lunes, 13 de mayo de 2019

Las profecías de Fátima y el triunfo del Inmaculado Corazón de María



Las profecías de Fátima y el triunfo del Inmaculado Corazón de María

Luis María Mesquita Errea

Comité de Recepción y Homenaje a la
Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima

                                                               

Ermita de la Sgda. Imagen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima
Calle Imagen Peregrina de Ntra. Sra. de Fátima s/n
(5367) Sañogasta –Prov. de La Rioja
donpelayodeasturias@gmail.com



Las profecías de Fátima y el triunfo del Inmaculado Corazón de María


Introducción


En 1917, Nuestra Señora apareció a tres pastorcitos en Portugal para darles un mensaje dirigido a todos los hombres. En esencia, señaló los graves desvíos de la humanidad, envuelta en un proceso de creciente destrucción de los restos de la Civilización Cristiana que floreciera durante siglos.
La Ssma. Virgen habló de costumbres inmorales que ofenderían mucho a Dios y de la difusión de los "errores de Rusia'', como elementos claves de ese proceso. Ella advirtió que el mundo debe cambiar de rumbo pues, de lo contrario, grandes castigos caerán sobre él.
Como Madre de Misericordia y Medianera de todas las Gracias, nos señaló estos males para evitarlos y nos dio medios especiales para salir de esa situación de pecado y del castigo que ésta atrae.
La situación actual de la humanidad es precaria. Grandes crisis de toda clase asolan al mundo, a lo que se suma la creciente amenaza del terrorismo musulmán y la creciente agresividad xxx. Hoy más que nunca es necesario que la opinión católica tome conocimiento de las revelaciones de la Santísima Virgen. Es necesario un cambio profundo, una vuelta al hogar paterno, si no queremos desafiar la Justicia Divina. Sin embargo, el Mensaje permanece desconocido, lo que da pie para que se difundan falsas versiones.
Luego de participar de tres visitas de la Sagrada Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima, recibida con tanta devoción por el pueblo católico argentino, creemos un imperativo de conciencia contribuir a divulgar las palabras de Nuestra Señora para sacarlas del cono de sombra en que se encuentran. Lo hacemos desde la perspectiva de la doctrina católica tradicional, siguiendo las enseñanzas de un gran Maestro, el Prof. Plinio Correa de Oliveira, cuyos escritos fueron calificados por la Santa Sede, en 1964, de "eco fidelísimo de todos los documentos del supremo Magisterio de la Iglesia".
Deseamos así servir a la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana y colaborar en que todos los hombres puedan recibir la luminosa promesa de la Virgen en Fátima:

“Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”

La Rioja, noviembre de 2001





Nota: texto actualizado en 2006
Revisado






Capítulo I

En el cielo azul. una misteriosa estatua de nieve

Nos trasladamos con los ojos del alma a la privilegiada región que fue teatro de las apariciones de Fátima. Una zona rural montañosa y pedregosa, donde los pobladores viven en pequeñas aldeas antiquísimas, con sus quintas y huertos. Al despuntar el día, tres niños salen al campo animando su bulliciosa majada de ovejas. Son Lucía de Jesús dos Santos y los hermanitos Francisco y Jacinta Marto.
En los campos quebrados, con sus hierbas fragantes y sus cadenas de sierras que forman misteriosas series de murallas azuladas, se juntan con otros niños de la aldea que andan cuidando la majada familiar.
Estamos, en 1916, en Portugal, la gran nación ibérica de navegantes y colonizadores, desde cuyo pequeño territorio continental partieron legiones de hombres emprendedores a plantar la cruz en tierras lejanas del Asia, Africa y América. En las conversaciones de los niños pastores, en medio de sus rondas, sus juegos, sus adivinanzas y sus lecciones de catequesis que da la mayor, Lucía, algo nuevo y misterioso se había introducido. Durante varios meses del año anterior, en el encantador lugar llamado "Outeiro do Cabeço", venían viendo algo curioso. Por encima de la arboleda que bajaba hacia el valle, observaron tres veces algo similar a una nube. Se trataba de "una figura como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían algo transparente''.
Podemos imaginar, recortándose en el azul de zafiro del cielo, a esta estatua tan blanca que parecía de nieve, a la que el sol del cerro daba un atractivo fascinante. ¿Qué clase de figura sería? ¿Qué misterios luminosos y puros anunciaba?

Capítulo II
En el cerro, el Angel se hace presente
Tal vez los niños habían olvidado momentáneamente la misteriosa y deslumbrante figura nívea cuando jugaban en ese "otero” o mirador natural donde pastoreaban sus ovejas. En la apacible serenidad de la sierra, sienten de pronto un viento fuerte que los mueve a mirar hacia arriba de los árboles. ¿Qué ven? "Una luz más blanca que la nieve, con la forma de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del sol". Sus facciones eran de gran belleza y, ante los niños sorprendidos se presentó diciendo:
“No temáis, soy el Angel de la Paz. Rezad conmigo”.
El Angel se arrodilló e inclinó su frente hasta el suelo. Los niños lo imitaron  y repitieron las siguientes palabras que él dijo tres veces:
-“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.
Luego se levantó, diciendo: “Rezad así. Los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas”.


Capítulo III

Segunda aparición del Angel

Los niños jugaban junto al pozo de la casa de los Marto, los padres de Lucía. El Angel aparece sobre el pozo y les dice:
“¿Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios.
Lucía le pregunta cómo deben sacrificarse.
“De todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que El es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así la paz sobre vuestra Patria. Yo soy su Angel de la guarda, el Angel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con resignación el sufrimiento que Nuestro Señor os envíe”. Y desapareció.

Capítulo IV

Tercera Aparición del Angel de Portugal


Ocurrió a principios de 1916 en una gruta del “Otero del Cabezo”. Los niños se habían postrado para rezar la oración enseñada por el Angel cuando advirtieron una luz desconocida.
“...vemos al ángel trayendo en la mano izquierda un cáliz sobre el cual está suspendida una Hostia de la que caían, dentro del cáliz, algunas gotas de sangre. Dejando el cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces la oración:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente,  te ofrezco el preciosísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido Y por los infinitos méritos de su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores''.
Luego el Angel da la Hostia a Lucía y el contenido del cáliz a Jacinta y a Francisco, diciéndoles:
``Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios".

Otros comentarios de Lucía
"La fuerza de la presencia de Dios era tan intensa que nos absorbía y aniquilaba casi por completo".
Más adelante, compara el efecto de las apariciones del ángel con las de la Santísima Virgen:
“No sé por qué las apariciones de Nuestra Señora producían en nosotros efectos muy diferentes. La misma alegría íntima y la misma paz y felicidad, pero en vez del abatimiento físico, sentíamos una cierta agilidad expansiva; en vez del aniquilamiento ante la Divina Presencia, era un exultar de alegría...”.

Capítulo V
¿Qué nos dice el Angel?
Es interesante pensar un poco en las palabras del Angel precursor de las apariciones de Nuestra Señora.
El da a entender que existe en el mundo un estado de pecado grave; que ese pecado llega hasta el punto donde la gravedad toca el propio Ser de Dios: el sagrario, el Santísimo Sacramento, brutalmente ofendido por los hombres. Deja entrever la tristeza y el enojo divino por esa ofensa; y de qué modo Dios en su bondad quiere ser consolado por estas pequeñas criaturas, por tres pastorcitos perdidos en el anonimato de una pequeña aldea de Portugal.
Cómo esto nos dice que lo que vale a los ojos de Dios no es lo que vale para nosotros. Idolatramos un futbolista, una actriz, algún desgraciado bufón que se burla de todo, como si la vida no fuese más que risa vana y sin sentido...
¡Qué contraste con la sacral seriedad del Angel! ¡Qué contraste con la escala de valores de Dios! El no llama a los que hacen mal uso de la fama, la riqueza y el poder para mantener un sistema de valores errado que, a fuerza de difundirlo, hoy nos parece normal.
El llama a tres niños en los que vive la inocencia bautismal v les pide oración y combate; una forma de combate que está en proporción con ellos: sacrificio, especialmente el sacrificio de aceptar con humildad y amor todo lo que Dios les mande, las cruces, los sinsabores, las probaciones, sostenidos por la gracia que Dios nunca niega.

Nuestra Señora, hermosa y apacible como la luna
Comparando las apariciones del Angel y de Nuestra Señora, Lucía pone una nota de alegría especial en estas últimas. Esto hace recordar las bellas palabras de San Luis María Grignion de Montfort basadas en San Buenaventura y San Bernardo:
“... imploremos confiadamente la ayuda e intercesión de María nuestra madre; Ella es buena, es tierna, nada hay en Ella de austero y terrible, ni de excesivamente sublime y deslumbrante.
“Al verla , vemos nuestra pura naturaleza. No es el sol, que con la fuerza de sus rayos podría deslumbrarnos por causa de nuestra debilidad, sino que es hermosa y apacible como la luna, que recibe su luz del sol y la templa para acomodarla a nuestro débil alcance. María es tan caritativa, que no rechaza a ninguno de los que imploran su intercesión, por muy pecadores que sean. pues, como dicen los santos, jamás se ha oído decir, desde que el mundo es mundo, que alguien haya recurrido confiada y perseveradamente a la Virgen y haya sido desechado. 
Es tan poderosa, que jamás han sido desairadas sus peticiones. Le basta presentarse a su Hijo con algún pedido, para que El la reciba y le conceda inmediatamente lo que pide, pues siempre está amorosamente vencido por el regazo, las entrañas y los ruegos de su queridísima Madre” (“Tratado de la Verdadera Devoción a la Ssma. Virgen”, it. 85).


Capítulo VI
Apariciones de Nuestra Señora de Fátima
Dos años después de la misteriosa visión de la «estatua de nieve» y un año luego de las apariciones del Angel de Portugal, la misma Madre de Dios vino a manifestarse con su Mensaje de alcance universal, que Ella reveló por etapas en seis apariciones. Las apariciones  -menos la cuarta- sucedieron en una finca de los padres de Lucía llamada «Cova de Iria», a un par de kilómetros de la aldea de Aljustrel donde vivían los chicos con sus familias.
La Virgen aparecía al mediodía, sobre un arbusto de la zona llamado «encina», de  un metro de altura.
Durante las apariciones, los tres niños veían a la Virgen, pero su participación no era igual. Lucía, de 10 años, hablaba con Ella; Francisco, de 9, solamente la veía; y Jacinta, de 7, la veía y oía pero no hablaba con Ella.

Capítulo VII
Primera de las seis apariciones de la Ssma. Virgen a los tres pastorcitos: 13 de mayo de 1917 - Anuncio de que vendrá una séptima vez

Mientras los niños jugaban en la finca de “Cova de Iria” vieron dos resplandores semejantes a relámpagos. Al fijar sus ojos sobre la encina pudieron ver, deslumbrados, a la Santísima Virgen.
¿Cómo se les manifestó la celestial Señora? Acompañemos lentamente esta maravillosa descripción:
“Era una señora vestida toda de blanco, más brillante que el sol, y esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente”, relata Lucía.

Su rostro
Indescriptiblemente bello, no era “ni triste ni alegre, sino serio”, con aire de suave censura.
Las manos juntas, en posición de rezar, apoyadas en el pecho y dirigidas hacia arriba.
De la mano derecha colgaba un rosario. Su vestido parecía estar hecho sólo de luz. La túnica era blanca. Sobre ella vestía un manto del mismo color, con rebordes de oro, que cubría la cabeza dejando ver sólo el rostro. Este manto blanco con hilos de oro bajaba hasta los pies de la Ssma. Virgen.

La fisonomía de Nuestra Señora
Lucía nunca pudo describirla totalmente: no podía fijar la mirada en su rostro celestial, que la deslumbraba.
Nuestra Señora irradiaba una luz que envolvía a los niños, que se encontraban a un metro y medio de Ella.
En esta atmósfera tan especial -que recuerda a Moisés frente a la zarza ardiente- se dio el primer diálogo de María Santísima con los tres pastorcitos.
NUESTRA SEÑORA: «No tengáis miedo, yo no os hago daño».
LUCIA: «¿De dónde es Vuestra Merced?»
NUESTRA SEÑORA: «Yo soy del cielo» (y Nuestra Señora levantó la mano para señalar el cielo).
LUCIA: «¿Y qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: “Vengo para pediros que volváis aquí durante seis meses seguidos, el día 13 y a esta misma hora. Después os diré quien soy y lo que quiero. Y volveré aquí una séptima vez».
LUCIA: «Y yo, ¿también voy al cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, vas».
LUCIA: «¿Y Jacinta?».
NUESTRA SEÑORA: «También».
LUCIA: «¿y Francisco?».
NUESTRA SEÑORA: «También, pero tiene que rezar muchos rosarios».
LUCIA: «¿María de las Nieves ya está en el cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, ya está».
LUCIA: «¿y Amelia?».
NUESTRA SEÑORA: «Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo. ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que os quiera enviar, en reparación por los pecados con que El es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?».
LUCIA: “Sí, queremos».
NUESTRA SEÑORA: «Vais, pues, a tener mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestro consuelo».
Fue al pronunciar estas palabras («la gracia de Dios, etc.») cuando abrió las manos por primera vez, comunicándonos una luz tan intensa como el reflejo que de ellas se expandía, que penetrándonos en el pecho y en lo mas íntimo del alma nos hacía vernos a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente que lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior también comunicado, caímos de rodillas y repetimos interiormente: «¡Oh! Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento».
Pasados los primeros momentos añadió Nuestra Señora:
“Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra».
«Enseguida -describe la Hna. Lucía- comenzó a elevarse serenamente. subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la distancia. La luz que la circundaba iba como abriendo un camino en la obscuridad de los astros».

Comentario
El relato es tan real y sobrenatural que aleja cualquier duda. Se hace sentir de una manera indecible la presencia maternal y regia de Nuestra Señora.
Se destaca el papel de la Santísima Virgen en el gobierno de las almas como verdadera Reina y Señora de todo lo creado. Nos trae al vivo el destino eterno de los hombres, en una época en que muy poco se enseñan los dogmas de fe católicos acerca de existencia del purgatorio y del infierno. Ella nos recuerda esta terrible realidad para nuestro bien, para que no se adormezca nuestra conciencia y con su gracia alcancemos el cielo.
La seriedad del asunto es realzada por la revelación de que Amelia “estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”.

Capítulo VIII
2ª Aparición de Nuestra Señora: 13 de junio de 1917

La aparición de la Ssma. Virgen fue nuevamente precedida por un resplandor, reflejo de una luz que se aproximaba. Unos cincuenta espectadores allí presentes notaron cosas fuera de lo normal, como el inclinarse la copa de la encina bajo la acción de un peso.
LUCIA: “¿Vuestra Merced qué quiere de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero».
Lucía pidió la curación de una persona enferma:
NUESTRA SEÑORA: «Si se convierte, se curará durante el año». LUCIA: «Quería pedirle que nos llevara al cielo».
NUESTRA SEÑORA: «Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve. Pero tú te quedarás aquí algún tiempo. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación; y serán amadas de Dios estas almas como flores puestas por mí para adornar su trono».
LUCIA: «¿Y me quedo aquí sola?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hija. ¿Y tú sufres mucho? No desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios».
Al decir estas palabras -cuenta la Hna. Lucía- abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de aquella luz tan intensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Francisco y Jacinta parecían estar en la parte que se elevaba hacia el cielo y yo en la que se esparcía por la tierra. Delante de la mano derecha de Nuestra Señora había un corazón rodeado de espinas que parecía se le clavaban por todas partes. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de los hombres y que pedía reparación».
Cuando se desvaneció esta visión, la Señora, envuelta todavía en la luz que de Ella irradiaba, se elevó del arbusto sin esfuerzo, suavemente, en dirección al este, hasta desaparecer del todo. Algunas personas más próximas notaron que los brotes de la copa de la encina estaban inclinados en la misma dirección, como si los vestidos de Nuestra Señora los hubiesen arrastrado. Sólo algunas horas más tarde volvieron a su posición natural.

Comentario
Algunos aspectos que se destacan:
·      El llamado de Lucía para hacer conocer y amar a Nuestra Señora.
·      El designio de Dios de establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.
·      La grande y consoladora promesa de Nuestra Señora: «a quien la abrace le prometo la salvación».
·      La misteriosa luz en que sentían la presencia divina.
·      La visión del Inmaculado Corazón ultrajado por los pecados y pidiendo reparación.
·      La misericordia de Nuestra Señora hacia los tres pastorcitos en el momento en que su Inmaculado Corazón es ultrajado.



Capítulo IX: Tercera aparición de Nuestra Señora: 13 de julio de 1917 - El Secreto de Fátima

Al ocurrir esta aparición, varios fenómenos indicaron la presencia de la Madre de Dios. El Señor Marto, padre de Jacinta y de Francisco, escuchaba un susurro, como un zumbido fuera de lo común.
LUCIA: «¿Vuestra Merced qué desea de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que volváis el 13 del mes que viene y que continuéis rezando el rosario todos los días, en honra de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella les podrá socorrer».
LUCIA: “Quería pedirle que nos dijera quién es y que hiciera un milagro con el que todos crean que Vuestra Merced se nos aparece”.
NUESTRA SEÑORA: “Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver, para que crean”.
A los pedidos de gracias y curaciones, Nuestra Señora responde recomendando el rezo del rosario para alcanzarlas. A un joven inválido, Nuestra Señora hace decir que no lo curará ni lo sacará de la pobreza, pero que si rezase el rosario todos los días en familia le daría los medios para ganarse la vida.
Luego continuó: «Sacrificáos por los pecadores y decid muchas veces, sobre todo cuando hagáis algún sacrificio: ¡Oh! Jesús, es por Vuestro amor; por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María».

Primera parte del Secreto: la visión del infierno
Al decir estas últimas palabras -cuenta Lucía- abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) pareció penetrar la tierra y vimos como un gran mar negro de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que flotaban en el incendio llevados por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados -semejante al caer de las chispas en los grandes incendios- sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa.
La visión duró apenas un instante, durante el cual Lucía soltó un «¡ay!». Ella comentó que, si no fuese por la promesa de Nuestra Señora de llevarles al cielo, los videntes se habrían muerto de susto y pavor.

Segunda parte del Secreto:
El anuncio del castigo y de los medios para evitarlo
Asustados, pues, y como pidiendo socorro, los videntes levantaron los ojos hacia Nuestra Señora, que les dijo con bondad y tristeza:
NUESTRA SEÑORA: «Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
«Si hacen lo que Yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz.
«La guerra va a acabar, pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.

Medios de impedirlo; castigos que sobrevendrán si no se atienden las palabras de Nuestra Señora
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora en los Primeros Sábados.
Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
“El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
“En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc.
“Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo''.
Pasados algunos instantes:
«Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh! Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, principalmente a las que más lo necesiten».
LUCIA: « ¿Vuestra Merced no quiere nada más de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hoy no quiero nada más de ti».
Y como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este, desapareciendo en la inmensa lejanía del firmamento.

Nota: Este mensaje permaneció secreto por mucho tiempo y es lo que se conoce como el Secreto de Fátima. Las dos primeras partes son la visión del infierno y la visión del castigo. Con relación a la tercera parte del Secreto, que continuaría a partir de la frase:

«... en Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc».

la Santa Sede publicó el texto que transcribimos en el cap. XlV. Dicha frase, que se refiere al problema de la conservación del dogma de la Fe, hace pensar a ciertos estudiosos del Mensaje de Fátima que podría relacionarse con la crisis interna de Fe en la Santa Iglesia. En el texto revelado, no aparece la continuación de ese "etcétera", circunstancia difícil de explicar.

Nota de febrero de 2006: al revisar este trabajo, cinco años después, la crisis de la Santa Iglesia se ha agravado de tal manera, que nos quedamos sumidos en una profunda perplejidad. Nos limitamos a decir que, de acuerdo a los hechos, la hipótesis de que la tercera parte del Secreto se refiera “a la crisis interna de la Fe en la Santa Iglesia”, parecería tornarse cada vez más plausible.

Capítulo X.
Un sencillo análisis de la 3ª  Aparición
Llevar nuestras cruces – Eficacia del Rosario

Al principio de la tercera aparición, Lucía le pide a Nuestra Señora por enfermos y sufrientes.
Vemos aquí cómo, por razones misteriosas, Dios quiere a veces que suframos ciertos males para nuestro bien. Nos cuesta entenderlo. pero aún en esta vida el sufrimiento tiene un papel fundamental, de maduración, de fuerza de alma, etc. Una vida sin sufrimiento produce una sensación de vacío, de frustración.
Dice Santa Teresita, refiriéndose a los terribles sufrimientos que pasó durante la enfermedad de su padre, Monsieur Martin, que estas cruces nos permiten participar de los méritos infinitos de Nuestro Señor en la cruz y harán nuestra alegría y admiración en la vida futura.
Nuestra Señora, por amor a las almas, sin quitarles por completo el sufrimiento, que les gana méritos para la vida eterna, les da un gran alivio con el rezo del Rosario. El incalculable poder sobrenatural del Rosario es otro gran misterio de nuestra Fe, del cual hablaremos más adelante (ver Cap. XVII).

La visión del infierno
Nuestra Señora en su mensaje, como su Divino Hijo en el Evangelio, nos muestra que es saludable para las almas recordar esta terrible realidad. Pues el hombre real -no el imaginado por un hueco optimismo «light» o romántico- para cumplir la ley de Dios y poder salvarse, necesita tener presente lo que le pasará después de la muerte si no se convierte y enmienda sus costumbres pecaminosas.
Cómo esta visión contraría los esquemas de ciertos cristianos -y no son pocos, inclusive consagrados- que silencian totalmente el infierno o lo presentan no como los santos, sino al gusto de su imaginación relativista, evitando el saludable sobresalto que nos trae su meditación. ¡Qué responsabilidad, poder alertar a otros de un peligro y no hacerlo! Si queremos tener devoción al Inmaculado Corazón de María, pidámosle la gracia de que el recuerdo de las penas eternas nos mueva a salvar las almas y a evitar el pecado para salvar la nuestra también.

La Comunión reparadora de los primeros sábados
Otra grave advertencia de Nuestra Señora: el pecado no sólo lleva las almas al infierno en la otra vida: también atrae el castigo divino en esta tierra. Existen voces que dicen: «Dios es bueno, Dios no castiga». Nada más contrario a las lecciones de la Historia Sagrada -¡baste pensar en Sodoma y Gomorra o el Diluvio universal! Y nada más contrario a las lecciones de Fátima. Pues Dios, porque es bueno, es infinitamente justo, y nos da, en definitiva, lo que nosotros merecemos: un premio o un castigo, y cuando nos castiga en esta  vida, es para purificarnos y merecer la salvación eterna.
«La guerra va a acabar» dijo Nuestra Señora, y la I Guerra Mundial acabó. Fue la peor guerra conocida hasta entonces en la Historia. «Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor».
Es esta una profecía doble; enseñó a Lucía con dos décadas de antecedencia quien sería el Papa, y predijo el terrible flagelo -incomparablemente mayor- de la II Guerra con respecto a la I. Esta vendría si los hombres continuasen pecando. Y así ocurrió.
Parte de su anuncio fue: «cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal...». La «gran señal» que Nuestra Señora anunció se vio en los cielos de Europa del 25 al 26 de enero de 1938. Ese año comenzó el castigo, que tuvo como una de sus manifestaciones más impresionantes las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Pero la dureza de los hombres parece superar la bomba atómica. Las ofensas a Dios y al Inmaculado Corazón de María no paran, ¡muy por el contrario!
Esto hizo anunciar a Nuestra Señora que un tercer castigo, aún mayor, vendrá si no se adoptan los remedios indicados por Ella para la conversión del mundo:
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados».

La consagración de Rusia
Debía hacerla el Santo Padre en unión con todos los Obispos de la tierra. Por razones que se desconocen, se realizaron algunas consagraciones, pero no hay seguridad plena acerca de si correspondieron a los términos pedidos por la Virgen.

La Comunión reparadora de los primeros sábados
Esta importantísima devoción, indicada por Nuestra Señora como otro medio para evitar el castigo, consiste en comulgar durante cinco meses, cada primer sábado -o en su defecto otro día-, confesándose, rezando un tercio (cinco decenas del Rosario) y haciendo una meditación de 15 minutos sobre los misterios del Rosario. Todo esto debe ofrecerse en desagravio del Inmaculado Corazón. Es triste constatar que esta práctica, aunque haya pequeñas minorías de fieles que la hagan, jamás se ha extendido entre los católicos.
Por lo tanto, es otro pedido «pararrayos», es otro remedio para evitar un nuevo castigo, que no se adoptó.

Modas y costumbres inmorales
Sigamos analizando este tema crucial.
En revelaciones privadas a los videntes (ver Cap. XV), Nuestra Señora apuntó el pecado contra la pureza como el que más almas lleva al infierno.
También habló de modas que ofenderían mucho a Nuestro Señor. Luego, otra cuestión clave en la perspectiva de Fátima es: la inmoralidad.
La pornografía, la libertad sexual, los espectáculos y cantos por TV, radio, etc., las propagandas, las novelas, la educación sexual, los lugares de diversión ilícita, todo ello fomentando el instinto sexual y el amor libre, e inclusive la homosexualidad -pecado que, de acuerdo a la doctrina tradicional de la Iglesia, «clama al cielo por venganza». ¿No es lo que vemos continuamente a nuestro alrededor y cada vez más? ¡¿Y qué decir de la droga, del aborto, de tantas cosas que tienen que ver con las modas, no solamente de vestir, sino también los modos de vivir?! Nos limitamos a este ámbito, sin entrar a considerar otras realidades de pecado del mundo de hoy, que constituirían un elenco interminable, incluyendo el horror del satanismo.
Siendo así ¿quien osará negar lo que la Ssma. Virgen anunció, que si la humanidad sigue este caminar fatal, será nuevamente castigada? Es obvio que el comunismo constituye parte fundamental de ese castigo. Pero, por el texto del mensaje, se ve que no es todo, más aún tomando en consideración el texto divulgado por la Santa Sede sobre la III parte del Secreto, que incluimos más adelante. Alguien podrá decir que estas consideraciones son pesimistas, que asustan, que difundirlas es un acto de maldad. Preguntémonos, ¿dónde está la maldad? En advertir: “¡cuidado! si seguimos por este camino, vamos hacia un precipicio”, como lo hizo la Virgen? ¿O en decir: «Está todo bien, sigan adelante que no hay ningún precipicio» y dejar que la humanidad camine hacia el castigo?
Estimado lector: desconfíe cuando quieran darle una falsa tranquilidad adormecedora, diciéndole que esto ya pasó, o que la Virgen quiso decir otra cosa. Use su razón iluminada por la fe y súmese a los que lucharnos para que se obedezca a Nuestra Señora, la sociedad se convierta y de esta manera se evite el castigo. Repito: ¡luchamos para salvar a la humanidad del castigo! Y, más aún, para que no se ofenda a Dios infinitamente santo, grande y omnipotente; para desagraviar al Inmaculado Corazón de María cruelmente ultrajado por tantas abominaciones, y restaurar la civilización cristiana.

Comunismo y castigo: “los errores de Rusia”
Para finalizar este breve análisis de las palabras de Nuestra Señora, recordemos en qué consiste el tercer castigo anunciado por Ella en caso de que la humanidad se obstine en ofender a Dios. «Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz, si no, difundirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».
Cuando la Virgen habló, Rusia era una nación cismática -no católica- pero aún era una nación normal. Tres meses después, en octubre de 1917, tuvo lugar la revolución bolchevique, que implantó un régimen basado en la doctrina anticristiana por excelencia, condenada por la Iglesia: el comunismo.
Durante 80 años, el comunismo, con cabeza en Rusia, formó un imperio colosal de países, persiguiendo, fusilando, mandando los enemigos a los “hospitales psiquiátricos”, colectivizando, masificando, devastando.
Y si bien tuvo un aparente retroceso, con la caída de la cortina de hierro, los actuales dirigentes rusos provienen del mismo régimen que la esclaviza desde 1917, más aún, de la KGB, su policía política secreta.
Además de ser los mismos hombres, utilizando las mismas estructuras de poder, hay algo que debemos tener muy en cuenta. El comunismo es un proceso que va pasando por diversas etapas. Y al comunismo «staliniano» de antes, y sus diversas versiones posteriores, sucedió ahora -como estaba previsto en la Constitución rusa- la nueva etapa de la «autogestión», con aires democráticos, con rótulo socialista, pero escondiendo una realidad más igualitaria, más auténticamente comunista que la propia «dictadura del proletariado» al estilo stalinista.
Y también están las otras «Rusias»: China, y Corea del Norte, y Vietnam, y Laos, y Cuba..., y actualmente son nada menos que 1.400 millones de seres humanos que gimen bajo la opresión comunista.
Pero esto no es todo. Nuestra Señora no dijo: «Rusia dominará todo el mundo». Dijo que «los errores de Rusia» se difundirán por el mundo entero. ¿Y cuáles son esos errores? Son muchos. Por ejemplo la destrucción de la propiedad y de la libertad humana, de la familia y de la religión, de la identidad de los pueblos, especialmente de los pueblos cristianos, su forma de ser, sus costumbres, todo lo que constituye la Tradición.
Son corrientes que, con rótulos diversos -socialismo, ecología radical, «globalización», revolución cultural, manipulación genética, fundamentalismo islámico (*), indigenismo y tantos otros-, difunden ideas afines al comunismo y constituyen distintos aspectos de un único y gran movimiento destructor, la Revolución anti-cristiana.
(*) (Nota: sobre el fundamentalismo islámico v su afinidad con las tendencias e ideas socialo-comunistas, recomendamos la lectura del artículo "Sólo con el espíritu de cruzada" de Luis Dufaur, en la revista "Catolicismo", w w w.catolicismo.org.br).
El proceso de "difusión de los errores de Rusia" se desarrolla en todas partes.
Sin ir más lejos en Chilecito (La Rioja), en insólita decisión del 14 de septiembre de 2000, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para levantar un monumento a uno de los mas típicos representantes de la guerrilla marxista latinoamericana: el tristemente famoso «Che» Guevara, sanguinario instrumento del tirano más descarado y antiguo del mundo actual, Fidel Castro, que mantiene al pueblo cubano en la miseria y opresión.
(Nota de 2001: promovimos una campaña pública contra la ordenanza. Cientos de vecinos apoyaron nuestro reclamo y el busto ignominioso por ahora no ha sido colocado).
(Nota de 2006: después de una demora de años, el monumento fue colocado entre gallos y medianoche en lugar donde pasa desapercibido, como con vergüenza, se mantiene mal conservado y ante la indiferencia total de la población).
(Nota de 2016: el monumento fue siendo destruido de a poco y actualmente no existe).
Si analizamos esta tremenda ofensiva revolucionaria, vemos que hay tres valores, tres pilares fundamentales de la civilización cristiana, que ella quiere destruir: la Tradición, la Familia y la Propiedad. Así, el comunismo y los errores afines que actúan tanto en el «mundo libre» globalizado, en el mundo musulmán, en los mencionados países comunistas, y ahora intenta proyectarse en Iberoamérica con máscara indigenista y nacionalista, socavan constantemente esos valores.
La Tradición, gracias a la cual somos lo que somos; la Familia, célula básica de la sociedad; la Propiedad, establecida por dos mandamientos de la Ley de Dios, tan odiada por el comunismo y la “Teología de la Liberación”, sin la cual el hombre se transforma en esclavo del estado o de los grupos que usurpan el poder.
De esta manera la lógica, basada en la doctrina católica y en las advertencias de Fátima, nos lleva a considerar que probablemente estamos en la inminencia de una imposición generalizada de «los errores de Rusia» en esa cadena monstruosa de movimientos que -siguiendo las enseñanzas del Prof. Plinio Correa de Oliveira- llamamos «la Revolución anticristiana» (cf. «Revolución y Contra-Revolución»).
Si la Revolución anticristiana, gnóstica e igualitaria, triunfa, se cumplirán las profecías de Fátima y el castigo vendrá.
Pero ciertamente no será el fin de la humanidad pues Nuestra Señora anunció el triunfo de su Inmaculado Corazón. Y esto nos da ánimos para seguir luchando, hasta la victoria final del bien, hasta el renacer de la Civilización Cristiana.

Capítulo XI
Cuarta aparición de Nuestra Señora: 15 de agosto de 1917
El día 13, los niños no pudieron estar presentes en el lugar de las apariciones: el gobierno socialista los había detenido para tratar de arrancarles el secreto. Pero los niños, fortalecidos por la gracia, no cedieron a las presiones.
En ese día, algunas señales anunciaron la presencia sobrenatural de la Virgen. Se oyó un trueno que precedió a un relámpago. Una nubecita blanca flotaba sobre la encina. Misteriosas coloraciones se reflejaban en los rostros de los que esperaban, en las ropas, en los árboles y en el suelo. Nuestra Señora había venido, pero los pastorcitos no habían podido hacerlo.
El 15 de agosto los niños se encontraban en una finca de la familia en Valinhos. A eso de las cuatro de la tarde, los cambios en la atmósfera anunciaron su aparición: el tiempo refrescó súbitamente, el sol se oscureció y se vio el relámpago. Nuestra Señora apareció sobre una encina algo más grande que la de Cova de Iria.
LUCIA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced desea de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que continuéis yendo a Cova de Iria en el día 13 y que continuéis rezando el rosario todos los días. En el último mes haré el milagro para que todos crean».
LUClA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere que se haga del dinero que el pueblo deja en Cova de Iria?»
NUESTRA SEÑORA: “Hagan dos andas; una la llevas tú con Jacinta y dos niñas más vestidas de blanco; la otra que la lleve Francisco con otros tres niños. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y lo que sobre es para ayuda de una capilla que mandarán hacer”.
LUCIA:  “Quería pedirle la curación de algunos enfermos”.
NUESTRA SEÑORA: “Sí, algunos curaré durante el año". Y tomando un aspecto más triste, les recomendó de nuevo la práctica de la mortificación, diciendo, al final: «Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas».
Y, como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este.
Los videntes cortaron ramos del árbol sobre el cual Nuestra Señora se había aparecido y se los llevaron. Los ramos exhalaban un perfume muy suave y particular.

Comentario
Nuestra Señora no deja de insistir en la necesidad de rezar y ofrecer sacrificios para evitar que las almas se condenen al fuego eterno. Y contrastando con la ligereza propia de esta época, Ella hace sentir Su tristeza ante tanta indiferencia. Insistiendo en su afán de salvar almas, la Ssma. Virgen nos invita a poner en práctica el consejo divino: "En todas tus acciones acuérdate de tus postrimerías (nota: muerte, juicio, cielo, infierno) y nunca jamás pecarás" (Eccles., VII, 40, apud Catecismo Romano, II, Cap. VI).

Capítulo XII
Quinta aparición de Nuestra Señora: 13 de septiembre de 1917

Había en los alrededores entre quince y veinte mil personas. Como de costumbre, fenómenos atmosféricos comenzaron a hacerse notar. Al calor de la tarde sucedió un repentino fresco; el sol empalideció tanto que se veían las estrellas. Una maravillosa lluvia semejante a pétalos o a copos de nieve, con los colores del arco iris, caía graciosamente y se deshacía antes de tocar la tierra.
Los niños vieron el habitual relámpago y, enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
NUESTRA SEÑORA: «Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. En octubre vendrá también Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús, para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda, llevadla sólo durante el día».
LUCIA: “Me han pedido que le pida muchas cosas: la curación de algunos enfermos, de un sordomudo”.
NUESTRA SENORA: «Sí, curaré algunos, a otros no. En octubre haré un milagro para que todos crean». Y comenzando a elevarse, desapareció como de costumbre.

Comentario
Insistencia de la Virgen sobre el Rosario
Otra santa insistencia de Nuestra Señora: rezar el rosario “para alcanzar el fin de la guerra”. Notable prueba de lo que es capaz de obtener esta oración (Ver también al respecto Cap. XVII).
¿Por qué es tan poderoso el Rosario? Pues contiene los misterios de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y los correlativos de su Santa Madre y co-Redentora, misterios de nuestra salvación. Dios es el autor de las oraciones que contiene. Está al alcance de todos los fieles. Por eso, después del Santo Sacrificio de la Misa, es la oración más importante de la Iglesia (cf. San Luis María Grignion de Montfort).
El ambiente de la Reina del Cielo
En esta época que sobreestima el “show”, el ruido y la cantidad, en la que son características las multitudes masificadas de estadios y «sambódromos», es interesante destacar el ambiente propio de las apariciones. Niñas vestidas de blanco llevando andas, varones haciéndolo por separado, todo respirando el encanto del orden, la dignidad, el buen gusto, la pureza, la inocencia, el recogimiento, la oración y el sacrificio. Y, cuando se presenta el adversario -en este caso, las autoridades socialistas-, firmeza inquebrantable.
Es propiamente el ambiente católico -tan distinto del que se respira en el neopaganismo contemporáneo- recibiendo la bendición de una llovizna de pétalos o copos de nieve con los colores del arco iris, simbolizando los tesoros divinos de que dispone en abundancia infinita la Reina del Cielo y de la tierra. ¿Cuántas cosas nos daría Ella si este fuera el ambiente de la sociedad actual? ¿No será que el ambiente tan distinto que nos rodea, con la televisión prendida el día entero introduciendo en el recinto sagrado de la familia la vulgaridad. el ateísmo práctico y la inmoralidad más cínica y avasalladora expulsa a Dios de la sociedad? ¿Y adónde ira a parar ésta sin la protección de Dios?
“Nisi Dominus aedificaverit domum,
In vanum laboraberunt qui aedificant eam.
Nisi Dominus custodierit civitatem,
Frustra vigilat qui custodit eam”

("Si Dios no edifica la casa,
En vano se han puesto a trabajar los que la edifican,
Si Dios no cuida la ciudad,
Inútilmente se desvela el que la cuida")
(«Ofïcio Parvo de Ntra. Sra», Salmo 126).


Capítulo XIII
Sexta y última aparición: 13 de octubre de 1917
Se vio nuevamente el reflejo de una luz, y enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
LUCIA: «¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: «Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra, que soy la Señora del Rosario, que continuéis siempre rezando el rosario todos los días. La guerra va a acabar y los militares volverán pronto a sus casas».
LUCIA: «Yo tenía muchas cosas para pedirle. Si curaba a unos enfermos y si convertía unos pecadores...»
NUESTRA SEÑORA: «A unos sí, a otros no. Es preciso que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados». Y tomando un aspecto más triste: «No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido».
Las grandiosas visiones finales – Nuestra  Señora del Carmen coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Dios en los brazos
Enseguida, abriendo las manos, la Santísima Virgen las hizo reflejar en el sol, y en cuanto se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.
En ese momento, Lucía exclamó: «¡Miren hacia el sol!»
Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento. Entonces se desarrollaron sucesivamente varias escenas, representando los misterios gozosos del rosario, después los dolorosos y luego los gloriosos.
Aparecieron, al lado del sol, San José con el Niño Jesús y Nuestra Señora del Rosario, la Sagrada Familia. La Virgen estaba vestida de blanco, con un manto azul. San José bendijo a la multitud, haciendo tres veces la señal de la cruz. El Niño Jesús hizo lo mismo.
Siguió la visión de Nuestra Señora de los Dolores y de Nuestro Señor agobiado de dolor en el camino del Calvario. Nuestro Señor hizo la señal de la cruz para bendecir al pueblo. Nuestra Señora no tenia espada en el pecho.
Finalmente apareció, en una visión gloriosa, Nuestra Señora del Carmen, coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Jesús en los brazos.
El milagro del sol
Mientras que estas escenas se desarrollaban ante los ojos de los videntes, la gran multitud de 60 mil espectadores asistía al milagro del sol.
Había llovido durante toda la aparición. Al terminar el diálogo de Lucía con Nuestra Señora, en el momento en que la Santísima Virgen se elevaba y Lucía gritaba «¡miren hacia el sol!», las nubes se entreabrieron, dejando ver el sol como un inmenso disco de plata.
Brillaba con una intensidad nunca vista, pero no cegaba a quienes lo veían. Esto duró apenas un instante. La inmensa bola de fuego comenzó como a "bailar”. Como una gigantesca rueda de fuego, el sol giraba rápidamente. En cierto momento paró, para enseguida volver a girar vertiginosamente sobre sí mismo. Después sus bordes se pusieron color escarlata y se deslizó en el cielo como un remolino, del que salían llamas rojas. Esa luz se reflejaba en el suelo, en los árboles, en los arbustos, en los propios rostros de las personas y en las ropas, tomando tonalidades brillantes y de diferentes colores.
Animado tres veces de un movimiento loco, el globo de fuego pareció temblar, sacudirse y precipitarse en zig-zag sobre la multitud aterrorizada.
Toda esta escena duró unos diez minutos. Finalmente, el sol volvió en zig-zag hasta el punto desde donde se había precipitado, quedando de nuevo tranquilo y brillante, con el mismo fulgor de todos los días.
El ciclo de las apariciones había terminado.
Muchas personas vieron que sus ropas, empapadas por la lluvia, se habían secado.
El milagro del sol fue observado también por numerosos testigos situados fuera del lugar de las apariciones, hasta una distancia de 40 kilómetros.

Comentario
Este prodigio del sol, unido a las visiones grandiosas concedidas a los tres pastorcitos, constituye uno de los milagros más portentosos de la historia de la humanidad. Nuestra Señora quiso sellar sus apariciones con un final de una grandeza que evoca los grandes episodios de la Historia Sagrada.
Este final nos habla de la importancia suprema del Mensaje de Fátima, de los misterios del Rosario, del poder infinito de Dios, dado a Nuestra Señora en cuanto Reina de todo lo creado. Nos habla de acontecimientos enormes, que marcarán a fondo la historia por siglos y siglos.
El sol pareció precipitarse sobre la multitud, corno preanunciando lo que puede ocurrir durante el gran castigo anunciado en el secreto, pero en las visiones dadas ese día a los niños, los cielos se abrieron y las trompetas de los Angeles aclamaron el triunfo del Inmaculado Corazón de María. Es legítimo imaginar lo que será la restauración y renovación de la Civilización Cristiana, iluminada por el sol del Inmaculado Corazón de María.
Un aspecto muy interesante es la visión de la coronación de Nuestra Señora del Carmen como Reina y Señora de todo lo Creado. Pues la Orden del Carmelo en la que profesó la Hna. Lucía tiene como fundador al Profeta Elías, varón llamado a luchar contra la apostasía del pueblo elegido, que exterminó victoriosamente a los sacerdotes del infame culto a Baal -prefigura de las abominaciones modernas-; el hombre que, como revelan las Sagradas Escrituras, fue arrebatado en un carro de fuego, a quien Dios conserva en algún lugar misterioso para sostener la fe de los fieles en los momentos de grandes probaciones y enfrentar finalmente al Anticristo.
Las profecías de Fátima abren así panoramas nuevos para la historia del mundo y de la Iglesia. Hablan de pecados, de lucha y de castigos y anuncian el triunfo del Inmaculado Corazón de María:
«Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».

Capítulo XIV
La Tercera parte del Secreto
Vimos, al referir la 3ª aparición de Fátima, que Nuestra Señora confió a Lucía un secreto, que consta de tres partes. Las dos primeras -la visión del infierno (1a), y la visión del castigo y de los medios de evitarlo (2a)- fueron dadas a conocer por la Hermana Lucía en 1941 (ver capítulos IX y X).
Luego de muchos años de espera, la Santa Sede dio a conocer el siguiente texto, sobre la 3ª parte del Secreto.

“J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de lria - Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiría y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él»; a un Obispo vestido de blanco: «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino: llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. (Tuy, 3-1 -1944)».

(Nota de la ed. 2001: noticias publicadas en Roma hablan de una carta que la Hermana Lucía habría dirigido recientemente al Santo Padre, pidiéndole la revelación urgente de la totalidad de la 3ª  Parte del Secreto: "Según algunas fuentes vaticanas, en la carta la monja de Coimbra habría pedido al Santo Padre que revele enteramente el texto del III secreto de Fátima publicado recientemente y, según algunos, difundido de manera incompleta"; la carta le habría sido entregada a S. S. Juan Pablo II por el Obispo de Fátima, Mons. Serafim Ferreira de Sousa, presente en Roma para el Sínodo de Obispos; "Il Tempo'', 25 de octubre de 2001; la noticia fue reiterada en la edición del día siguiente, 26, con la confirmación de Don Luigi Bianchi, especialista en la cuestión de Fátima).

Comentario
Salta a la vista la dificultad de comentar un texto de esta naturaleza. Pero una vez que la Santa Sede lo ha dado a conocer, es legítimo tratar de reflexionar al respecto, sujetos a las enseñanzas de la autoridad eclesiástica. La visión de la ciudad semi-derruida, llena de cadáveres, ¿será la imagen del mundo después del castigo sobre el cual advirtió gravemente la Reina del Cielo, como se vio en la 3a. aparición? La visión del Santo Padre, Obispos, religiosos y fieles martirizados ¿representará la purificación de la Iglesia como parte de ese castigo reparador y salvífico?
Que Nuestra Señora, Sede de la Sabiduría y Madre del Buen Consejo, conceda luces especiales a la Iglesia docente -los sagrados pastores- y a la Iglesia discente -los fieles- para ser iluminados por el Mensaje de Fátima.

Capítulo XV.
Algunas visiones particulares de la Beata Jacinta

En el corto lapso de tiempo en que los Beatos Francisco y Jacinta permanecieron en la tierra, a partir de las apariciones, ambos, especialmente Jacinta, tuvieron varias visiones. Presentamos algunas de esta Beata.
El Santo Padre perseguido
«Vi al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas delante de una mesa, con las manos en la cara llorando; fuera de la casa había mucha gente y unos le tiraban piedras, otros lo maldecían y le decían muchas palabras feas. ¡Pobrecito el Santo Padre! ¡Tenemos que pedir mucho por él!».
Hambre, sufrimientos, oración
«¿No ves tantas carreteras, tantos caminos y campos llenos de gente llorando, con hambre, y sin tener nada para comer? ¿Y al Santo Padre en una iglesia delante del Inmaculado Corazón de María rezando? ¿Y no ves a mucha gente rezando con él?»
Cómo Jacinta vio la guerra
Lucía: «Jacinta, ¿en qué piensas?
En la guerra que va a venir. ¡Va a morir tanta gente! ¡Y casi toda va a ir al infierno! Serán arrasadas muchas casas y matarán a muchos sacerdotes. Mira, yo voy al cielo, y tú, cuando veas de noche esa luz que aquella Señora dijo que vendría antes, huye hacia allí también».

Comentario
No debemos sentirnos aterrados ante estas visiones trágicas. Dios permite que las conozcamos para nuestro bien, para comprender la gravedad del pecado y el carácter purificador y penitencial del castigo, para rezar y convertirnos y así evitar las causas de esos terribles males.

Ultimas visiones de Jacinta
Me falta poco para ir al Cielo
Estando Jacinta y Francisco enfermos, Lucía los visitaba y conversaban sobre los acontecimientos que habían vivido.
“Ya me falta poco para ir al cielo. Tú te quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando haya que decir eso, no te escondas.
Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Corazón Inmaculado de María; que se las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Corazón Inmaculado de Maria. Que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella. ¡Si pudiera meter en el corazón de todo el mundo la lumbre que tengo aquí dentro del pecho quemándome y haciéndome gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!”
Continúan cometiendo los mismos pecados
“Oye, ¿sabes una cosa? Nuestro Señor está triste porque Nuestra Señora nos dijo que no le ofendan más, que ya estaba muy ofendido, y nadie hace caso, continúan cometiendo los mismos pecados”.
A finales de diciembre de 1919, Nuestra Señora se apareció nuevamente a la Beata Jacinta, que relató así el hecho a su prima Lucía: «Me dijo que me voy a Lisboa a otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres tampoco. Que después de sufrir mucho moriré sola. Pero que no tenga miedo, que Ella me irá a buscar para ir al cielo».

Comentario
Enternece ver a este ser tan pequeño y frágil sufriendo tan duramente. Encomendémonos a la Beata Jacinta para obtener su fortaleza, su firmeza y su confianza en Nuestra Señora cuando el peso de la cruz o de la tentación nos haga vacilar, muy especialmente si nos toca vivir los acontecimientos previstos en Fátima, y apoyados por la gracia, que Dios nunca niega, saldremos triunfantes de todas las pruebas, combatiremos -como San Pablo- el buen combate y, por misericordia de la Santísima Virgen recibiremos el premio del Cielo, aquel que, dice el Apóstol, “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre comprendió lo que Dios tiene preparado a quienes lo aman” (I Cor., 2, 9).

¿Quién te enseñó tantas cosas?
Notas tomadas por la Madre María de la Purificación Godinho, de las últimas palabras de Jacinta. Reproducimos algunas de ellas, notables por su carácter profético, su unción piadosa y sus enseñanzas.
Sobre la guerra
“Las guerras no son sino castigos por los pecados del mundo. Nuestra Señora ya no puede sostener el brazo de su amado Hijo sobre el mundo.
“Es preciso hacer penitencia. Si la gente se enmienda, Nuestro Señor todavía perdonará al mundo; pero si no se enmienda, vendrá el castigo.
“Nuestro Señor está profundamente indignado con los pecados y crímenes que se cometen aquí en Portugal. Por eso, un terrible cataclismo de orden social amenaza a nuestro país, y principalmente a la ciudad de Lisboa. Se desencadenará, según parece, una guerra civil de carácter anarquista o comunista, acompañada de saqueos, asesinatos, incendios y devastaciones de toda especie. La capital se convertirá en una verdadera imagen del infierno. Cuando la Divina Justicia ofendida inflija tan pavoroso castigo, todos aquellos que puedan huyan de esa ciudad. Este castigo ahora predicho conviene que sea anunciado poco a poco y con la debida discreción”.
“Si los hombres no se enmiendan. Nuestra Señora enviará al mundo un castigo como no se vio igual y, antes que a otros países, a España”.
Sobre los sacerdotes y los gobernantes
«Madrina mía, ¡pida mucho por los pecadores!
¡Pida mucho por los sacerdotes! ¡Pida mucho por los religiosos!
¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia! ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!
La desobediencia de los sacerdotes y de los religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor:
Madrina mía, ¡pida mucho por los gobiernos!
¡Ay de los que persiguen a la Religión de Nuestro Señor!
Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios”.
Sobre el pecado – Modas que ofenderán mucho a Dios
“Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne. Han de venir modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor.
Las personas que sirven a Dios no deben andar con la moda. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo. Los pecados del mundo son muy grandes.
Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios”.
Sobre las virtudes cristianas y el respeto dentro de la Iglesia
Dirigiéndose a la religiosa, Madre Godinho:
“Madrina mía, no ande en medio del lujo: huya de las riquezas. Sea muy amiga de la santa pobreza y del silencio. Tenga mucha caridad, incluso con quien es malo.
No hable mal de nadie y huya de quien habla mal.
Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo.
La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso, es preciso aproximarse al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión, no hay salvación.
La Madre de Dios quiere más almas vírgenes que se vinculen a Ella por el voto de castidad.
Para ser religiosa es preciso ser muy pura de alma y de cuerpo”.
-“¿Y sabes tú lo que quiere decir ser pura?”, pregunta la Madre Godinho.
-“Sí, lo sé. Ser pura en el cuerpo es guardar la castidad, y ser pura en el alma es no cometer pecados; no mirar hacia donde no se debe, no robar, no mentir nunca, decir siempre la verdad, aunque nos cueste... Quien no cumple las promesas que hace a Nuestra Señora nunca tendrá felicidad en sus cosas.
Los médicos no tienen luz para curar a sus enfermos, porque no tienen amor de Dios”.
-“¿Quien te enseñó tantas cosas?” le pregunta en otra ocasión la Madre Godinho.
-“Fue Nuestra Señora, pero algunas las pienso yo. Me gusta mucho pensar”. Notando que muchas visitas hablaban y se reían en la capilla, Jacinta le pidió a la Madre Godinho que les advierta que eso constituía una falta de respeto hacia la Presencia Real de Nuestro Señor. Como esto no dio resultado, le pidió que se lo comunique al Cardenal: “Nuestra Señora no quiere que la gente hable en la Iglesia”.
Ultimos días de Jacinta
Durante su corta permanencia en el hospital, Jacinta fue favorecida por Nuestra Señora, quien le anunció el día y hora en que habría de morir. Cuatro días antes de llevársela al Cielo, la Santísima Virgen le quitó todos los dolores.
En las vísperas de su muerte, alguien le preguntó si quería ver a su madre. Jacinta respondió:
“Mi familia durará poco tiempo y en breve se encontrará en el cielo... Nuestra Señora se aparecerá otra vez, pero no a mí, porque con certeza muero, como Ella me dijo...”.
Nuestra Señora vino a buscar a Jacinta el 20 de febrero de 1920. Francisco había entregado su alma a Dios el 4 de abril del año anterior. Sus sagrados restos descansan en la Basílica de Fátima.
Los dos pequeños hermanos fueron declarados Beatos por S.S. Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000. Recurramos a su intercesión para alcanzar la gracia de tener una sacral intimidad con Nuestra Señora, que Ella opere en nuestras almas y que venga pronto el reinado de su Inmaculado Corazón prometido por Nuestra Señora en Fátima.

Capítulo XVI - La misión de la Hermana Lucía
Vimos que Nuestra Señora le dijo a Lucía: “Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.
Estas palabras indican claramente que Lucía, además de ser la depositaria de los secretos revelados por Nuestra Señora, se quedaba en esta tierra  para desempeñar una misión.
Otro punto importante es recordar que, en su primera aparición, Nuestra Señora anunció: “Y volveré aquí una séptima vez”. Deberá, por lo tanto, producirse una séptima aparición de la Santísima Virgen en Cova da Iría, y es razonable suponer que -si esta aparición no ocurrió en secreto- la Hna. Lucía puede ser nuevamente la confidente de Nuestra Señora. Esta séptima aparición pendiente, es una de las grandes expectativas del panorama de Fátima.
En cuanto a Lucía, después de estar en el ambiente religioso y entrar como postulante en el convento de Santa Dorotea en  Tuy, Galicia, en 1925, el 31 de mayo de 1949 profesó como carmelita descalza. Actualmente, a la edad de 94 años, vive en el Carmelo de Coimbra (*).

(*) Nota de 2006:
la Hermana Lucía murió con casi 100 años en febrero de 2005.
En esa oportunidad hicimos el siguiente comentario a nuestros amigos del grupo de internet Isabel de Hispanoamérica:
“A nadie se le escapa que Portugal, nación hermana de España, con quien, como suele ocurrir entre hermanas, ha habido muchos conflictos... es una nación clave en Europa. Y siendo Europa un continente clave por haber sido la madre de la Cristiandad occidental y ser la Sede del Papado, esa pequeña nación es, a un título muy precioso, una nación clave en el mundo.
Ese título precioso es haber sido la nación escogida para el mensaje de Fátima, por el que la Ssma. Virgen mostró el descarrilamiento del mundo actual y lo que ocurrirá si no vuelve atrás -retroceso en las malas costumbres que parece cada día menos probable. Y también objeto de la profecía de la Virgen de que allí se conservará el dogma de la Fe.
El mensaje de Fátima contiene una severa advertencia... y también la afirmación absoluta de un cambio profundo que se dará en la sociedad, en algún momento no precisado, cuando se cumpla la luminosa promesa de la Madre de Dios:
"Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará".
***
 Murió la Hna. Lucía, con casi 100 años. Muchos detalles de su vida quizás vengan a ser conocidos con el tiempo. Pero quería informarles de algo que no tuvo la difusión necesaria. La Hna. Lucía compuso oraciones especiales para las elecciones en Portugal, que tendrán lugar mañana, domingo 20 de febrero.
Los sondeos anuncian un triunfo resonante del socialismo. Si se diera, dos de las naciones más cristianas, más representativas, con mayor pasado histórico de la Cristiandad, estarán en manos de gobernantes enemigos de ese ideal, partidarios del aborto, el """casamiento""" homosexual y la descristianización.
La oración de la Hna. Lucía muestra que estaba muy preocupada con el futuro de Portugal. Está circulando, difundida por los católicos, especialmente por laicos, según tengo entendido.
Finalmente, comento que existen visiones de la Beata Jacinta, que se refieren a pecados graves que se cometerán en Portugal y que darán lugar a una revolución comunista, acompañada de un cataclismo social, en el que Lisboa se convertirá "en una verdadera imagen del infierno", según sus palabras.
Más abajo, va el texto de las oraciones.
Cordialmente,
Luis Mesquita
Oração que a Irmã Lúcia pede que se reze insistentemente neste momento nacional.
Ó Maria concebida sem pecado, olhai para Portugal, rogai por Portugal e salvai Portugal. Quanto mais culpado ele é, mais necessidade tem de vossa intercessão. Uma palavra dita por Vós a Jesus e Portugal será salvo. Ó Jesus obediente a Maria, perdoai-nos e salvai Portugal.
[Ave Maria]”).

Revelaciones posteriores a 1917 – Los cinco primeros sábados

En el secreto de la aparición de julio, Nuestra Señora había dicho: “Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados”.
El 10 de diciembre de 1925, Nuestra Señora se le apareció a Lucía en su celda, en la Casa de las Doroteas en Pontevedra. A su lado estaba el Niño Jesús, sobre una nube luminosa. Poniéndole una de sus manos en el hombro, le mostró un corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano. El Niño Jesús, señalándolo, exhortó a la vidente con las siguientes palabras: “Ten pena del Corazón de tu Santísima Madre, que está rodeado con las espinas que los hombres ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas”.
La Santísima Virgen agregó: -“Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos, en cada momento, me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, haz algo por consolarme y dí que a todos aquellos que durante cinco meses, en el primer sábado,  se confiesen, reciban la sagrada comunión, recen el rosario y me acompañen quince minutos meditando sus misterios con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación”.
El 15 de febrero de 1926, el Niño Jesús vuelve a aparecerse a la Hna. Lucía en Pontevedra, preguntándole si ya había divulgado la devoción a su Santísima Madre. La vidente le cuenta las dificultades presentadas por su confesor, y le explica que la superiora estaba dispuesta a propagarla, pero que aquel sacerdote había dicho que la madre nada podía por sí sola. Jesús respondió: «Es verdad que tu superiora sola nada puede, pero con mi gracia lo puede todo».
La Hna. Lucía le planteó la difìcultad que tenían algunas personas de confesarse el sábado, pidiéndole que fuese válida dentro de los ocho días. Jesús respondió: «Sí, puede ser, y hasta de muchos más días, con tal de que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María». La Hna. Lucía preguntó también: -«Jesús mio,y los que se olviden de poner esta intención?» A lo que Jesús respondió: -“Pueden ponerla en la confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tengan para confesarse». Solucionando otras dificultades, Nuestro Señor habló así a la Hna. Lucía en la vigilia del 29 al 30 de mayo de 1930: «Será igualmente aceptable la práctica de esta devoción el domingo siguiente al primer sábado, cuando mis sacerdotes, por justos motivos, así lo determinen».
La divulgación de los secretos
El 17 de diciembre de 1927, ante una consulta de la Hna. Lucía, Nuestro Señor le ordenó: «Hija mía, escribe lo que te piden; y todo lo que te reveló la Santísima. Virgen en la aparición en que te habló de esta devoción (al Inmaculado Corazón de María) escríbelo también. En cuanto al resto del secreto, continúa en silencio». Tras la orden recibida, la Hna. Lucía reveló lo sucedido en la aparición de junio. En 1941, cuando el Obispo de Leiría le ordenó recordar todo lo que interese para la vida de Jacinta, la vidente obtuvo licencia del cielo para revelar las dos primeras partes del secreto recibido en la 3a. aparición.
Estas son sus palabras:
«El secreto consta de tres cosas distintas, dos de las cuáles voy a revelar.
La primera fue, pues, la visión del infierno», y sigue la narración de las dos partes del secreto conforme las hemos reproducido en la aparición de julio.
En cuanto a la tercera parte del secreto, la vidente la escribió entre el 2 y el 9 de enero de 1944 en forma de carta, enviándola al Obispo de Leiría.
Este documento, en principio, no debía hacerse público hasta 1960, aunque el Obispo de Leiría podría haberlo revelado, si hubiese querido. El Obispo a su vez lo envió a la Nunciatura Apostólica en Lisboa. De allí el nuncio lo llevó al Vaticano, donde llegó el 16 de abril de 1957.
Cuarenta y tres años después, la Santa Sede dio a conocer el texto que publicamos en el capítulo XIV, cuyo título es «Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima».
La consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María
El 13 de junio de 1929, Sor Lucía tuvo una visión durante la cual Nuestra Señora le comunicó que «había llegado el momento de participar a la Santa Iglesia su deseo de la consagración de Rusia y la promesa de su conversión».
En esa visión, que representaba el misterio de la Ssma. Trinidad, «se veía un cáliz y una Hostia grande sobre la cual caían gotas de sangre que corrían por las mejillas del crucificado y de una herida que tenia en el pecho».
«Resbalando por la Hostia -escribe Lucía- esas gotas caían dentro del cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba Nuestra Señora... de Fátima con su Inmaculado Corazón en la mano izquierda, sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas...» Debajo de la cruz unas letras grandes, como si fuesen de agua cristalina que vertía sobre el altar, formaban estas palabras: “Gracia v Misericordia”.
«Comprendí que me estaba siendo mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar.
«Después me dijo Nuestra Señora: Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga, en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por los pecados cometidos contra mí, que vengo a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y reza».
En 1930, Nuestro Señor instó a Lucía a pedir al Santo Padre que aprobase la devoción de la comunión reparadora de los primeros sábados.
«Si no me engaño, el buen Dios promete terminar la persecución en Rusia si el Santo Padre se digna hacer, v mandar que lo hagan igualmente los obispos del mundo católico, un solemne y público acto de reparación y consagración de Rusia a los Santísimos Corazones de Jesús y María, prometiendo su Santidad, a cambio por el fin de esta persecución, aprobar y recomendar la práctica de la ya indicada devoción reparadora».
Más tarde, Nuestro Señor se quejó a la Hna. Lucía de que la consagración de Rusia no había sido hecha: «No quisieron atender mi pedido. Como el rey de Francia, se arrepentirán y la harán después. Pero será tarde. Rusia habrá extendido ya sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia; el Santo Padre tendrá mucho que sufrir».
El 21 de enero de 1935, Lucía declaró que «Nuestro Señor estaba descontento porque no se realizaba lo que pedía».
El 18 de mayo de 1936, Sor Lucía escribió: «Me parece que si el Santo Padre la hiciese ahora (a la consagración de Rusia), Nuestro Señor la aceptaría y cumpliría su promesa y, sin duda, sería un gusto el que daría a Nuestro Señor y al Inmaculado Corazón de María.
«Interiormente he hablado a Nuestro Señor del asunto; y hace poco le preguntaba por qué no convertía a Rusia sin que Su Santidad hiciese esta consagración.
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-Porque quiero que toda mi Iglesia reconozca esa consagración como un triunfo del lnmaculado Corazón de María, para después extender su culto y poner, al lado de la de mi Corazón Divino, la devoción de este Inmaculado Corazón. Pero, Dios mío, el Santo Padre no me creerá si Vos mismo no le movéis con una inspiración especial. -¡El Santo Padre! Reza mucho por el Santo Padre. El la hará, pero será tarde. Sin embargo, el Inmaculado Corazón de María ha de salvar a Rusia. Le está confiada».
El 24 de abril de 1940, la Hna. Lucía se refiere nuevamente a la consagración de Rusia:
«El (Nuestro Señor) si quiere, puede hacer que la causa vaya de prisa. Pero, para castigo del mundo, dejará que vaya despacio. Su justicia, provocada por nuestros pecados, así lo exige.
«Son muchos los crímenes, pero, sobre todo, ahora es mucho mayor la negligencia de las almas de quienes El esperaba fervor en su servicio. Es muy limitado el número de aquellas con quienes El se encuentra».
Una vuelta más completa hacia El
Es muy importante lo que Lucía dice en carta del 18 de agosto de 1940: «Nuestro buen Dios podría, por medio de algún prodigio, mostrar claramente que es El quien lo pide; se aprovecha de este tiempo para, con su justicia, castigar al mundo por tantos crímenes y prepararlo para una vuelta más completa hacia El».

Comentario
El triunfo del Inmaculado Corazón de María, anunciado en la 3a. aparición, y esta mención a una vuelta más completa de la humanidad hacia Dios, es el Reino de María, época de gran florecimiento de la lglesia y de la Civilización Cristiana mostrada a varios santos desde la Edad Media a nuestros días -en particular al gran apóstol mariano San Luis María Grignion de Montfort. De este tema nos ocuparemos con más detalle en este trabajo (ver capítulo XVII).
Protección especial de Nuestra Señora
«La prueba que nos concede -continúa Lucía en la carta del 18 de agosto de 1940- es la protección especial del Inmaculado Corazón de María sobre Portugal, en vista de la consagración que le hicieron».

Comentario
En virtud de la consagración de Portugal al Inmaculado Corazón de María, hecha por los Obispos de ese país, Nuestra Señora dio una protección especial impidiendo que se repita la revolución comunista que dominó a España en la década del 30. Nuestro Señor prometió también una protección especial a
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Portugal durante la II Guerra, que sería prueba de las gracias que concedería a otras naciones que se consagren a la Santísima Virgen.
La protección de Dios y el efecto de los pecados
«Esa gente de que me habla -continúa Lucía en la misma Carta- tiene razón de estar asustada. Todo eso nos pasaría si nuestros prelados no hubiesen atendido a los pedidos de nuestro buen Dios e implorado tan de corazón su misericordia y la protección del lnmaculado Corazón de nuestra buena Madre del cielo. Pero en nuestra Patria hay todavía muchos crímenes y pecados; y como ahora es la hora de la justicia de Dios sobre el mundo, es preciso continuar orando. Por eso, me parece necesario que se inculcase a las personas,  a la par de una gran confianza en la misericordia de nuestro buen Dios y en la protección del lnmaculado Corazón de María, la necesidad de la oración, acompañada del sacrificio, sobre todo de aquel que es necesario hacer para evitar el pecado».

Comentario
En otras palabras, no se debe abusar de la bondad de Dios ni se debe creer que la oración basta cuando se sigue ofendiéndolo con los pecados. Esta es la raíz de todo el mal; si no se ataca esa raíz, se está provocando la Justicia divina.
Lucía se dirige al Santo Padre
El 2 de diciembre de 1940, la Hna. Lucía se dirige a Pío Xll, solicitándole se digne bendecir la devoción de los primeros sábados y  extenderla por todo el mundo:
«Si Su Santidad se digna consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María, con especial mención de Rusia, y ordenar que, en unión con su Santidad y al mismo tiempo,lo hagan también todos los obispos del mundo, abreviará los dias de tribulación con que ha determinado castigar a las naciones por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de varias persecuciones a a la Santa Iglesia y a su Santidad.»
E1 31 de octubre de 1942, en radiomensaje a Portugal por ocasión de la clausura del año jubilar de las apariciones de Fátima, Pío XII consagró la Iglesia y el género humano al Inmaculado Corazón de María.
En 1943, la Hna. Lucía tuvo otra revelación de Nuestro Señor que relata en carta al Padre Gonçalves, Jesuita, del 4 de mayo de ese año:
«... tuve que manifestar... un recado de Nuestro Señor para los señores obispos de España y otro para los de Portugal. Dios quiera que todos oigan la voz del buen Dios. Desea que los de España se reúnan en retiro y determinen una reforma del pueblo, clero y órdenes religiosas, ¡porque algunos conventos...! ¡y muchos miembros de otros... ! ¿Entiende?
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Desea que se haga comprender a las almas que la verdadera penitencia que El ahora quiere y exige consiste, ante todo, en el sacrificio que cada uno tiene que imponerse para cumplir con sus propios deberes religiosos y materiales. Promete el próximo fin de la guerra, en atención al acto que se dignó hacer Su Santidad. Pero como fue incompleto, queda la conversión de Rusia para más adelante. Si los señores obispos de España no atienden sus deseos, ella (Rusia) será una vez más el azote con que Dios les castigará».
La carta fue leída ante los prelados portugueses y, en España, fue dada a conocer por el heroico Cardenal Segura en una asamblea sacerdotal en la Catedral de Sevilla.
El 7 de julio de 1952, por medio de la Carta Apostólica Sacro Vergente Anno, Pío XII consagró los pueblos de Rusia al Purísimo Corazón de María.
Durante el Concilio Vaticano II, 510 arzobispos y obispos de 78 países suscribieron una petición en la que rogaban al Vicario de Cristo que consagrara todo el mundo al Inmaculado Corazón de Maria, y de modo especial y explicito a Rusia y a las demás naciones dominadas por el comunismo, ordenando que, en unión con él y en el mismo día, lo hicieran todos los obispos del orbe católico. El Papa Paulo VI, al clausurar la III Sesión del Concilio, el 21 de noviembre de 1964, «confió el género humano» al Inmaculado Corazón de María, en el mismo acto en que, aplaudido de pie por los Padres Conciliares, proclamó a Nuestra Señora Mater Ecclesiae.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II hizo, en 1982 y 1984, dos consagraciones del mundo al Inmaculado Corazón de María. En ninguna de ellas Rusia fue mencionada nominalmente.
Hasta mediados de 1989, la Hna. Lucía siempre sustentó que ninguna de las consagraciones había sido «válida», en el sentido de atender los requisitos solicitados por Nuestra Señora. Desde entonces, la Hna. Lucía viene reconociendo la validez de la Consagración hecha por Su Santidad Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984.
Este cambio de criterio tendría relación con los enormes cambios habidos en el Este Europeo en 1989. Sobre el tema discuten los peritos en la materia. Es importante destacar que la Hna. Lucía deja en claro que está emitiendo su opinión particular y no una revelación divina al respecto.

Capítulo XVII
Una opción coherente con el mensaje de Fátima:
* Promover la devoción a Nuestra Señora y el Santo Rosario
* Defender la Cristiandad contra «los errores de Rusia»
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* Luchar por el triunfo del lnmaculado Corazón de María
Siendo la finalidad de este trabajo difundir las profecías de Fátima y contribuir a que se cumplan los pedidos de Nuestra Señora, nos parece necesario hacer hincapié en algunos puntos esenciales.
1. La necesidad de conocer más a María Santísima y los grandes cambios que deben producirse en el mundo
Nuestra Señora dijo a Lucía, en su segunda aparición:
«Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.»
Dos siglos antes de estas apariciones, el gran apóstol mariano y profeta San Luis María Grignion de Montfort afirmó que Nuestra Señora «ha permanecido desconocida hasta ahora», es decir, «mucho menos conocida de lo que su excelencia y sus admirables predicados exigen». («Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen», ítem 13).
Al ser poco conocida y amada Aquella que es el camino para llegar a Dios, el propio Dios es menos conocido y amado de lo que debe ser. Revertir esta situación es crear las condiciones para su triunfo, anunciado en Fátima:
«Si pues, es cierto como lo es, que el conocimiento y reinado de Jesucristo ha de venir al mundo, esto no será sino como consecuencia necesaria del conocimiento y del reinado de la Santísima Virgen María, que lo trajo al mundo la primera vez y lo hará triunfar la segunda» («Tratado...», ít. 13).
Debemos considerar a Nuestra Señora no sólo como alguien a quien amamos y veneramos con toda nuestra ternura sino como el canal misterioso, el acueducto por donde pasan las misericordias divinas, necesario para llegar a Dios. Necesario porque Dios así lo quiso pues El la constituyó Medianera de todas las gracias.
Las relaciones de Ella con Dios son un altísimo misterio que San Luis María explica con magistral sabiduría.
El santo se admira de que Dios hecho hombre haya querido sujetarse enteramente, por nueve meses, a esta privilegiada criatura, a quien Jesús consagró treinta años de su vida, dedicando sólo tres al resto de los hombres.
La unión entre Nuestro Señor y su Madre es tan grande que San Juan Eudes los considera como un solo Corazón, el Corazón Sacratísimo de Jesús y de María, al que dedicó su letanía «Ave Cor Sanctissimum».
Establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón, significa que el espíritu de Nuestra Señora, su mentalidad, su sensibilidad impregnen las almas, la sociedad y el mundo entero.
La Santa lglesia la llama «Reina de los Corazones»; que esta Realeza se haga efectiva, para que Jesucristo reine en el mundo, es uno de los llamados más grandes del mensaje de Fátima. Es la clave que Ella reveló al anunciar a la humanidad los planes de Dios para los siglos futuros.
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2. El rezo del Santo Rosario para ganar batallas por la Fe 

La eficacia del Santo Rosario para cambiar la historia quedó demostrada cuando Santo Domingo, no pudiendo convertir a los cátaros y albigenses -obstinados enemigos de la Cristiandad- pidió un arma espiritual a Nuestra Señora y lo recibió de manos de Ella. Sólo entonces logró la conversión de estos temibles herejes.
La gran fiesta del Santo Rosario fue establecida el 7 de octubre en conmemoración de la batalla de Lepanto, en que la Armada católica, surgida gracias a los esfuerzos del Papa San Pío V, deshizo a la de los turcos mahometanos con evidente intervención de la Ssma Virgen, salvando a la Cristiandad del yugo musulmán.
Y así como tiene fuerzas sobrenaturales para cambiar la Historia y ganar batallas por la Fe, también puede cambiar la Historia y ganar batallas en las almas. Tengámoslo en cuenta en una época en que lo que resta de la Civilización Cristiana corre serios peligros de sucumbir, y en que la crisis de Fe supera a todo lo conocido en 2000 años de Cristianismo.
Vemos la insistencia de la Virgen en el rezo del rosario y la indiferencia de tantos a este pedido. Es la lamentable ceguera espiritual de un mundo de poca Fe. ¿Cómo no pensar en la revelación de la Beata Jacinta: «En la guerra que va a venir, va a morir tanta gente,  y casi toda va a ir al infierno!»? ¿Es lógico desterrar a Dios de la sociedad y de nuestras vidas y esperar que nos premie con la felicidad eterna?
Si queremos salvarnos, tenemos entre otras cosas que rezar. San Alfonso María de Ligorio, en «El Gran Medio de la Oración», dice que los textos de las Sagradas Escrituras muestran claramente la necesidad de rezar si queremos alcanzar la salvación eterna (ítem 2).
No sólo debemos rezar por nuestra salvación y todas nuestras necesidades personales y familiares, sino principalmente por la gloria de Dios y de su Madre, por todo lo bueno, para pedir la derrota del mal y del demonio, por el florecimiento interno y externo de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana y para que la Ssma. Virgen triunfe cuanto antes en el mundo.
Ella nos indica que es la oración más querida por Dios -después de la Santa Misa. Por lo tanto, no hay mejor oración para los fieles que el Rosario.
El debe ser nuestra oración cotidiana. ¿Por qué atrae tantas bendiciones? Porque es un compendio de la Vida, Pasión, Muerte y Gloria de Nuestro Salvador y de su Madre Santísima.
En él meditamos los misterios de Dios y rezamos las oraciones que El mismo creó: «la Santísima Trinidad compuso directamente el salterio de la Santísima Virgen, es decir, el rosario» (cf. San Luis María Grignion de Montfort, «El Secreto admirable del Santísimo Rosario», 6ta. Rosa). Y como regalo del Cielo, este tesoro de gracias está al alcance de todas las personas.
Ante la posibilidad de que nuestros defectos hagan mermar el mérito de nuestras oraciones, el Rosario lo compensa con la repetición de muchas Avemarías, la oración que contiene las palabras del Angel.
Tal vez no comprendernos el Rosario porque no medimos la grandeza del Avemaría. San Luis de Montfort nos enseña: «La salutación angélica [el Avemaría] es tan sublime y elevada, que el. Beato Alano de la Rupe ha creído que ninguna creatura puede comprenderla y que solamente Jesucristo, Hijo de María, puede explicarla» (15a. rosa: "El Avemaría -sus excelencias", en «El Secreto admirable del Ssmo. Rosario»).
A cada Avemaría que rezamos, Nuestra Señora corresponde con gracias: «María -dice San Buenaventura- nos saluda con la gracia siempre que la saludamos con el avemaría» (ibid., 18a. rosa).
Algunos piensan que es más importante leer y meditar que rezar el Rosario. Pero San Alfonso María de Ligorío, Doctor de la Iglesia, dice al respecto: «No niego que la lectura espiritual y la meditación de las verdades eternas sean muy útiles para el alma, mas San Agustín no duda en afirmar que es cosa mejor rezar que meditar, y da la razón: Porque en la lección conocemos lo que tenemos que hacer y en la oración alcanzamos la fuerza para cumplirlo» ( «El gran medio de la oración», Cap. 11, "La Oración es mas provechosa que la buena lectura y la meditación", Ed. Paulinas, p. 83).
Todas estas razones nos iluminan acerca de por qué la Santísima Virgen recomienda tan especialmente el Rosario. ¿Habrá mejor aviso que el de Aquella que es Madre del Buen Consejo v Sede de la Sabiduría?

3. La lucha contra los “errores se Rusia” para el triunfo de la Cristiandad
Nuestra Señora señaló como parte del castigo por los pecados del mundo la difusión por todas partes de los errores de Rusia. Vivir en un país o en una sociedad dominados por esos errores, es un castigo; pero además aceptar esos errores es un pecado que atrae nuevos castigos.
Los «errores de Rusia» tienen nombre: son el comunismo y su versión atenuada pero no menos peligrosa, el socialismo. También existe una versión que trata de infiltrar los ambientes católicos falseando el Evangelio, llamada Teología de la Liberación como advirtió la Santa Sede (ver “Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación" (Sagrada Congregación para la Doctrina
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de la Fe, Ed. Paulinas). Después del atentado contra el World Trade Centre vemos cómo el fundamentalismo musulmán es otra versión de esos mismos errores que da ímpetu renovado a la destrucción de lo que resta de la Civilización Cristiana.
Esos errores fueron condenados vigorosamente por el Papa Pío XI. “El socialismo, ya se considere como doctrina, ya como hecho histórico, ya como acción” (…) es incompatible con los dogmas de la Iglesia Católica, porque su manera de concebir la sociedad se opone diametralmente a la verdad cristiana” (Enc. Quadragesimo Anno). Y agrega: “nadie puede ser al mismo tiempo buen católico y socialista verdadero” (Ibíd.).
Muchas personas le restan importancia o desconocen la gravedad de la difusión del comunismo y el socialismo y sus versiones actuales. Al hacerlo así, se distancian de la perspectiva que la Ssma. Virgen reveló a la humanidad para guiarla en estos tiempos tan difíciles.
De hecho, poco se hace para difundir las explicaciones doctrinarias y condenas reiteradas de los Papas a estas ideas. Y la guerra psicológica revolucionaria, con la colaboración de los medios de prensa –radio y tv en general- produce una extraña anestesia de la opinión pública, impidiéndole conocer debidamente los horrores del sistema comunista, pasados y presentes.
Muchos ignoran que en Camboya, por ejemplo, los comunistas exterminaron a la cuarta parte de la población, y que saber un idioma extranjero o hasta usar anteojos (!) era motivo para ser sumariamente ejecutado. Muchos ignoran que el trabajo esclavo impera en la China, con salarios de 20 dólares mensuales, que hay exterminio de niñas, que el control de la natalidad produjo la falta de mujeres, que por eso son raptadas para ser llevadas a lugares lejanos de su inmenso territorio: hay 100.000 casos actuales reconocidos por el gobierno. Muchos ignoran que los sacerdotes católicos, también en la China, son encarcelados y obligados a la compañía de mujeres inmorales al servicio de la Policía comunista, que tratan de hacerlos pecar y traicionar su estado para que delaten las redes subterráneas de la Iglesia Católica, que allí está prohibida. Hay varios Obispos encarcelados por el régimen. Muchos ignoran que Fidel Castro es uno de los hombres más ricos del mundo, mientras el pueblo cubano recibe tarjetas de racionamiento (siempre que no choque con el Partido Comunista), carece de cosas esenciales y padece la tiranía de 40 años fundada por Castro y el “Che” Guevara. “Con el pretexto de liberar a los pobres” (!). Muchos ignoran que los bébés mueren de hambre en Corea del Norte, mientras el gobierno se arma de costosísimos misiles para agredir a Japón y a otros países.
Podríamos seguir tratando de los horrores del comunismo y llenar páginas y páginas de oprobio. Pues no sólo es intolerablemente injusto cuando llega al poder sino que es, conforme enseñan los Papas, “intrínsecamente perverso”: malo en su esencia e incompatible con el catolicismo.
Como dijo el Card. Ratzinger, es “la vergüenza de nuestro tiempo”. Sin embargo, para esos sectores anestesiados por maniobras psico-ideológicas, el comunismo terminó, o no tiene importancia, como si no importaran los 1.400 millones de seres que sufren la tiranía comunista en este Tercer Milenio.
Más taimado, y con aires inofensivos, el socialismo comparte los principios fundamentales del comunismo, pero los aplica en forma menos radical en apariencia. En lugar de matar la víctima de un golpe, la envenena de a poco, como lo hizo el socialismo español de Felipe González, o el francés de Mitterrand, ampliamente representado en la Europa actual, promoviendo el erotismo, el consumo de drogas, el aborto, atacando la Fe y la tradición de esos pueblos, no por una persecución violenta, que despierta reacciones, sino mediante la burla y las mentiras históricas, o creando ambientes y despertando tendencias que destruyen el espíritu del hombre pensante, lógico y cristiano forjado por siglos de influencia de la Iglesia.
Socialismo y comunismo, abiertos o enquistados en otros rótulos y tendencias, son parte de un mismo proceso histórico, que acabó con la Cristiandad medieval, que era cristiana hasta sus raíces pues, como enseñó León XIII, en ella “la filosofía del Evangelio gobernaba los estados”. Este proceso se desarrolló en tres etapas o Revoluciones:
1.   La revolución cultural del Renacimiento y la falsa Reforma Protestante;
2.   La Revolución Francesa;
3.   La Revolución Comunista.

Ya podemos hablar de una 4ª Revolución netamente en el campo de las costumbres, tendencias e ideas, que se inició con el “hippismo”, y otras tendencias anárquicas, y tuvo como uno de sus “picos” la Revolución estudiantil de la Sorbona, en 1968, que hizo triunfar el desorden y aún la locura en la conducta, en los trajes, en la manera de pensar y expresarse, rompiendo con las costumbres y maneras de pensar ordenadas y lógicas heredadas de la Civilización Cristiana.
Como este proceso y cómo vencerlo con la ayuda de Dios es magistralmente expuesto por el gran pensador y hombre de acción católico Plinio Corrêa de Oliveira, verdadera y providencial luminaria de Occidente, en su ya citada obra capital “Revolución y Contra-Revolución”.
Para que el lector pueda medir la importancia de esta obra, queremos transcribir las palabras del ilustre canonista, co-fundador del Institutum Juridicum Claretianum de Roma, y consultor de diversos Institutos vaticano, P. Anastasio Gutiérrez C.M.F.: “Revolución y Contra-Revolución” es una obra magistral, cuyas enseñanzas deberían
[p. 36] difundirse hasta hacerlas penetrar en la conciencia de todos los que se sientan verdaderamente católicos (…). En suma, me atrevería a decir que es una Obra profética (…)”.
En ella, el ilustre Autor muestra que esas revoluciones y las grandes crisis que sacuden al mundo de hoy están íntimamente relacionadas entre sí, como un bosque incendiado donde lo que ocurre con cada árbol es parte del incendio único de todo el monte.
De ese modo, el comunismo y el socialismo, y sus ideas y acciones afines disimuladas, no son el punto final del proceso revolucionario, sino una etapa en ese proceso en que los “errores de Rusia” van dando lugar a nuevos errores. Estas ideas y tendencias erradas nacen de dos pasiones, el orgullo y la sensualidad, que constituyen los motores de esta enorme y única Revolución, cuya meta final es nada menos que implantar el reino del demonio.
Y ya vemos despuntar en ciertos movimientos de rock pesado, en ciertos extremos de crimen, en el surgimiento de sectas diabólicas, en la invasión de películas, literatura y propaganda de toda clase y para toda edad, discreta o abiertamente satanistas, claras tendencias a lo demoníaco que avanzan.
Estas tendencias son la continuación y radicalización de la sensualidad pagana renacentista, de la orgullosa rebelión protestante, del igualitarismo y la envidia de la Revolución Francesa, del ateísmo avasallador y la vulgaridad de la Revolución comunista rusa, ocurrida meses después de la tercera aparición de Nuestra Señora como trágica confirmación.
La acción acumulada de la Revolución en tantos frentes diferentes, políticos, artísticos, religiosos, ideológicos, psicológicas, y tendenciales crea una situación inédita de peligro para lo que resta de civilización cristiana en el mundo. A lo que se suma la misteriosa ofensiva militar y psicológica del terrorismo musulmán, que da a las profecías de Fátima una actualidad impresionante. Si Nuestra Señora alertó al mundo contra la difusión de esos errores, es porque Ella nos está llamando a luchar contra ellos.
No nos referimos aquí a una lucha armada sino a ver de frente cómo esas tendencias e ideas están descristianizando metódicamente y a fondo la sociedad. Y que, en consecuencia, necesitamos reaccionar en nombre de Dios. Así, cada hogar católico y cada católico, deben transformarse en un baluarte de Fe para, unidos bajo el manto de la Virgen de Fátima y para servirla, contrarrestar con clarividencia, rigor y método la acción de la Revolución anticristiana. En los términos del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, del mismo modo en que hubo reacciones contra la Revolución, como la Contrarreforma antiprotestante, debemos hacer hoy la Contrarrevolución.
Así como, en Lepanto, los guerreros de Dios alcanzaron por la ayuda de Nuestra Señora la victoria sobre el enemigo de la Cristiandad, los hijos fieles de la Iglesia, si recurren a Ella, si rezan con constancia el Rosario, si analizan y enfrentan seriamente a la Revolución, comenzando desde su propia alma, desde su propio ambiente, hacia afuera, lograrán ser verdaderos contra-revolucionarios y alcanzarán el triunfo prometido por la Virgen de Fátima.
Se cumplirán las palabras de Santa Juana de Arco, libertadora de la Francia católica y custodia de su tradición medieval: “los hombres combatirán y Dios dará la victoria”.

4. El Reino de María
Cuando se piensa en la gravedad de los castigos anunciados por Nuestra Señora, cuando se analiza la seriedad de las cosas que están sucediendo y de los pecados que se cometen en el mundo hoy, muchos se plantean si no estaremos próximos al fin del mundo. Tal interrogación es, en sí, perfectamente cabible.
Si Dios destruyó con el fuego del cielo a Sodoma y Gomorra por la entrega de esas ciudades culpables al pecado de la homosexualidad y hoy vivimos en un mundo donde este pecado se va haciendo cada vez más frecuente, hasta el punto en que hay varios países que han legalizado el “casamiento homosexual”, ¿no se está provocando a la Justicia Divina a proporcionar un castigo similar?
¿Cuántos otros pecados graves se cometen a torrentes en el mundo actual? ¿No habló el Angel en Fátima de las profanaciones al Santísimo Sacramento? ¿No se mata a millones de inocentes cada año con el aborto?
Sin embargo Dios, en su misericordia, quiso que Nuestra Señora hablara en Fátima y asegurara que, a pesar del pecado y de su justo castigo reparador, habrá algo más y algo muy glorioso que colma nuestras almas de esperanza y de alegría anticipada, aún en las amarguras y tinieblas del mundo actual: el triunfo del Inmaculado Corazón de María.
Está anunciado de un modo expreso y taxativo, no condicional: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Cuesta imaginar que el triunfo de la Ssma. Virgen consista en que venga el fin del mundo. Si así fuera, Ella no habría anunciado su triunfo ni que, después de éste, vendrá “un tiempo de paz”. Tampoco le hubiera anunciado a Lucía “una vuelta más completa” a Dios. Su triunfo habla de una gran entrada de Ella en las almas y en la sociedad entera.
San Luis María Grignion de Montfort lo previó con mucha antecedencia. Citamos apenas un pasaje: “El Altísimo con su Santísima Madre han de suscitar grandes santos, que excederán en santidad a la mayoría de los otros santos cuanto los cedros del Líbano exceden a los arbustos”.
“Estas grandes almas, llenas de gracia y de celo, serán escogidas para oponerse a los enemigos de Dios, que bramarán por todas partes. Serán singularmente devotas de María, esclarecidas por su luz, alimentadas con su lecha, guiadas por su espíritu, sostenidas por su brazo y guardadas bajo su protección; de tal modo que lucharán con una mano y edificarán con la otra. Con una mano combatirán, derribarán, aplastarán a los herejes con sus herejías, a los cismáticos con sus cismas, a los idólatras con sus idolatrías y a los pecadores con sus impiedades, y con la otra mano edificarán el templo del verdadero Salomón y la mística Ciudad de Dios, es decir la Santísima Virgen, llamada por los Santos Padres ‘el templo de Salomón’ y ‘la ciudad de Dios’. Con sus palabras y ejemplos conducirán a todo el mundo a la verdadera devoción de María. Esto les granjeará muchos enemigos, pero también muchas victorias y mucha gloria para solo Dios”.
(“Tratado de la Verdadera Devoción”, cap. I, ít. 48).
Después de referirse a los luchadores de la Virgen se extasía nuestro santo al contemplar el Reino de María: “¿Cuándo llegará aquel venturoso tiempo…, cuándo llegará aquel tiempo feliz, en que la divina María sea reconocida Señora y Soberana de todos los corazones, para someterlos plenamente al imperio de su grande y único Jesús? ¿Cuándo las almas respirarán a María como los cuerpos respiran el aire? Cosas maravillosas acaecerán entonces en esta tierra miserable, en que el Espíritu Santo, encontrando a su Esposa como reproducida en las almas, vendrá a ellas con la abundancia de sus dones y las colmará de ellos, particularmente del donde sabiduría, para obrar maravillas de la gracia. ¿Cuándo llegará, querido hermano, aquel siglo de María, en que las almas, escogidas y obtenidas del Altísimo por medio de María, absorbiéndose en el abismo de su interior lleguen a ser copias vivas de María para amar y glorificar a Jesucristo? Aquel tiempo no llegará sino cuando se conozca y se practique la devoción que yo enseño. Señor, para que venga a nosotros tu reino, venga el reino de María”. (“Tratado de la Verdadera Devoción”, cap. VII, art. 5).
Para finalizar este trabajo queremos transcribir las características que deberá tener la sociedad que surgirá una vez derrotada la Revolución anticristiana que domina el mundo, expuestas por Plinio Corrêa de Oliveira, verdadero doctor del Reino de María: “el Orden nacido de la Contra-Revolución deberá refulgir, más aún que el de la Edad Media, en los tres puntos capitales en que éste fue vulnerado por la Revolución:
+      Un profundo respeto de los derechos de la Iglesia y del Papado y una sacralización, en toda la extensión de lo posible, de los valores de la vida temporal, todo por oposición al laicismo, al interconfesionalismo, al ateísmo y al panteísmo, así como a sus respectivas secuelas.
Un espíritu de jerarquía que marque todos los aspectos de la sociedad y del Estado, de la cultura y de la vida, por oposición a la metafísica igualitaria de la Revolución.
Una diligencia en detectar y en combatir el mal en sus formas embrionarias o veladas, en fulminarlo con execración y nota de infamia, en punirlo con inquebrantable firmeza en todas sus manifestaciones, particularmente en las que atenten contra la ortodoxia y la pureza de las costumbres, todo ello por oposición a la metafísica liberal de la Revolución y a la tendencia de ésta a dar libre curso y protección al mal”.
(“Revolución y Contra-Revolución”, II parte, cap. II).
Después de haber contemplado estas luminosas perspectivas, cerramos estas consideraciones con un acto de confianza inquebrantable en que, pase lo que pase, y parafraseando las bellas aclamaciones carolingias, “María vencerá, María reinará, María imperará”.
Pues Ella anunció en Fátima que:
“por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.




Nota: texto actualizado en AD 2006
Revisado 







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BIBLIOGRAFIA
“As aparioes e a Mensagem de Fátima conforme os manuscritos da Irma Lúcia”, Antonio A. Borelli – Plinio Corrêa de Oliveira,  Ed. Vera Cruz, S. Pablo, 1986
“Revolución y Contra-Revolución”, Plinio Corrêa de Oliveira (ed. online en blog RCR una obra clave – Ed. revisada por Bastión del Notuarte)
Arts. sobre Fátima del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en Boletín “Nobleza y élites tradicionales análogas” (ed. online)
“Memorias de Lucía, La vidente de Fátima”, Ed. Sol de Fátima








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