jueves, 17 de enero de 2019

Un asesinato anunciado (Jujuy) - Por Tomás I. González Pondal

UN ASESINATO ANUNCIADO
(JUJUY)

Por Tomás I. González Pondal
     
    Contra todas las leyes (la divina, la natural y la humana); contra el sentido común; mañana, anuncian, se llevará a cabo en un hospital de Jujuy, el asesinato de un bebito que, como ya se sabe, tiene seis meses de gestación. Digo esto último para señalar un dato objetivo del caso, caso sobre el cual, debo decir lo siguiente.

     Circula por ahí que “El Estado cometerá un asesinato”. El Estado es la sociedad políticamente organizada, el Estado no irá preso, no irá a una cárcel. El agente de un homicidio o los agentes, son, en concreto, seres humanos.

      Gerardo Morales, Gobernador de Jujuy, ordenó que se proceda a la realización del aborto (hasta vía twitter), porque, sostiene, es un derecho de la niña la interrupción del embarazo y lo avala un fallo de la Corte. Unido a estas patrañas asesinas promovidas por el funcionario aludido, se suman estas otras palabras falaces de uno de los miembros de su equipo: “El ministro de Salud de la provincia, Gustavo Bouhid, ratificó que la interrupción del embarazo de la niña de 12 años violada por un vecino en San Pedro se realizará este viernes, y admitió que la nena corre riesgo físico y psicológico. “Hay un fallo de la justicia que hay que respetar y que nos obliga a proceder”. ¡No: no debe ser respetada la atrocidad de un asesinato! ¡Sentido común, y mil veces sentido común! ¡Insenstatos! ¡Engañadores de mentes! No obliga a nadie. El mal, y más un mal como es el asesinar, no obliga a nadie. Una letra execrable como lo es la de ese fallo o la de cualquier “ley” que se tenga por tal habilitando la matanza de un inocente, no tiene poder alguno sobre la realidad, sobre la verdad. 



     ¡Oh, Bouhid: te preocupa que la niña corra riesgo físico o psicológico, ¿y del niño?! El niño no correrá riesgos, el niño va directo a la muerte. Ni los riesgos de la niña, ni la muerte del pequeño se darían, si se respetase el derecho a vivir. Como ya lo digo una vez un prestigioso galeno, el niño saldrá sí o sí de la panza de la madre: muerto o vivo. Si sale vivo, no se cargará con una muerte; si sale muerto, la muerte no saldrá de la mente. 

      Por respeto a las personas que me han escrito no daré sus nombres, pero: ¿saben la cantidad de personas que desde ayer cuando he subido mi “Mensaje al Hospital Materno-Infantil” me escribieron pidiendo adoptar a la criatura? Mujeres dispuestas a criar a una criatura, y otros, valiéndose de la bestialidad de una letra, quieren entregar a la muerte a un ser humano porque falsamente hablan de “derecho y de interrupción del embarazo”. No difundan por favor el engaño de Bouhid: hablan de cesárea como si se tratase de una cesárea común y corriente. Sus palabras antecedentes, maguer eufemísticas, lo dicen todo: “interrupción del embarazo”. Y, como se sabe, ¿a qué otra cosa sino al aborto, lo llaman para que no cause molestia, interrupción legal de un embarazo? 

     El Ministro Bouhid también expresó: “el fiscal pidió activar el protocolo de interrupción del embarazo, aunque este caso es especial. “La niña está de 24 semanas, y el protocolo dice que hasta las 22 se puede hacer la interrupción”. No me cansaré de decirlo: los protocolos son un verso; han sido y son el intento de una seudo-legalización para llevar a cabo abortos y no verse perseguidos por la buena ley. Los protocolos deben ser rechazados de plano, no tienen validez ni licitud. Eso de las semanas es una cantinela abyecta. Desde la concepción hay vida humana, y desde ese mismísimo momento debe ser respetada la vida de todo ser humano que se gesta. 

    Gerardo Morales, Bouhid, y todos los que participen del aborto del pobre bebito, no solo incurren en violación de la ley divina, de la ley natural, sino que violan flagrantemente las siguientes leyes humanas: 

     Con jerarquía constitucional. Recordaré simplemente que el artículo 31 de la Constitución Nacional sostiene: “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella”. Y en relación con tal disposición, cito como ejemplo la Convención sobre los Derechos del Niño” que goza de jerarquía constitucional: “La República Argentina declara que (…) se entiende por niño todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta los 18 años de edad” (Ley 23.849, reserva: art. 2°). Con lo cual, y como tantas veces lo he referido, con ello ha quedado del todo aplastada las patrañas mortales del artículo 86 del Código Penal y los protervos protocolos.

     Con rango provincial. La Constitución de Jujuy, en su Preámbulo invoca la protección de Dios. En su artículo 19 sostiene: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida y está protegida por la Constitución y la ley. Toda persona debe respetar la vida de los demás y está obligada a actuar de modo tal que no produzca hechos, actos u omisiones que pudieren amenazar o hacer peligrar la existencia sana, digna y decorosa de sus semejantes.” En su artículo indica: “Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. Nadie puede ser sometido a torturas, tormentos, vejámenes físicos o psíquicos, ni a castigos o tratos crueles, inhumanos o degradantes.” ¡Abortistas: los tratos inhumanos están prohibidos! En su artículo 21 manifiesta: “Todos los habitantes de la Provincia gozan del derecho a la salud y a su protección.” En su artículo 43 enseña: “Toda persona tiene, además, los siguientes deberes: (…) 8. De no abusar de sus derechos. (…) 11. De respetar y no turbar la tranquilidad de los demás.” En su artículo 44 dice: “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad. La provincia contribuirá a su protección integral, al cumplimiento de las funciones que le son propias y a la concreción de todas las condiciones que permitan la realización personal de sus miembros, con medidas encuadradas en la esfera de sus atribuciones.” ¡Protección integral, Morales! ¡Protección integral, Bouhid! En su artículo 45 leemos: “La madre y el niño gozarán de especial y privilegiada protección y asistencia. A tales fines el Estado arbitrará los recursos necesarios.” ¡Madre y niños, ambos! El artículo 46 trae: “El Estado propenderá a que el niño pueda disfrutar de una vida sana, mitigando los efectos de la miseria, la orfandad o su desamparo material o moral (…). El Estado deberá tomar las medidas apropiadas para brindar eficaz protección a los niños privados de un medio familiar normal.” ¿Y? ¿Es acaso una vida sana mandarlo a morir?

   Bouhid remata su posición falaz, criticando los dichos de un médico que se opuso al aborto, y expresa sobre los dichos del galeno: “sus palabras fueron irresponsables, porque no tenía autorización y opinó por él, cuando en el área se estaba en junta médica; (…) cuando se conoce el informe y se detalla que la niña está el riesgo, la cosa cambia de color. Por eso les digo a los pañuelos que medicina no es matemática y que no todos los pacientes son iguales”. ¡No Bouhid, el irresponsable es usted: el médico está para ayuda a las vidas; está para, dado el caso, salvar vidas; no está para matar vidas! ¡Bouhid: ¿no es eso matemático?  Bien, es algo aún más serio: es moral, pero con rigurosidad absoluta, diría, matemática; pues todo ser humano que se gesta tiene el derecho inviolable a que se respete su vida.

      Desde este escrito exijo el respeto a la vida de quien mañana quiere ser dado a las garras de la muerte. Exijo que se respete la vida de ese niño que, como todo niño, goza del amparo de todas las leyes. Exijo desobediencia a esas falacias seudo-legales llamadas protocolos. Exijo que si no se desea al niño se lo dé en adopción. Exijo el retorno a una mirada humana.
Tomás González Pondal

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