitación,
demandó al Estado provincial y ahora la Sala II de la Cámara Segunda de
Paraná confirmó un fallo de primera instancia que ordenaba una reparación
económica por los daños sufridos: consideraron que el hecho de haberle impedido
el aborto legal fue la causa de sus problemas de salud.” De modo que la madre
quería abortar cuando su hija tenía seis meses de vida en su vientre, pero para
unos “jueces” prima más una letra de algo llamado ley, sobre una realidad impresionante
como lo es un ser humano con ya seis meses de vida.
Uno de
los “jueces” con aires de despejado, anota: “Lo concreto y no controvertido es
que el embarazo continuó y que la actora sufrió el ACV en el séptimo día post
cesárea, y estando todavía internada. No lo sufrió antes de estar embarazada ni
tampoco un año después del parto, sino, insisto, siete días después”. Pero lo
concreto y no controvertido es que el embarazo de todo ser humano debe
continuar porque ese es el verdadero derecho básico. Lo concreto y no
controvertido es que tenemos ogaño gente –como este señor llamado juez- que no
puede distinguir entre un accidente natural (ACV) y la destrucción vital
(aborto) de un ser humano con todos sus derechos.
Como
decía Charles Murras: “Debemos elegir entre la tradición de la vida y la
tradición de la muerte” (El Orden y el Desorden); porque esta sed crecida de
sangre ajena, apoyada delirantemente por magistrados, hunde sus raíces en quien
fue llamado “homicida desde el principio”.
Me dan
espanto ciertas personalidades de este país. Me da tristeza grande lo que se
hace ante la mirada de una niña que ayer su progenitora pidió su cabeza. Miren
lo que es la sinrazón: Una madre dispuesta a matar a su hija, finalmente hoy
tiene a su hija. Pero hoy, ante los ojos de su hija, la madre, junto a una
caterva crapulosa de un tribunal llamado de Justicia, le están diciendo a la
pequeña: “le cobraré al Estado dinero porque antes no pude matarte. ¡Hija: le
cobraré dinero al Estado porque deberías estar muerta, y estás viva!” Y los
“jueces” avalan eso, y una prensa bestializada celebra lo “inédito” con bombos
y platillos.
CONTRA
FUNCIONARIOS ABORTISTAS: 114
LOS
INSALUBRES ARGUMENTOS DE UN MINISTRO DE SALUD (¿?)
El
Ministro de Salud (¿?) de Argentina, Adolfo Rubinstein, está a favor del
aborto. Sostiene: “Llevamos 35 años de democracia. El aborto es un tema que ha
estado escondido bajo la alfombra. Nuestra función es promover el debate y dar
datos certeros. Esto no puede ser un Boca-River”. En la apertura a la
democracia justifican todo: es su principio, su punto de partida. Viene luego
la famosa trampa, hacer creer que males como el aborto han estado escondido.
Llaman escondido al hecho de que no se les ha permitido salirse del todo con
sus delirios criminales. Solo cuando tras sus luchas logran meter sus males,
ahí recién dicen que el tema quedó fuera del escondite. Si el aborto no se
aprueba, seguirán por siempre diciendo que se trata de “temas tabú, temas
escondido”. Lo de la alfombra (y exactamente así) ya fue dicho por un ex
ministro también de salud (¿?), Ginés González García, otro favorecedor del
aborto. Deben compartir la misma invención, y así se ponen a ver debajo del
mismo tapete. Su función no es promover debates, su función es defender la
salud, y, primeramente, la vida, pues sin ese fundamento o principio, no hay
salud posible. Las propuestas homicidas de tal individuo ojalá fueran un
Boca-River: advertiría que no hay muertes allí. Lo suyo es peor, por eso su
comparación es de lo más ruin. Lo suyo es vida o muerte.
Continua:
“En los países desarrollados, la tasa de aborto cayó. Mientras que en los
países con leyes restrictivas, se mantuvo igual. Existe una relación clara
entre la despenalización y el número de abortos. El aborto inseguro, cuando no
es conducido por un profesional, supera el 90% en Latinoamérica. Salvo Uruguay
y Cuba, Latinoamérica está igual que África”. Llama país desarrollado a los que
permiten la matanza de los más indefensos seres humanos.
La
falsía sostiene que “la evidencia es muy sólida respecto a que la
despenalización reduce la mortalidad materna y el número de abortos totales”,
sin poder explicar ante tamaña patraña, cómo es que un aborto realizado reduce
el aborto, y negando que el aborto produce la muerte de miles de millones de
seres humanos.
ARGUMENTOS
DEL EX MINISTRO DE SALUD (¿?)
Su
nombre es Ginés González García. Se trata de un médico que fue Ministro de
Salud (¿?) bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. 115
Para empezar, tomaré el final de un
artículo a favor del aborto, el cual fue redactado por el ex Ministro. En él
puede leerse: “Se necesitan debates, no combates. No es preciso avanzar hacia
una sociedad más justa cultivando el fanatismo y la cultura de la sospecha, o
esgrimiendo juegos de palabras.” Ya sabemos que hay temas que no se debaten,
como es el caso de que nadie se sienta a debatir el poder comer con el tobillo.
Mucho menos si es posible tomar el lugar de Dios. Pero dejando de lado eso,
Ginés practica con astucia lo que quiere alejar de él. Él se presenta como un
no combativo, pero con desenfreno combate. Su combate es contra el más
indefenso. Contra quien por sí mismo no cuenta con ninguna defensa, contra ése
libra su guerra el ex Ministro. O sea, entabla un combate contra los bebitos intrauterinos.
Ése que se llena la boca hablando de “avance”, de “sociedad más justa”, de no
cultivar el “fanatismo”, ése mismo promueve un fanatismo impresionante. Como se
ve, quien dice que no se deben usar “juegos de palabras” es quien recurre a esa
actividad lúdica para encaminar sus engaños.
Agrega:
“resulta alarmante otra actitud de buena parte del sector que se oponía al
proyecto: simplemente decían ‘no, no y no’, como nenes a los que van a retar
cuando vuelven a casa si se portaron mal. No hacían propuestas superadoras, o
peor, hacían propuestas delirantes –tal vez algún día los manuales mencionen
que la ley se frenó porque algunos legisladores propusieron dar anualmente en
adopción a medio millón de niños”. Vengamos a lo menor: no es verdad que las
oposiciones al proyecto abortista fueron los “no, no, no, de un nene”, en
efecto bien saben que se lo refutó con argumentos contundentes; es mentira que
no tuvieron frente a sí las propuestas superadoras del bien y la verdad:
tuvieron la posibilidad de verlas y conocerlas. Pasa que no quieren ver. Pero
he aquí lo terrible. Haciéndose el irónico, Ginés, anota lo siguiente: “tal vez
algún día los manuales mencionen que la ley se frenó porque algunos
legisladores propusieron dar anualmente en adopción a medio millón de niños”.
Está reconociendo que ese medio millón de niños a los que él mismo desea
abortar, son precisamente ‘niños’. En su ironía rodante, sus mismas palabras
terminan aplastándolo. Para el Ministro es preferible medio millón de muertes
a, en todo caso, medio millón de adopciones; para él, el asesinato sí es una
vía racional que aporta una solución buena. ¿Por qué para Ginés sí es posible
que haya medio millón de abortistas y no medio millón de adoptantes? ¿Por qué
para él el mal sí es posible y no el bien? ¿Por qué mira con buenos ojos y como
algo racional a una irracionalidad como es el asesinato? Vuelvo a decirlo:
Ginés se aplastó con sus propias palabras. Admitió que se trata de niños, a
quienes prefiere mandar a liquidar. Pronto aparecerá un manual en donde se
mencione que un galeno vio como racional 116
asesinar medio millón de niños, y no
darlos en adopción. Con todo, el Ministro insulta la inteligencia y subestima a
las mujeres: hace creer que ellas sí están dispuestas a abortar, y no en seguir
el instinto maternal y criar al hijo. Coloca su deseo en la mente de las
mujeres, y se hace portavoz por asalto de voces ajenas.
Ginés
González García engaña también cuando trata de propuesta “francamente
insultante, el sugerir que un tratamiento psicológico puede ser solución para
la víctima de violación”. Lo insultante es que él trate de insultante a una
verdad. Lo insultante es que él proponga como solución de una violación a un
drama existencial nuevo: porque el aborto suma al mal de la violación, el mal
del asesinato de una criatura. Sus palabras no reparan en que es él mismo el
que reconoce que, los tratamientos psicológicos “pueden” ser solución. Nunca se
dijo que sean la solución total. Es más, admitimos derechamente que los daños
de una violación quizá no se borran de por vida. Pero el mal no está en
intentar un tratamiento paliativo, sino en proponerle a la mujer dañada que
sume más daños a su físico, a su psiquis, a su alma. Ginés no soluciona males,
los aumenta. Insulta a la verdad, y, por tanto, insulta la salud de las
mujeres.
Es
gracioso leer expresiones que digan de los defensores de la vida: “no buscaron
refutar argumentos con otros argumentos, ni expusieron datos que permitieran
validar sus posiciones: simplemente atacaron a las personas”. Pero, ¿quién
ataca a los seres humanos? ¿El que favorece el aborto o quien se le opone? Las
voces más nobles; las inteligencias más preclaras; los más entendidos; los
científicos rigurosos; ¡la evidencia más impresionante!, todo en conjunto
demuele la mentira abortista.
CONTRA
ALGUIEN QUE DICE SER TEÓLOGA:
UN
EMBUSTE DISFRAZADO DE TEOLOGÍA: VENIDA DE MÉXICO
Cuando
se trata de embustes disfrazados de catolicismo, ahí sí no hay problema en usar
la expresión “católico”. Pero cuando realmente se trata de verdadero
catolicismo, ahí tenemos la persecución. ¿Dónde están todos los críticos que
salen diciendo “religión no”, señalando a los impostores que se hacen pasar por
católicos y favorecen el aborto?
Hice
la advertencia sobre una organización que se llama Catholics for Choice
(Católicos por el derecho a decidir), que no son católicos y que están 117
a favor del aborto. Como nueva prueba
de eso, tenemos a una mujer venida desde México e invitada por ese movimiento
ladino, mujer que dice ser “teóloga”, “religiosa”, feminista, y estar a favor
de las maniobras abortivas. Se trata de una tal: Marilú Rojas Salazar.
El
diario marxistoide Pagina 12 le hace una entrevista a la mexicana. Página 12
entrevistando extensamente y favoreciendo a una supuesta católica.
Entre
las preguntas formuladas a la visitante, tenemos: “¿Se puede ser católica y
defender la despenalización y legalización del aborto?” La respuesta de la
favorecedora del aborto fue: “Sí, porque lo que estamos defendiendo es la
despenalización de las mujeres. Estamos defendiendo dejar de sacrificar otra
vez a las mujeres en aras de un discurso patriarcal, de una ley que está en
contra de los cuerpos de las mujeres. Finalmente, el derecho a decidir pasa por
la corporalidad, por el sufrimiento de muchas mujeres que en su mayoría son
pobres. Cuando hablamos de una Teología de la Liberación en América
latina tendríamos que hablar también de una Teología de la Liberación Feminista
que tome en cuenta la principal opción de los pobres, pero sabiendo que el sujeto
más pobre entre los pobres son las mujeres. Si queremos ser coherentes y
estamos a favor de la vida, necesitamos también estar a favor de la vida de las
mujeres.” Esta mujer no dice una sola palabra sobre la verdad objetiva de lo
que implica el aborto, verdad que hasta el cansancio he reiterado: que no se
sacrifica ninguna mujer, pero si se sacrifican a los hijos de mujer. Sería de
lo más estúpido que un Código Penal imponga una pena a la mujer en caso de que
la madre fuera en verdad la víctima. El aborto no implica el cortarle la pierna
a la dama. En tal caso se penaría al agresor que cae en la figura penal de
lesiones gravísimas. Que no cunda el pánico, por favor: si fuera el propio
cuerpo de la mujer el agredido, cuentan con el Derecho Penal a su favor. Pero
bien se sabe que hay otro ser humano en escena; ese mismísimo ser al que
deliberadamente silencian, para lo cual, no temen traer a nuestro país a
Marilú. La Iglesia
Católica , Su Magisterio, es inalterable y claro: condena el
aborto intencional y deliberado en todas sus formas.
Sostiene
la mexicana: “Si queremos ser coherentes y estamos a favor de la vida,
necesitamos también estar a favor de la vida de las mujeres”. Aunque el
infierno puede viajar con una persona a diez mil metros de altura, también la
gracia puede tocar en los abismos humanos más insospechados.
El
periodista también formuló: “En las exposiciones en la Cámara de Diputados se
escucharon muchas voces en contra con la argumentación que enarbola la Iglesia Católica
de que se trata de un asesinato. ¿Usted qué 118
dice frente a esa afirmación?” Y la
“teóloga” sostuvo: “La Iglesia
no determina el momento en que se comienza a ser persona. En verdad no se ponen
de acuerdo ni el Estado ni la
Iglesia. Lo importante es que estamos hablando de una persona
que ya existe que es la mujer. Lo único que ella tiene es su corporalidad, con
el cuerpo nacemos, con el cuerpo morimos. Lo que pasa a través del cuerpo de la
mujer no lo tiene que dictaminar ni el Estado ni la religión, lo tiene que
decidir ella porque Dios nos creó libres y no dio la libertad de conciencia
(…). No podemos juzgar a las mujeres (…). Si vamos al mundo bíblico encontramos
que Jesús nunca enjuicia a una mujer, nunca la culpabiliza y más bien, la
exhorta a que se vaya en paz, a que vaya por la vida con libertad, y
autonomía”. La Iglesia
fundada en el sentido común sabe que lo que se gesta en el vientre materno no
es un zapallo sino un ser humano (¿qué otra cosa sucede allí sino eso?), de ahí
su protección de ese ser. Pero, por otra parte, la ciencia ya se ha expedido.
Entonces con más razón todo Estado debe proteger desde la concepción la vida
humana. Ahora, fíjense esta propuesta: “lo que pasa a través del cuerpo de la
mujer lo tiene que decidir ella porque Dios nos creó libres”. De modo que si a
una mujer embarazada se le ocurre matar a su hijito cinco minutos antes de que
nazca puede hacerlo, sencillamente invocando que ella decidió que el pequeño de
nueve meses aún no es un ser humano, y que, por tanto, con libertad y con el aval
divino, puede abortar. La especialista en “teología”, engaña. Cristo también le
dijo a la mujer a la que querían apedrear “vete y no peques más”. Recuerdo: “No
peques más”, o sea, “Yo” no quiero que cometas más pecados. No le dijo:
“¡Hurra, vamos: ahora sigue de pachanga, usando de libertad y autonomía, como
dirá en un futuro, en el 2018 en la Argentina turbulenta, Marilú Rojas Salazar!”.
Para
no abrumar, les dejo el plato fuerte. Cuando el periodista pregunta: “¿Qué dice
la Biblia del
aborto? La respuesta fue: “Las teólogas feministas descubrimos que en el mundo
bíblico no existe el concepto de pecado ni de aborto. No aparece la palabra
aborto; y pecado, en hebreo, significa desviar el camino, equivocar o errar.
San Agustín, con una tendencia de la filosofía maniquea, es quien asocia la
sexualidad con pecado. Pero es San Agustín y no Jesús de Nazaret. Hay que
distinguir el concepto de religión del fundamentalismo. Cuando hablamos de
religión hablamos de relaciones, de cómo las personas establecen relaciones de
igualdad, compañerismo, respeto. Los fundamentalismos hacen decir a Dios lo que
quieren ciertos humanos, que generalmente son hombres, jerarcas, poderosos y
patriarcas. Penalizar el aborto no es un dogma dentro de la Iglesia Católica.”
Podría
llenarse varias hojas de citas bíblicas en donde vemos el concepto de pecado,
pero excede el objetivo de este artículo. Reitero solo el pasaje ya 119
dicho cuando Jesús le dice a la
pecadora: “ἡ δὲ εἶπεν• οὐδείς, κύριε. Εἶπεν δὲ ὁ Ἰησοῦς• οὐδὲ ἐγώ
σε κατακρίνω• πορεύου, [καὶ] ἀπὸ τοῦ νῦν μηκέτι ἁμάρτανε”: “ninguno, Señor
–respondió ella. Y Jesús le dijo: ‘Yo no te condeno tampoco. Vete, desde ahora
no peques más’.” –del griego koiné, lengua en que fue escrito (Jn. 8, 11).
Tocante
a la expresión “aborto”, leemos en Eclesiastés 6, 3: “Si uno engendra cien
hijos, y vive muchos años, hasta la más avanzada edad; si su alma no se harta
de los bienes, y ni siquiera obtiene, ese tal, digo yo, es peor que un
abortivo”. El Salmo139, 13: “Porque Tu formaste mis entrañas en el seno de mi
madre.” Basta por tanto el mandato “no matar” que dice la Escritura , para que se
proteja la formación del ser humano en el seno materno (allí reconocido), de
ahí la protección invariable de la Iglesia Católica para con la vida del nasciturus.
De todas maneras, ¿a cuenta de qué busca la “teóloga” precisiones lingüísticas,
si para ella, como ya vimos, lo “que pasa a través del cuerpo de la mujer no lo
tiene que dictaminar ni el Estado ni la religión, lo tiene que decidir ella
porque Dios nos creó libres y no dio la libertad de conciencia? Más y más
embustes.
Lo
imputado a San Agustín es inadmisible; no solo escribió una obra titulada
Contra Maniqueos, sino que, baste con saber, por ejemplo, que Cristo exhorta a
cumplir los mandamientos (“Si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. -¿Cuáles? – le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu
madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. –Dícele el joven: «Todo eso lo he
guardado”, Mt. 19, 16-21). Luego, si en los mismos mandamientos se manda no
cometer pecados contra el orden sexual, quiere decir que no fue una invención
de San Agustín. No se trata de distinguir aquí entre religión y
fundamentalismo, sino entre verdad y embuste. Aquí, entonces –es evidente-, son
los embusteros los que le hacen decir a Dios lo que les dicta su capricho.
Para
imponer el asesinato de los más indefensos en nuestra Patria, se está haciendo
de todo, incluso se llega a traer gente de afuera para “explicar” ahora
“teológicamente” y bajo el nombre de “católico” que asesinar es algo muy bueno.
Todo esto, desde luego, con el beneplácito de los “muy científicos” que, en
otras ocasiones piden no se hable de religión; pero ahora enmudecen, pues, la
mentira que se suma a su causa haciéndose pasar por lo que en verdad no es,
pretende redundar en su beneficio. 120
CONTRA
ESCRITORES:
¿DE QUIÉN ES LA “OPERACIÓN DE LENGUAJE”?
Escritoras
como Claudia Piñeiro se presentan en una Feria Internacional del Libro (Buenos
Aires) y hacen apología del aborto, pañuelo en mano. Hubiera sido mejor que la
inviten a una Feria Internacional de Pañuelos, en una de esas presentaba un
libro.
La
escritora argentina Claudia Piñeiro, ha probado su veta sofista apoyando el
aborto, y ha dicho: “No puedo permitir que ustedes, señores diputados, que los
ministros de este gobierno o que el señor Presidente Mauricio Macri pequen de
ingenuos: cuando dicen ‘estoy de acuerdo con la vida’ están haciendo una
operación del lenguaje para separar a la sociedad. Yo también estoy por la vida
y defiendo la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Les pido por favor,
no nos ofendan más. Todos estamos por la vida”. La que está haciendo una
operación de lenguaje (como escritora corre con cierta ventaja pero aquí le
cerramos el paso) es ella misma, al pretender hacer creer que se puede estar a
favor del aborto y de la vida. Estar a favor del asesinato (eso es un aborto y
no lo que eufemísticamente denominan interrupción -¡¿otro engaño como escritora
pues debe saber más que otros el alcance de las dicciones!?) no es estar a
favor de la vida.
UN
SEUDOGENETISTA
Para
el escritor argentino Sebrelli, como lo que él llama feto es una larva y no un
ser humano, se puede abortar. No sé si el literato advirtió que también está
diciendo que una larva tiene capacidad de transformarse en ser humano. Me
pregunto: si un gusano puede transformarse en humano, ¿por qué las larvas conocidas
en todo el mundo jamás se transformaron en seres humanos?
Gracias
al “genetista” Sebrelli, bastaría con introducir una larva en la panza materna
y en unos meses aparecería un bebito. Con el “Descubrimiento Sebrelli” las
feministas ya pueden saltar de alegría: con solo meterse una larva ya quedarían
embarazadas, sin tener que recurrir a participación patriarcal. 121
LOS
LADRIDOS DE LA MUERTE
(LADRA VARGAS LLOSA)
El
escritor peruano Mario Vargas Llosa, pertenece al tipo de pensador que se
quejará de que en el colegio no tuvo física cuántica, y como solución moderna,
progresista y avanzada, propondrá para los escolares de estos tiempos que
intenten con una GBU-43/B MOAB. En otras palabras, es la clase de persona que
confunde la sinrazón con algo razonable. Concretamente, el escritor peruano
recurre a su costumbre de apuntar cañones contra la Iglesia Católica
acusándola de no haber recibido educación sexual en los colegios religiosos por
los que pasó en su infancia-adolescencia, y ahora, a sus más de ochenta años,
vale decir, a las puertas de la muerte, como parte de formación y educación
para jóvenes, propone el aborto. Como pueden ver ustedes, una “educación” muy
“avanzada” la del afamado literato. Puede que uno no haya tenido botánica en el
colegio, pero la solución a eso no es enseñar a quemar bosques.
Ahora,
lo esencial: el cuento de la educación sexual. Han liberado una tormenta de
arena con esas dos palabritas. Lo diré en sencillo para que nos entendamos: ¿a
usted le parece que los políticos en su inmensa mayoría, esos a los que día a
día usted sigue, ve, conoce, y se entera de su género de vida, le impongan cómo
debe ser la educación sexual de sus hijos? Ellos al poder imponiéndole a usted,
por medio de textos escolares, lo que sus hijos deben ahora venir a saber sobre
sexo. Es decir, ellos le “abren” la cabeza a sus hijos y, por ejemplo, le
enseñarán: ideología de género y métodos abortivos. Y entonces le salen con
otra palabrita tan de moda como ladina en sus labios: “tabú”. Le dicen que ya es
hora de salir del tabú en el que se encontraba; que esta es la época en donde
ahora se habla de lo que antes era tabú. Mentira: no es que antes no se hablara
de sexo. Sucede que no les gustaba a personajes como el consabido que se les
dijera que había cosas que estaban mal. A esas cosas malas pretenden ahora
exorcizarlas presentándoles la dicción “tabú”. ¡No, Mario Vargas Llosa. El
aborto, por ejemplo, nunca fue un tabú! Se habló de él siempre. Pasa que no les
gusta lo que de él se ha dicho. Pasa que no les gusta que se lo condene como
una aberración.
Lo
jocoso de la nota del escritor peruano viene cuando dice: “defender el aborto
en los tres primeros meses de la gestación es elegir un mal menor”. Quienes han
hecho de lo moral una relatividad, son, no obstante ello, 122
capaces de decidir –para que nosotros
sepamos-, cuál es el mal menor!” Para defender al aborto sí son capaces de
decir “esto es bien, aquello no, y aquello otro es mal menor, y todo intentando
una objetividad que pasma.
Cuando
gente como Mario sostiene que “estar contra el aborto no garantiza en absoluto
que este vaya a desaparecer”, para de ahí sacar como conclusión limpia que
entonces debe recurrirse al camino de la legalización, llevan, por lógica
consecuencia, a que debamos, sin rodeos, eliminar todo Código Penal, porque,
acaso, ¿qué delito por más que esté sancionado desaparecerá totalmente de la
sociedad?
El
escritor se hace eco de la cifra falsa que circula en Argentina, eso de que
aquí se practican entre 350.000
a 450.000 abortos clandestinos cada año. Vargas Llosa da
crédito a sus amigotes abortistas y tiene al dato por “escalofriante”. La
solución vargallosiana –como la de tantos militantes del aborto- para que no se
dé la maniobra abortiva considerada clandestina, no es que no haya abortos, es
que los haya pero amparados por la “ley”. No desea que no se den 450.000
abortos, simplemente desea que si se los practica, que sean bajo el ala de la
“legalización y con “todas las garantías médicas”. Y aquí viene la rasgada de
vestiduras. El recurrir al dato de los curas pedófilos. Vargas Llosa, el
“misericordiosísimo”, el “civilizadísimo”, “el humildísimo”, “el buenísimo”,
“el sufridísimo”, sostiene que al tiempo de escribir su nota pro aborto, en
Estados Unidos se destapa el caso de 300 sacerdotes que cometieron abusos
sexuales. El escritor peruano se hace el escandalizado porque supuestamente 300
sacerdotes abusaron sexualmente de niños, al tiempo que él aprueba que 450.000
abortos y más, se hagan pero en condiciones “legales” y con “recursos médicos
seguros”.
Tocante
a lo de los sacerdotes traído a cuenta por el abortista Vargas Llosa, me resta
decir una cosa: cualquier persona imparcial sabrá distinguir entre una persona
y una institución. Ciertamente no todos los padres de familia son un dechado de
bondad; ciertamente hay padres abusadores sexuales; pero no es menos cierto que
eso no nos permite en modo alguno inferir que la familia como institución es
una basura. Sabemos de escritores que promueven el asesinato del más indefenso;
tenemos conocimiento de literatos que piden la legalización del aborto; es más,
es de público conocimiento que un novelista llamado Vargas Llosa, premio nobel
de literatura, apoya la matanza de bebitos intrauterinos; pero de ahí no es
lícito a nadie sacar como conclusión válida, que todos los escritores son
promotores de una maniobra asesina. Hay sacerdotes, religiosos y religiosas
buenos, pero esto para el rabioso peruano no cuenta. Para él es preciso, si
posible fuera, hacer de la mancha oscura un océano de negrura. El afamado
novelista nos dice el porqué saca a cuenta lo de los 300 sacerdotes: “¿A qué 123
viene esto? A que una institución
objeto de revelaciones tan horrendas como el abuso sexual de niños y jóvenes
por parte de sus propios religiosos debía ser menos intolerante e inflexible
sobre un tema tan doloroso como el del aborto, al que siempre se opuso con
ferocidad, prescindiendo de los matices y las razones especiales, y condenando
sin contemplaciones a las madres desgraciadas que recurren a él”. Admitiendo
solo hipotéticamente la veracidad del escándalo aludido y sucedido en Estados
Unidos, le invierto el planteo a Vargas Llosa y digo: ya que él apoya el aborto
legalizado, lo cual como queda dicho implica miles y miles de muertes, y lo que
también implica abusos y abusos y más abusos seguidos de muerte horrenda (se
abusa de los seres humanos en gestación al meterles pinzas por todos lados),
debería ser menos intolerante e inflexible para con los sacerdotes abusadores.
Por otra parte, es mentira que la
Iglesia no tiene contemplación al oponerse al aborto
practicado por alguien. Precisamente se opone por contemplar la vida de un ser
humano indefenso. Y el que condena sin contemplaciones es el inflexible Vargas
Llosa: él manda a matar a los más indefensos seres humanos, sin tener para con
ellos la más mínima contemplación.
Agrego
a lo anterior algo paradójico: que el nobel está a favor de la ideología de
género, y debería saber que en tal perversión tiene lugar la pedofilia como
algo bueno.
El
escritor referido también pertenece a la clase de personas a los que no les
gusta que se les diga, lisa y llanamente, que lo que hacen está mal. Vargas
Llosa apoya el aborto, pero ojo, nos acusa de llamarlo “partidario de la
muerte”. Es más, asevera frente a tales acusaciones que “eso no es verdad”.
Como no tiene escapatoria juega con las palabras, y nos manifiesta: “Nadie que
esté en sus sano juicio puede justificar alegremente el aborto”. Freno. Estamos
frente a un novelista que algo entiende de expresiones, pero aquí le cortamos
las alas. La palabra “alegremente” juega el papel consolador para Vargas Llosa.
No se trata de admitir el aborto alegremente o con rostro de pena. La cuestión
esencial no estriba en la alegría o la tristeza ante la maniobra, sino en que,
sencillamente, el aborto no tiene justificativo. El escritor peruano falsamente
propone que el aborto sí tiene justificativo, siempre y cuando nadie se alegre
cuando lo cometa. El “sano juicio” de Vargas Llosa es tan “sano”, que cree
estar en la cordura al aprobar el aborto, con la condición de que no haya
alegría en el asesinar.
El
cuento vargalloseano contempla la queja de que las mujeres “no deben destinarse
a la procreación y al cuidado de la progenie”, al tiempo que sí admite que
estén destinadas al “matraqueo” profuso. Miente quien dice querer a la madre
proponiéndole matar al hijo, porque matar a éste es destruir a aquélla. 124
Mario Vargas Llosa llama a lo
sucedido en Argentina “una victoria pírrica”. Tan “pírrica” fue, que hasta un
nobel de literatura como él tiene que ponerse a escribir sobre lo acontecido.
Tan pírrica que la ONU
se lamentó por su temporal fracaso pro muerte.
En sus
innúmeros y persistentes golpes contra la Iglesia Católica ,
Vargas Llosa pretende enlodarla diciéndole que por sus oposiciones al aborto, la Institución está muy
“escorada hacia la caverna y el oscurantismo”. Otra vez el peruano con su disco
denso y repetitivo. Defender la vida es ahora ser oscurantista. Es en las
tinieblas donde se cocina el asesinato de los bebitos intrauterinos. Es algo
hermosísimo saber que, admitiendo de momento una época cavernaria, aquellos
hombres eran tan buenos, nobles y respetuosos: respetaban la vida desde la
concepción. ¡Qué claridad la de aquellos hombres! De modo que un nobel de
literatura no les llega ni a los talones, y eso que se jacta de pertenecer a
una época “civilizada”.
La
nota de Mario Vargas Llosa finaliza así: “No siempre las acciones humanas
pueden ser divididas entre buenas y malas, hay casos –y el aborto es uno de
ellos- en que la bondad y la maldad no se distinguen tan nítidamente”. Si esto
es así: ¿cómo es posible que el mismo escritor afirme al comienzo del tercer
párrafo de su escrito, que “defender el aborto en los tres primeros meses de la
gestación es elegir un mal menor?” ¿Cómo es eso? Según el peruano, la bondad y
la maldad en el aborto no se “distinguen tan nítidamente”, pero para matar
dentro de los tres primeros meses el sí distingue con total claridad que se
trata de un “mal menor”. ¿Cómo es que el tiempo (tres primero meses) le da la
“claridad” de distinción sobre el aborto, siendo que el no poder distinguir
“tan nítidamente” lo centra directamente sobre el aborto en sí y no sobre un
tiempo? Toda persona con sentido común distingue así: si hay vida humana desde
la concepción –y así la ciencia ya lo ha dicho-, quien mata hace un mal, y un
terrible mal; y aun sin contar con la ciencia -¡hay que decirlo!- siempre fue
evidente que un embarazo implica un hijo y no un pedazo de bondiola, y, por
tanto, siempre se respetó esa vida; por último, el hombre común siempre supo
que la vida le pertenece a Dios, y que no debe jugarse a ser Dios.
Como
ya expuse, el nobel de literatura quiere vender que “nadie que esté en su sano
juicio puede justificar alegremente el aborto”. Ahora bien, en el comienzo de
su artículo él se muestra favorable a “los millares de jóvenes que salieron a
las calles a manifestarse a favor”. Y es de público y notorio conocimiento que
esos “millares” bregaban por el aborto henchidos de euforia; luego de lo sucedido
en la Cámara
de Diputados, se regocijaban y festejaban porque veían más cerca la
“legalización” de la bestialidad abortista. Su alborozo incluía frases –también
ya conocidas por todos- como 125
“hoy desayunamos feto”. Y: ¿qué otra
cosa es estar contento por una legalización del aborto, sino el estar contento
por haber obtenido la posibilidad de liquidar a un hijo aún no nacido? No hay
vueltas.
CONTRA
ABOGADAS:
¿NO
ES PERSONA PORQUE NO ESCRIBE POEMAS?
Según
Julia Mengolini, dado que un ser humano en gestación no puede escribir poemas,
luego eso daría pie para que se lo aborte. ¿Hay que ser escritor para ser un
ser humano? O como si dijéramos: “Como Julia Mengolini no razonó bien, luego
podríamos matarla”. Gracias al presidende Macri que abrió la puerta al aborto,
el Congreso de la
Nación Argentina deslumbra al mundo con las “eminencias”
llevadas para “dar cátedra”.
UNA
EMPEDERNIDA JURISTA FAVORECEDORA DEL ABORTO
Ayer,
sábado 23 de junio, apareció en el diario La Nación un artículo favorecedor del aborto y
redactado por dos abogadas, una de ellas de mucha fama y renombre llamada Aida
Kemelmajer de Carlucci.
Allá
por el 2010 cuando publiqué “En Defensa de los Indefensos”, refuté en la obra
proposiciones de la indicada jurista mendocina, tendientes a dar rienda suelta
a la maniobra abortiva. Desde entonces (y desde antes) a la fecha, sólo
compruebo que Aida Kemelmajer de Carlucci es una empedernida favorecedora del
aborto. El Rey Salomón fue demasiado inteligente: simuló querer dividir al niño
para, al fin de cuentas, conservar su unidad gracias a la justicia. Ahora
contamos con gente que, simulando tender a la unidad, quieren, en verdad,
dividir al niño gracias a la injusticia.
Comenzará
Aida intentando alejarse lo más que pueda de aquello respecto de lo cual no
solo está completamente cerca, sino directamente dentro. En efecto, nos pone un
título rimbombante que dice “Aborto: hablar sin eufemismos”. Ella pretende
estar lejos de eso, pero, como dije, no solo está de lo más cerca, sino que
directamente todo su artículo es una fuente de eufemismos. Por caso, cinco
veces en su nota (escrita junto a otra jurista llamada Eleonora Lamm) habla de
derechos humanos. ¿Humanos y para 126
abortar? Es el colmo de los
eufemismos. Y, ¡oh, casualidad!, en toda la nota no hablan ni una sola vez de
“niño”. Dos juristas, una de ellas reconocida tanto dentro como fuera del país,
silenciando la palabra niño, siendo que bien saben que hay disposiciones
legales (incluso con jerarquía constitucional) que hablan específicamente de
‘niño desde la concepción’. Es la señora Kemelmajer de Carlucci quien repite al
final de su nota, el ya cansador discursito de que el aborto es un “derecho a
la salud”. Y ¿no es eso otro impresionante eufemismo? ¿Liquidar al pobre
pequeño que se gesta es algo saludable? ¿Es eso un derecho a la salud? Y amén
de otros eufemismos que indicaré seguidamente, pongo en advertencia al lector
de este: se habla ahora de “personas con capacidad de gestar”, vale decir, se
abre la puerta a la ideología de género con sus invenciones perversas que ya
conocemos.
Desde
el comienzo de su escrito no distingue la letrada entre error y mentira. No
necesariamente comenzar un argumento con una premisa falsa implica
“inevitablemente afirmar que esa persona miente”, a no ser que haya un
deliberado propósito de llevar a otro a engaño. Puede alguien tras una
investigación que hizo afirmar que “todos los planetas giran alrededor de Alfa
Centauro”; puede entonces estar equivocado, pero no caer por ello bajo el manto
de la mentira. No quisieron mentirnos cuando nos dijeron que el Sol giraba
alrededor de la Tierra.
Una cosa es la verdad lógica, otra es la verdad moral, y la
jurista confunde ambas.
Aida,
habiendo participado del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación , afirma que hay
persona humana desde la concepción. Luego, en apoyo de un proyecto que permite
expresamente dar muerte a esa persona hasta las 14 semanas (y solapadamente
hasta los nueve meses), sostiene que esto último es un Derecho Humano de la
mujer.
Tampoco
podía faltar desde el comienzo el recurso al feminismo donde se nombra un
retorno “al preconcepto de que las mujeres fabulan, mienten, que alguna vez en
nuestro país hasta tuvo consagración legislativa: ¡piénsese que el artículo 990
del Código de Vélez aprobado en 1869, no permitía a las mujeres ser testigos en
instrumentos públicos”. No solo Kemelmajer usa un pésimo método histórico para
referirse a 1869, sino además lleva al error. Si la mujer no participaba como
testigo, no era por mentirosa o fabuladora, era sencillamente por cómo estaba
organizada la sociedad de aquellos tiempos. Aún no la veo a la abogada Aida
proclamando (¡aprovénchelo!) en estas épocas y ya que se le permite en nombre
de la igualdad actual, el derecho a que todas las mujeres ingresen en el
ejército en igual número que los hombres, así también van a la guerra. ¡Qué
raro que nuestra jurista no haya visto en esa falta de igualdad guerrera dada
en 127
1869, un desacierto terrible ofensivo
de la proclamada igualdad femenina! Con todo, veo en eso una nueva caída en lo
eufemístico: intentar tras la victimización de la mujer, soslayar los
intocables derechos del ser humano en gestación.
La
exministra de la Suprema
Corte de Justicia de Mendoza, viene a hablar del “principio
de no discriminación”, y solicitar, en nombre del Derecho, que los Estados
deben dar apoyo a las maniobras abortivas. ¿Cómo hablar de “principio de no
discriminación” arremetiendo contra el más indefenso hasta matarlo? ¿Qué es eso
sino la peor de las discriminaciones? Ningún Estado debe apoyar eso, por más
que haya quienes, como la doctora, les guste invocar altos tribunales.
Algunas
cosas se entienden si, como en el caso de Aida, tenemos en cuenta que su noción
de ‘concepción’ depende primeramente de lo que dice la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Algo así como si yo pretendiera escribir un Tratado sobre
Derecho, invocando la definición que da de ‘derecho’ la Unión Internacional
de Bioquímica.
Lo que
dice la Corte y
sigue la abogada es esto: “La Corte Interamericana de Derechos Humanos (…)
señaló con toda claridad (…): la palabra ‘concepción’ no es sinónimo de
fecundación. Un óvulo femenino puede estar fecundado por un gameto masculino,
pero la mujer no estar embarazada porque ese óvulo fecundado no ha anidado.” Se
quiere equiparar anidación y concepción, y se tapa así, que por más que no haya
anidación no por eso deja de haber un ser humano concebido. Sucede que tras el
engaño, puede decirse ahora gratuitamente que no hay ser humano pues no está
anidado (léase para el sofisma: concebido).
La
jurista nos ilustra que debemos hacer caso a los “organismos encargados de
hacer efectivos los derechos humanos”. Muchos de esos organismos ya los
conocemos. La ONU ,
por ejemplo, se babea hablando de derechos humanos; más que babero para frenar
su baba ya tiene piletones. Y es la misma ONU, la de los “derechos humanos”, la
que quiere meter por todos lados la ideología de género y el aborto. Y
Kemelmajer de Carlucci sigue a esos organismos y a esas directrices. Ella nos
enseña que debemos terminar con la criminalización del aborto, “por configurar
claramente un supuesto de violencia de género, violatorio de los derechos
humanos”. Ahora resulta que una mujer aborta a su hijo, y el aborto es una
violencia de género contra la mujer. La violación de un derecho humano
elemental como lo es el de la vida de un ser humano en gestación, no es para la
jurista lo violatorio de los derechos humanos, no; lo violatorio de los
derechos humanos es que 128
no se permita a la mujer violar ese
derecho elemental del niño. ¡Bienvenidos a la cháchara!
Asevera
la jurista: “la evidencia científica demuestra que asumirlos por el Estado (a
los abortos) a través de la legalización no aumenta el número, sino que los
sustrae de la clandestinidad”. Precisamente la evidencia científica prueba lo
contrario. Es como si les dijera que arrojen todo su dinero a la calle y que se
queden tranquilos: eso no aumentará la ola de robos, servirá para sustraerlos
de la clandestinidad. Por supuesto que la liberación aumenta el mal.
Numerosísimas veces hice referencia al engaño de la clandestinidad. Solo quiero
marcar ahora algo notable: a la jurista no le importa el aborto en sí, le
importa la clandestinidad; no le importa la maniobra abortiva, le importa el
cómo se haga esa maniobra; abortar, para ella, es un derecho humano de la
mujer.
Y
viene la primera interpelación de la letrada: “¿Por qué es tan difícil entender
que no basta con que el Estado brinde protección, vivienda, educación, atención
médica y psicológica o facilite la adopción luego del parto a las mujeres con
embarazos no intencionales?” Ese “no basta” quiere decir que falta algo, a
saber: el aborto. Vale decir, sí o sí quiere llegarse a la maniobra abortiva.
La “lucidez” de ciertas personas se expresa así: para embarazos no
intencionales, muertes intencionales. Y aquí está la segunda interpelación:
“¿Por qué está tan arraigada la errónea convicción de que las mujeres son un
instrumento de gestación, un medio para un fin? Ninguna persona debe ser
tratada como un instrumento, como un objeto.” Esta falacia no resiste el más
mínimo análisis. Tiende a conceder carta de ciudadanía a la irresponsabilidad
total, bajo el amparo, luego, en caso de que haya un embarazo, de: “no soy un
instrumento de gestación”. Precisamente como “ninguna persona debe ser tratada
como un instrumento, como un objeto”, menos que menos la persona humana
concebida que no ha hecho mal a nadie.
En la
finalización de la nota traída por el periódico de marras, se nos dice: “Con un
lenguaje no muy cuidadoso respecto de las personas con discapacidad (…), un
dicho criollo dice que ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Tenemos
juristas que son capaces de verse sentidos frente a un lenguaje “no cuidadoso”
para con los ciegos, y esos mismos juristas con lenguaje “cuidadoso”, mandan
directamente a arrancar los ojos y otras partes del cuerpo del bebito que se
encuentra en la panza de la madre, hasta darle muerte total con la maniobra
abortiva. Efectivamente: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. 129
Como ha quedado expuesto al comienzo,
lo afirmado por Aida Kemelmajer de Carlucci sobre el aborto no se reduce a lo
aparecido en el diario La
Nación.
La
jurista mendocina es el caso emblemático de una persona para quien la letra
crea el valor de la realidad, y no para quien la realidad hace valer las
letras. Es el caso de quien sigue primero lo que un organismo internacional
dice sobre un ser humano, y no lo que a la luz de un ser humano debería decir
respetuosamente un organismo internacional. Es el caso de quien hace primar una
ideología opuesta a cualquier video de un aborto que puede bajarse por Google,
en vez de conmoverse hasta las entrañas con tamañas imágenes.
A
Kemelmajer también parece gustarle meterse en temas históricos, y en tales
andanzas ahora nos dice: “Simone Weil, encarna tres momentos decisivos en la
historia del siglo XX: (i) el Holocausto (por eso el recuerdo doloroso de este
número); (ii) los derechos de las mujeres; (iii) la integración europea (fue la
primera mujer en la presidencia del Parlamento Europeo, elegida, por primera
vez, mediante sufragio universal). Su lucha por la liberación de la mujer se
mostró sin tapujos cuando logró que se tuviera acceso libre a los
anticonceptivos (1972), y alcanzó la cumbre cuando siendo Ministra de Salud
llevó adelante la ley de despenalización del aborto (1975).” Quisiera
preguntarle a Aida lo siguiente: ¿cómo es posible que atribuya a Simone Weil
haber luchado por los anticonceptivos en 1972 y haber sido Ministra de Salud
impulsora de la despenalización del aborto en 1975, siendo que Simone Weil
murió en 1943? ¡Ahh… ya sé… “Pequeño error” – dirá la doctora! Se equivocó de
apellido. Una cosa es Simone Weil y otra cosa es Simone Veil (cuyo nombre es
Simone Annie Jacob). Sucede que Aida por tres veces habla de Simone Weil,
atribuyéndole a ella las cosas de Simone Veil, que sí fue una favorecedora del
aborto. Valga la observación que acabo de hacer en honor a la verdad histórica,
ya que se ha atribuido a alguien algo que no hizo.
El
enrosque de la doctora expresa: “La llamada ‘causa de las mujeres’, explicó su
esposo Antoine Weil fue, en definitiva, la ‘causa de la humanidad’, porque ella
no propuso una ley a favor del aborto sino que, dada la multitud de abortos
salvajes y la devastación que de ellos resultaba, la ley ‘favoreció que no se
pusiera en peligro la vida ni la salud de las mujeres’.” En el párrafo anterior
vemos que la letrada se enorgullece de que Simoine Veil siendo ministra lleva
adelante la ley para despenalizar el aborto, y ahora nos sale que ella no
propuso una ley que favorezca el aborto. La despenalización del aborto favorece
los abortos, por, entre otras cosas, los siguientes motivos: a.) se está
diciendo, se quiera o no se quiera, guste o no guste, que la 130
maniobra abortiva no es mala, pues es
lo malo lo que merece ser sancionado, mas no lo bueno; b.) habiendo vida humana
desde la concepción, la despenalización está diciendo que poco le interesa esa
vida: es un mensaje de discriminación y desprecio; c.) al quitarse la sanción
por crimen tan aberrante, se quita un freno que acaso frenaba a quienes aún
temían actuar debido a la sanción. Una vez más Aida lleva el asunto a un punto
que no es el central. Quiere anclar la visión de todos en la mujer, cuando el
aborto -¡mil veces lo he dicho!- es un delito contra el ser humano en gestación
y no contra la madre. Comparte la jurista que todo eso ahora es una “causa de
la humanidad”. Algo así como si dijéramos que la bomba atómica lanzada en
Hiroshima es la “causa del amor fraterno”.
Muy
envalentonada, nos cuenta kemelmajer de Carlucci que “Simone Weil no temió a
los fundamentalistas ni transó con la hipocresía; lo único que le interesaba
era que la ley fuera sancionada y lo logró.” Busquemos, en verdad, dónde crece
el fundamentalismo. Es la doctora y su recordada Veil, quienes están a favor de
la matanza más cruel y sanguinaria que pueda existir. Y es ella que valiéndose
de la palabra derecho, quiere hacer creer que eso es civilización.
Afirma
Kemelmajer de Carlucci que “frente a este testimonio de vida, parece
inexplicable que en 2018, en la
Argentina , una parte de la población piense que quienes
bregamos por legalizar el aborto somos asesinos y violamos los derechos
humanos.” Mire usted; como se vio en el párrafo anterior, la jurista se hace
pasar por muy razonable haciendo creer que no desea el aborto sino que es todo
por el bien de la mujer. Ahora claramente asevera: “quienes bregamos por
legalizar el aborto”: o sea, va más allá del mal de la despenalización. Lucha
por la legalización.
Para
intentar probarnos que no viola derechos, Kemelmajer recurre a las siguientes
afirmaciones:
1.).
“Ningún derecho es absoluto. Los derechos que titularizan las personas, entre
ellos la vida, pueden encontrarse en conflicto. Ese conflicto se resuelve,
generalmente, con un principio denominado ‘de proporcionalidad’ que implica
balancear, equilibrar, poner límites razonables a unos y otros. La defensa
ilimitada del derecho a nacer (como pretenden quienes se oponen a la
legalización) sería otorgar al feto, a una vida en gestación, una protección
irrestricta que no tiene ninguna persona viva. Por eso, el código penal
argentino, vigente desde 1921, declara no punible, o sea, no sancionable, el
aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer ‘si
se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre
y si este peligro no puede ser evitado por 131
otros medios’ (o sea, prioriza la
salud de la mujer por sobre la del feto) o si el embarazo proviene de una violación
(es decir, da más valor a la libertad de la gestante que a la vida del feto).
Por eso, llama la atención que, retrocediendo casi cien años, una alta
autoridad nacional pretenda que no se debe legalizar la interrupción voluntaria
del embarazo proveniente de una violación.”
Se nos
habla de “balancear”, pero me parece que hay quienes deben mandar a arreglar su
balanza. Para matar a los indefensos bebitos intrauterinos sí tiene valor citar
disposiciones añejas que favorecían la muerte; ahora: ¿por qué no citan también
disposiciones de vieja data que favorecían la esclavitud? ¿Para eso no, verdad?
Pero para imponer el aborto, hasta de la Roca Tarpeya , como si
fuera buena ley, se acuerdan para justificarlo. Nos habla la abogada de
“límites razonables”: para ella es razonable legalizar la matanza del más
indefenso. Sin comentarios.
Con la
invocación de lo sucedido en 1921, no se prueba nada en absoluto, a no ser que
desde aquél entonces el hombre jugaba a ser Dios. ¿Y por qué la
“jurista-historiadora” ha escamoteado que en ese entonces solo se permitía el
aborto de la mujer ‘demente violada’ (véase el Código Penal, artículo 86 inc.
2) y que gran parte de la doctrina lo explicaba abalando se hiciera por una
finalidad de perfeccionamiento racial? Ya que la doctora enseña que no hay una
protección irrestricta de la vida de nadie, ¿por qué, ya que cita la violación,
no manda a matar al violador que fue el culpable, y manda a matar al pequeñin
que es inocente?
Me
opongo rotundamente entonces a lo aseverado por Aida, usado sencillamente para
decir que “el hombre sí tiene poder para matar a un ser humano inocente”. No
existe tal prerrogativa. La vida humana del niño concebido es inviolable, y
solo Dios puede disponer de ella, y no algún sujeto que, como la doctora,
creyéndose una suerte de divinidad, se arroga algo de lo que carece. Por si no
he sido claro: el hombre carece absolutamente del derecho a matar a un ser
humano inocente; ese derecho no puede ser manipulado por ningún hombre, por más
que la jurista cite a todas las Cortes del mundo que tenga en su mente. El
derecho a vivir de un ser humano en gestación le es otorgado por un orden que
supera al humano, y por eso ya habrá visto la señora Aída que ella nunca le ha
podido dar la vida a un muerto.
2.).
“Es errado sostener que el proyecto sancionado por Diputados viola la Convención
internacional de los derechos del niño porque la Argentina hizo una
reserva al momento de su ratificación. Este tema ya fue resuelto por la Corte Suprema de la Argentina , en el caso
F.A.L. de 2012, en el que aclaró 132
que mientras la ley 23.849 hizo una
verdadera reserva respecto de la llamada adopción internacional, en la cuestión
de la definición de niño (desde la concepción) sólo se estableció un criterio
interpretativo. Por lo demás, los organismos internacionales encargados de
aplicar esa Convención Internacional –principalmente, el Comité de Derechos del
niño– han recomendado reiterada y recientemente a nuestro país (la última vez
el 6/6/2018) que la
Argentina debe ‘asegurar el acceso a servicios de aborto
seguro y atención post-aborto para niñas adolescentes’ (protegidas
indudablemente por la
Convención ), ‘garantizando que sus opiniones siempre se
escuchen y se tengan debidamente en cuenta como parte del proceso de toma de decisiones’.”
Es
irrisorio todo lo transcripto. Antes que violar una Convención, el proyecto de
Diputados viola la ley eterna, la ley natural, el sentido común mismo, todas
cosas que, no me cabe duda, le causarán gracia la encumbrada jurista. La
bestialidad democrática no teme ir tan lejos para “legislar” que los más
indefensos pueden ser pasados a la muerte. Para ella, al parecer, solo vale lo
que unos hombres integrantes de organismos internacionales manifiestan. Estamos
frente a los superhombres de turno. Los mismos que mañana dirán que la
violación debe ser despenalizada, y a los que, de seguir la posición de Aida,
no dudo que invocará diciendo: “lo han dicho los altos dignatarios de los
organismos internacionales”. El fallo del 2012 emanado de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación ,
fue una aberración jurídica, lleno de sofismas y atropellos al bien, y que poco
más ocupa el lugar de una “ley” pero emanada del Poder Judicial. Aquí ya todo
es posible. Insiste la jurista en dar todo su apoyo a los pronunciamientos de
los organismos internacionales, y como si fuera broma nos trae al Comité de
Derechos del Niño que sugiere dar plenas seguridades para que se acceda al
aborto y que se garantice que los niños “siempre sean escuchados y se tengan
debidamente en cuenta como parte del proceso de toma de decisiones”. A ver… Un
Comité que se adjudica ser de los “derechos del Niño”, avalando la matanza de
niños; y quienes piden que siempre se escuche a los niños, apoyan que haya
niños que nunca jamás puedan ser oídos pues se los mandó asesinar.
3.).
“También es incorrecto afirmar que el proyecto aprobado por los diputados es
inconstitucional por violar la Convención Interamericana
de Derechos humanos. Esa Convención –respetada por el código civil y comercial
argentino vigente desde agosto de 2015– protege la vida desde la concepción. La Corte Interamericana
de Derechos Humanos, intérprete última de la esa Convención, sostuvo en el caso
“Artavia Murillo”, en 2012, que la expresión ‘en general’ contenida en el art.
4 de esa Convención 133
significa que la protección del
derecho a la vida ‘no es absoluta, sino gradual e incremental según su
desarrollo, debido a que la obligación del Estado de preservarla no constituye
un deber absoluto e incondicional, sino que implica entender la procedencia de
excepciones a la regla general’.”
A buen
entendedor pocas palabras: ¿qué cree que dirá una Corte que está a favor del
aborto? Sugiero que, para un buen conocimiento, si alguien quiere saber lo que
es la fotosíntesis, no recurra para ello a un peluquero. Me parece que le
convendría consultar con un biólogo.
4.).
“Algunos sostienen que la
Argentina no está obligada a seguir a la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Esta posición es catastrófica para el sistema jurídico
internacional. Autorizaría a que cada país interprete y aplique la Convención conforme su
ocasional ideología; de nada valdría, entonces, firmar un tratado internacional
de Derechos humanos que pretende fijar un piso mínimo e irreductible que debe
ser respetado por todos los firmantes”.
A la
doctora le importa que no haya una “posición catastrófica para el sistema
jurídico internacional”, pero le importa nada si el sistema jurídico
internacional resulta catastrófico para el bien y la verdad, para la vida del
bebito intrauterino.
5.).
“La legalización tampoco violenta el art. Artículo 75, inciso 23 de la Constitución Nacional
que atribuye al Congreso “dictar un régimen de seguridad social especial e
integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo
hasta la finalización del período de enseñanza elemental”, porque esa norma,
como ha sostenido la Corte
de la Nación ,
intérprete última de nuestra Constitución nacional, encuadra en un marco
específico de seguridad social y no en uno punitivo, por lo que de ningún modo
está referido a los abortos no punibles. Las mujeres que desean llevar adelante
un embarazo (mayoría en nuestro país) encuentran respaldo y protección en esta
norma; en ese caso, también lo encuentra el feto, porque sus intereses están
alineados con los de la gestante. En cambio, la norma es irrelevante cuando la
mujer no desea llevar adelante ese embarazo y la vida del feto es inviable sin
la de ella.”
Un
principiante de la carrera de abogacía no debe ignorar lo siguiente: el derecho
todo, tiende a una unicidad, no a dividirse. ¿Qué clase de protección del niño
desde el embarazo es esa que, contenida en una letra, se ve invalidada por otra
que igualmente permite si se desea poder abortarlo? No hay que escupir a la
razón.
5.).
“El texto aprobado respeta un valor constitucional fundamental, cual es la
dignidad de la persona humana. Como lo recordó la Corte Federal en el 134
caso FAL, cada persona es un fin en
sí misma y el bloque de constitucionalidad proscribe, prohíbe, no autoriza que
esa persona sea tratada utilitariamente, como un objeto. Eliminar la voluntad
de la mujer, su autonomía, impidiéndole decidir la interrupción del embarazo
cuando éste es incipiente, implica convertir a la mujer en un mero instrumento
de la reproducción humana. Ninguna mujer está obligada a abortar. Se trata de
respetar su decisión cuando entra en conflicto con una vida incipiente que
depende absolutamente de ella”.
Nos
dijo la jurista que no había un derecho a vivir absoluto, pero para poder
abortar sí enseña que la “vida incipiente depende absolutamente” de la madre.
De modo que, según la doctrinaria en cuestión, no hay un derecho absoluto para
vivir, pero algunos sí tienen un derecho absoluto para matar. De modo que
también siguiendo la lógica indicada, no hay derecho absoluto a vivir, pero sí
hay un derecho absoluto a tomar una decisión mortal: de modo que la decisión
que uno puede tomar porque está vivo, tiene jerarquía superior a la misma vida
que le posibilita esa decisión. Se llenan la boca hablando de dignidad de la
persona humana, al tiempo que la pisotean en el ser en gestación. Hablan de no
tratar como objeto, pero al nasciturus lo tratan peor que a escoria. Con la
cantinela de “no convertir a la mujer en “un mero instrumento de la reproducción
humana”, llegan con ese engaño a una realidad dolorosísima: convierten a la
mujer en un agente criminal.
6.).
“Para los temerosos de la libertad, este conflicto resulta difícil de entender
porque el embarazo sólo se produce en las mujeres. Ningún hombre se encuentra
en situación análoga”.
Se
intenta con una imposibilidad de naturalezas, justificar el asesinato, y
hacerlo, encima, en nombre de la libertad. Para el caso concreto, la expresión
conflicto denota siempre una guerra. La guerra que estos ideólogos de la muerte
quieren hacer creer que se da entre la madre y el hijo, y por eso propician
siempre la muerte del último. Les encanta ver conflictos. Están diciendo: si
quieres abortar di que tienes un conflicto.
Eso de
la situación análoga da lugar a varias desenmascaradas, pero me detengo en
esta. Ciertamente no todos somos madres, pero todos sí estuvimos en la panza de
una madre. Y por haber estado ahí y ahora aquí, vivos, es que defendemos a los
que hoy están en el lugar en el que antes, gracias a que se nos respetó,
estuvimos.
7.).
“Finalmente, tampoco es correcto el emblema albiceleste de ‘la protección de
las dos vidas’. Ya lo dijo el gran constitucionalista argentino Germán Bidart
Campos, criticando una sentencia de la Suprema Corte de Santa Fe de diciembre de 1995,
al explicar por qué prevalece el deber del 135
secreto profesional del médico del
hospital a donde concurre la mujer que ha abortado clandestinamente sobre la
obligación de denunciar el delito: no hay dos vidas por proteger; cuando la
mujer llega al hospital público pidiendo ayuda, la vida en gestación ya no
existe. Hay una sola vida por salvar: la de la mujer.”
El
texto transcripto no admite ni siquiera estar a favor de una protección de
ambas vidas. Para ello se recurre a un caso concreto al que se lo tergiversa,
caso improcedente para lo que el emblema quiere significar. Es estúpido creer
que un emblema que diga “Protejamos a los Soldados de la Guerra ”, está destinado al
soldado William Pierri que murió en 1944 durante la Segunda Guerra
Mundial. Pero es tanto el deseo de que el aborto camine; es tanto el deseo de
un triunfo infrahumano de la mujer sobre su vástago; que ya la razón de muchos
parece haberse entenebrecido de tal modo, que solo les permite formular
entrecruzamientos de palabras carentes de verdad.
Por
último, veamos qué ha dicho Aida Kemelmajer de Carlucci ante el Senado.
Una
vez más, metiéndose en temas de historia, sostuvo: “Vivimos en un país laico.
Si nuestros antepasados, sus abuelos y mis abuelos, hubiesen creído que este
era un país confesional, no venían a la Argentina. Vinieron
porque hemos respetado siempre los derechos de todos”. Le guste o no le guste a
Aida, el preámbulo de la
Constitución habla de un pueblo que invoca a Dios como fuente
de “toda razón y justicia”, y hasta donde sabemos (¡ella que es doctora no lo
podía soslayar!) el artículo 2° de la
CN todavía reza: “El Gobierno federal sostiene el culto
católico apostólico romano.” Mis antepasados y los antepasados de la inmensa
mayoría de los argentinos no renegamos de la verdad. No solo nuestros
antepasados hicieron profesión pública de la fe católica, sino que, una vez
más, dejaron establecido en la Constitución Nacional , allá en 1853, el artículo
2° mencionado, y lo referido del Preámbulo.
¿Pero
cuál es la verdad escondida en lo anterior? Lo dice la misma prensa tomando las
palabras de la jurista: “La ex vocal de la Corte mendocina señaló que su ‘lucha’ y la de las
organizaciones de mujeres ‘fue primero por el divorcio vincular, luego por el
matrimonio igualitario y ahora es ésta’, de modo que es ‘una lucha la
secularización’.” ¿Está claro? Es Kemelmajer de Carlucci y no nuestros
antepasados los que quieren hacer del Estado un enemigo de Dios, pues, seamos
claros, eso es lo que se quiere. Es ella, y lo confiesa en sus palabras, la que
desea la secularización. Es ella la que lucha por la instauración de ideologías
destructoras de la célula principal de la sociedad. 136
El constitucionalista Badeni aseveró:
“Un estado donde se viola la ley es una sociedad destinada a caer. Nos guste o
no, desde la concepción hay un niño”. Con solo esa simple línea todo el
entramado de Aida cae por tierra. A buen entendedor pocas palabras. Pero
Kemelmajer nuevamente recurrió a su trillada estrategia de basarse en organismo
foráneos como si en ellos estuviera la verdad absoluta. Entonces manifiesta:
“Parecen decir: ‘Sabemos más que el Comité de los Derechos del Niño, que la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), que el Comité de los Derechos Humanos y que la Corte Interamericana
de los Derechos Humanos, y por eso, señores del Senado, desobedezcan lo que
dicen estos organismos”. ¡Exacto, doctora: esos organismos no hablan con
verdad, faltos de toda sana lógica! Hablan de Comité de los Derechos del Niño y
lo usan para matar a los niños intrauterinos. Hablan de Organización Mundial de
la Salud , sin
advertir que se ha transformado en una Organización Mundial para Asesinar,
cuando da su apoyo al aborto. Y por esto mismo no merecen ser obedecidos.
Los
“argumentos” que tanto le han elogiado a Kemelmajer se cifran básicamente en
las palabras de esos organismos internacionales aludidos. Para ella no prima la
razón, el sentido común, ni, incluso, lo que pueda decir la biología y la
genética: para ella prima las palabras de esas organizaciones cosmopolitas.
Aquí
van algunos de los “argumentos de peso” esgrimidos por la jurista y por los que
algunos la aplaudieron:
a.)
“Los derechos no son absolutos. Cuando dos derechos entran en coalición, se usa
la regla de proporcionalidad.” Recuerden que siempre se basa en esas
afirmaciones, porque antes lo ha afirmado así, tal o cual organismo. De modo
que para ella algo será verdad porque lo dice un organismo, y no un organismo
será verdadero cuando se adecue a la verdad. Y he aquí lo verdadero: ningún
hombre tiene la potestad para arrancarle la vida a un inocente. La jurista,
para poder apoyar el aborto, recurre a que la vida no es un derecho absoluto;
dice eso, pero ella junto a sus organismos se adjudican el derecho absoluto a
disponer de vidas ajenas. La cuestión no estriba en si se trata de un derecho
absoluto o de un derecho relativo, la cuestión es muy sencilla: “la vida del
inocente bebito intrauterino es intocable, y por eso no puede ser llevado a la
muerte por hombre alguno”. Suelen invocar el caso de la legítima defensa, en la
cual matar al agresor probaría que la vida no es un derecho absoluto, y de ahí
se agarran para hacer pasar al aborto como algo válido y bueno. Ahora resulta
que para algunos, la legítima defensa, en realidad, viene a ser un legítimo
ataque contra el inocente. Ya no es más para defenderse de un agresor, ahora es
para defenderse del inocente. La legítima defensa es para defender la vida 137
atacada injustamente por un
malhechor, no para acabar con una vida vivida inocentemente por un inocente. Lo
que no les gusta explicar es que si uno mata a un agresor es porque se está
defiendo la vida de uno mismo como un derecho absolutamente respetable. Si un
hombre desea matarme para robarme la servilleta en la cual dejé escrito mi
último artículo, y, en mi defensa, termino por matar al malviviente, es claro
que fue porque quiero conservar mi vida absolutamente, quiero que quede ilesa
ante ese hecho. En tal sentido sostengo que la vida inocente, esto es, la del
bebito intrauterino que voluntariamente no ha cometido ningún mal, es
totalmente digna de respeto. Eso es sentido común, y por eso mismo insisto, la
vida inocente exige el máximo respeto, la máxima defensa contra la injusticia.
No se deje envolver con falsedades. Que no le modifiquen el buen juicio. Es la
legítima defensa la que también nos impele a defender al bebito por nacer, el
cual está siendo injustamente atacado.
b.)
“El feto aún no tiene suficiente desarrollo, por eso pesa más la autonomía de
la mujer”. ¿Quiere decir que a cualquier ser humano no del todo desarrollado
podríamos liquidar?
c.)
Les dejo un párrafo de Aida cargado de ideología: “No hablemos de niño,
hablemos de autonomía. La vida del feto no es independiente de la mujer, y la
mujer no debe ser instrumento de reproducción de nadie. En el derecho romano el
aborto no estaba penado, comenzó a serlo con la Iglesia. Esto está
lleno de ideología, es inútil. Hablemos sin eufemismos. Decir que Dios es
fuente del Derecho es peligrosísimo”. Ahí tienen ustedes. Comenzamos por lo
último. Está diciendo que la Constitución Nacional trae algo peligrosísimo
desde 1853. O sea: nuestros antepasados dejaron en la Constitución Nacional
algo sumamente “peligroso”. Para esta la doctora lo peligroso no es una
“legislación” asesina como lo son las disposiciones abortistas, lo peligroso es
que una Nación tenga a Dios como fuente del Derecho.
Mucho
antes que la Iglesia
y que el Derecho Romano, ya el “no matar al inocente” estaba condenado.
Ahora,
¿qué bebito es independiente de la mujer? No debe recurrirse a cuestiones
accidentales; no debe despreciarse las esenciales.
Lo que
es sumamente peligroso para el Derecho, es tener juristas que presenten a
terribles atentados contra el derecho como si realmente fuesen derecho.
“CUANDO
ME HICE UN ABORTO” 138
¿Con cuánta facilidad podría usted
presentarse ante un juez, contarle muy sonriente que la noche anterior robó el
salón de seguridad de un banco en donde estaban los tesoros de cientos de
personas, y luego marcharse con total tranquilidad a su casa, siendo despedido
con una palmadita en su espalda y un saludo del magistrado que le dice algo así
como: “sos un pícaro de lo más simpático, volvé cuando quieras y nos tomamos un
café”? ¿Con cuánta facilidad un violador podría ir a una universidad y con
mucha alegría transmitir a varios cursos lo agradable que le fue violar? No se
trata de robo, no se trata de violación. Se trata de algo más grave: de matar.
En Argentina una mujer puede presentarse en el Senado y con mucha “gracia”
exponer: “Muchas veces digo en broma, si necesité un psicólogo cuando me hice
un aborto, lo necesité mucho más cuando tuve un hijo.” Se trata de una anciana
llamada Nelly Minyersky, abogada. De modo que se nos quiere decir esto: que es
más problemático respetar una vida que matarla. Cuando uno respete la vida,
necesitará muchas más sesiones psicológicas que aquél que haya llegado a matar.
Ojo: va en broma, pero… va.
No me
meteré en el interior de esa “abogada” para hacer afirmaciones tocante al
porqué fue al psicólogo principalmente cuando tuvo su hijo. Nadie podría
hacerlo. Solo afirmo lo que sé de quienes han abortado y han confesado su
pesar: que viven un infierno y que necesitan más que sesiones psicológicas. Y
que al ver luego a niños (acaso otros hijos que tuvieron), eso mismo es un
constante reproche del accionar pasado que acabó con otro de sus hijos. Es el
sentido común el que acusa rotundamente a esa anciana y a quienes felonamente
deforman un hecho evidente, y tiene que ver con esto: jamás un mal de tanta gravedad
como el aborto puede implicar nada bueno. Jamás el matar a alguien puede
conducir verdaderamente a un bien. De modo que la falacia de esa mujer se
agrava cuando ante los oyentes que la escuchaban, afirmó: “La ampliación de
derechos tiene una virtud enorme que no tiene la privación de derechos, y es
que no obliga a nadie.” Simple: el aborto siempre obliga a morir a un ser
humano en gestación.
El
lado sensiblero de la veterana aparece cuando expresa: “Tener un hijo, para los
que realmente creemos en la maternidad seriamente, no es algo banal que podemos
quedar embarazadas, parir y darlo en adopción. Es algo que cambia la vida,
cambia el futuro. A las mujeres, cuando parimos un hijo, nos cambia la vida
(…). Esos hijos son alguien de quienes me voy a tener que ocupar toda la vida.
Es un don y fui muy feliz, pero no puedo imponerle a la gente que cambie su
vida”. Le pregunto entonces a la anciana: si afirma que no quiere imponerle a
la gente que cambie su vida, ¿por qué le impone a los bebitos que deban cambiar
la suya por la muerte? Lo que es el colmo de las faltas de seriedades, es
expresar que se apoya el aborto y a 139
su vez que se cree en la “maternidad
seriamente”. No hay que creer en la maternidad, no es objeto de fe. Hay que
reconocerla y respetarla antes de que se dé y cuando se da. Y ese respeto
irrenunciable, implica, con tota evidencia, el respeto al hijo. La falta de
respeto total de la abogada también lleva a otra necedad: que en el peor de los
casos por el que una mujer quede embarazada, el ser humano concebido no debe
darse en adopción, pero sí debe ser dado a la muerte. Para Nelly es mejor
asesinar a un hijo que procurar que alguien lo adopte. La propuesta de Nelly,
hace concluir que seguramente para un niño es mejor estar destrozado parte por
parte y perder su vida, que tener unos padres.
Para
la señora Minyersky “los embarazos forzados son tortura”. Por eso, como ella es
tan pero tan “humana”, para frenar esa tortura propone, torturar hasta matar al
niño encerrado en el vientre materno.
A los
efectos de no agobiar con los disparates propuestos por Nelly, transcribo esta
otra afirmación de ella: “Si encuentran un tratado de derechos humanos dentro
de los 11 de nuestra Constitución que mencione los derechos al feto les doy un
premio, es que el feto no es un sujeto del derecho internacional. Nadie es
‘pro-aborto’. Las mujeres no queremos el aborto. No queríamos divorciarnos. Son
soluciones que da el derecho ante circunstancias de la vida.” ¡Qué mente, ¿no?!
Desafía a encontrar un derecho que proteja al niño para así admitir el aborto,
y luego dice, livianamente, nadie es ‘pro-aborto”. Por otra parte, ¿en qué país
vive? ¿No ha escuchado a las de pañuelo verde que ella misma apoya gritar por
todos lados ‘aborto libre, gratuito y seguro? ¿Cómo entonces afirmar que ‘nadie
es pro-aborto? ¡Oh, Nelly: no más engaños!
Amén
de que Nelly soslaya lo que dice el derecho argentino sobre los derechos del
niño (incluida la
Constitución artículo 75 inc. 22), tengo otro desafío para su
sofisma: la reto a que nos diga que código de derecho existe en el mundo que
diga que hay que ser un sujeto de derecho internacional para vivir. La reto
también, y esto a título meramente jurídico, a que me diga qué humano existe en
el mundo que sea realmente un sujeto de derecho internacional completamente.
Hasta donde sé, aún todos los países tienen sus derechos propios para sus
ciudadanos. Cuando sean borradas las nacionalidades, ahí sí nos sentaremos a
considerar su proposición, pero solo a título de opiniones legales. Con esto
último quiero afirmar algo más profundo: que debe ser dejado de lado esos
postulados nefastos de la sola letra legal, postulados tan amados por Aída
kemelmajer de Carlucci, y que terminan haciendo valer más la letra de una norma
por sobre la realidad, eso en caso, insisto, de que se pretenda una normativa
cosmopolita para 140
negar derechos a los bebitos
intrauterinos. No es la realidad la que debe adecuarse al derecho, es el
derecho el que debe adecuarse a la realidad.
CONTRA
HOSPITAL MATERNO-INFANTIL:
En el
Hospital Materno-Infantil de Jujuy se ordenó la aplicación del protocolo
abortista, lo que condujo a la muerte a una bebita llamada Esperanza. Se la
hizo nacer prematuramente, agonizó y murió.
Reparemos:
el lugar se llama «Materno-Infantil. El nombre «Materno-Infantil» debería
marcar a fuego en las conciencias de los médicos que están para bregar con
denuedo por el bien de esa relación, y no, al servicio de un accionar
infrahumano. Nunca imagine que “Materno-Infantil” podía equipararse a centro de
exterminio.
Incapaces
de decirme cuál es el delito del bebito, yo con el bebito les digo cuál sería
uno de sus delitos: el de asesinato.
CONTRA
PSICOANALISTA:
PSICOANÁLISIS
PARA AGRAVAR EL DAÑO DEL ABORTO
En el
Congreso de la Nación
Argentina (y vinculado a él en muchos otros ámbitos) está
sucediendo algo de lo más llamativo. El rumbo del engaño abortista se camufla
como defensor de la vida: los mismísimos favorecedores de la maniobra abortista
aseguran estar a favor de la vida. Creen que la argucia les va a funcionar. Se
dicen entre ellos algo así como: “Digamos a la gente que favorecemos la vida,
pero breguemos incansablemente por pedir la despenalización”.
En el
camelo anterior cae el psicoanalista y escritor Gabriel Rolón, quien se ha
manifestado a favor de la despenalización del aborto. Enfocando la cuestión
desde lo que parecería ser su especialidad ha dicho: “Desde el punto de vista
psicológico, la ilegalidad del aborto ni siquiera discrimina a las clases
sociales, porque para cualquier mujer, el daño psíquico que provoca realizarse
un aborto sin un marco legal que lo respalde produce un efecto traumático”. No
Rolón: lo que produce el efecto traumático no es la 141
carencia de un respaldo legal, es la
carencia de bondad en lo que es en sí un terrible delito, es la carencia de
rectitud en lo que es en sí un asesinato. Lo repito: el trauma post aborto se
da porque se tiene conciencia de un mal que se cometió, mal terrible
consistente en haber matado a un ser humano en gestación, mal que no dejará de
serlo por más que una letra que pretende hacérsela pasar por ley diga lo
contrario. No es conocer la naturaleza de las cosas; no es conocer la psiquis
humana sostener lo aseverado por Rolón. Según la «receta Rolón», se seguiría
que los problemas mentales de un violador, se generan no por el mal cometido,
sino porque el malhechor carece de un marco legal apropiado en el que se vea
respaldada la violación.
Rolón
es otro personaje que, junto a tantos y tantos pro-abortistas, intentan torcer
el punto central: la víctima del aborto es el nasciturus, no la mujer. El
psicólogo atenderá psicológicamente a una mujer que ha abortado debido al
efecto post-traumático que le queda tras la maniobra, pero la atiende porque
precisamente cometió en calidad de victimaria un delito contra una víctima: su
hijo.
El
psicoanalista agregó que: “Ese trauma no se ve en una ecografía: se ve en la
tortura de un ser humano que no se puede sacar de encima un sentimiento que
ahora no lo deja construir una vida”. Se trata de “mujeres que después, a lo
mejor, no pueden embarazarse sin tener ningún problema físico que los impida,
que caen en momentos de depresión que nadie puede entender, porque nadie sabe
el infierno que llevan”. Hablando de su experiencia como profesional relata:
“Las he visto llorar en mi consultorio, las he visto desangrarse en su dolor”.
La pirueta destructiva de Rolón bien parece una tomada de pelo. La propuesta de
Rolón para evitar el infierno que llevan quienes abortan es la siguiente:
hagamos un marco legal que respalde el aborto haciendo creer que es algo
normal, bueno. ¿Haciendo creer qué, Rolón? ¿Qué es algo bueno? ¿Normal? ¡Rolón:
lo que se ve en una ecografía es un hijo! ¡Rolón: con el aborto no se lo ve
más! Pero no se lo ve más en la ecografía, porque después lo seguirá viendo en
su mente. Y ese es el trauma, trauma de haber matado, al que una falsa
despenalización o un respaldo legal pro abortista jamás podrá quitar. ¿Qué
clase de análisis es el que le permite a un psicoanalista hablar de ecografía y
de tortura de un ser humano, pero refiriendo dicha tortura a la mujer como
centro del delito? Reformulo la pregunta: ¿qué tipo de ceguera es esa? Porque
la tortura de la mujer no es por ser víctima, sino porque se sabe que se ha
torturado hasta la muerte a alguien que fue la verdadera y real víctima de la
maniobra mortal: el bebito.
Rolón,
dirigiéndose a los congresistas afirmó: “Hoy esas mujeres convocan a los
legisladores a que den lugar al derecho a la vida digna que merecen”. 142
¿Conforma parte de una vida digna y
merecida, el poder matar a un hijo respaldadas en una ley? Una mujer no merece
eso; sostener tal postura es engañar a la mujer; es maltratarla; es tomarla por
idiota; es estar induciéndola a la comisión de un daño cuyos efectos
destructivos no se quitan acaso de por vida; es estar sumiéndolas en una
indignidad mayúscula; es estar arruinándoles el alma.
La
situación roloniana conduce a que una mujer se presentará a su consultorio
llorando y con traumas porque recuerda la ecografía de su hijo; porque vio un
video del aborto; porque vio a la criatura que gestaba toda despedazada y
bañada en sangre, pero el psicoanalista le dirá, como si fuera una suerte de
fórmula encantada: “Tranquila, señora, los legisladores argentinos sacaron una
ley que la respalda. ¿Listo? ¿Está mejor ya? Ahora que sabe lo que dice esa
letra legal, el mal deberá desaparecer. Veamos en tres… dos… uno… ¿Desapareció
ya?” Bueno, eso es chantajear la mente, es degradar a la mujer.
CONTRA
PERIODISTAS:
LANATA,
EL ABORTO Y LA NATA
Para
los que no lo conocen, Jorge Lanata es un famoso periodista de Argentina. Como
días atrás se llevó a cabo en este país una marcha en donde se bregaba por el
aborto libre y gratuito, el periodista en su programa “Lanata Sin Filtro”,
expuso: “Yo voy a contar que pienso yo. Para citar a Aristóteles, miren que
viejo me voy a poner: una cosa es la potencia y otra es el acto. Una semilla es
potencia de árbol, pero ¿saben qué pasa? Una semilla no es un árbol. Una
semilla puede ser un árbol, pero no es un árbol, es una semilla. Entonces yo
creo que hasta las 12, 13 semanas una vida no es una vida; puede serlo, pero no
lo es. Es la potencia de una vida que va a estar en acto después de eso. Así es
como yo tomo el tema del aborto. Evidentemente nadie aborta alegremente, es
algo que a todo el mundo lo conflictúa. No estamos hablando de un tema feliz.
Pero tampoco nadie se muere alegremente y estamos hablando de decenas de miles
de muerte por año, a partir de este asunto”. Yo también voy a contar lo que
pienso en este escrito, al que de modo alternativo podría llamar “Tomás con
filtro”.
Cuando
se hierve la leche aparece la nata: eso se debe a que algo llamado lactalbúmina
se separa del lácteo al ser calentado, y tras dejarse reposar un 143
poco y al ser más densa flota sobre
el líquido. La leche entonces no viene con la nata, pero puede llegarse a ella
en caso de seguirse el procedimiento indicado. Podemos decir entonces que la
leche en acto, está en potencia de tener la nata: no la tiene pero puede
tenerla, en caso de que otro sujeto activo hierva la sustancia líquida. Intento
explicar sencillamente eso de “acto y potencia”, y aunque no suene muy
filosófico, digamos que el acto es el estado presente de una cosa, y la
potencia es un estado que la cosa no tiene pero puede tener. Y agrego algo más:
la leche puede estar en potencia de tener la nata, pero es imposible que esté
en potencia de tener inteligencia. No está en la naturaleza del líquido pensar.
Por tanto, llegamos a un dato más: el ser potencial viene determinado por la
naturaleza de cada sustancia.
Resulta
que si alguien cita a Aristóteles, más que viejo se pone muy joven, más cuando
se tocan temas que el Filósofo expuso algunos siglos antes de Cristo y aún
tienen vigencia, tanta vigencia y actualidad que son citados por un periodista
como Lanata. Pero la vigencia y juventud de un tema como “el acto y la
potencia”, no se debe a que sea invocado por alguien de este siglo, sino a que
la verdad del descubrimiento no tiene edad. La verdad no tiene edad. Lanata intentó
comparar lo que sucede con una semilla y lo que sucede con algo que él dice no
ser una vida. Así, afirma que una semilla puede ser árbol pero no lo es, de
igual modo que algo llamado “vida” hasta las 12 o 13 semanas no es vida. De
modo que de seguir esto último debe recurrirse a una suerte de efecto mágico,
pues algo comenzaría a tener vida creciendo a partir de un ser que demuestra
ser viviente, pero al cual contra toda evidencia se le niega que esté vivo.
La
semilla está en potencia de ser árbol (al igual que la pequeña planta), pero
partiendo de una actualización que es ser vegetal; dicho de otro modo, que la
semilla no sea un árbol crecido no quiere decir por ello que no sea vegetal
(recordemos que “la semilla se forma a partir del rudimento seminal, localizado
en el ovario de las flores, tras producirse la fecundación por los granos de
polen”); y que el ser humano recién concebido no sea un adulto desarrollado, no
significa eso que no sea humano. En otras palabras, la semilla tiene un ser
vegetal en acto, y está en potencia sí de desarrollarse deviniendo árbol, así
como el ser humano recién concebido es en acto ser humano, estando en potencia
de poder crecer más. Que hay ser humano en acto desde la concepción no se debe
a que simplemente se unió un espermatozoide con un óvulo (materia), sino a que
en dicha unión tenemos un ser animado (forma), y animado a modo humano, razón
por la cual tiene vida propia, vida humana y desarrollo humano. 144
Pero amén de lo anterior aquí hay
algo clave: no hacía falta que el periodista vaya en busca de las nociones
aristotélicas de acto y potencia; bastaba que se cifre en los avances genéticos
modernos.
Sin
dejar la vía racional, mostraré una confrontación que me resulta de lo más
paradójica, asombrosa y emotiva: se da un ferviente empeño en poner la máxima
“inteligencia artificial” en los más diminutos circuitos, y nadie duda hoy por
hoy de que ello se dé y hasta se lo posee; pero cuando se trata de ver una
inteligencia creadora (real) en un ser pequeñísimo, se ponen un montón de
reparos. Nadie duda de la hechura humana, pero sí se rechaza la hechura divina.
Ahora resulta que el hombre sí puede poner “inteligencia” en un artefacto
pequeño, pero Dios no puede hacer que haya inteligencia humana en un cuerpo
diminuto. El descubrimiento científico sobre el ADN es para mí algo grandioso.
Es una creación tan sorprendente, que hace saltar –lo reitero- vía racional la
existencia de una Inteligencia Divina. El ateo actual es capaz de reconocer sin
la menor sombra de duda que un pendrive tiene capacidad para almacenar los
138.000 de textos hallados en la
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, pero le resulta
chocante ver que un diminuto ser sea un ser humano, vale decir, alguien con
inteligencia. Me da pena que tengamos en Argentina a periodistas “metafísicos”
que ignoren o callen que un pagano, usando la luz de la razón y a pesar de
algunos desaciertos, pudo llegar a descubrir la existencia de Dios, y a
referir, bajo la indicada luz, cosas tan dignas de mención como: “El ser inmóvil
mueve como objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo
demás” (Metafísica, Libro Duodécimo, Capítulo VII). Y en otro lugar del
referido capítulo se lee: “Dios es la actualidad misma de la inteligencia, esta
actualidad tomada en sí, tal es su vida perfecta y eterna”.
Notemos
también el detalle en la liviandad de la siguiente expresión: “12, 13 semanas”,
o sea, ponga el plazo a su antojo. Si el periodista no quería leer un poco
algún manual básico de ciencia en donde se hable del desarrollo del ser humano
en gestación, con buscar en internet podría haberse enterado de que la criatura
humana a las once semanas empieza la formación de los ovarios o testículos; si
es un niño “sus testículos comenzarán a producir testosterona, la hormona
masculina. La vejiga y el recto del bebé ya se han separado, y el diafragma, ya
completo, permite al feto realizar movimientos respiratorios.” Pero una vez
más, tal desarrollo físico es a modo humano, por la sencilla razón de que desde
un comienzo estamos frente a un ser humano.
Dijo
Lanata: “nadie se muere alegremente y estamos hablando de decenas de miles de
muerte por año, a partir de este asunto.” Con esta afirmación se consagra bien
descabelladamente el matar por matar. Es sencillamente el 145
poder abortar cuando se quiera porque
“así lo quiero”. Si hasta las “12, 13 semanas”, para Lanata ese ser humano en
gestación no es nada, ¿por qué se pide el aborto? Si aborto implica quitar la
vida a un ser humano en gestación, mas para el periodista no hay vida hasta los
días indicados, repito: ¿a cuenta de qué se pone a favor del aborto? Acontece
que se manda a matar a la criatura humana porque supone una perturbación mental
frente al deseo de no continuar el embarazo; y, en tales casos, de ocurrir una
muerte materna, no es por un riesgo debido al embarazo, sino por la
peligrosidad que supone el aborto en sí. Por otra parte, la cifra infladísima
de muertes maternas como argumento para atemorizar, es solo la cara falsa que
encubre una realidad: que las miles y millones de muertes son de seres humanos
en gestación tras ser abortados. Y le aseguramos al periodista que morir luego
de practicarse un aborto intencional –y muchas de esas muertes producidas por
maniobras sanguinarias- ingresan en el número de los “nadie”, pues para ellos
tampoco es motivo de alegría desaparecer por exterminio abortivo.
A
pesar del estado actual de ofuscación que muchos tienen respecto a la vida del
más indefenso de los seres humanos, confío en que aún están en potencia de
revertir su parecer. La idea de Aristóteles tiene una juventud eterna, frente a
quienes, sin siquiera recurrir a modernas nociones de genética, prefieren
adherir a viejas y sanguinarias ideas bárbaras.
LANATA
CONTRAATACA
(ABORTO
PARTE II)
A raíz
de las críticas que le hicieron llegar al periodista Jorge Lanata por su
postura favorable al aborto, el locutor lanzó su contraataque en una nota
titulada: “La discusión por el aborto trasciende a las ideologías”. Ya desde el
título aparece el engaño, pues, mientras quienes nos oponemos al aborto
contamos entre otras cosas con el respaldo de la ciencia (no hay ideología en
esto), él, junto con los que propician la legalización del aborto libre y
gratuito, solo cuentan con sus ocurrencias, lo que, sin duda alguna, sí es ideológico.
Ayer mismo di otra prueba contundente de lo ideológico: “En un pequeño pedazo
de papel queda expuesta la joda mundial sobre el aborto, vale decir cómo la
arbitrariedad total da permiso para asesinar al ser humano en gestación. En
Holanda está permitido hasta las 24 semanas; Suecia hasta las 18 semanas;
Rumania 14 semanas; Francia, Dinamarca, Alemania, México, Cuba y Uruguay, hasta
las doce semanas. El “científico” 146
Jorge Lanata determinó que hasta las
13 semanas la maniobra abortiva estaría buena para la Argentina. ¿Qué les
parece esa “lógica”? ¿Muy “científico” verdad? Para alguien con sentido común,
ese solo dato traído en tal gráfico debería ser suficiente para ver cómo todo
lo favorable al universo abortista es un chantaje y uno de los peores crímenes
existentes.
Pero
el contraataque de Lanata viene recargado. Esta vez no solo favorece el aborto,
si no que manifestó su apoyo al divorcio y al mal llamado matrimonio
igualitario.
Uno de
los primeros recursos utilizados por el periodista es sostener que hay grupos
fanatizados que se oponen entre sí intentando imponer su pensamiento a los
demás presentándose como voceros de la única razón. Tras decir eso y hasta el
final de su artículo, solo le pega al grupo que está en la vereda opuesta a él,
esto es, nada dice de quienes están en su misma posición, y se descarga
fanáticamente con quienes se le oponen, tildándolos, reitero, de fanáticos.
Aunque le cueste admitirlo al redactor, tener la única razón sobre algo no es
ser fanático. Si un pozo está delante de dos personas y una le dice a la otra:
“Oye, frena que hay un pozo y si sigues te caerás”, y la otra responde: “No hay
nada, continuaré”; éste último podrá continuar como si nada hubiera, pero el
pozo seguirá allí y caerá en su interior, tal como se lo hacía saber el otro
hombre, al que la realidad le daba la razón: la única razón.
Expresa
el articulista criticado que los “fanáticos se vuelven bastante agresivos
cuando advierten que no pueden controlar a su prójimo”. Hubiera sido bueno que
diga qué entiende por fanatismo. Aquí lo diré, y diré por qué considero con
total objetividad que el fanático es él. Un fanático es aquel que tiene un
desmedido apasionamiento en la defensa de una creencia u opinión. No se dice
que no hay que ser apasionado, se dice que no debe salirse de los límites
debidos. Cuando uno llama al robo, robo, y al ladrón, ladrón, no hay fanatismo.
Pero si se le dice al ladrón que es un terrorista de Estado, se ve un cierto
fanatismo en la defensa que se hace de lo robado. Si se le dice a quien mata a
un ser humano en gestación, asesino; y si se le dice a quienes apoyan a los
asesinatos, cómplices de asesinatos, no hay en ello fanatismo, sino la
expresión de una cruda verdad, que, por ser cruda, no deja de ser verdad. Pero
dije que el fanático es Lanata: hace una defensa desmedida de su criterio, pues
por querer defender a la madre propone la muerte del hijo, negando incluso, de
modo antojadizo (con desconocimiento de la ciencia, atropello del sentido
común, y con una filosofía mal aplicada) que el ser recién concebido sea
humano. De modo que estar a favor de la matanza de indefensos es un fanatismo
que se ha vuelto cómplice de asesinatos, pues apoya la matanza de indefensos
que no han hecho ningún 147
mal a nadie. Sintetizando: Lanata se
ha tornado un fanático agresivo que quiere controlar la vida del prójimo más
indefenso, negándole entidad humana y aprobando la monstruosidad abortista.
Veamos
cómo el periodista dice cosas contrarias a la evidencia enseñada por la
experiencia diaria. En defensa del divorcio (del que él se siente orgulloso de
haberlo defendido desde el diario Pagina 12 en 1987) y en clara descalificación
a quienes se oponían a él, dice: “anunciaban miles de rupturas familiares,
niños abandonados y parejas en ruinas. Ninguna de esas plagas sucedió”. Me
pregunto qué le pasa al comentarista, pues según muestran los hechos diarios,
todas esas cosas han sucedido y suceden tal como las anunciaron los que él
ahora vuelve a descalificar. Basta con estar atento a las noticias del barrio
para comprobar que los males del divorcio tienen carta de ciudadanía. Basta
hacer una escapada a tribunales y se puede corroborar la realidad. Hay que ver
cómo sufren los hijos cuando sus padres se divorcian. Y ahí tienen también
gracias al divorcio, a gente juntada y re juntada, con hijos aquí y allá, y
vueltos y revueltos a juntar, donde al final, solo en la burda frase de Lanata
la ruina no es existente. El divorcio dinamita a la familia. No me aboco aquí a
tocar in extenso la cuestión controversial de este párrafo; para quien desee
ahondar más en ello, sugiero leer el libro “La Superstición del
Divorcio”, escrito por el genial escritor inglés G. K. Chesterton. Apunto ahora
al absoluto bien que ve el periodista en el divorcio: “Ninguna de esas plagas
sucedió”, dijo, negando sus males evidentes. ¿Ninguna? Bien. Ahí tienen una
exageración fanática.
Continúa
Lanata: “La ley de Matrimonio Igualitario en 2010 también transcurrió sin
tormenta alguna: finalmente el Estado reconoció que los gays eran personas
completas, que podían quererse sin vergüenza y que la familia de los dibujitos
podía ser más real y compleja. Tampoco pasó nada con la palabra ‘matrimonio’:
podía llamarse así, no se desgastó más de lo que la propia mediocridad de las
personas la desgasta. Los grupos que prometían el Infierno no lo vieron
llegar”. El “científico” consagra un nuevo desvarío: “lo que diga el Estado, es
verdad. Si el Estado reconoce a los gays como personas completas, listo, lo
son”. Al igual que con el aborto, aquí también para el redactor la biología no
cuenta. A una fantasía la llama “familia” y la llama “real”. En cierta
oportunidad, Lanata dijo de un hombre que se hace llamar mujer, que en
determinada foto se le vio “el micrófono entre las piernas”. Luego sostuvo: “Yo
no insulté a Flor de la V
por decir que se le ve el pito. Lo que hice fue decir algo que estaba viendo.
Si nosotros no podemos decir que se ve lo que se ve, estamos un poquito
enfermos todos. Florencia es mujer, pero en esta foto se le ve el pito”. Lanata
ve un pito, y lo llama pito; pero ve a un hombre que se dice mujer, y en vez de
ver un 148
hombre, prefiere ver una mujer. Si
viendo a un hombre prefiere ver en él a una mujer: ¿por qué si ve un pito
decide llamarlo así y no vagina? Sí, Lanata… cuando uno tergiversa la realidad
se vuelve enfermo, al punto de llamar pito al pito que ve, y mujer a lo que se
sabe que es hombre. Estas son las “personas completas” de las que nos da cuenta
con malabares intelectuales el periodista consabido. Y que Lanata no pueda ver
el infierno tal vez se deba a su ateísmo; pero no hace bien en pretender ser la
vista de todos, porque somos varios los que vemos cómo opera la bestia infernal
contranatura. Vaya fanático que ha conseguido la ideología de género para su
defensa.
Parece
que Jorge tiene un gusto especial por atribuir a los demás lo que él hace.
Ahora dice que “todos intentan transformar su moral particular en una ley
universal”. ¿Todos, Jorge? En la mismísima nota de él, redactada de puño y
letra, manifiesta su fascinación por la sanción de la ley 23.515 (divorcio), y
por la sanción de la llamada ley de matrimonio igualitario. Ahí está lo que
puede llamarse capricho particular (¿moral?) devenido en “ley” para todos.
La
sofística del reportero sí que es muy compleja. Yendo al punto concreto del
aborto, nos topamos con un texto en donde se aprecian varios sofismas: “Otra
vez, como en el divorcio o en el matrimonio igualitario, reaccionaban como si
se propusiera el aborto masivo y obligatorio. Miles de fieles camino a la Cámara Estatal de
Abortos cuando lo que se propone, en realidad, es evitar miles de muertes en
abortos clandestinos. La crueldad de los fanáticos puede ser infinita: en 2006
cubrí para Perfil la discusión social en Mendoza sobre el aborto de una chica
down que había sido violada. Miles de beatos compungidos contra la mirada
melancólica de Claudia, que se preguntaba cómo iba a seguir su vida. Todos
sienten que saben cómo debe vivirse la vida de los demás. Y también dan
consejos sobre cómo los demás deben morir su muerte.” Todos saben (lo exceptúo
a Lanata) que si el aborto libre y gratuito es sancionado como “ley”, si se
quiere se podrán hacer masivamente cuantas maniobras abortivas se desee. La
torpe ironía de “la
Cámara Estatal de Abortos”, es un recurso bajo, usado para
desligarse de una realidad que, lo repito, torpemente se intenta anular pero
que no se logra pues es muy pero muy real : allí donde se consagra el aborto y
donde se practica la maniobra, son peores sitios que cámaras de exterminio. La
cima del engaño se alcanza cuando se nos dice que con el aborto libre y
gratuito se van a “evitar miles de muertes en abortos clandestinos”, soslayando
que precisamente con el aborto se está matando a miles y millones de seres
humanos que se gestan en el vientre materno. En tal caso son muy ciertas las
palabras del comentarista: “La crueldad de los fanáticos 149
puede ser infinita”. Desde luego que
no podía faltar el recurso trillado de la excepción, el “gran” caballito de
batalla usado en todos los países en donde se quiso meter el aborto: el caso de
alguna chica violada. Lo que el periodista no puede ver es que no se trata de
una guerra entre la chica dawn y su vástago en gestación: ambos deben ser
respetados, porque tan niño es uno como el otro, tan ser humano es uno como el
otro. Pero la lógica de Lanata lleva a pedir la muerte para el niño que se
gestaba, pero no para el violador que, en definitiva, es el verdadero culpable.
Quiso el redactor sacar a relucir un caso bien sensible (y que le niega razón si
bien se lo ve), desviando así su posición completa que traigo de nuevo al
centro: Lanata está a favor del aborto libre y gratuito, para todos los casos
en los que se desee aplicar, siempre que no pasen de las 12, 13 semanas; es él,
quien, nuevamente, cae en lo que atribuye al resto; es él quien da “consejos
sobre cómo los demás deben morir su muerte.” Le caben sus propias palabras: “La
crueldad de los fanáticos es infinita”.
Las
fuentes en las que abreva Lanata para sostener sus cifras de mujeres muertas a
causa de un aborto son: el Ministerio de Salud de la Nación y Amnistía
Internacional, esto es, dos organismos que favorecen el aborto. Algo así como
si le dijera que muchas vidas se pierden por no permitírseles consumir
marihuana, teniendo como fuente a Pablo Escobar.
“Confundir
la moral de cualquier credo con la moral laica es un error”, sostiene el
escrito de Jorge, ignorando que no matar viene por ley natural, y probando que
en su moral laica hay lugar para la matanza de indefensos. Lo paradójico es que
Lanata sí confunde la ley natural con su credo (que es un credo cualquiera),
pues realmente la única manera de decir que alguien tiene vida recién entre las
12, 13 semanas, siendo que se tiene la prueba fehaciente de que se ha llegado a
tales fechas viviendo, solo es posible haciendo un terrible esfuerzo para creer
en ello y contra toda evidencia. Es él quien cree fanática y fantásticamente
que luego del divorcio no hubo “ninguna plaga”, así, en absoluto. Memoro las
palabras chestertonianas sobre la irracionalidad de lo defendido por el
redactor: “El divorcio es algo que los medios de comunicación no sólo airean,
sino que defienden como si fuera una fiesta (…). Ni de lejos es un debate
racional, sino una especie de coro sentimental”. Es Lanata quien cree que hay
una mujer en el hombre al cual le vio el pito. Es el quien cree que está bien
su nuevo mandamiento de “matar con aborto libre y gratuito”. Es él quien
durante años se ha dedicado a investigar, denunciar y escrachar a quienes
robaban el erario público, tildándolos de “ladrones, chorros,” etc., etc. Eso
está fenómeno y lo aplaudo, pero también lamentablemente prueba algo terrible
contra Lanata: prueba que el credo lanatiano implica creer que al robo sí se lo
puede ver como algo 150
malo, pero a la tergiversación de la
naturaleza y al asesinato del más indefenso ser humano, no; alterando la
realidad, la creencia de Lanata pone al robo como algo objetivo y superior, y
al aborto como algo relativo e inferior. Es él quien cree que la trilogía
nefasta que destruye la célula principal de una sociedad es algo bueno: y así
para él es bueno el divorcio que divide a la familia; bueno es el denominado
“matrimonio igualitario” que reemplaza a la familia; y bueno es el aborto que
destruye el fruto de la familia. Es entonces Lanata el que cree con un fervor
sorprendente en su religión laica. A diferencia de otros credos en donde se
cree en lo que no se ve, la inigualable religión profesada por Jorge, consiste
en creer negando la realidad que es vista.
Venir
a invocar “la Querella
de las Investiduras”… bueno, sí que se fue de la cancha. Aquí no pregunto por
qué Lanata ataca a la Iglesia :
eso ya lo sé; aquí pregunto dónde está la prueba del periodista de por qué la Iglesia se equivoca al
defender el “no matarás”. El fanatismo enceguece.
El
remate de Jorge: “Los abortos suceden. Nadie puede celebrarlos y son un suceso
triste y conflictivo. Se trata de no agravarlos con la muerte de quien lo
decidió”. Primero, si hay aborto hay ser humano, pues bien se sabe que la maniobra
abortiva está destinada a producir la muerte del referido ser. Pero Lanata ya
dijo que para él no hay vida humana hasta las 12, 13 semanas: luego ¿para qué
habla de aprobar el aborto hasta esos tiempos si no considera que hay ser
humano? Segundo, decir sobre los abortos a los que apoya que son un suceso
triste y conflictivo, es pura sensiblería que contradice su discurso: si fuera
cierto que no hubiera vida humana hasta el tiempo fijado por el periodista para
realizar abortos, ¿de qué se pone triste? Además la comparación que hizo el
redactor de la nota entre el aborto y los resultados obtenidos luego de la
sanción de la ley de divorcio y la ley de matrimonio homosexual, ¿no fue acaso
para manifestar que fue todo muy calmo, bueno, “y que el mundo siguió girando
con normalidad”? ¿De qué tristeza trata? Palabrería hueca. Tercero, no se trata
de no agravarlos con la muerte de quien los decidió. Simplemente se trata de no
matar a nadie.
Por
último, aprobar el aborto por la razón que fuere, y luego creer que “la
discusión sobre el aborto trasciende a las ideologías”, al tiempo que prueba
una ideología, nos sitúa ante una creencia llamativamente irracional.
Hay quienes como el periodista Luis
Novaresio, utilizan como caballito principal de batalla a favor del aborto, la
siguiente expresión: “Hay una indefinición científica sobre el comienzo de la
vida humana. No hay un criterio uniforme, único e irrebatible científicamente
hablando de cuándo empieza la vida”. Incluso médicos –lo remarco- son de esa
misma idea, e incurren en la repetición de ese error. Contra esto tenemos que
la ciencia con todo su rigor ha probado (la genética en concreto) que hay vida
humana desde la concepción; ya hemos dicho que el ADN, al que se puede acceder
con tecnología de avanzada, no da lugar a discusión. Es un hecho constatable y
punto. El desarrollo vital corresponde a un ser humano.
Lo de
Novaresio puede ejemplificarse de la siguiente manera: sobre una mesa hay una
botella de agua. Dos personas que se dicen filósofas sostienen: una, que
efectivamente la botella de agua está sobre la mesa; la otra, niega su
existencia contra la mismísima realidad. Frente a eso, alguien sale diciendo
que, como hay criterios encontrados, luego no se sabe bien si la botella existe
o no”. Con toda evidencia la botella existe, y el que la niega solo se funda en
su subjetivismo.
Novaresio
exige rigurosidad científica para poder matar al más indefenso, pero le importa
nada la ciencia cuando se trata de avalar la ideología de género que pretende
degenerar la biología. Hasta alardeando de abogado queda mal parado: pues, aún
concediendo hipotéticamente validez a su argumento, bien sabe él que en
derecho, el caso de duda siempre beneficia al que queda con gozo de
incertidumbre o a la parte más débil: en caso de incertidumbre penal, está el
in dubio pro reo; y en caso de tratarse de la parte débil laboral, está el in
dubio pro operario. Pero en la escala humana, Novaresio manda a liquidar al más
indefenso.
Otra
falacia del periodista es haberle dicho a la diputada Carmen Polledo que, al
defender la vida desde la concepción, ella estaba imponiendo al resto de las
mujeres una concepción ideológica”. No es ideología estar a favor de la defensa
del más indefenso ser humano; lo ideológico es estar a favor de la destrucción
de ese ser, tal como el periodista defiende.
Novaresio
dice: “Pero todos aquellos basados en la ciencia (…) que creemos que la vida
comienza cuando el sistema nervioso central está perfeccionado”. Se queja de
concepciones religiosas, pero habla de “…creemos…” y, encima, de “ciencia”. La
ciencia no dice que la vida empieza con el sistema nervioso, pues sería
entonces una burla a la ciencia: implicaría que científicamente se reconoce un
proceso vital hasta la formación del sistema mencionado, pero producto de algo
que no era vital. Solo se llega a la formación de 152
órganos más perfeccionados, pero
partiendo de un origen vital, y vital humano.
Luis
Novaresio es el periodista que públicamente ha reivindicado a la tibieza para
pensar, con aquella frase suya: “No sé cuándo fue descalificada la tibieza. Ahí
se puede pensar y no en la calentura”. Tal vez el pensamiento en estado de
calentura no funcione bien; pero donde siempre va a funcionar muy mal es en la
tibieza, que es indefinida y vomitiva. Dicen que para prueba basta un botón, y
bien: ¡qué llamativo que esa frase de Novaresio se la dirigió al presidente
Mauricio Macri, cuando le advirtió, por cierta coyuntura política, que no tome
decisiones en caliente! Ahora Macri abrió la puerta al aborto, con su propuesta
de apertura a un debate, dejando librada la vida o la muerte de los más
indefensos a una votación. Macri siguió el consejo de Novaresio: pensar en tibio.
Y pensar en tibio es ponerse del lado del aborto.
MEGATRÓN
CONFUNDIÓ A LUIS NOVARECIO
Argentina
da para todo. Incluso, hasta para hacer de la ficción realidades “dignas” de
ser creídas, como que venga un personaje a decirnos que “está la posibilidad de
que al submarino ARA San Juan, lo haya fulminado una nave extraterrestre”. Y
parte de la prensa le da prensa. Seguramente más de una de esas empresas
dedicadas al periodismo deben tener por jefe, a algún ser de lo más parecido a
ET. Decir semejante estupidez, en verdad es no tener respeto por los familiares
de las personas muertas en las profundidades de nuestros mares. Pero quiero
hablar en calidad de abogado de otras ficciones, ficciones de las que hablan al
voleo, no solo personas que no hicieron estudios jurídicos, sino, lo que es más
grave, personas que obtuvieron el título que los reconoce como letrados.
En el
mundo del Derecho está lo que se conoce como “ficción jurídica”. Lo vamos a
hacer sencillo: como toda ficción, hay algo de imaginación. Por ejemplo, cuando
hablamos de empresas, se alude a “personas jurídicas”. Nadie espere ver a una
estructura gigante de chapa y ladrillo caminando por la calle o siendo
internada en un hospital porque padece cáncer. No obstante ello, se habla de
“persona”, pues de alguna manera se la quiere vincular con lo jurídico, en
tanto –y en verdad- se funda en una comunidad humana. Con lo anterior –y aunque
muy breve-, intento decir que se debe saber distinguir las cosas. 153
El día de mañana un grupo de
legisladores puede llegar a tener alguna ocurrencia ficcional como: “Si la
coima se hizo utilizando sobre sellado, se tendrá al hecho como si nunca
hubiera ocurrido”. Y estoy convencido que a partir de entonces tendremos a
juristas como Novarecio defendiendo a raja tabla la letra de la ley, pues cree
firmemente en su positivismo desequilibrado. Desde luego –y que no quepa la
menor duda- que desde entonces estaremos en condiciones de decir que han
desaparecido las coimas. Podrán hacer otra ficción: “Si la violación se perpetró
usando preservativos, se considerará que nunca existió violación alguna”. Y
estoy seguro que también se habrá hecho desaparecer a los violadores y sus
violaciones gracias a la ficción jurídica. ¿A qué apunto con semejantes
ejemplos extremos? A que tenemos ciertos personajes como el indicado, que no
logran calibrar adecuadamente las ficciones jurídicas. Cuando en derecho
aparece una norma que dice: “Si la persona muriese antes de estar completamente
separada del seno materno, será considerada como si no hubiese existido”. A no
ser que se lo vea como referente a ciertos efectos del derecho, pensar que
realmente se refiere a una “no existencia” es directamente negar la razón
humana. Sería como atribuir a la letra de la norma una suerte de super-poder,
lo suficientemente descomunal para superar incluso al mismo Dios al hacer
desaparecer el ser que existe. Cuando la disposición dice que “será considerada
como si no hubiese existido”, solo intenta decir que no direccionará al
fallecido en el vientre materno, determinados derechos: por caso, no será
sujeto de una sucesión. Hay que estar muy confundido para sostener que la letra
legal puede borrar una existencia real. En tal caso –insisto- deberían rendirse
sin más a la ley, si el día de mañana alguna legislatura sostiene que “en caso
de que la bala haya tenido en su punta grabada la frase ‘muero de amor por ti’,
se considerará que no hubo homicidio”.
Cómo
será la obstinación pro abortista que algunos tienen, que se olvidan ¡siendo
abogados!, que hasta cuentan con el recurso de inconstitucionalidad, gracias al
cual, cuando una normativa es absurda y repugna a la Constitución , se la
puede atacar de inconstitucional. Ahora bien, la Constitución defiende
la vida desde la concepción en el seno materno. Por tanto –y admitido solo de
momento y a modo hipotético que la ficción jurídica realmente se crea con un
poder tal para hacer desaparecer hasta la realidad misma-, todavía queda el
recurso indicado. Pero no se usa no porque no se sepa de él, sino, simplemente,
por un obstinado apoyo a la maniobra asesina.
Extraño
los juristas profundos; extraño a un Llambías: “Desde que ha comenzado a
existir el nuevo ser, por la fecundación del óvulo materno, es 154
innegable que se está en presencia de
un individuo de la especie humana que existe antes del nacimiento ya que este
hecho solo cambia el medio en que se desarrolla la vida del nuevo ser” (Tratado
de Derecho Civil).
Hay
quienes se declaran “orgullosamente pro aborto”, y hasta al mostrárseles
imágenes desgarradoras de niños despedazados, con total bestialidad ponen
emoticones con caritas cuyos ojos son corazones. Su ceguera los hace decir
cosas como: “Los no nacidos no tienen derechos”, y también cosas como: “jamás
estaría de acuerdo con un aborto al quinto mes. El feto ya siente y ya es
viable fuera del útero”. Sucede que si se asesina en el vientre materno a un
niño de nueve meses aun no dado a luz, debería decirse con la ficción jurídica
“los no nacidos no tienen derechos”, de modo que lo del quinto mes se les viene
a pique, pues la norma les borraría en su cara hasta su cuentito del quinto
mes. Lo accidental de “el sentir” y lo accidental de “lo viable”, llevaría
también -¡oh, lógica, vive por siempre!- a admitir el matar a personas que
cayeron temporalmente en coma, dado que en tal trance no están sintiendo ni
tampoco pueden sin asistencia externa ayudar a su vida en riesgo.
Cuando
el positivismo soberbio imponga a una ceguera más o menos colectiva depositar
mensualmente parte de sus ganancias en la cuenta bancaria de un tal Megatrón
pues la precisa para llevar a cabo una gran obra, periodistas-juristas como
Novarecio, no se opondrán en modo alguno a la medida, pues así la “ley” lo
ordena y la “ley” debe ser cumplida. Megatrón confundió a Luis Novarecio. Sí,
para ellos la ficción es más real que la realidad.
CUANDO
UN ABORTISTA SE ENTERA QUE ES ABUELO
Si me
cifro una vez más en algún personaje farandulero, es por la sencilla razón de
que lo uso para quitar máscaras y enrostrar falacias. En todo caso y como
siempre, para sacar alguna lección provechosa.
Se me
antoja que esta nota bien podría ser objeto de una dedicatoria. Algo así como:
“Dedico este brevísimo escrito para todas las personas con pañuelitos verdes
que, como Jorge Rial, aprueban el aborto, pero que, por experiencias
personales, terminan probando lo destructivo de su aprobación.”
Palabras
de Jorge Rial sobre el embarazo de su hija: “Me encanta que voy a ser abuelo,
para aquellos que dicen que no me gustaba. Ella está bien de ánimo y de salud,
se tiene que cuidar un poco más porque tuvo operaciones 155
complicadas. Pero va seguido al
médico y está bien. Me hace feliz ser abuelo y verla a ella feliz también”.
Jorge: “¿Te encanta ser abuelo? ¿Sabés por qué sos abuelo? Porque dentro del
vientre de tu hija hay un bebito, a quien su mamá, es decir tú hija, Jorge, ya
le dice: ‘mi amor. Bebé mío, te estamos esperando con papá’. ¿Cuántos abuelos
habrán quedado y quedarán sin el ‘encanto’, porque ciertas mujeres siguieron y
seguirán tus propuestas mortales, Jorge? ¿Cuántos de esos bebitos a quienes
como el amado por tu hija y que ahora lleva en su vientre y le habla, mandarán
a liquidar, gracias a tus campañas favorecedoras del aborto?”
Y Rial
arremete: “para aquellos que dicen que no me gustaba”. ¿Creerá Jorge que a los
bebitos por nacer, bebitos de las madres que sean, les gustaría que los maten?
“¡Abuelito, dime tú! ¡¿Te gusta ser abuelo, y te gusta que se aborte si se
quiere?!” “Dime abuelito: ese innegable ser humano que se ve en la ecografía y
que te hace feliz, hijo amado y esperado de tu hija, ¿no te hace pensar en los
demás bebitos y su derecho a nacer?”
“¿Por
qué tantísima obcecación, Jorge? Abuelito, dime tú”.
CONTRA
MÉDICOS:
EL
“ARGUMENTO” FAVALORO
Escribir
un libro titulado “Usar el cerebro”, da a entender, en principio, que se dirá
cómo poder lograr el buen funcionamiento del referido órgano. Hubiera preferido
un título algo así como “Usar la mente”. No es ahora momento de diferenciar
mente y cerebro, pero doy por entendido que ambas cosas no se confunden: el
mecanicismo ronda y el marxismo negador del alma también. Cuando quien escribe
un libro con título como el referido hace una defensa del aborto, no digo que
no use el cerebro, digo que lo usa mal; y no solo lo usa mal, sino que enseña a
mal usarlo. El desorden en la región orgánica repercute terriblemente en la faz
espiritual. El mal consabido se agrava cuando se tiene en cuenta que quien
manifiesta la posición favorable a la maniobra abortiva es un médico, el mismo
que escribió la obra. Hago referencia al Dr. Facundo Manes.
En un
programa periodístico, el Dr. Manes sostuvo: “Uno se maneja con creencias en la
vida. Desde que somos chiquitos vamos formando esquemas mentales y vemos el
mundo con ese cristal. Vamos desechando todo aquello en lo que no creemos y
vamos tomando todo lo que coincide. Yo crecí en una 156
familia católica, con un esquema
mental en el que no se hablaba sobre el aborto, pero luego estudié medicina, me
hice adulto y me di cuenta que las políticas públicas no deben basarse en creencias
personales sino en evidencia. Y la evidencia que hay hoy es que la legalización
del aborto baja la mortalidad materna porque, como decía el Dr. Favaloro en un
video, las víctimas del aborto clandestino son las mujeres más pobres porque
van a lugares terribles y son víctimas de trampas. Esta política pública se
basa en que la legalización del aborto baja la mortalidad materna porque le da
la posibilidad a gente más vulnerable de tener esto. Nadie quiere abortar
porque es una cosa extrema, lo primero que tiene que hacer esta política
pública es permitir la educación sexual, la prevención (del embarazo) y si eso
falla, se recurre a la última opción. En países católicos como España e Italia
tienen legalizado el aborto”.
El
planteo es asombroso, y el recurso sofístico al argumento de autoridad juega su
parte. Pero al escarbar un poco se advierte la total inconsistencia
argumentativa. Si “las políticas públicas no deben basarse en creencias
personales sino en evidencias”, ¿qué más evidente que el aborto es un acto de
descarte vital? Lo lógico sería entonces que, ante la evidencia que se tiene
delante, no se pretenda una política pública asesina (es el colmo), sino una
disposición férrea defensora de la vida del más indefenso.
Manes
no ignora que recientemente la Academia Nacional de Medicina (alguna autoridad,
¿verdad?) ha reiterado que hay vida humana desde la concepción: “El niño por
nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al
momento de la concepción”. Es ciencia esto, aunque los sedientos de abortos le
den vuelta al planteo e intenten recurriendo a cuanta artimaña tengan a mano,
negar el dato, o trasladarlo a una mera cuestión de desarrollo físico como el
tema de las 14 semanas. No se llega allí sin vida, y vida humana. Tiempo atrás la Academia dijo: “La vida
humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con
demostración experimental; no se trata de un argumento metafísico o de una
hipótesis teológica. En el momento de la fecundación, la unión del pronúcleo
femenino y masculino dan lugar a un nuevo ser con su individualidad cromosómica
y con la carga genética de sus progenitores. Si no se interrumpe su evolución,
llegará al nacimiento. Como consecuencia, terminar deliberadamente con una vida
humana incipiente es inaceptable. Representa un acto en contra de la vida, pues
la única misión de cualquier médico es proteger y promover la vida humana,
nunca destruirla. Esta convicción está guardada en la cultura mundial y muy
notablemente en el Juramento Hipocrático.” Por otra parte, la Academia no hace más que
repetir los descubrimientos científicos que se hicieron desde la genética, 157
desde la biología, y que son
descubrimientos que gozan de total objetividad. Si llegase a darse el caso de
médicos que ponen en duda los hallazgos, quedará en una cuestión subjetiva, que
nada cambiarán la realidad.
El Dr.
Manes que pide evidencias, recurre para justificar la muerte de los más
indefensos a un video que vio: el video en donde sale Favaloro hablando. Muy
“científico” el recurso. El recurso al Dr. Favaloro, tan repetido por los
defensores del aborto, no resiste el análisis. El galeno argentino en cuestión,
inventor del bypass coronario con empleo de vena safena, fue una eminencia en
su especialidad. No se discute. Pero de ahí a pretender válida su postura
tendiente a dar muerte al más indefenso (sea el caso que sea), y eso porque es
Favaloro quien lo dice, es improcedente. Puede venir Stephen Hawking a decir
que para hacer un bizcochuelo debe usarse uranio, pero por más autoridad que
tenga como astrofísico, no por eso lo seguiré en su receta mortal. Favaloro y
Manes ven a la mujer pobre: pero, ¿y al pobre niño o niña que está en el
vientre materno?
El
especialista en neurología afirmó: “En países católicos como Italia y España,
el aborto está legalizado”. Que haya países que legalicen el aborto es una
prueba sobrada de que dejaron de ser católicos. Por eso y por otras razones,
hace tiempo ya dejaron de serlo. Ahora, pregunto al Dr. Manes: para usar esa
afirmación como argumento pro legalización del aborto, ¿sí sirve fundarse en
una creencia?
CONTRA
MADRE DE PLAZA DE MAYO:
HEBE
DE BONAFINI
Hebe
de Bonafini es una de las famosas “Madres de Plaza de Mayo”. Ella usó siempre
un pañuelo blanco reclamando por su hijo, pero ahora usa un pañuelo verde
bregando por el asesinato de los hijos de otras madres. En medio de prensa,
Bonafini, con esa violencia tan característica de quien la maquinaria
internacional del engaño ha hecho un emblema de los “Derechos Humanos” (¡ríase
tranquilo, por favor, pues les llaman “derechos” y también les llaman
“humanos!”), ha dicho contra el Gobierno que: “Le vamos a poner el pañuelo
verde en el cogote y se lo vamos a apretar hasta que saquen la lengua”.
Hebe
de Bonafini sostuvo: “las que no quieren el aborto son las que tienen plata”.
Debería explicarnos cómo es posible que una adinerada como ella 158
sostenga eso. Pero vengamos a lo
central, al sofisma, el engaño de Hebe sobre su afirmación. Pues son
precisamente los avarientos del dinero; los políticos que se venden por el vil
papel; las mega internacionales del aborto como Planned Parenthood; senadores
como Pichetto; diputados como José Ricardo; faranduleros millonarios como
Tinelli; cantantes ricos como Diego Torres, Patricia Sosa, o Serrat; escritoras
con dinero como Claudia Piñeiro; actores con plata como Darín; masonas como
Michelle Bachelet; o una gran adinerada que manejaba “Sueños Compartidos”
llamada Hebe de Bonafini, plan nacido en la presidencia de su amadísima
Cristina Kirchner; son ellos, repito, los que están tras el aborto. No es la
gente pobre, no es la gente humilde como pretende la integrante del nuevo
movimiento verde que, pretendiendo hacerse el “Greenpeace” por los humanos, es,
en verdad, un Greenmurder.
CONTRA
CONDUCTORES DE TV Y CANTANTES:
UN
TRÍO FAVORABLE AL ABORTO
Una
conductora de televisión llamada Susana Giménez ha dicho: “Nadie va a obligar a
nadie a hacerse un aborto si no quiere, y quien desesperada tome esa decisión
va a poder hacerlo en condiciones humanas e higiénicas. Esta pelea es más que
nada para proteger a las mujeres de menos recursos que recurren a lugares
horrorosos o a métodos caseros sumamente peligrosos corriendo riesgos enormes.”
No hay lugar para la ingenuidad frente a un principio ético universal que
conmina a no matar al inocente. ¿Cuál es la ‘condición humana’ que halla la
periodista en abortar a una criatura? Cualquier aborto que se practique y sea
quien fuere el que lo practique, está sometiendo a morir vía obligación
aberrante y contranatura, a una criatura humana. Cualquier “ley” que de algún
modo favorezca al aborto, tiende sí o sí a presentarse como obligatoria de
acatamiento como tal. Busca decir: “Te guste o no, esto es ley y debes
respetarla”.
Famoso
conductor de televisión es Marcelo Tinelli. Muy conocido en el país y fuera de
él, por ser sus programas cunas de feministas, y, principalmente, por brindar
junto a ellas espectáculos cargados de “recato” y “respeto” a la mujer. Este
personaje que siempre ha hecho patente cuál es el sueño por el que él baila con
su programa «Bailando por un Sueño» -sólo hay que saber ver-, amén de denigrar
a la mujer, corromper televidentes, apoyar y difundir incondicionalmente a la
ideología de género, avala y promueve la maniobra asesina del aborto. Según sus
propias 159
palabras: “El aborto existió hoy y
siempre. Con dolor, en silencio, las mujeres abortan clandestinamente en
condiciones aberrantes. Muchas mueren. Hoy podemos cambiar la historia (…).
Aborto legal para no morir”. Termina su lección diciendo: “Que así sea”. Faltó
nomás que brindase alguna suerte de “bendición”. ¿Qué tipo de broma es esa de
pretender avalar la despenalización del aborto afirmando que “existió hoy y
siempre”? También lo hice saber en otra oportunidad: con ese criterio elimínese
directamente el Código Penal, pues todos los delitos han existido y existirán
hasta la consumación de los siglos. “Aborto legal para no morir”, repite
Tinelli la proterva frasecita de todo abortista, sin advertir el giro circular
sin escape: pues solo con decir aborto se está implicando que alguien muere sí
o sí.
Favorecedor
del aborto es el productor televisivo y de películas, Adrian Suar, cuyo nombre
real es Adrián Kirzner Schwartz, nacido en Estados Unidos en 1968, y que ya lo
viéramos en otra oportunidad difundiendo en un video junto a otros abortistas.
Kirzner Schwartz afirma: “El aborto existió, existe y seguirá existiendo. Como
sociedad no podemos mirar para otro lado. Cada muerte por aborto clandestino es
evitable. Se trata de un tema de salud pública”. Tratar al aborto como algo de
“salud pública”, ya no es mirar para otro lado, es directamente intentar
arrancarle los ojos al prójimo.
CONTRA
DOCTOR EN CIENCIAS QUÍMICAS Y BIOLOGÍA:
ALGUNOS
LE DICEN CIENCIA
(REFUTACIÓN
AL DOCTOR EN CIENCIAS QUÍMICAS Y BIÓLOGO, ALBERTO KORNBLIHTT, SOBRE SUS
PRONUNCIACIONES ABORTISTAS)
Me han
pedido que escribiera algo sobre la exposición efectuada por un científico ante
el Congreso de la
Nación Argentina , exposición que favorece a la maniobra
abortiva.
Kornblihtt
se presente diciendo: “Soy Doctor en Ciencias Químicas y Biólogo, Investigador
Superior del CONICET, Profesor Titular Plenario de la Universidad de Buenos
Aires”, afirmando además “que su exposición se cifrará en conocimientos
actuales en biología y en particular en biología molecular, genética y
epigenética.” Expresa también que todas esas 160
disciplinas “confirman que un embrión
no es lo mismo que un ser humano”; esto último me resulta poco serio, ya que,
entre otras cosas, son esas mismísimas ciencias las que enseñan lo contrario.
De modo que antes de haberle atribuido a esas ciencias una “confirmación” que
contradice a otras confirmaciones, debería haber comenzado –eso por una
cuestión elemental- presentando ambas posturas, y, en su caso, refutando a la
contraria. Pero, como se verá, esto no se da en toda la exposición del
profesor; en cambio, sí encontramos un llamativo silencio sobre la información
que el ADN presenta en relación a cada nuevo ser, información que, como se
sabe, no puede pertenecer más que a un ser humano por las características
humanas que aporta el dato genético.
Sería
suficiente invocar en contra de lo defendido por Kornblithtt, las palabras de
Nicolás Jouve de la Barreda ,
Doctor en Ciencias Biológicas, Miembro del comité de bioética de España y
Consultor del Pontificio Consejo para la Familia en el Vaticano: “Desde que se funden los
complementos cromosómicos y genéticos de los dos gametos paterno y materno,
desde ese instante se origina una célula que es el cigoto y esa es la primera
realidad corporal humana. (…) Ahí está ya el ser humano nuevo que vive a partir
de ese instante, es la nueva realidad y que es distinto al padre y a la madre,
esa es la nueva vida (…). La verdad científica reconoce que la nueva
combinación genética que constituye la identidad de un nuevo ser, empieza en la
concepción (…) y lo que no cabe duda es que es una vida, y es un ser humano
porque tiene genes humanos, tiene una combinación, una identidad genética
humana”.
La
disputa anterior podríamos dejársela exclusivamente a los biólogos y
genetistas, pero, dado al discurso efectuado por Kornblithtt para probar la
afirmación expuesta por él, me veo obligado a dar ayuda desde ciertos
razonamientos y desde el sentido común, al amplísimo sector opuesto a las aseveraciones
que Alberto emitiera bajo el manto de la seriedad.
El
doctor en química y que también habló de Derecho, no da explicaciones
correctas. Deberíamos saber si su afirmación que dice que “un embrión no es lo
mismo que un ser humano”, es basada en sus especiales estudios o si también
cuando habla de «ser», se mete en metafísica. Lo interesante es que, se tome
por uno u otro camino, el resultado es uno e invariable: desde la ciencia
biológica y desde la genética, el ADN registra una información exclusivamente
humana (esto lo silenció la eminencia); y desde la metafísica, debería tener
claro que una nominación no hace mella a la esencia de un ser. 161
Pregunto: “¿Cómo es doctor
Kornblithtt que los humanos somos mamíferos y placentarios, siendo que usted niega
humanidad a eso que crece rodeado de placenta?” Pues, una de dos: o el ser
concebido no es un ser humano como usted primero expresa y entonces está mal
decir que los humanos somos mamíferos y placentarios, o, de otro modo, si se
expresa que los humanos somos mamíferos y placentarios, debe admitir que la
vida que se desarrolla intrauterinamente (bajo influjo de la placenta) es la de
un ser humano.
El
doctor Kornblithtt es capaz de reconocer que la madre genera anticuerpos que
protegen al embrión de posibles infecciones, pero no puede reconocer que si no
fuera ese ser un ser distinto del de su progenitora, los propios anticuerpos
solo defenderían al propio individuo que los produce. ¡Qué sabio es Dios: hasta
la naturaleza en su fuerza secreta protege a un pequeñin humano, protección que
ciertos científicos no dan aprobando se liquide seres humanos en gestación, aun
reconociendo la protección referida!
Es muy
probable que si el experto aquí refutado se enterase de que una vez de
adolescente casi hago volar el laboratorio de química de mi colegio, y, lo que
es peor, se enterase de que jamás me interesó la química, piense que no tengo
nada que decir sobre sus especialidades. Yo mismo seré quien en eso le dé en
parte la derecha. Pero no solo me animo a meterme con su discurso debido a que
Kornblihtt se entromete en temas legales siendo que inicialmente en su
exposición manifestó que se serviría de sus especialidades, sino que,
principalmente lo hago por mi especialidad –adquirida a través de la
experiencia- en identificar cuándo alguien está haciendo volar un laboratorio.
Para probar mi especialidad comenzaré diciendo qué voy a probar mejor ahora. La
prueba es esta: que el doctor en química, Kornblihtt, está haciendo explotar a
las ciencias, pero no está siendo científico.
Kornblihtt
dijo algo que hace tabla rasa de toda evidencia, no solo científica sino del
más elemental sentido común. Dijo: “el embrión y el feto no son seres
independientes de la madre, sino que hasta el nacimiento son casi como un
órgano de la misma”. Me queda claro que para el académico de tantos títulos,
seguramente una vez alcanzado el nacimiento, maletín en mano, irá el bebito a
trabajar a una oficina, dada la impresionante independencia que ahora tiene. Es
tanta la independencia que si no dependiera de los pechos que amamantan
moriría; y tanta la independencia que sin los mínimos cuidados y protecciones
moriría. Quiero decir contra la posturaa cientificista, que eso de la
independencia no es un argumento contra lo esencial del ser humano; la
dependencia aparece tanto dentro del útero materno como fuera de él. Siguiendo
la chanza que se nos hizo con 162
rostro doctoral y seriedad de pared,
sepan, por favor, todas las mamás, que eso que ven en la ecografía que se hacen
cuando están embarazadas, es “casi como un órgano” y eso ¡hasta “el
nacimiento”! De modo que, por ejemplo, si una ecografía a los ocho meses y
medio, le muestra clarísimamente a un ser humano todo formado, usted ¡por
favor! En nombre de todos los títulos de Kornblihtt, niéguelo; dígase a sí
misma contra toda realidad: “es como un hígado, pero no es un ser humano. Esas
manos que veo, esos brazos, esas piernas, esos piecitos, esos ojos, esa nariz,
esa boca, esa cabeza, en fin, todo ese ser humano que estoy viendo, no es eso, es
solo algo ‘casi como un órgano”. Es más, en el mismo momento del parto, si solo
asomó la cabeza el bebito pero todo el resto del cuerpo permanece aún sin
salir, siguiendo la lógica muy impresionante de la genética kornblihttera,
tendríamos todo un cuerpo “casi órgano” y una cabeza humana. Admitiría algo así
con las debidas distinciones, para alguien que se especializó en centauros y
obtuvo por ello un doctorado.
En lo
anterior hay algo gravísimo: para el doctor sería el nacimiento (sea cual fuere
su fecha) el que confiere el «ser» humano; mas no sería el «ser humano» el que
va rumbo a nacer. Esto ya es algo así como rayano en lo mágico, pues debería
explicar el científico científicamente cómo es posible que un hecho llamado
«salida», confiera humanidad a lo que salió, siendo que la salida no solo es
como el fin de un proceso (nacimiento), sino que además es una simple cuestión
espacial.
El
doctor en química habla de derecho. Dice que hay legislaciones que sostienen
que la persona humana comienza con el nacimiento con vida, es decir, cuando el
bebe se separa completamente de la madre. ¿Se dan cuenta por qué me quejo de
ciertos doctores? Una vez más, de seguir la lógica de Kornblihtt, el poder de
unos legisladores podría decir que desde la concepción hay una merluza, y el
doctor lo admitiría en nombre del poder absoluto de unos congresistas. Muy
científico eso. Kornblihtt ni siquiera puede calibrar las propias ideas que
expone: pues primero dice que hasta el nacimiento es “casi como un órgano de la
madre”, y luego habla de “cuando el bebe se separa”. De modo que si hay un bebe
que se va a separar, luego es un bebe y no un “casi órgano”. Como se aprecia,
kornblith hace un salto desde la biología y la genética al campo del derecho, y
es dentro de ese campo y en las mágicas ideas de unos legisladores, en donde
busca apoyo para negar la entidad humana al ser humano en gestación. De nuevo,
¡muy científico! El académico.
El
investigador del CONICET agrega a lo anterior y siguiendo legislaciones, que si
el embrión muere sin haber nacido, se tendrá como si nunca hubiera existido. Y
de ahí infiere que “no hay conflicto entre el concepto de persona 163
y el concepto de embrión o feto.”
Esto ya es inadmisible para toda sana lógica. Es la pretensión de una unión de
palabras negando una entidad evidente e insoslayable y reconocida por la
mismísima ciencia.
Sostuvo
el químico: “Cabe destacar que nadie ha logrado hasta el presente, ningún
laboratorio, llevar un embrión de mamífero ni humano a término fuera del útero
de una madre”. Es notable que el doctor hable de ‘madre’, luego de sentenciar
tantas “formulaciones científicas” contra lo que sería solo un embrión y no un
ser humano.
Llega
el momento curioso en donde el biólogo molecular desacredita el hablar de «vida
humana», atribuyendo eso a una creencia religiosa. Ahora parece que por cada
cosa que a alguien no le agrada, la culpa es de la religión. «Vida humana» es
culpa de la religión, anótenlo. Veamos la lógica “magistral” del investigador
consabido: “la biología no define vida humana sino que define a la vida, y la
vida es la forma de organización particular de la materia”. Ahora, la
inferencia es fácil y es algo científico y no religioso: cuando esa
organización presenta todo un «modus operandi» propio de un humano, ¿de quién
sino de él es esa vida? Luego, hablar de vida humana, responde a un modo
esencial de ser, y eso está lejos de ser algo religioso. Habría para hacer unas
precisiones de un carácter superior a eso de que “la vida es la forma de”, pero
no quiero ser denso y complicado aquí. Además, sostiene el doctor que “la
definición de vida en estricto sentido está referida solo a las células”. Huele
a materialismo: viendo la vida manifestada en un cuerpo, hace primar al cuerpo
por sobre la vida. Claro que seguramente nunca nadie le dijo a Kornblith: “eres
un gran conjunto de células vivo”. Sencillamente le han dicho: “eres un hombre
vivo”. Es el ser viviente, sea cual fuere, el que en su conjunto está vivo.
Otro
escudo jurídico buscado por el experto en ciencias duras, llega cuando asevera:
ante la ‘muerte legal’ (así, literal) estamos frente a un cadáver con células
aún vivas, pero ya no frente a un humano; de igual modo con el embrión estamos
frente a células vivas pero no ante un humano. En primer lugar, veamos como cae
en sus propias argucias: quien atribuye la vida exclusivamente a las células,
no puede –siguiendo su rigorismo “científico”- permitirse usar la expresión
humano en ninguna etapa. Si para él es solo «vida», y «vida celular», ¿por qué
salta al derecho para buscar apoyo a sus postulados sobre vida y muerte de las
personas? Amén de eso, la comparación es improcedente, pues, dejando de lado el
derecho y volcándonos a las ciencias especiales que el mismo especialista
abandona para meterse en la aventura legal, es sabido que la fuerza vital
acompaña al ser recién concebido, y abandona al ser cadavérico. 164
Nos dice Alberto que “el concepto de
vida humana es una convención arbitraria que responde a acuerdos sociales,
jurídicos o religiosos, pero que escapa al rigor del conocimiento científico”.
Resulta que para este experto recurrir al derecho sirve y es muy científico
cuando algunos legisladores quieren negar la existencia humana a quien murió
sin haber nacido, pero está mal basarse en la ciencia jurídica cuando desde
ella se habla de vida humana, pues, eso sí, al parecer, no es “científico”.
Repito: el concepto de vida humana responde al tener presente el evidente dato
arrojado por una forma de ser particular, por un modo esencial de ser. Es
elemental, y no es verdad que la biología deseche eso.
Veamos
otro momento en donde el científico deja sus ciencias para meterse en derecho.
Cuando dice que, “como la pena dada por el Código Penal para los abortos es
menor que las dadas por matar personas”, entonces, concluye, “se puede inferir
que el ser que la mamá gesta no es un ser humano”. Mucho podría decir sobre tal
engaño pero baste con lo siguiente. Una vez más, para eso lo jurídico sí sirve
y sí es ‘recontra’ científico. Claro que al experto falto de buena lógica se le
escapan ciertas cosas. El aborto integra un acápite del Código Penal que se
llama «Delitos contra las Personas». Mal haría el Código en poner el ilícito
del aborto bajo tal título si no reconociera el legislador al bebito como una
persona. De ahí que los juristas más eximios, profundos, inteligentes,
destacados y verdaderamente científicos, por caso, Ricardo Bach de Chazal,
siempre vieron una incoherencia en la disminución de la pena en caso de
abortos, pues abortar es asesinar a un ser humano. Por otra parte, valga
recordar que por el momento las palabras emitidas por los congresistas no
tienen la virtud suficiente para modificar la esencia de un ser.
Tal
vez unos de los puntos en donde se aprecia en su grado más el yerro de
Kornblith, es cuando menciona las dos acepciones de aborto que él sigue y que
trae de la “sexta edición de un diccionario de genética de King y Stanfield (de
2002)”. Y dice así: “Las dos acepciones son: a). Aborto: la expulsión de un
feto humano del útero por causas naturales antes de que sea capaz de sobrevivir
independientemente. B) Y la segunda acepción es: la terminación deliberada de
un embarazo humano muy a menudo realizada durante las primeras 28 semanas de
embarazo”. Dicho eso, el doctor afirma: “Como se ve, en ninguna de las dos
acepciones se menciona la vida humana, ni la palabra matar u homicidio”. Veamos
tres cosas: en primer lugar, es el propio diccionario de genética por él traído
a nuestro conocimiento el que habla de «humano» al referirse al ser que la mamá
gesta, luego es su propio diccionario seguido ¡y de genética! Quien en su
propia cara le está dando la espalda a su pretensión arbitraria y
anticientífica de que lo que la madre 165
gesta es, hasta el nacimiento, “casi
como un órgano” o un “conjunto de células”. Segundo, que por evidencia, el
diccionario de genética –con sentido común- habla de «humano», sobreentendiendo
la vida humana. No merece esto mayores comentarios. Tercero: que es lógico que
no hable de homicidio, pues es un diccionario de genética y no un Código Penal.
Es tanto el interés y la invasión no confesa de disciplinas manifestada por el
doctor, que termina, por confusión de asignaturas, viendo como algo llamativo
que un diccionario de genética no utilice una terminología jurídica.
Es
este señor Kornblith quien estando a favor del aborto y fundándose en las
falacias analizadas, se atreve a pedir “respeto a la racionalidad de otros
argumentos”, diciéndonos además que debemos diferenciar “evidencias de dogmas y
hechos de creencias”. He probado en líneas anteriores varias faltas del doctor
contra la racionalidad; también que el mal no merece ser respetado jamás;
también, que el doctor, contra todo dato evidente, no es capaz de dar una buena
lectura al diccionario de genética que tiene, cayendo en un ciego dogmatismo;
igualmente, que, en verdad, creer que una persona solo existe cuando el
legislador así lo dice o que deja de existir porque así lo manifiesta una
letra, eso sí es una creencia, pero que goza de una peculiaridad: es una
creencia absurda.
Algunos
le dicen ciencia a lo que no es más que cientificismo.
CONTRA
DIRECTORA DE ORGANIZACIÓN FEMINISTA:
¿PROBLEMA
DE SALUD?
Susana
Chávez, directora de Promsex, aspiraba a ser ministra de la mujer en Perú. Esta
señora, defensora del aborto y del movimiento contranatura LGBT, ha dicho: “Al
aborto no hay que verlo como un delito, hay que verlo como un problema de
salud”. Como si dijéramos: “Si a Susana Chávez la violan, no hay que verlo como
un delito, sino como un problema de apetencias.” Esto último es solo un “algo
así”, pues ni siquiera alcanza a equiparar la gravedad de la necia afirmación
expresada por la mujer en cuestión. 166
CONTRA
FILÓSOFO:
SZTAJNSZRAJBER… ASÍ, SIMPLE
El
filósofo argentino Darío Sztajnszrajber dice: “Creo que el debate sobre el
origen de la vida es un debate que no vale la pena dar (…); para construir el
orden social y convivir con la diferencia del otro, hagamos política. Saquemos
a la verdad de la cuestión pública, pongámosla entre paréntesis”. Es algo
antipolítico porque es antimetáfisico: admitir en la “diferencia del otro” el
poder liquidar al ser humano en gestación, y eso porque no le importó si era un
“ser” humano y sí la “diferencia del otro”, no es construir un orden social (no
es eso político, insisto) sino tender al caos. Sacar la verdad de la cuestión
pública da lugar a lo que estamos viendo: a la inhumanidad. Quien quita la
verdad desprecia a la sabiduría, y, en cambio, pone en su lugar a la necedad;
quien quita la verdad desprecia el orden, y, en cambio, pone en su lugar al
desorden. Quien desprecia la sabiduría hallará el desorden. Bien lo dijo Santo
Tomás al principio de su comentario a la Ética Nicomaquea: “lo propio del sabio
es ordenar. La razón es porque la sabiduría es la más alta perfección de la
razón”. Ejemplo de caos lo da el filósofo que admite el aborto.
A la
proposición madre lanzada por Sztajnszrajber le siguen dichos como este: “Una
mujer que no decide sobre su propio cuerpo es una ciudadana de segunda.
Política, no metafísica”. Es con buena metafísica que se puede comenzar a hacer
buena política. Existe lo que se conoce como principio de no contradicción:
“algo no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. Si
estamos frente a un nuevo ser humano, luego es eso y no otra cosa; si es eso,
no puede ser entonces el cuerpo de la madre. Luego, quien aborta no decide
sobre su propio cuerpo, sino sobre el de otro ser: asesina a otro ser. No es
político tender a la destrucción social.
El
capricho intelectual lleva a afirmaciones como: “Lo único que debe resguardar
la ley es que nadie imponga su propia concepción como razón de Estado”. La
petición de principio del “filósofo” da por sentado que la ley debe resguardar
una “no imposición”, sin dar prueba de ello. Como la ley debe ser algo del
intelecto (a él le corresponde ordenar), debe ser antes que nada algo racional,
y, como apunta a la comunidad, tiende al bien común. Nada de eso se da con el
aborto: es algo irracional y tiende a un mal común. Pero, amén de lo dicho, lo
que no logra advertir el señor, es que, si se aprueba el aborto, el Estado
impone una concepción: la concepción de la muerte. Lo 167
dije en otra oportunidad y lo repito.
Imponer no está mal, siempre y cuando la imposición sea conforme a la razón. El
padre que frena a su hijo que quiere romper la ventana del vecino, le impone un
freno, y está bien; el Estado que reprime al homicida con una pena, está
imponiendo algo, y está bien. 168
AMIGOS
Y LUCHADORES
El
título es una presentación. La presentación que, aunque brevísima, entiendo que
es debida gracias a la generosidad y entrega de dos amigos y luchadores que,
desinteresadamente, han compartido sus aportes para enriquecernos en esta
batalla contra los enemigos del bien y la verdad.
Uno de
ellos es Licenciado en Filosofía, sagaz y agudo en sus reflexiones; autor del
libro “Lenguaje, Ideología y Poder: La palabra como arma de persuasión
ideológica (cultura y legislación)”. Su nombre es: Juan Carlos Monedero (h). El
otro es un pensador profundo y amigo de las poesías. Su nombre es: Sebastián
Sánchez Digenaro. El primero nos brinda una brillante contestación al Dr.
Alberto Kornblihtt, en donde su espíritu batallador no puede quedar más
expuesto, pues nos invita a su abordaje reflexivo mediante “rounds”. El segundo
nos deja un artículo rematado poéticamente, en el que, en forma compendiada y
clara, reafirma los principios inamovibles para la defensa de la vida humana
del pequeño que habita en la panza de mamá.
Los
presentados coinciden en desarrollar unas prácticas “patriarcales” destacables:
ambos son expertos en artes marciales. Juan es experto en Taekwondo, y
Sebastián lo es en kick boxing y Jiu-jitsu. Viene a cuento de esa “violencia
opresora” desarrollada por ellos, que imagino estructuradas sus notas bajo unas
buenas ‘ap chagui’ y varios ‘mataleones’ dirigidos a dejar invalidado al
enemigo abortero. Espero que el lector sea comprensible con mi voladora
imaginación, la imaginación de quien, en tema tan serio como el que nos
convoca, aprueba la muerte del error gracias a “técnicas marciales mentales”, y
todo para evitar la muerte real del bebito gracias a técnicas asesinas
bestiales.
A
ellos, mi sentido agradecimiento.
Vamos
a sus escritos: 169
“No hay un absoluto… pero el embrión
no es un ser humano”.
Y
esto es absolutamente cierto.
Réplica
al Dr. Alberto Kornblihtt (CONICET – UBA)
Por
Juan Carlo Monedero (h)
Vamos
a darle una respuesta a las palabras de Alberto Kornblihtt, quien expuso en el
Congreso manifestándose a favor del proyecto abortista el pasado 31 de mayo 5.
Kornblihtt es Doctor en Ciencias Químicas, Biólogo, Investigador Superior del
CONICET y Profesor Titular Plenario de la UBA. Sus planteos se viralizaron en las redes
sociales, sobre todo en las últimas semanas, dando cierta artillería a los
apologistas del aborto. Hoy en día, Kornblihtt se perfila como uno de los alfiles
de la causa.
5 Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=ahRfo7q4HQ8
PRIMER
ROUND: Vamos aclarando el panorama.
Suenan
las campanas. Desde el inicio de su ponencia, el investigador plantea que
presentará los últimos datos científicos que supuestamente confirmarían que un
embrión no es lo mismo que un ser humano. Pero pronto se aprecian
contradicciones. En efecto: “Los humanos somos mamíferos placentarios. Somos mamíferos
por tener pelos y producir leche. Y placentarios porque el
desarrollo solamente puede completarse dentro del útero”. Pues bien, si los
humanos somos mamíferos placentarios, entonces un embrión –que
crece dentro de la placenta– gestado por una mujer de la especie humana debería
ser tan humano como nosotros. ¿O no?
Sigamos.
Poco después, el especialista no teme en calificar al embrión llamándolo “casi
un órgano de la madre” lo que, obviamente, suena muy científico a ojos vista.
Pero pasemos por alto este desliz (al fin de cuentas, el que esté libre de
pecado que arroje la primera piedra). Continúa Kornblihtt diciendo: “la madre
–ya veremos lo que podemos decir de esta palabrita– no sólo aporta, a
través del intercambio placentario, el oxígeno y los alimentos necesarios para
que el embrión progrese”; comunica también “los anticuerpos, fabricados por
ella, que protegen al embrión de posibles infecciones. Además, las sustancias
de deshecho y el anhídrido carbónico pasan de su sangre (se refiere al feto) a
la de la madre a través de la 170
placenta”. Y concluye: “sin ese
intercambio placentario, el feto no podría progresar porque se intoxicaría”. No
se puede pasar por alto –como observa agudamente nuestro amigo Tomás González
Pondal 6– que si el embrión fuese “casi un órgano de la madre” (y no distinto
de su progenitora), entonces tales anticuerpos defenderían solamente al
propio individuo que los produce. A propósito: ¿advierte Kornblihtt que no
puede haber MADRE sin haber un HIJO?
6 Cfr. https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1010066319160352&id=874904702676515
Sigue
el biólogo: “Las células y órganos del embrión y más tarde del feto sufren
cambios epigenéticos durante el embarazo, que son consecuencia de la íntima
relación con la madre y sin los cuales el nacido no
progresaría”. Es decir: esos cambios que le ocurren al embrión y más tarde al
feto son necesarios para que el nacido progrese. O sea: el embrión, el feto
y el nacido son el mismo ser. Precisamente por eso –porque se
trata del mismo ser–, no progresaría en su crecimiento la persona ya nacida de
no haber experimentado esos cambios epigenéticos en el pasado, dentro del
útero. Salvo el perverso deseo de pretender establecer el aborto a cualquier
precio, no hay fundamento para decir otra cosa.
“El
embrión y el feto no son seres independientes de la madre”,
concluye triunfalmente Kornblihtt luego de explicar y describir cómo la
placenta materna es necesaria para el desarrollo del niño. ¿Alguien alguna vez
había objetado ésto? ¡Objetores de placentas, marchen presos! Nosotros
no vimos ninguno. El científico no ha demostrado el carácter no-humano del
embrión –como prometió ante el Senado– sino simplemente su condición
placentaria.
Asimismo,
es llamativo que el especialista olvide que los seres humanos siempre somos
seres dependientes; lo es el embrión, el feto, pero también lo es un niño
recién nacido, un pequeño de 5 años, un anciano o cualquier persona que,
desafortunadamente, se encuentre en coma. Es claro que la dependencia con la
madre guarda relación con la viabilidad del feto o del embrión; tan claro como
que ser viable es una cosa, no ser humano es otra.
En
definitiva, Kornblihtt presenta datos que –interpretados rectamente– brindan
más firmeza a las posiciones provida. Lo expuesto hasta acá
permite establecer el carácter absolutamente necesario de la madre para
la preservación de la vida de su hijo. Miren cuánto nos 171
parecemos: el feto necesita oxígeno,
alimentos, anticuerpos, deshecha sustancias, posee sangre, puede intoxicarse.
Lejos de demostrar que un embrión no es un ser humano, los datos presentados
nos conducen precisamente a la conclusión inversa.
SEGUNDO
ROUND: sí pero no.
Luego,
Kornblihtt se mete en el tema de las legislaciones. Y dice que incluso para
los sistemas legales donde está penalizado el aborto “la persona humana
comienza con el nacimiento con vida”, para luego decir que esto tiene lugar
“cuando el bebé se separa completamente de la madre”. Si analizamos estas
palabras, advertimos dos cosas: 1) el adverbio completamente implica que
el bebé –antes del nacimiento– ya estaba separado de la madre, pero no
completamente; y 2) más importante aún: el bebé es bebé antes de ser
separado completamente de la madre. Es el sentido común que brota por los poros
del lenguaje, aunque al especialista del CONICET–UBA no le guste.
Es
cierto –como dice el precitado Kornblihtt– que en la Argentina la ley civil
reconoce “derechos suspensivos al embrión”, derechos que se harían efectivos al
nacer con vida. Es cierto. Como también lo es que la ley penal de este país condena
el delito de aborto (art. 85 del Código). Pero no debería extrañar a
ningún lector avisado que un abortista invoque sesgadamente la ley: es su modus
operandi, no una excepción. Por otra parte, Kornblihtt no ve que concederle
al embrión esos derechos suspensivos sólo tiene sentido si la persona por nacer
y el embrión son lo mismo. Esta continuidad no dice nada al Investigador del
CONICET pero debería llamar la atención a todo aquél que conserve un poco
de racionalidad. Tampoco le resulta notorio que la ley condene por homicidio
simple en concurso real con aborto (y no homicidio simple) a quien
quitare la vida a una mujer cuyo embarazo le constare. Pero, ¿cómo podría
significar algo para este hombre, víctima y victimario de esta hermenéutica
jurídica contra la vida?
Hay
más. Sigamos con este pugilato discursivo. Kornblihtt dice que “La Biología no define vida humana,
define vida”. Se trata del mismo especialista que, minutos antes,
sostuvo que un embrión no es un ser humano. Explíquenos algo: ¿Por
qué la Biología
no puede definir vida humana pero sí definir que el embrión no es un ser
humano? Los datos científicos –dice el académico del CONICET– no
permiten concluir que el embrión es un ser humano… pero sí permiten
concluir que no lo es. ¡Miren 172
ustedes! ¿Por qué misterioso
destino los conocimientos científicos son insuficientes para afirmar la
humanidad del feto pero son suficientes para negarla?
Minuto
4,00 y siguientes: “Cabe preguntarse por qué para algunos es aceptable concebir
que después de la muerte legal de una persona, definida en función del cese de
la actividad cerebral o del latido del corazón, se admite que sus células sigan
vivas por un tiempo y resulta, para esas mismas personas, difícil concebir que
un embrión humano (¡!) está formado por células vivas pero todavía no es un ser
humano”. No sabemos de las dificultades que ciertas personas puedan tener para
concebir eso. Lo que parece evidente es la dificultad de concebir que un
embrión humano no posea una vida humana, ¿no? Lo que nos lleva a la
siguiente pregunta, de profunda raigambre epistemológica: ¿Por qué como
biólogos no podemos afirmar la vida humana (sí, humana) del embrión pero
podemos afirmar la vida humana de Kornblihtt?
TERCER
ROUND: proyectos de humanos.
Hacia
la mitad de su exposición, Kornblihtt dice que “un embrión humano (¡!) está
formado por células vivas pero todavía no es un ser humano”. Y se atreve
a decir: “Para la Biología ,
un embrión es un embrión, no es un ser humano. En todo caso, es un proyecto de
ser humano”. ¿Alguien puede explicar por qué un embrión humano no es
un ser humano? ¿Por qué no es entonces un proyecto de elefante o de
ardilla? ¿Por qué diríamos “de ser humano” si no hubiese una humanidad
presente? Todavía no es un ser humano: o sea que, según la lógica
abortista, próximamente lo será. Pero, ¿acaso matar al que va a ser un hombreno
es matar al hombre que ya es? De nuevo, la verdad se cuela por los bordes del
discurso.
Kornblihtt
vuelve al ataque, y sostiene: “El concepto de vida humana es una convención
arbitraria que responde a acuerdos sociales, jurídicos o religiosos pero que
escapa al rigor del conocimiento científico. Esta divergencia de criterios
lleva a la dificultad de ponerse de acuerdo sobre el status del embrión. Pero
deberíamos ponernos de acuerdo en que no es un ser humano y que, por lo tanto,
no sería un crimen interrumpir el embarazo prematuramente”. Tomemos nota
de lo peligrosamente cercanos que estamos a la mentalidad eugenésica o racista:
si el concepto de vida humana es una convención arbitraria, entonces lo que
está en juego es la vida en todas sus formas y etapas. No se ve qué impide, en
esta lógica tan 173
peculiar, que pueda acabarse con un
hombre blanco, un hombre negro, uno al que le falte una pierna o que padezca el
síndrome de down.
Si el
concepto de vida humana escapa rigor del conocimiento científico,
¿qué valor tiene que un científico nos hable de algo que escapa al
rigor del conocimiento científico? ¿Qué valor tienen todos los títulos de
Kornblihtt? ¡Él mismo se está declarando incapaz! Y más aún: si escapa rigor
del conocimiento científico, tampoco se puede establecer científicamente la
no-humanidad del embrión. ¿Por qué deberíamos ponernos de acuerdo en que el
embrión no es un ser humano si no hay acuerdo sobre el status del embrión?
CUARTO
ROUND: vuelve el jurista.
Luego,
de nuevo, Kornblihtt vuelve a meterse en el Derecho (¿los datos científicos no
eran suficientes?). Pretende mostrar que el embrión no es una persona, a
diferencia del ya nacido, diciendo: “la pena por practicar un aborto es mucho
menor que la pena por matar a una persona…”. El especialista invoca, asimismo,
“el hecho de que esté permitido (¡!) abortar en casos de violación o de peligro
de la vida de la madre”. Son dos los puntos que deben abordarse: las penas, por
un lado, y la supuesta permisión para el aborto.
En
primer lugar, como ya dijimos, el aborto está penado. Y está penado
precisamente porque el embrión es una persona: de hecho, el artículo 85 del
Código Penal contempla el delito del aborto en el marco de Delitos contra
las personas/Delitos contra la vida.
En
segundo lugar, puntualicemos que, en la Argentina , el aborto no está “permitido” sino que
en algunos casos se considera “no punible”. Una acción antijurídica se declara no
punible cuando la ley, por algún motivo, decide no perseguirla y por tanto
no castigarla. Por ejemplo, el robo es una acción antijurídica pero realizado
por un menor de edad no es punible. Aún demostrada su culpabilidad, el joven no
será castigado. Hacer trabajar a un menor también es antijurídico pero no es
punible siempre y cuando sean los padres, tutores o guardadores del niño los
que lo hagan trabajar. Con todo y sin embargo, siguen siendo acciones
antijurídicas y, por tanto, contrarias a la justicia.
Por
último, cuando la ley declara no punibles ciertos homicidios –el aborto
en caso de violación de mujer idiota o demente, por ejemplo– no está 174
afirmando la inexistencia de la
persona muerta. De hecho, la ley considera no punible el homicidio en
el caso de la legítima defensa. ¿Y acaso el atacante abatido en esta
circunstancia no es persona? Sí: tanto como el embrión.
QUINTO
ROUND: Mejor ni lo hubieses abierto
Algún
espíritu maléfico –quizás el genio cartesiano– indujo a Kornblihtt a abrir el
diccionario para probar que el aborto no era un homicidio. Otra explicación no
hay, porque nuestro prestigioso científico leyó que en “la sexta edición de un
diccionario de genética de King y Stanfield (2002)” se proponen dos acepciones
de la palabra aborto, definido como:
a) “la
expulsión de un feto humano del útero por causas naturales antes de que sea
capaz de sobrevivir independientemente”.
b) “la
terminación deliberada de un embarazo humano muy a menudo realizada durante las
primeras 28 semanas de embarazo”.
Kornblihtt
cierra triunfalmente su diccionario y concluye con festividad digna de mejores
nupcias: “Como se ve, en ninguna de las dos acepciones se menciona la vida
humana, ni la palabra matar u homicidio”. Entendido: el mundo
entero le clavó el visto. Está llegando la corona para el campeón.
Lipovetzky, Rubinstein, Cristina Kirchner y Mauricio Macri están corriendo para
llevársela… cuando de repente aparecemos nosotros, interrumpimos la orgía y
clamamos voz en cuello: ¡Es un diccionario de genética, no de derecho y
leyes! ¿Se dan cuenta? Además, el diccionario no dice homicidio pero
habla de feto humano y de embarazo humano. Como dice el precitado
González Pondal, el gran descubrimiento de Kornblihtt es haber encontrado un
diccionario de genética que no utiliza una terminología jurídica.
Lo
cierto es que el catedrático del CONICET ha cortado la rama que a él mismo lo
sostiene. Su propia fuente no habla de un órgano ni de un
casi-órgano-de-la-madre. Por lo visto, el autor del diccionario tampoco sintió
escrúpulo alguno en llamar feto humano o embarazo humano al
embrión humano, al contrario de este Doctor en Ciencias Químicas que no
podría ver a un elefante en un zoológico vacío. ¿No es increíble que sea
el mismo Kornblihtt el que trae a colación el diccionario? Por eso
pensamos que en realidad, algún perverso genio ha de haberse metido en su
cerebro y le ha obligado a invocar este salvavidas de plomo. Sin contar que el
especialista habla del aborto como “la terminación deliberada” de un 175
embarazo humano muy a menudo
durante las primeras 28 semanas, ignorando que hoy en día los médicos
salvan a bebés prematuros de 25 semanas de gestación. El progreso científico no
cesa de incrementar las posibilidades para los mismos que Kornblihtt no hubiese
tenido vergüenza en eliminar.
COLOFÓN
Termina
diciendo Kornblihtt, siguiendo a los sofistas de la Antigüedad : “No hay un
absoluto y los legisladores deben legislar para todos”. Como siempre, como lo
sabemos ya desde Sócrates, Platón y Aristóteles, nada es absoluto… salvo las
ideas de ellos. No hay un absoluto… pero el embrión no es un ser humano.
Y esto es absolutamente cierto. “¡Todo adoctrinamiento es malo…!” Salvo
el adoctrinamiento abortista en el Nacional Buenos Aires o en el Carlos
Pellegrini. “¡Todas las posiciones son válidas!” Salvo la defensa de la
vida del inocente en el vientre materno. “¡Toda violencia es censurable…!”
Salvo la agresión contra los templos católicos en el marco de
Autoconvocadas. Está bien que refutemos, que rebatamos las posturas
abortistas. Pero desenmascararlas es mejor. Vamos a ello con una adivinanza.
¿Adivinen
quién dijo el 28 de febrero de este año, entrevistado por radio: “Vida humana
en el sentido de la organísmica, del organismo, como dije antes, es un proceso
continuo que comienza con la fecundación en el seno materno o también podría
comenzar con una fecundación in vitro…”. ¿Quién lo dijo? Lo dijo el mismísimo
Alberto Kornblihtt, en conversación con María O´Donnel, Tarde para Nada,
Radio Con Vos 7.
7 Cfr.
https://www.youtube.com/watch?v=-mUOHYkWFyw
Sí,
estimado lector. Leyó usted el término fecundación. Leyó “vida
humana” (¡pardiez!).
¿Cómo
es, Profesor? ¿No era que el concepto de vida humana era “una convención
arbitraria que respondía a acuerdos sociales, jurídicos o religiosos y
blablabla?
No,
Kornblihtt. No conteste. Vaya, haga penitencia, conviértase y crea en el
Evangelio. No queremos estar en su pellejo. Nunca, pero especialmente no
quisiéramos estar el Día en que el Dios Vengador de Inocentes lo llame a 176
dar cuentas por la sangre derramada
que Usted, con sus palabras, colaboró a verter.
Nosotros,
por el contrario, sigamos peleando por el Triunfo Definitivo de la Verdad y la Justicia. Peleemos
como si nosotros mismos fuésemos esos embriones cuya vida, en este momento, está
en peligro. ¿No nos gustaría acaso que los ya nacidos nos
defendieran con toda la fuerza que tengan? Muy bien: Hagámoslo entonces
nosotros. 177
INVISIBLES
ACEROS
Por Sebastián Sánchez Di Gennaro
“Un
hombre al que las cosas no le parecen tal cual son, No solo ha perdido la
posibilidad de ser justo, Sino también la salud del alma.” (Josef, Pieper)
Existe
una realidad que nadie puede negar, ya que las ciencias médicas y biológicas la
han demostrado y definido, y esta es que: “en el instante de la concepción se
forma el cuerpo de un nuevo ser humano”. También, estas ciencias, dan
testimonio de que este nuevo cuerpo posee movimiento propio (por ende
independiente de la madre) por el cual se desarrolla a sí mismo. Por lo tanto
podemos concluir con los datos aportados por estas ciencias que existe un
“nuevo cuerpo humano que posee movimiento autónomo” (Materia en movimiento).
Pero, como es sabido, entre las ciencias existe una jerarquía según su objeto
de estudio y una complementariedad entre ellas para que podamos alcanzar el
conocimiento de la verdad de un ser u objeto en todas sus dimensiones o más
acabadamente. Es por ello que la ciencia filosófica hace su aporte sobre este
asunto diciéndonos que “sí un ser movimiento autónomo es un ser animado”, o sea
que posee ánima (alma), y esta será vegetal, sensitiva o racional; y
determinara a la materia a ser lo que es y no otra cosa. Este es el principio
formal o forma que necesariamente es inmaterial.
Si la
materia es materia propiamente humana y posee movimiento, o sea que está
animada, ésta alma (principio formal) que anima la materia y la determina a ser
lo que es, es un alma racional (propia del hombre) por lo tanto estamos en
presencia de una nueva persona viva, y digo viva porque si hay movimiento hay
vida; Y digo persona porque éste es un nuevo ser único e irrepetible. Persona,
según la clásica definición de Boecio; es: “sustancia individual de naturaleza
racional incomunicable” (lo individual supone lo incomunicable pero se agrega
para hacerlo más comprensible). En ésta cuestión de la incomunicabilidad y
racionalidad, entiendo, radica la cuestión fundamental de porque la vida humana
pertenece y es un derecho exclusivo y reservado solo a Dios. Paso a explicar
ésta cuestión no tan clara o conocida para algunos: Los progenitores (varón y
mujer) aportan o “comunican” al nuevo ser la naturaleza “material”, pues, tanto
el varón como la mujer aportan 23 gametos o cromosomas cada uno, que juntos
forman los 46 cromosomas propios del hombre, éste será un patrón genético único
e irrepetible. Pero esto es solo la materialidad, el cuerpo del nuevo ser; pero
como es sabido, el hombre es una unidad sustancial de cuerpo y alma 178
racional. Los padres trasmiten solo
la materialidad, y de la materia no puede surgir lo inmaterial, las personan no
pueden transmitir su alma ni parte de ella. Es por ello que el alma de cada ser
humano es creada directamente por Dios he infundida por Él a ese nuevo cuerpo
aportado por la materialidad de los progenitores, y es así como Dios actúa y
colabora en la procreación infundiendo el alma racional, dando verdaderamente
la vida a esa materia apta para recibir esta nueva forma creada por Dios. Por
lo tanto la vida es un don de Dios y solo Él posee derecho sobre ella.
Entonces,
quizás alguna me dirá (para desacreditar esta cuestión reduciéndola solo al
creyente) que ésta es una cuestión religiosa; y yo le diré que SI, y le diré
que la religión no se opone a la razón y que este tema pertenece también a la Teodicea (rama de la
filosofía que estudia a Dios sin suponer la fe). Y que la revelación
sobrenatural hecha por Dios nos ha dado claridad y plenitud en el conocimiento
de estos asuntos elevando la inteligencia por medio de la fe a verdades que no
estaban en nuestro alcance y dándonos la certeza sobre las que sí estaban a
nuestro alcance pero necesitábamos de la autoridad divina para reafirmarlas y
dejarlas fuera de debate, guste a quien le guste.
Ahora,
aquellos que niegan esta realidad explíquenme ¿cómo la materia puede producir
el alma espiritual inmaterial? Quizás me responda que el alma no es inmaterial
o que no existe, que somos puramente materia. Entonces le pediré que me
explique cómo es que está leyendo y comprendiendo éste artículo y elaborando
juicios y conceptos inmateriales, que me explique el amor y el odio. ¿Cómo la
materia da lo que no tiene o lo que no es?
Más
allá de esta explicación, se la tenga o no en cuenta, es evidente que lo que la
mujer embarazada porta en su vientre es una persona humana. También es evidente
que nadie tiene derecho a matar a una persona inocente, y en este caso, no solo
inocente sino también absolutamente indefensa.
Ahora
me pregunto: todos aquellos que promueven y practican abortos ¿no ven esta
obviedad? El medico ¿no ve que mata y extrae a un niño? Aristóteles nos decía,
que a “aquel que cuestione lo evidente no merece explicación, sino el azote”.
Reflexionando sobre esto de Aristóteles veo que por más azote que se le dé a un
bruto animal no entenderá estas cuestiones, pues no posee inteligencia. Si una
persona no entiende de estos asuntos, evidentes, es porque en alguna medida
tiene una deficiencia mental y seria tremenda mente injusto que recayera sobre
ella la pena del azote cuando no tiene culpa o, como hoy ocurre en innumerables
casos de los cuales 179
abundan testimonios de mujeres que
han abortado, se ejerce sobre ellas una manipulación psicológica y de la
información, haciéndoles creer, y caer en el error, de que lo que llevan en el
vientre no es un niño sino un grupo de células sin importancia (la mujer es
vulnerada y pasa a ser una víctima de este crimen llevándola a abortar sin
saber que se trata realmente de su hijo). Pero a aquel que sin deficiencia
mental y que con toda la evidencia conocida, cuestiona lo evidente, sí merece
el castigo, porque detrás de ello no hay ignorancia o error, no hay otra cosa
más que malicia. Por lo que concluyo que los pro-abortistas saben que lo que se
mata es un niño y quieren que el niño muera y solapadamente también buscan
destruir a la mujer que aborta (porque tarde o temprano padecerá el flagelo del
error) y ello tan solo por intereses personales de distinta índole, lo que los
convierte profesos criminales.
Sin
embargo he hecho el ejercicio de buscar y escuchar cientos de argumentos bajo
los cuales se busca justificar el crimen del aborto y no he escuchado ni
encontrado ninguno que lo justifique, pues “NO LO HAY”. No hay argumento ni
situación fáctica que convalide el homicidio de un ser inocente y más si este
ser está absolutamente indefenso.
El
bien y el mal cruzan invisibles aceros… recita Leopoldo, Marechal. Este asunto
muestra la clara y milenaria batalla entre el bien y el mal. Decidamos que
partido tomamos. Nos enseñaba Platón que “hacer el mal no es propio del hombre
justo, ni aún a sus enemigos”. ¿Quién puede decir que el aborto es un bien? El
bien es lo que corresponde a la cosa según su naturaleza conforme a su
perfección. Y al hombre le corresponde vivir por naturaleza. Si el aborto es la
privación de este bien que le corresponde al hombre, afirmamos con toda verdad
que el aborto es un mal.
Nos
enseña el Estagirita, que el bien es idéntico para el individuo y para el
Estado y que el bien se identifica con el fin. El Fin que define el objeto del
Estado ya que este es el ordenamiento jurídico y político encargado de la
consecución del Bien Común, del bien de todos, y ya hemos visto que el aborto
es un mal, y no solo un mal para el niño que es muerto, también es un mal para
su madre que tendrá que vivir con ello en su conciencia sin poder volver atrás,
convirtiéndolas también en victimas en los casos que señale anteriormente (las
mujeres que han abortado solo han podido encontrar la paz cuando la han buscado
en Cristo y se han sabido perdonadas por El luego de su acto de contrición) y
también es un mal que nos afecta a todos si el pueblo es justo (y si no es
justo a dejado de ser pueblo, recuerda San Agustín); señala Solón que “un
pueblo es justo cuando el delincuente sea acusado y condenado por todos
aquellos que no hayan sufrido el daño con el mismo celo que el dañado”. Y
también este es un delito 180
que puede acabar y desnaturalizar a
toda una nación, “en el orden de las pasiones lo que la ley permite lo
promueve” (Santo Tomás). Países que han legalizado éste crimen se extinguen sin
nuevas generaciones que los pueblen y los lleva a hacer de la injusticia un
modo de vida sobre la sangre de los inocentes.
No
debemos olvidar que “la justicia es la base de la posibilidad real de ser
buenos” (Josef, Pieper). El Estado no puede quitarle al hombre la posibilidad
de ser bueno enseñándole y legislando para el mal; así lo llevará al fracaso e
infelicidad existencial.
Detrás
del aborto hay cuestiones ideológicas perversas, económicas crueles e intereses
internacionales contrarios a los países en desarrollo. Pero al final de
nuestras vidas éstas cuestiones e intereses no nos justificaran en las
injusticias que por ellas cometamos, estaremos solos, con nuestras manos y en
ellas las huellas de nuestros pasos por la historia. Hoy todos los argentinos
(y digo todos porque esto nos compete a todos, en esto no puede haber
indiferentes) tenemos la posibilidad de jugarnos por la vida y decidir cómo
morir: con las manos callosas por la virtud en post de la justicia para el bien
nuestro y de nuestra patria o con la sangre de inocentes sobre ellas. En esta
Cruzada (que es la de siempre) Dios nos da la posibilidad de defender SÚ
DERECHO SOBRE LA VIDA
y con esta batalla (que supone tantas otras o, repito: la misma de siempre)
garantizarnos una muerte signada por el laurel para la Gloria , o de una muerte con
rechinar de dientes para la eternidad.
No lo
veras vencido
I
Milenaria
batalla que entrevera sus filos,
En la
vida me veo portador de un acero
Combatiendo
crecido, liberando el combate para el cual he nacido
Cumpliendo
el destino que Dios me ha elegido.
II
Levanta
las banderas un ejército erguido
Que
postrado en la Cruz
combate aguerrido
Elevando
en el alba, en el día y ocaso, la plegaria clamante
A su
Rey verdadero, por la patria querida 181
Que herida de muerte, pide justicia y
coraje al valiente.
III
Con su
aliento afiebrado pide a los gritos
Que
salvemos sus hijos aun no nacidos,
Que no
sea aquel vientre sepulcro de muerte,
Que
sea de vida un capullo divino
Cumpliendo
el plan que Dios ha querido
Y que
pueblen la tierra de este suelo argentino.
IV
Combate
muy rudo, pues parece un absurdo
Defender
lo evidente: la vida contra la muerte.
El
enemigo feroz parece ya suelto,
¿Serán
tres tiempos y medio que dure el tormento?
Lo que
fuere que sea no te des por vencido, camarada y amigo:
a
Cristo no lo verás vencido. 182
SANTO
TOMÁS DE AQUINO: INMENSÍSIMA LUZ SOBRE EL CELEMÍN
Imagino
por un momento una habitación desbordante de luz, y a su vez imagino un fétido
pantano en cuya orilla se encuentra un diminuto cabo de vela con su pábilo
apagado. Ingresar con anteojera en el iluminado salón, implicaría, ciertamente,
no ver; pero decir “aquí no hay luz” no es estar diciendo la verdad. Por otra
parte, sostener que el pábilo referido presenta una luz enceguecedora, tampoco
es estar diciendo la verdad. En ambos casos se está mintiendo.
Aunque
a muchos resulte algo completamente paradójico, los abortistas invocan a Santo
Tomás de Aquino (así, como suena), pretendiendo encontrar en él apoyo a sus
desvaríos mortales. El intento no solo es sorprendente, sino que es demoledor
para ellos mismos. Resulta que, con la finalidad de llevar agua para su molino,
sí vale recurrir a un fraile perteneciente al siglo trece; y resulta también
que para buscar aprobaciones a sus intentos asesinos, la edad media sí deja de
ser “oscurantista”, tal como la llaman, y, ahora sí, les arroja luz. Pero
desarmaremos esta inmensa farsa pergeñada por quienes desde esta modernidad
pantanosa y mal oliente quieren hacer creer que hay poderosa luz en un pábilo
apagado, y que, a su vez, quieren hacer creer que siempre estuvo apagada y
flotando en una oscuridad horrible, la edad que, con toda verdad, desbordó de
luz.
Hasta
donde tenía entendido, los abortistas detestan cualquier cosa que por asomo
roce algo católico. Pero bueno… ellos son los que convocan e invocan a Santo
Tomás de Aquino. No se quejen si hablo de él y digo cosas pertenecientes al
catálogo de las que tanto les molesta.
Se lo
llama el Dr. Angélico, y también se lo conoce como el Aquinate. Vivió en el
siglo XIII (1224-1274). Su nombre es Tommaso ď Aquino. Escribió monumentales
obras, como, por ejemplo, la
Suma Teológica ; la Suma Contra los Gentiles; la Catena Aurea , y un
largo etcétera que dejo al interesado averiguar, si acaso desea sumergirse en
el universo tomista y darse baños con una luz sin igual.
¿Qué
sucedió? No solo en la
Suma Contra los Gentiles sino en otros textos del mismo
teólogo, se lo ve siguiendo una posición aristotélica aún vigente en ese
entonces, que tenía que ver con el desarrollo orgánico del embrión, y eso
conforme con la ciencia que se poseía en esos tiempos. En razón de ello, se
sostenía que hasta tanto el ser concebido alcance un desarrollo suficiente para
la recepción del alma humana, primeramente se 183
daba un alma vegetativa y luego una
sensitiva: “el alma vegetal que aparece en el momento en que el embrión vive la
vida vegetativa, se corrompe, sucediéndole un alma más perfecta, que es a la
vez nutritiva y sensitiva, y entonces el embrión vive una vida animal;
corrompida ésta, sucédele el alma racional, infundida por un agente extrínseco”
(Suma Contra Gentiles, libro II, capítulo 89). Hay quienes no interpretando
bien a Santo Tomás, deducen del texto una suerte de evolucionismo, como de
especie a especie. En vez de leer bien cuando se dice “se corrompe”, están
leyendo algo así como “y de ahí sale otra alma”. En razón de ello hay quien
dice que “Santo Tomás es de cuño aristotélico, y que encaja mejor con el
evolucionismo darwiniano”. No solo el Aquinate dice concretamente que “el
hombre engendra a su semejante en la especie, en cuanto su virtud seminal obra
dispositivamente en orden a la última forma, por la cual recibe la especie”
(Suma Contra Gentiles, libro II, capítulo 89), sino que deja anotado contra el evolucionismo:
“Tampoco puede afirmarse lo que dicen algunos: que aunque al principio de
dividirse el semen no está el alma actualmente, sino solo virtualmente, a causa
de la deficiencia orgánica, sin embargo, la virtud del semen, que es un cuerpo
organizable todavía no organizado, será proporcionalmente con respecto al semen
un alma, no en acto, sino en potencia; de esta manera, como la vida de la
planta requiere menos órganos que la vida animal, organizado el primer semen
suficientemente para la vida de la planta, su virtud seminal producirá el alma
vegetal; después, multiplicados y más perfeccionados dichos órganos, esa misma
virtud seminal se convertirá en alma sensitiva, y, por último, perfeccionados
ya los órganos, el alma sensitiva se convertirá en racional (…). Seguiríase que
una virtud o potencia, numéricamente la misma, ahora sería alma vegetal,
después alma sensitiva; y de este modo una misma forma sustancial se iría
continuamente perfeccionando más y más. Y seguiríase también que, no
simultáneamente, sino sucesivamente, pasaría la forma sustancial de la potencia
al acto. Y además, que la generación sería un movimiento continuo, como la
alteración. Todas estas cosas imposibles en la naturaleza” (Suma Contra
Gentiles, libro II, capítulo 89). Sin rodeos: “Todas estas cosas imposibles en
la naturaleza”.
Lo
insuficiente del dato científico con el que se contaba en aquellas épocas, no
fue obstáculo para sostener principios que los abortistas pasan por alto.
Primeramente, Santo Tomás, legó el inalterable principio que enseña que “el
alma es el acto del cuerpo organizado” (Suma Contra Gentiles, libro II,
capítulo 89). Modernamente gracias a, por ejemplo, la biología y la genética,
se sabe sobre el ADN. En él está todo el código genético, toda la organización genética
perteneciente a un ser humano, por lo que no hay inconveniente 184
en el advenimiento del alma humana
como reza el principio. En segundo lugar, tenemos otro gran fundamento tomista:
el alma específica la materia; “el alma se une al cuerpo como forma y acto del
mismo (Suma Contra Gentiles, libro II, capítulo 83). No podría haber un alma
vegetal en donde hay una organización genética humana desde el comienzo. En
tercer lugar, contra la estupidez de “mi cuerpo, mi decisión”, qué claridad de
principio cuando se dice: “el acto de la generación no se ordena a la
perfección del individuo, sino a la conservación de la especie” (Suma Contra
Gentiles, libro II, capítulo 89). En cuarto lugar, algo importantísimo que
soslayan los abortistas: amén del parecer sobre el desarrollo orgánico, jamás
Santo Tomás avaló el aborto. Se tenía un máximo respeto hacia el fruto de la
concepción. Pero hay más. Lo sostenido por Santo Tomás, conforme se lee en sus
Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, se daba en un lapso de 46 días;
pero las personas abortistas que se sirven de eso, en verdad, poco le interesa,
pues, como sabemos, ellas defienden lo que llaman “aborto seguro, libre y
gratuito” a lo largo del tiempo en el que transcurre el embarazo.
Ya que
los abortistas invocan torpemente a Santo Tomás y sus textos sobre la sucesión
anímica, harían bien en contarle al público cosas como esta: “se puede
demostrar que solamente Dios puede dar el ser al alma humana” (Suma Contra
Gentiles, libro II, capítulo 87). Además, sabemos de los avances que se han
operado en el campo de la biología y de la genética. Por lo que, también harían
bien los abortistas en recordar a todo el público que la vigencia moral de la
doctrina de Santo Tomás aún está firmísima: “de ningún modo es lícito matar al
inocente” (Suma Teológica, II-II, c. 64, art. 6).
Normalmente
relacionan “oscurantismo” con algún suceso en donde han aparecido muertes o
sobre el que se hace creer que las hubo. No es esa la única razón, pero tal vez
sea la principal. Vendrán en procesión lastimosa invocando “a las pobres brujas
de Salem” y levantando cargos terroríficos contra la Iglesia. Mal que les
pese, al juzgar hechos pretéritos es preciso circunscribirse al período
histórico concreto. Pero mi imputación sobre la hipocresía moderna que imputa
de oscurantista a otra, no solo es completamente válida sino completamente
verdadera. Porque como ya lo hice saber en otro momento, admitiendo
hipotéticamente que hayan sido reales las matanzas perpetradas en un pasado,
podrá o no estarse de acuerdo con ellas, pero era en razón de alguien al que se
tenía por comitente de un delito. Pero los asesinatos a mansalva que los
defensores del aborto cometen en los tiempos que corren, caen indiscutiblemente
sobre seres humanos cuyo único delito, al parecer, es haber sido concebidos. Es
decir, 185
estamos frente al asesinato de
inocentes, esto es, de humanos que no son culpables de mal voluntario alguno.
Si los
favorecedores del aborto son tan vanguardistas; si se las dan de muy
progresistas; si viven despotricando contra el pasado –y más contra el pasado
de la Iglesia- ;
si tildan de retrógrados a quienes defendemos la vida y eso por considerarnos
seres cavernarios: ¿a cuenta de qué viajan al siglo XIII en busca de un pasado
y, encima, un pasado sumergido en lo católico? Ahh… bien… entendemos… Los
avances científicos no les gustan; toda la ecuación final y bien armada, entre
el pasado y el presente, no les cuadró: porque bien traído Santo Tomás a los
tiempos modernos, da por resultado una demolición de la ideología abortista.
Pero para la ideación sanguinaria fue preciso retornar en el tiempo, manotear
algo al modo que más les vino en ganas y presentarlo como lo óptimo. Todo un
procedimiento patético.
Los
abortistas son del grupo de personas que falseando presentan oscuridades
lejanas, y falseando tapan oscuridades cercanas presentándolas como luminosos
avances. Con ellos se conforman los días de las tinieblas. Si se enteran de que
en los primeros siglos cientos de hombres y mujeres (inclúyase niños y niñas)
eran martirizados bestialmente; si se enteran, digo, que muchísimos de ellos
eran entregados para ser devorados por las fieras, solo nos otorgan el
silencio; no serán aquí sus verdugos seres oscuros, trátese, por ejemplo, de un
Nerón o de un Diocleciano. Nunca escuché que dijeran de las guerras de los
espartanos que eran oscuras. Si el imperio romano mató por adquirir la
conquista del mundo, no ven tampoco en ello un proceder oscurantista. Si se
enteran que en las cruzadas había dos partes, católicos de un lado, moros del
otro, los primeros solamente son los oscurantistas, y, de los segundos, no solo
nada se expresa, sino que hoy mismo están poblando Europa. Las dos Guerras
Mundiales fueron regaderos de sangre, pero nunca nadie dijo que fuesen
oscurantistas. Si un prócer de cualquier país mató por la independencia se lo
considera un héroe; pero si un rey en una cruzada mató por la Verdad es un ser oscuro. Si
te llamas San Luis Rey de Francia y peleas en batallas, eres un retrógrado
tenebroso; pero si te llamas Obama y bombardeas siete países en lapso menor a
seis años, y si gracias a tu apoyo se cometen más de ocho millones de abortos,
eres un gran tipo y serás llamado hombre del primer mundo, civilizado,
carismático y respetable ciudadano mundial. Pero, sin ir más lejos: ¿acaso no
son los abortistas los que presentan al aborto y a ellos mismos como luz, y a
los defensores de la vida que se gesta en el vientre materno como seres
oscuros? Guste o no guste, la espina que siempre les molestó y de la que desean
ardientemente deshacerse recibe el nombre de Iglesia Católica. En el fondo hay
una explicación de base, que los 186
mismos que se metieron con Santo
Tomás deberán soportar que ahora se la diga: "La luz brilla en las
tinieblas, y las tinieblas no la recibieron" (et lux in tenebris lucet, et
tenebrae eam non conprehenderunt, ((Jn. 1, 5). Las tinieblas odian la luz, por
eso no reconocen la luz. Y no solo no la reconocen, sino que encima ellas
mismas se presentan como luminarias. “Asegúrate de que la luz que crees tener
no sea oscuridad (Lucas 11, 35).
Hay
que notar que la imputación de oscurantismo no recae sobre un tiempo por ser
ese tiempo, sino sobre la
Iglesia Católica en un tiempo determinado. Es lo que la Iglesia ha significado en
tal o cual tiempo lo que aumenta o disminuye la oscuridad que le atribuye el
enemigo. Donde el enemigo se ha enterado que hubo más luz, se ha encargado de
decir que ahí estaban las peores tinieblas. Por eso cuando Cristo nace; cuando
el Verbo se hizo carne; cuando esa “luz verdadera, la luz que ilumina a todo
hombre” (Jn. 1, 9) llegó al mundo, “el mundo no lo recibió” (Jn. 1, 10). “Vino
a los suyos, y los suyos no lo recibieron” (Jn. 1, 11). Ya desde el nacimiento
Heródes buscó matar la Luz
para que continuasen las tinieblas, y fueron los mismos fariseos quienes
pretendieron que la Luz
era tiniebla: «Tenemos razón en decir que (…) estás poseído por un demonio (Jn.
8, 48). Y por eso también el hecho de la crucifixión de Cristo es detestado por
el enemigo y presentado como algo oscuro y ruinoso, pues fue ahí mismo donde el
mundo todo se iluminó con una Luz tan poderosa que nos acarreó la salvación. 187
CONCLUSIÓN
Mire
la imagen. Mírela con mucho detenimiento. Mírela sin apuro. Déjese empapar por
ella. Que nada lo invada más que esa entrañable realidad que está siendo
brindada por la foto. Esa maravillosa criatura guarda algo especialísimo. Ese
ser es un ser humano. Ese ser humano es usted. El de la imagen es usted; soy
yo. Fue Esperanza con cinco meses de gestación. Somos todos los que somos seres
humanos. Es nuestra primera imagen. La imagen que los abortistas para no
reconocer prefieren ponerle encima mil letras, colores, fórmulas,
descalificaciones.
Ahora,
mientras la mira; mientras su corazón late y su mente reflexiona, vaya haciendo
un ejercicio. El que hoy es abortista y ayer tenía el tamaño que la imagen le
muestra, dice: “Que se arranquen esos ojos, total, el aborto es un derecho”.
Dice: “Que se arranque esa nariz, total, el aborto es un derecho”. Dice: “Que se
arranque esa boca, total, el aborto es un derecho”. Dice con sonrisa sarcástica
mientras “hoy desayunamos feto”: “Sea borrada esa sonrisita del bebito que fui,
total, el aborto es un derecho”. Dice: “Que se mate a ese conjunto celular cuya
humanidad no ignoramos, total, el aborto es un derecho”. Al abortista solo le
queda marearse con letras, porque la realidad lo ubica donde no desea estar
ubicado. El abortista apoyando el aborto está diciendo que está muy bien si a
él lo hubiesen abortado, y eso porque sabe que hay una evidencia que bien
conoce y disfruta, y es esta: que no se lo abortó.
Generalmente
una conclusión tiende a recapitular. Y no encuentro mejor conclusión que
recapitule todo lo que ha sido ofrecido en esta obra, que mostrar nuestra
primera foto; la foto que nos muestra cuando éramos unos pequeñísimos humanos;
la foto que también nos enseña que se puede 188
aún ser más pequeño, y, por eso
mismo, no poder ser alcanzado por foto alguna.
Ahora sí, y variando
lo que al comienzo de este libro sostuve sobre lo que llamé más bien una suma
matemática, puedo decir, centrándome en la imagen con la criatura humana, que
ella es, en la universalidad de su esencia, la suma elemental contra
abortistas.